ESTRATEGIAS DOCENTES PARA UN APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO
Una interpretación constructivista
Frida
Díaz Barriga Arceo Gerardo Hernández Rojas McGRAW-HILL, México, 1999
Capítulo 5
ESTRATEGIAS DE
ENSEÑANZA PARA LA PROMOCIÓN DE APRENDIZAJES SIGNIFICATIVOS
INTRODUCCIÓN
La investigación sobre las estructuras y procesos cognitivos realizada entre las décadas de los sesenta y hasta los ochenta, ayudó de manera significativa a forjar el marco conceptual
del enfoque cognitivo
contemporáneo. Este, sustentado en
las teorías de la información, la psicolingüística, la simulación por computadora, y la inteligencia artificial, condujo a nuevas
conceptualizaciones acerca de la
representación y naturaleza del conocimiento y de fenómenos
como la memoria, la solución
de problemas, el significado y la comprensión y producción del lenguaje (Aguilar, 1982; Hernández, 1991).
Una línea de investigación
impulsada con gran vigor por la
corriente cognitiva ha sido la referida al aprendizaje del
discurso escrito, que a su vez ha desembocado en el diseño de procedimientos tendientes a modificar
el aprendizaje significativo de los contenidos conceptuales, así como a
mejorar su comprensión y recuerdo.
Pueden identificares aquí dos líneas principales de
trabajo iniciadas desde la
década de los setenta: la aproximación impuesta
que consiste en realizar modificaciones o arreglos en el contenido
o estructura del material de
aprendizaje; y la aproximación inducida
que se aboca a entrenar
a los aprendices en el manejo directo y por si mismos de
procedimientos que les permitan aprender con éxito de manera autónoma
(Levin, 1971; Shuell,
1988.
En el caso de la aproximación impuesta,
las "ayudas" que se proporcionan al aprendiz pretender facilitar intencionalmente un
procesamiento mas profundo
de la información nueva y son
planeadas por el docente, el
planificador, el diseñador de
materiales o el programador de software educativo, por lo que constituyen estrategias de enseñanza.
De este modo,
podríamos definir a las estrategias de enseñanza como los
procedimientos o recursos utilizados por
el agente de enseñanza para promover aprendizajes significativos (Mayer, 1984; Shuell,
1988;
West,
Farmer
y
Wolff,
1991).
Por su parte, la aproximación inducida, comprende una serie de "ayudas"
internalizadas en el lector; éste decide cuándo y por qué aplicarlas y constituyen
estrategias de aprendizaje
que el individuo posee y
emplea pare aprender, recordar y usar la información.
Ambos tipos de
estrategias, de enseñanza y de
aprendizaje, se encuentran involucradas en la promoción de aprendizajes significativos a partir de los contenidos escolares; aún cuando en el primer
caso el énfasis se pone en el
diseño, programación, elaboración y
realización de los contenidos a aprender por vía oral o escrita
(lo cual es tarea de un diseñador o de un docente) y en el segundo caso la responsabilidad recae en el aprendiz.
La investigación de
estrategias de enseñanza ha abordado
aspectos como los siguientes: diseño
y empleo de objetivos e intenciones de enseñanza, preguntas
insertadas, ilustraciones, modos de respuesta, organizadores anticipados, redes
semánticas, mapas conceptuales y
esquemas de estructuración de textos,
entre otros (Díaz Barriga
y Lule, 1978).
A su vez, la
investigación en estrategias de
aprendizaje se ha enfocado en el
campo del denominado aprendizaje
estratégico, a través del diseño de modelos de intervención cuyo propósito es
dotar a los alumnos de estrategias efectivas
para el mejoramiento en áreas
v dominios determinados (comprensión
de textos académicos, composición de textos, solución de problemas, etcétera). Así, se ha trabajado con estrategias como la imaginería, la elaboración verbal y conceptual, la elaboración de resúmenes
autogenerados, la detección de
conceptos clave e ideas tópico y de manera reciente con estrategias metacognitivas y autorreguladoras que permiten al
alumno reflexionar y regular su proceso de aprendizaje.
Nótese que en ambos
casos se utiliza el término estrategia,
por considerar que el profesor o
el alumno, según el caso, deberán emplearlas como procedimientos flexibles y adaptativos (nunca
como algoritmos rígidos) a distintas circunstancias de enseñanza.
En el caso del
presente capitulo, nuestro interés se
centra en presentar una serie de estrategias de enseñanza,
las cuales serán detalladas en particular en su forma sugerida de uso. Posteriormente,
como complemento a este capítulo, en el
siguiente se explicarán las estrategias de aprendizaje.
CLASIFICACIONES Y FUNCIONES DE LAS ESTRATEGIAS DE ENSEÑANZA
A
continuación presentaremos algunas de las estrategias de enseñanza que el
docente puede emplear con la intención de facilitar el aprendizaje significativo de los alumnos. Las estrategias
seleccionadas han demostrado, en diversas investigaciones (véase Díaz-Barriga y Lule, 1977;
Mayer, 1984, 1989 y 1990;
West, Farmer y Wolff, 1991) su
efectividad al ser introducidas como apoyos en textos académicos así como en la dinámica de la enseñanza (exposición,
negociación, discusión, etc.) ocurrida en la
clase. Las principales estrategias de enseñanza son las siguientes:
Cuadro 5.1
Estrategias de enseñanza.
Objetivos
|
Enunciado que
establece condiciones, tipo de actividad y forma de evaluación del aprendizaje
del alumno. generación de expectativas
apropiadas en los alumnos.
|
Resumen
|
Síntesis y
abstracción de la
información relevante
de un discurso oral o escrito.
Enfatiza
conceptos
clave,
principios, términos y argumento central.
|
Organizador previo
|
Información de tipo introductorio y contextual. Es elaborado con un nivel
superior de abstracción,
generalidad e
inclusividad que la información que se aprenderá. Tiende un puente cognitivo entre la información nueva y
la previa.
|
Ilustraciones
|
Representación
visual
de los conceptos, objetos o situaciones de una
teoría o tema especifico
(fotografías, dibujos, esquemas, gráficas, dramatizaciones, etcétera).
|
Analogías
|
Proposición que
indica que
una cosa o evento (concreto y familiar) es semejante a otro (desconocido y abstracto o complejo).
|
Preguntas
intercaladas
|
Preguntas insertadas
en la
situación de
enseñanza o en
un
texto. Mantienen la atención y favorecen la practica, la retención y la obtención de
información relevante.
|
Pistas topográficas y discursivas
|
Señalamientos que se hacen en un texto o en
la situación de enseñanza para enfatizar y/u organizar elementos relevantes del contenido
por aprender.
|
Mapas conceptuales
y redes semánticas
|
Representación gráfica de esquemas de conocimiento (indican conceptos,
proposiciones y explicaciones).
|
Uso de
estructuras textuales
|
Organizaciones retóricas de un discurso oral o escrito, que influyen en su comprensión
y recuerdo.
|
ƒ Objetivos o propósitos del aprendizaje
ƒ Resúmenes
ƒ Ilustraciones
ƒ Organizadores previos
ƒ Preguntas intercaladas
ƒ Pistas topográficas y discursivas
ƒ Analogías
ƒ Mapas conceptuales y redes semánticas
ƒ Uso de estructuras textuales
En el cuadro 5.1 encontrara en forma sintetizada, una breve definición y conceptualización de dichas estrategias de enseñanza.
Diversas estrategias de enseñanza pueden incluirse antes
(preinstruccionales), durante (coinstruccionales) o después (posinstruccionales)
de un contenido curricular especifico, ya sea en un texto o en la dinámica del trabajo docente (véase figura 5.1). En ese
sentido podemos hacer una primera clasificación de las estrategias de enseñanza, basándonos en su momento de uso y presentación.
Las estrategias preinstruccionales por lo general
preparan y alertan al estudiante
en relación a qué y cómo va a aprender
(activación de conocimientos y
experiencias previas pertinentes) y le permiten
ubicarse en el contexto
del aprendizaje pertinente. Algunas de las estrategias preinstruccionales típicas
son: los objetivos y el organizador previo.
Las estrategias coinstruccionales apoyan los contenidos curriculares durante el proceso mismo de
enseñanza o de la lectura del texto de
enseñanza. Cubren funciones como las siguientes: detección de la información principal; conceptualización de
contenidos; delimitación de la organización, estructura e interrelaciones entre
dichos contenidos y mantenimiento de la atención y
motivación. Aquí pueden incluirse estrategias
como: ilustraciones, redes
semánticas, mapas conceptuales y analogías, entre otras.
A su vez, las estrategias posinstruccionales se presentan después del contenido que se
ha de aprender
y permiten al alumno
formar una visión
sintética, integradora e incluso critica
del material. En otros casos
le permiten valorar su propio aprendizaje. Algunas
de
las estrategias posinstruccionales mas reconocidas son: pospreguntas intercaladas, resúmenes finales, redes semánticas y mapas conceptuales.
Otra clasificación valiosa puede ser desarrollada a partir de los procesos cognitivos que las
estrategias elicitan para promover mejores aprendizajes (véase
Cooper, 1990; Díaz Barriga, 1993;
Kiewra, 1991; Mayer, 1984; West,
Farmer y Wolff, 1991). De este modo, proponemos una segunda clasificación que a continuación se describe en forma breve (véase cuadro 5.2).
Estrategias pare activar (o generar) conocimientos previos y para establecer expectativas adecuadas en los alumnos
Son aquellas estrategias dirigidas a activar los conocimientos
previos de los alumnos o incluso
a generarlos cuando no
existan. En este grupo podemos incluir también a aquellas otras
que se concentran en el esclarecimiento de las intenciones educativas que el profesor pretende lograr al termino del ciclo
o situación educativa.
Cuadro 5.2
Clasificación de las estrategias de enseñanza según el proceso cognitivo elicitado.
Proceso cognitivo en el que incide la estrategia
|
Tipos
de estrategia de enseñanza
|
Activación de conocimientos previos
|
Objetivos o propósitos
Preinterrogantes
|
Generación
de expectativas
apropiadas
|
Actividad generadora de información
previa
|
Orientar y mantener la atención
|
Preguntas insertadas
Ilustraciones
Pistas o claves tipográficas o discursivas
|
Promover una
organización más adecuada
de la información que se ha de
aprender (mejorar las conexiones internas)
|
Mapas
conceptuales Redes Semánticas
Resúmenes
|
Para potenciar el enlace entre conocimientos previos y la
información que se ha de aprender
(mejorar las conexiones externas)
|
Organizadores
previos
Analogías
|
La activación del conocimiento previo puede
servir al profesor en un doble sentido: para
conocer lo que saben sus alumnos
y para utilizar tal conocimiento como base para promover nuevos aprendizajes.
El esclarecer a los alumnos las intenciones educativas
u objetivos, les ayuda a desarrollar expectativas adecuadas sobre el curso y a encontrar sentido y/o valor funcional a los aprendizajes involucrados en el curso.
Por
ende, podríamos decir que tales estrategias
son principalmente de tipo preinstruccional y se recomienda usarlas sobre todo al inicio de la clase. Ejemplos
de ellas son: las preinterrogantes, la actividad generadora de infor- mación previa (por ejemplo, lluvia de ideas; véase Cooper, 1990), la enuncia- ción de objetivos, etcétera.
Estrategias para orientarla atención de los alumnos
Tales estrategias son
aquellos recursos que el profesor o el diseñador utiliza para focalizar y mantener la atención de los aprendices
durante una sesión, discurso o texto. Los procesos
de atención selectiva son actividades funda- mentales para el desarrollo de cualquier acto de
aprendizaje. En este sentido, deben
proponerse preferentemente como
estrategias de tipo coinstruccional,
dado que pueden aplicarse de manera
continua para indicar a los alumnos
sobre que puntos, conceptos o ideas deben centrar
sus procesos de atención,
codificación y aprendizaje. Algunas estrategias que pueden incluirse en este rubro son las siguientes: las preguntas insertadas, el uso de pistas o claves
para explotar distintos índices
estructurales del discurso -ya sea oral o escrito
- y el uso de ilustraciones.
Estrategias pare organizar
la información que se ha de aprender
Tales estrategias
permiten dar mayor contexto
organizativo a la información nueva que se aprenderá al representarla en forma gráfica o escrita. Proporcionar una adecuada organización a
la información que se ha de aprender, como ya hemos visto, mejora
su significatividad lógica y en consecuencia, hace más probable el
aprendizaje significativo de los alumnos. Mayer
(1984) se ha referido a este asunto
de la organización entre las partes
constitutivas del material que se ha de aprender denominándolo: construcción de "conexiones internas".
Estas estrategias
pueden emplearse en los distintos
momentos de la en- señanza. Podemos incluir en ellas a las de representación visoespacial, como
mapas o redes semánticas y a las de
representación lingüística, como
resúmenes o cuadros sinópticos.
Estrategias pare promover el enlace entre los conocimientos previos y la nueva información que se ha de aprender
Son aquellas
estrategias destinadas a crear o
potenciar enlaces adecuados entre los
conocimientos previos y la información
nueva que ha de aprenderse, asegurando con ello una mayor significatividad de los aprendizajes logrados. De acuerdo con Mayer (ob. cit.), a este proceso de integración entre lo "previo"
y lo
"nuevo" se le denomina: construcción de "conexiones externas".
Por las razones señaladas, se recomienda utilizar
tales estrategias antes o durante la instrucción para lograr mejores resultados en el aprendizaje. Las estrategias típicas de
enlace entre lo nuevo y lo previo son las de inspiración ausubeliana: los organizadores previos (comparativos y expositivos) y las
analogías.
A partir de lo
anterior, en el cuadro 5.3 se presentan de manera resumida los principales
efectos esperados de aprendizaje en el alumno de cada una de las
estrategias.
Las distintas estrategias de enseñanza que hemos descrito pueden usarse
simultáneamente e incluso es posible hacer algunos híbridos, según el profesor lo considere necesario. El uso de las estrategias dependerá del contenido de
aprendizaje, de las tareas que deberán realizar los alumnos, de las actividades didácticas efectuadas y de ciertas características de los aprendices (por ejemplo: nivel de
desarrollo, conocimientos previos,
etcétera). Procedamos a revisar con cierto grado de detalle cada una
de las estrategias de enseñanza presentadas.
TIPOS DE ESTRATEGIAS
DE ENSEÑANZA: CARACTERISTICAS
Y RECOMENDACIONES PARA SU USO
Objetivos o intenciones
Los objetivos o intenciones educativos son enunciados que describen con claridad las actividades de aprendizaje a propósito
de determinados contenidos curriculares, así como los efectos esperados que se pretender conseguir
en el aprendizaje de los alumnos al finalizar una experiencia, sesión, episodio o ciclo escolar.
Como han
señalado de manera
acertada Coll y
Bolea (1990), cualquier situación educativa se caracteriza
por tener una cierta intencionalidad.
Esto quiere decir que en cualquier situación didáctica,
uno o varios agentes educa- tivos (v.
gr., profesores, textos, etcétera)
desarrollan una serie de acciones o prácticas encaminadas a influir o provocar un conjunto de aprendizajes en los
alumnos, con una cierta dirección
y con uno o mas propósitos determinados.
Un currículo o cualquier practica educativa
sin
un cierto
planteamiento explicito (o implícito,
como en algunas practicas educativas no escolarizadas) de sus objetivos o propósitos, quizá derivaría en cualquier otro tipo de interacción entre personas (v. gr., charla, actividad mas o menos socializadora, etcétera) que no busque dejar un aprendizaje
intencional en los que las reciben.
Cuadro 5.3
Estrategias y efectos esperados en el aprendizaje de los alumnos.
Estrategias
de
Enseñanza
|
Efectos esperados en el alumno
|
Objetivos
|
Conoce la finalidad y alcance
del material y cómo
manejarlo
El alumno
sabe qué se espera de él al terminar de revisar
el material
Ayuda a
contextualizar sus aprendizajes
y
a
darles
sentido
|
Ilustraciones
|
Facilita la codificación visual de la
información
|
Preguntas intercaladas
|
Permite practicar
y consolidar lo que ha
aprendido
Resuelve
sus dudas
Se autoevalúa gradualmente
|
Pistas tipográficas
|
Mantiene su
atención e interés Detecta
información principal Realiza
codificación selectiva
|
Resúmenes
|
Facilita el recuerdo y la comprensión de la información relevante del contenido
que se ha de aprender
|
Organizadores
previos
|
Hace más accesible y familiar el contenido
Elabora una visión global y contextual
|
Analogías
|
Comprende información abstracta
Traslada lo aprendido a otros ámbitos
|
Mapas conceptuales
y redes semánticas
|
Realiza una codificación visual y semántica de conceptos, proposiciones y explicaciones
Contextualiza las relaciones entre conceptos y proposiciones
|
Estructuras
textuales
|
Facilita el
recuerdo y
la
comprensión de
lo
más importante de un texto
|
En particular, en las
situaciones educativas que ocurren
dentro de las instituciones escolares, los objetivos o intenciones deben planificarse, concretizarse y aclararse con un mínimo
de rigor, dado que suponen
el punto de partida y el de
llegada de toda la experiencia educativa
y además desempeñan un importante papel orientativo
y
estructurante
de todo el proceso.
Partiendo del
reconocimiento de que en los
programas escolares los objetivos deben tener un cierto nivel de concretización apropiado (grado de especificidad en su formulación) y con la
aceptación también de la función
relevante que desempeñan en las actividades de planificación, organización y evaluación en la actividad docente, vamos a situarnos
en el piano instruccional, centrándonos en describir como los objetivos pueden fungir como genuinas estrategias de
enseñanza.
En este sentido, una
primera consideración que debemos
señalar, radica en la necesidad de formularlos de modo tal que estén orientados hacia los alumnos.
Los objetivos no
tendrían sentido si no fueran comprensibles para
los
aprendices o si éstos no se sintieran
aludidos de algún modo en su enun- ciación. De este modo, es pertinente puntualizar que deben ser construidos
en forma directa, clara y entendible (utilizando
una adecuada redacción y voca-
bulario apropiados para el alumno), de igual manera
es necesario dejar
en claro en su enunciación las actividades, contenidos y/o
resultados esperados que deseamos promover
en la situación pedagógica.
Las funciones
de los objetivos como
estrategias de enseñanza son las siguientes (véase Cooper, 1990; Garcia Madruga, Martín Cordero, Luque y
Santamaria, 1995; Shuell,
1988):
¾ Actuar como elementos orientadores de los procesos
de atención y de
aprendizaje.
¾ Servir como criterios para poder discriminar los aspectos relevantes de
los contenidos
curriculares (sea por vía oral o escrita), sobre los que hay
que realizar un mayor esfuerzo y
procesamiento cognitivo.
¾ Permitir generar
expectativas
apropiadas
acerca
de
lo
que
se va a
aprender.
¾ Permitir a los alumnos formar un criterio sobre que se esperara de ellos
al término
de una clase, episodio
o curso.
¾ Mejorar considerablemente el aprendizaje intencional; el aprendizaje
es
más
exitoso si el aprendiz es consciente del objetivo.
¾ Proporcionar al aprendiz los elementos indispensables pare orientar sus
actividades de automonitoreo y de autoevaluación.
Con base en lo antes dicho, proponemos como recomendaciones pare el uso
de los objetivos los siguientes aspectos:
1. Cerciórese de que son formulados con claridad, señalando la actividad, los contenidos y/o los criterios de evaluación (enfatice
cada uno de ellos según lo que intense conseguir con sus alumnos). Use un vocabulario apropiado pare sus aprendices y pica que estos den su interpretación pare verificar si es o no la correcta.
2. Anime a los alumnos a enfrentarse con los objetivos antes
de iniciar cual- quier actividad
de enseñanza o de aprendizaje.
3. En ocasiones puede discutir el planteamiento o la formulación de
los ob- jetivos con sus alumnos (siempre que existan las condiciones pare hacerlo).
4. Cuando se trata de una clase,
el objetivo puede ser enunciado
verbal- mente o presentarse en forma escrita. Esta última es más plausible que la primera, además es recomendable mantener presente
el objetivo (en particular con los aprendices menos maduros) durante
todas las actividades realizadas en clase.
5. No enuncie demasiados objetivos, porque los alumnos pueden extraviarse y crear expectativas negativas al enfrentarse
con ellos. Es mejor uno o dos objetivos bien formulados sobre los aspectos cruciales de la situación de enseñanza,
para que verdaderamente orienten sus
expectativas y los procesos cognitivos involucrados en el aprendizaje.
Capítulo 6
ESTRATEGIAS PARA EL APRENDIZAJE
SIGNIFICATIVO: FUNDAMENTOS, ADQUISICIÓN Y MODELOS DE INTERVENCIÓN
Adquisición de las estrategias de aprendizaje
Con base en los modelos teóricos y
la investigación realizada a nivel internacional, en este capítulo se
presenta una revisión de los fundamentos, características y limitaciones de las estrategias de aprendizaje en general.
La preocupación central
que motivó su creación radica
en el análisis de por
qué, a pesar de los múltiples esfuerzos
que se hacen para desarrollar herramientas de estudio efectivas en poblaciones de alumnos de distintos niveles, éstos fracasan
con frecuencia. Se parte de la
premisa de que esto ocurre así, porque en dichos esfuerzos se observa un
desconocimiento de los procesos cognitivos,
afectivos y metacognitivos implicados en el aprendizaje significativo y, sobre
todo, en su forma de enseñarlos. Como resultado, la mayor
parte de los cursos de "hábitos de
estudio", "círculos de lectura" o "talleres de creatividad", han
logrado aprendizajes restringidos, poco perdurables y difícilmente transferibles a las situaciones de estudio
cotidianas.
INTRODUCCION: ¿QUÉ SIGNIFICA APRENDER
A APRENDER?
Uno de los objetivos más
valorados y perseguidos dentro de la
educación a través de las épocas, es
la de enseñar a los alumnos a que se
vuelvan aprendices autónomos,
independientes y autorregulados, capaces
de aprender a aprender. Sin embargo, en la actualidad parece que precisamente
lo que los planes de estudio de todos los niveles educativos promueven,
son aprendices altamente dependientes de la situación instruccional, con muchos o pocos
conocimientos conceptuales sobre
distintos temas disciplinares, pero
con pocas herramientas o instrumentos cognitivos que le sirvan para enfrentar por sí mismos nuevas situaciones de aprendizaje
pertenecientes a distintos dominios y útiles ante las más diversas
situaciones.
Hoy más que nunca, quizás estemos más cerca de tan anhelada meta gracias
a las múltiples investigaciones que se han
desarrollado en torno a éstos y otros temas, desde los enfoques cognitivos y constructivistas. A partir de estas
investigaciones hemos llegado a comprender, la naturaleza y función de estos procedimientos valiosos que coadyuvan a aprender de una manera estratégica.
A partir de estos trabajos, se ha conseguido identificar que los estudiantes que obtienen resultados
satisfactorios, a pesar de las situaciones
didácticas a las que se han enfrentado, muchas veces han aprendido a aprender porque:
• Controlan sus procesos
de aprendizaje.
• Se dan cuenta de lo que hacen.
• Captan las exigencias de la tarea y responden
consecuentemente.
• Planifican v examinan
sus propias realizaciones,
pudiendo identificar los
aciertos v dificultades.
• Emplean estrategias de estudio pertinentes para cada situación.
• Valoran los logros obtenidos
y corrigen sus errores.
Aprender a aprender implica la capacidad
de reflexionar en la forma en que se aprende y
actuar en consecuencia, autorregulando
el propio proceso de aprendizaje
mediante el uso de estrategias
flexibles y apropiadas que se transfieren y adaptan a nuevas situaciones.
¿QUÉ SON LAS ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE?
Muchas y variadas han sido las definiciones que se han propuesto para conceptualizar a las estrategias de aprendizaje (véase Monereo, 1990; Nisbet v
Schucksmith, 1987). Sin embargo. en
términos generales, una gran parte ale ellas
coinciden en los siguientes puntos:
• Son procedimientos.
• Pueden incluir varias técnicas. operaciones o actividades especificas.
• Persiguen un propósito determinado: el aprendizaje
y
la
solución
de
problemas académicos y/o aquellos otros aspectos
vinculados con ellos.
• Son más que los "hábitos de estudio” porque se realizan flexiblemente.
• Pueden ser abiertas
(públicas) encubiertas (privadas).
• Son instrumentos socioculturales aprendidos en contextos de interacción
con alguien que sabe más.
Con base en estas afirmaciones podemos
intentar a continuación
una definición más formal acerca del tema que nos ocupa:
Una estrategia de aprendizaje es un procedimiento (conjunto de pasos
o habilidades) que un alumno adquiere y emplea de forma intencional como instrumento flexible para aprender
significativamente y solucionar problemas y demandas académicas (Díaz Barriga, Castañeda y Lule, 1986; Hernández, 1991). Los objetivos
particulares de cualquier
estrategia de aprendizaje pueden consistir en afectar la forma en
que se selecciona, adquiere, organiza o integra
el nuevo conocimiento, o incluso
la modificación
del estado afectivo o motivacional del aprendiz, para que éste aprenda
con mayor eficacia
los contenidos curriculares o
extracurriculares que se le presentan
(véase Dansercau, 1985; Weinstein
y Mayer, 1983).
Aunque resulte reiterativo, estos procedimientos deben distinguirse claramente de las otras estrategias que revisamos en el capítulo
anterior y que llamamos
de enseñanza. Las estrategias de aprendizaje son ejecutadas voluntaria e
intencionalmente por un aprendiz, cualquiera que éste sea (v. gr., el niño, el
alumno, una persona con discapacidad
mental, 1111 adtrl1o, etcétera), siempre que
se le demande aprender, recordar o solucionar
problemas sol)¡-(, algún contenido
de aprendizaje.
La ejecución de las estrategias de aprendizaje ocurre
asociada con otro tipos de recursos y procesos cognitivos de que
dispone cualquier aprendiz. Diversos autores concuerdan con la necesidad
de distinguir entre varios tipos de
conocimiento que poseemos v utilizamos durante el aprendizaje
(Brown. 1975; Flavell y Wellman,
1977). Por ejemplo:
1. Procesos
cognitivos básicos: se refieren a
todas aquellas operaciones y procesos involucrados en el procesamiento
de la información, como atención, percepción, codificación, almacenaje y mnémicos.
recuperación, etcétera.
2. Base de conocimientos: se refiere al bagaje
de hechos, conceptos v principios que poseemos,
el cual está organizado en forma de un
reticulado jerárquico (constituido
por esquemas). Brown (1975) ha denominado saber a este tipo de conocimiento; también usualmente se denomina "conocimientos previos".
3. Conocimiento estratégico: este tipo de conocimiento tiene que ver directamente con lo que hemos llamado aquí estrategias de aprendizaje. Brown
(ob. cit.) de manera acertada lo describe con el hombre de: saber cómo conocer.
4.
Conocimiento metacognitivo: se refiere al conocimiento que poseemos
sobre qué y cómo lo sabemos, así como
al conocimiento que tenemos sobre nuestros
procesos y operaciones cognitivas cuando aprendernos. recordamos o solucionamos problemas. Brown (ol). cit.) lo describe con la expresión conocimiento sobre el conocimiento.
Estos cuatro tipos de conocimiento
interactúan en formas intrincadas y complejas cuando el aprendiz utiliza las estrategias de aprendizaje. Si bien se ha puesto al descubierto. a través de
la investigación realizada
en estos temas, la naturaleza de algunas de las relaciones existentes entre
dichos tipos de conocimiento, es evidente que aún nos hace falta mas información para comprender globalmente todo el
cuadro de relaciones posibles entre
éstos. En resumen, algunas de las influencias y relaciones más claras entre ellos, son las siguientes:
Los procesos cognitivos básicos son indispensables para la ejecución de todos los otros
procesos de orden superior. Aquellos se ven poco afectados por los procesos de
desarrollo; desde edad muy temprana,
los procesos y funciones cognitivos básicos
parecen estar presentes
en su forma definitiva, cambiando relativamente poco con el paso de los años.
Una excepción que destaca es la
referida a la supuesta capacidad creciente
de la memoria de trabajo (operador M:
espacio mental) con la edad (de la niñez temprana a la adolescencia),
tal como lo han demostrado algunos investigadores neopiagetianos por ejemplo R. Case y J. Pascual-Leone.
El conocimiento esquemático puede
influir decisivamente en la naturaleza y forma en que son empleadas las estrategias cognitivas. Una base de conocimientos rica y diversificada que ha sido producto de aprendizajes significativos, por lo general
se erige sobre la base de la posesión y uso eficaz de estrategias generales y
específicas de dominio, así como de
una adecuada organización cognitiva en la memoria a largo
plazo (véase Chi y Glaser, 1986; Pozo,
1989). Una base de conocimientos extensa
y organizada (en dominios
específicos: módulos), puede ser tan poderosa
como el mejor de los equipamientos de estrategias cognitivas.
Se ha encontrado varios
hallazgos en torno a la influencia recíproca entre el conocimiento esquemático y la aplicación del conocimiento estratégico (Garner y Alexander, 1989). Además de la
relación causal entre la aplicación de estrategias y el conocimiento
esquemático, antes mencionada, se
sabe, por ejemplo:
• Que personas
con un amplio conocimiento conceptual en un determinado dominio de aprendizaje, pueden requerir muy poco del viso de estrategias alternativas, cuando se
les ha intentado inducir
a utilizarlas ante tareas de ese dominio
particular.
• En
algunos estudios se ha puesto en evidencia
que al proporcionar entrenamiento de estrategias a estudiantes con una base
de conocimientos superior (en riqueza conceptual) a la que poseen sus compañeros, aquéllos
resultan más beneficiados que estos últimos.
• Se ha encontrado también que algunos
aprendices,
ante
una
tarea
particular para la cual no poseen una buena base de conocimientos esquemática, pueden actuar como "novatos inteligentes",
aplicando distintas estrategias que conocen
y que transfieren de otras
situaciones o dominios donde les han resultado eficaces, para sustituir dicha
falla y así no fracasar ante las situaciones de evaluación futuras (Brown y Palincsar, 1985; Shuell,
1990).
Del conocimiento estratégico, tema de este
capítulo, podernos decir por el momento varias cuestiones además de lo ya antes dicho y de lo que será expresado con cierta profundidad a lo largo del capítulo.
En primer lugar, puede decirse también que existen formas más, generales y otras más específicas.
Algunas estrategias son aplicables a
varios dominios de aprendizaje, mientras que otras tienden
a restringirse a tópicos o contenidos muy particulares.
Esto ha llevado
a algunos autores a
clasificar entre estrategias
generales y específicas, aunque en muchas ocasiones se ha incurrido
en vincular a las estrategias generales
con las llamadas metacognitivas. (Véase, por ejemplo, Kirby, 1984 citado por
Nisbet y Schucksmith, 1987, quien
utiliza el término "microestrategias", para las estrategias
cognitivas o de aprendizaje, y "macroestrategias'°, para el caso de
las estrategias metacognitivas.)
Otro asunto relevante, relacionado con el comentario anterior, tiene que ver con el grado de especificidad que
a veces hace confundir al término
estrategia con técnica o hábito de estudio o aprendizaje.
Nos
parece
que
la
distinción
fundamental entre cada uno
debe referirse al grado de flexibilidad e intencionalidad con que sean utilizadas cuando se
requieran o demanden. En este último sentido, cualquier
entrenamiento en estrategias es
incompleto si se les concibe como
simples técnicas a aplicar (como
"recetas de aprendizaje"),
aunque no parezca aceptarse ni en su planteamiento
ni en su forma de enseñarlas (véase Muriá, 1994),
No existen, tal como parece
demostrarlo la literatura especializada, estadios o etapas de desarrollo (en
el sentido estricto del término) para el caso de las
estrategias cognitivas. Algunas de éstas pueden aparecer en etapas tempranas de
aprendizaje, mientras que otras en momentos más tardíos del desarrollo.
Dependerá del dominio de que se trate
y del grado de experiencia de los aprendices en
dichos dominios particulares. Sin
embargo, sí es
posible describir las fases de adquisición o internalización de las estrategias
cognitivas. Otros asuntos
relevantes sobre las estrategias que vale la pena mencionar aquí, son los siguientes:
• Algunas estrategias
son adquiridas sólo con instrucción extensa,
mientras que otras se aprenden muy fácilmente, incluso parecen surgir
"espontáneamente" (Garner y Alexander, 1989).
• Algunas estrategias suelen ser muy específicas para dominios particulares, mientras que otras tienden a
ser valiosas para varios de ellos
(generalmente relacionados entre sí).
• El aprendizaje de
las
estrategias depende
además
de
factores motivacionales (por ejemplo,
de procesos de atribución
"internos") del aprendiz y de que éste las perciba
como verdaderamente útiles.
• La
selección y el uso de estrategias
en
la
situación
escolar
también
depende en gran
medida de otros factores contextuales, dentro
de los cuales se distinguen: las interpretaciones que los
alumnos hacen de las intenciones o propósitos de los profesores cuando éstos enseñan o evalúan (Ayala, Santiuste
y Barriguete. 1993), la
congruencia con las actividades
evaluativas, y las condiciones que
afectan el uso espontáneo de las estrategias
(Thomas y Rohwer,
1986).
Sobre el conocimiento metacognitivo, tal como ya ha sido insinuado, éste desempeña un papel fundamental en la selección y regulación inteligente de estrategias y técnicas de
aprendizaje (más
adelante le
dedicaremos una sección
especial a tal conocimiento).
En este cuadro complejo de relaciones
entre los distintos tipos de
conocimientos, todavía haría falta mencionar la intervención de los procesos motivacionales (discutidos ya en un capítulo
anterior de esta obra, por lo que no
nos detendremos en ello aquí), tales como los procesos
de atribución, expectativas y establecimiento de objetivos, de los cuales
se reconoce cada
vez más su influencia en la aplicación de los
tipos de conocimiento anteriores y los procesos asociados con ellos. Algunos autores han utilizado el término estrategias de apoyo
para referirse a algunos de estos asuntos.
Las estrategias de apoyo permiten al aprendiz mantener un estado mental propicio para
el
aprendizaje,
y
se
incluyen,
entre
otras,
estrategias
para
favorecer la motivación y la concentración, para reducir la ansiedad, para dirigir la
atención a la tarea y para organizar el tiempo de estudio (Dansereau, ob. cit.; Weinstein y Underwood, ob. cft.). Las estrategias de apoyo tienen un impacto indirecto sobre la información que se ha
de aprender y su papel es mejorar el nivel de funcionamiento cognitivo
del aprendiz.
A manera de resumen, vale la pena presentar un esquema
integrador (véase figura) propuesto
por Elosúa y García (1993), donde
se vislumbran claramente algunas de las relaciones
comentadas, entre los distintos componentes que se encuentran involucrados en el uso de las estrategias de aprendizaje.
CLASIFICACIONES DE LAS ESTRATEGIAS
DE APRENDIZAJE
Intentar una clasificación consensual v exhaustiva de las estrategias de aprendizaje es una
tarea difícil, dado que los diferentes
autores las han abordado desde una
gran variedad de
enfoques. Las
estrategias de aprendizaje pueden clasificarse en función de qué tan generales o especificas son, del dominio
del conocimiento al que
se aplican, del tipo de aprendizaje que favorecen (asociación
o reestructuración), de su finalidad, del tipo de técnicas particulares que conjuntan, etcétera.
Aun así, en este apartado retomamos dos clasificaciones: en una de ellas se analizan las
estrategias según el tipo de proceso
cognitivo y finalidad perse- guidos
(Pozo, 1990); en la otra se agrupan las estrategias según su efectividad para determinados materiales de
aprendizaje (Alonso, 1991).
(Las
características detalladas
de cada una de las estrategias mencionadas en las
clasificaciones, pueden encontrarse con un
buen nivel de profundidad el
las obras de los autores citados.)
Las estrategias de recirculación de la información se consideran como las más primitivas utilizadas por cualquier
aprendiz (especialmente la
recirculación simple, dado que
niños en edad preescolar ya son
capaces de
utilizarlas cuando se
requieren. Véase Kail, 1984). Dichas estrategias suponen un procesamiento de
carácter superficial y son utilizadas para
conseguir un aprendizaje verbatim o "al pie de la letra"
de la información. La estrategia básica es un repaso
(acompañada en su forma más compleja con técnicas
para apoyarlo),
CUADRO 6.1
Una clasificación de estrategias de aprendizaje (basada
en Pozo, 1990).
Proceso
|
Tipo
de estrategia
|
Finalidad
u objetivo
|
Técnica
o habilidad
|
Aprendizaje memorístico
|
Recirculación de
la información
|
Repaso
simple
|
¾ Repetición simple y
acumulativa
|
Apoyo al repaso
(seleccionar)
|
¾ Subrayar
¾ Destacar
¾ Copiar
|
||
Aprendizaje significativo
|
Elaboración
|
Procesamiento simple
|
¾ Palabra clave
¾ Rimas
¾ Imágenes mentales
¾ Parafraseo
|
Procesamiento
complejo
|
¾ Elaboración de
inferencias
¾ Resumir
¾ Analogías
¾ Elaboración
conceptual
|
||
Organización
|
Clasificación de la información
|
¾ Uso de categorías
|
|
Jerarquización
y organización de la información
|
¾ Redes semánticas
¾ Mapas conceptuales
¾ Uso de estructuras
textuales
|
||
Recuerdo
|
Recuperación
|
Evocación de
la información
|
¾ Seguir pistas
¾ Búsqueda directa
|
el cual consiste
en repetir una y otra vez (recircular) la información que se ha de aprender en la memoria de trabajo, hasta lograr establecer una asociación para luego integrarla en la memoria a largo plazo. Las estrategias de repaso simple y complejo son útiles
especialmente cuando los materiales que se ha de
aprender no poseen o tienen escasa significatividad
lógica, o cuando tienen poca significatividad psicológica para el aprendiz; de hecho puede decirse que
son (en especial el
repaso simple) las estrategias
básicas para el logro de aprendizajes repetitivos o memorísticos (Alonso, 1991; Pozo, 1989).
Las estrategias de elaboración suponen básicamente integrar y relacionar la nueva información que
ha de aprenderse con los conocimientos previos pertinentes (Elosúa y
García, 1993). Pueden ser básicamente
de dos tipos: simple y compleja; la distinción entre ambas radica en el nivel de profundidad con que se establezca la
integración. También puede distinguirse
entre elaboración visual
(v. gr., imágenes
visuales simples y
complejas) y verbal-semántica (v. gr., estrategia de "parafraseo", elaboración inferencial o
temática, etcétera). Es evidente
que estas estrategias permiten
un tratamiento y una
codificación más sofisticados de la
información que se ha de aprender, porque atienden de manera
básica a su significado y no a sus aspectos
superficiales.
Las estrategias de organización de la información permiten hacer una
reorganización constructiva de la información que ha de aprenderse. Mediante
el uso de dichas estrategias es posible
organizar, agrupar o clasificar la
información, con la intención de lograr
una representación correcta de la información, explotando ya sea las relaciones
posibles entre distintas partes de la
información y/ o las relaciones entre la
información que se ha de aprender y las formas de organización esquemática
internalizadas por el aprendiz (véase Monereo, 1990; Pozo, 1990).
Tanto en las estrategias de elaboración como en
las de organización, la idea fundamental no es simplemente reproducir la información aprendida, sino ir más allá,
con
la elaboración
u organización del contenido;
esto es, descubriendo y
construyendo significados para encontrar sentido
en la información. Esta mayor
implicación cognitiva (y afectiva) del aprendiz, a su
vez, permite una retención mayor que la
producida por las estrategias de recirculación antes comentadas. Es necesario
señalar que estas estrategias pueden
aplicarse sólo si
el material proporcionado
al estudiante tiene
un mínimo de significatividad lógica y psicológica.
Por último, hemos incluido dentro del cuadro a las estrategias de recuperación de la información, las cuales son aquellas que permiten
optimizar la búsqueda de información
que hemos almacenado en
nuestra memoria a
largo plazo (episódica o semántica).
Alonso (1991)
distingue dos tipos de estrategias de
recuperación. La primera,
llamada "seguir la pista", permite hacer la búsqueda de la información repasando la secuencia temporal recorrida, entre la que
sabemos se encuentra la información que ha de recordarse. El esquema temporal de acontecimientos
funciona como un indicio
autogenerado, que
tenemos que seguir
(hacia adelante o hacia atrás) para recordar el evento de nuestro interés. La segunda, se refiere
al establecimiento de una búsqueda inmediata en la memoria de los
elementos relacionados con
la información demandada, por
lo que se denomina "búsqueda
directa". La primera, se relaciona con información de tipo episódica y
es útil cuando ha ocurrido poco
tiempo entre el momento de aprendizaje o de presentación de la información y el recuerdo; mientras que la
segunda se utiliza cuando la información
almacenada es de carácter semántico y
puede ser utilizada aun cuando haya
ocurrido más tiempo entre los procesos mencionados.
Alonso (1991) también
ha propuesto una clasificación de las
estrategias con base en el tipo de información sobre la naturaleza de la información que se ha de aprender y que puede
ser de mucha utilidad para el docente que pretenda
inducirlas en sus alumnos.
En la clasificación
propuesta por Alonso (1991) se sigue
una aproximación inversa a la anterior, ya que las estrategias son
clasificadas según el tipo de contenidos declarativos (véase capítulo 2) para los que
resultan de mayor efectividad. (Véase cuadro 6.2.)
Por ejemplo, pueden
utilizarse varios tipos de estrategias que han demostrado ser efectivas
para el aprendizaje
de información factual
dentro de los
escenarios escolares. La información
factual se presenta de diversas formas en la enseñanza, tales como datos (aprender símbolos químicos o matemáticos,
fórmulas, datos numéricos, fechas históricas,
etcétera), listas de palabras o términos (como los nombres de países de algún continente, los nombres de los
ríos de alguna región, los elementos que componen
un medio ecológico, o los que
intervienen en algún proceso físico,
etcétera) o pares asociados de
CUADRO 6.2
Clasificación de estrategias,
a partir del tipo de contenidos declarativos que se ha de aprender (inspirada en Alonso, 1991).
Tipo de material
que ha de aprenderse
|
Tipos de estrategias
|
Información factual:
¾ Datos
¾ Pares de palabras
¾ Listas
|
¾ Repetición
• Simple
• Parcial
• Acumulativa
|
¾ Organización categorial
|
|
¾ Elaboración simple de
tipo verbal o visual
• palabra-clave
• imágenes mentales
|
|
Información conceptual:
¾ Conceptos
¾ Proposiciones
¾ Explicaciones (textos)
|
¾ Representación
gráfica
• redes y mapas
conceptuales
|
¾ Elaboración
• tomar notas
• elaborar preguntas
|
|
¾ Resumir
|
|
¾ Elaboración conceptual
|
palabras (como el aprendizaje de cualquier vocabulario
extranjero, las capitales de los países,
etcétera). Es importante reconocer que el aprendizaje simple de datos, si bien no debe ser el objetivo
principal de cualquier acto educativo, es de cualquier modo importante pues constituye un elemento
presente en todo el material curricular de cualquier materia o disciplina en
todos los niveles educativos. Además, el conocimiento factual es imprescindible para el
aprendizaje posterior de información conceptual
de mayor complejidad.
Para el caso del aprendizaje de información conceptual, también se ha demostrado que algunas
estrategias tienen gran efectividad
cuando son utilizadas de forma correcta
(véase figura 6.2). Evidentemente, el aprendizaje
de conceptos, proposiciones o explicaciones (por
ejemplo, el concepto de la fotosíntesis, de los factores causales implicados en la Revolución Mexicana,
sobre alguna explicación teórica de cualquier
disciplina, etcétera) exige
un
tratamiento de la información más sofisticado y profundo que el aprendizaje de información factual.
Por último, Beltrán
(1987) ha elaborado una clasificación exhaustiva de habilidades cognitivas
en un sentido más amplio que
las anteriores, y la desarrolló en función
de ciertos requerimientos
que debe aprender un estudiante para la realización de un estudio efectivo dentro de las instituciones educativas, y es la siguiente:
Habilidades de búsqueda de información
• Cómo encontrar dónde está almacenada la información respecto a una materia.
• Cómo hacer preguntas.
• Cómo usar una biblioteca.
• Cómo utilizar material de referencia.
Habilidades de asimilación y de
retención de la información
• Cómo escuchar
para lograr comprensión.
• Cómo estudiar
para lograr comprensión.
• Cómo recordar cómo
codificar y formar representaciones.
• Cómo leer con comprensión.
• Cómo registrar
y controlar la comprensión.
Habilidades organizativas
• Cómo establecer prioridades.
• Cómo programar
el tiempo de forma correcta.
• Cómo disponer
los recursos.
• Cómo conseguir que
las cosas más importantes estén hechas a tiempo.
Habilidades inventivas y creativas
• Cómo desarrollar una actitud inquisitiva.
• Cómo razonar
inductivamente.
• Cómo generar ideas,
hipótesis, predicciones.
• Cómo organizar
nuevas perspectivas.
• Cómo emplear
analogías.
• Cómo evitar la rigidez.
• Cómo aprovechar sucesos interesantes y extraños.
Habilidades analíticas
• Cómo desarrollar una actitud crítica.
• Cómo razonar
deductivamente.
• Cómo evaluar
ideas e hipótesis.
Habilidades en la toma de decisiones
• Cómo identificar alternativas.
• Cómo hacer elecciones racionales.
Habilidades de comunicación
• Cómo expresar ideas oralmente y por escrito.
Habilidades sociales
• Cómo evitar
conflictos interpersonales.
• Cómo cooperar
y obtener cooperación.
• Cómo competir
lealmente.
• Cómo motivar
a otros.
Habilidades metacognitivas y autorreguladoras
• Cómo evaluar
la propia ejecución
cognitiva.
• Cómo seleccionar una estrategia
adecuada para un problema determinado.
• Cómo enfocar
la atención a un problema.
• Cómo decidir
cuándo detener la actividad en un problema
difícil.
• Cómo determinar si uno comprende lo que está leyendo
o escuchando.
• Cómo transferir los principios o estrategias
aprendidos de una situación a otra.
• Cómo determinar si las metas son
consistentes con las capacidades.
• Conocer las demandas de la tarea.
• Conocer los medios para lograr las metas.
• Conocer las capacidades propias
y cómo compensar las deficiencias.
ADQUISICIÓN DE LAS
ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE
En un
apartado anterior
dijimos que no es posible hablar de etapas de desarrollo de estrategias de aprendizaje en el sentido
con que algunas teorías
evolutivas utilizan el término. Sin
embargo, sí es posible documentar algunos datos de
naturaleza evolutiva sobre la aparición de estrategias cognitivas y capacidades metacognitivas. Lo que sí puede afirmarse,
casi sin ningún cuestionamiento que lo
impugne, es la identificación y descripción de
las fases generales por las cuales
atraviesa el proceso de adquisición de cualquier
tipo de estrategia de aprendizaje. En este apartado, expondremos en forma breve algunos asuntos relativos a
ambos aspectos, con un énfasis especial en el problema de las fases de adquisición.
Varios autores,
especialmente aquellos que han hecho
investigación sobre este tema en el
campo del desarrollo de la cognición
y de la memoria (J. Flavell,
A. Brown y S. Paris), se han abocado
a trabajar sobre el primer asunto
(véase Flavell, 1993; García
Madruga, 1991; Kail, 1984).
A partir de las investigaciones realizadas por J. Flavell y
su grupo, a principios de los setenta, dirigidas a indagar lo que los niños pequeños eran capaces de hacer respecto al uso de
estrategias de memoria, encontraron algunos asuntos de relevancia singular que
merece la pena comentar aquí. Se demostró por ejemplo, que desde etapas
muy tempranas (aproximadamente desde los 7 años) los niños parecían ser capaces de utilizar, sin ningún tipo de ayuda,
estrategias de repaso de la información ante una tarea que las demandaba. También se demostró que unos años después (a los 9
o 10 años) los niños son capaces de utilizar,
también de forma espontánea, una estrategia de
categorización simple
para recordar listas de cosas
y objetos. Se demostró en varios estudios, que el uso de ambos
tipos de estrategias al principio es titubeante, pero su aplicación
mejora
paulatinamente con
la adquisición respecto a las
estrategias y con los años.
Un hallazgo más
interesante fue revelar que los niños de
edad preescolar ya eran
capaces de utilizar
los dos tipos de
estrategias y beneficiarse
de su recuerdo cuando se les enseñaba directamente a hacerlo. Las diferencias
evolutivas entre estos niños y los que las utilizaban espontáneamente (diferencias reales
de varios años), se diluían
por completo cuando
se establecía una comparación en su ejecución en
tareas de recuerdo.
Otro asunto revelador
encontrado en dichos estudios, fue
demostrar la existencia de un patrón similar
que describe la forma en que se adquieren estos recursos cognitivos. A través de varios trabajos (véase Flavell, 1970), se evidenció que los niños en edad preescolar no utilizaban las estrategias mencionadas si no se les animaba directamente a hacerlo. Con base en ello,
se logró demostrar que estos niños sí eran capaces de hacer uso de los
procedimientos estratégicos y que no tenían
ningún "déficit mediacional" (como generalmente se pensaba). El
déficit era más bien de
"producción", puesto que podían utilizar las estrategias, aunque no
de forma espontánea sino bajo condiciones de inducción. Sólo después, con la práctica de la estrategia, la deficiencia de producción desaparecía y los niños llegaban a mostrarse competentes para usar las estrategias a voluntad cuando fueran requeridas ante tareas de aprendizaje y
recuerdo. Por tanto, parecen ocurrir tres
grandes momentos en la adquisición de toda actividad estratégica: primero, cuando no
se tiene la competencia para producirla y utilizarla (déficit mediacional);
segundo, cuando ya se es capaz de producirla pero no de utilizarla espontáneamente salvo
por la
ayuda de alguna
actividad instigadora o
inductora externa (déficit
de producción), y tercero,
cuando se es capaz de producirla y utilizarla a voluntad.
También en el campo
de la metacognición se encontraron algunos datos
relevantes, en el plano evolutivo. De
nuevo fueron los trabajos
de Flavell, junto con los de Brown, los iniciadores
en este campo.
El campo de la metacognición inició
con el estudio de la metamemoria
(conocimiento sobre lo que sabemos).
En él Flavell demostró que los niños de nivel preescolar demostraron una cierta sensibilidad y conocimiento
incipientes sobre su capacidad
limitada para memorizar datos. De
igual modo, se reveló que junto con
el desarrollo ellos van empezando
a comprender la influencia de las distintas
variables metacognitivas (del sujeto, de la tarea, y de estrategias;
véase más adelante) implicadas en el uso de estrategias. Se ha documentado que la
mejora del conocimiento metacognitivo se
extiende hasta
la adolescencia, para la mayoría
de los dominios de aprendizaje.
Según Flavell (1981, citado por Nisbet y Schucksmith, 1987) las diferencias en la edad, existentes en la capacidad metacognitiva, se deben a que los niños mayores poseen un caudal mayor de conocimientos, una mejor organización
de la capacidad, pero sobre todo, más
destreza para utilizar esa información
estratégicamente para fines específicos, porque se va estableciendo una
vinculación cada vez más estrecha
entre lo que se sabe y el conocimiento metacognitivo.
Garner y Alexander
(1989) opinan que los pequeños no han desarrollado tal conocimiento porque aún no se han aproximado
a reflexionar sobre el conocimiento y/o su cognición como objeto de conocimiento, ante
tareas académicas; algo que los mayores
se han visto impelidos a hacer debido al
gran número de tareas de aprendizaje intencional
que ya han enfrentado en su vida escolar, las cuales fungen como "catalizadores" y provocan la adquisición
de este tipo de saberes.
En el campo asociado de la regulación de la memoria
y el conocimiento (otra área importante
de la metacognición)
las
trabajos de Brown
y sus colaboradores fueron
más fructíferos. Las investigaciones de Brown se asociaron
de forma considerable con el campo de la comprensión y aprendizaje de textos y se
realizaron con una aproximación
metodológica más sólida, dado que muchos de los anteriores trabajos fueron realizados con tareas simples y con
una metodología basada fuertemente en el autorreporte (ambas líneas serán
comentadas con más amplitud en un apartado posterior).
En el ámbito anterior
de la metacognición parecen haberse encontrado algunos
datos claros de naturaleza evolutiva
(se demostró que había una aparición
relativamente temprana aunque incipiente de la conducta metacognitiva y que
su desarrollo se prolonga
con lentitud hasta la
adolescencia). En las actividades relacionadas con la regulación
y control en la ejecución del uso de las estrategias, su manifestación en
los niños parece depender más del tipo de tareas y
de la situación
planteada y no de
la edad, al grado que estas conductas autorreguladoras pueden
aparecer aun en niños con edades muy tempranas
(siempre que la tarea que se les plantee
no sea muy difícil
para ellos; véase Brown, 1987).
Por su parte, Paris y
sus colaboradores (véase Paris y Cross, 1983; Paris, Newman y Jacobson,
1985) han desarrollado una interpretación interesante
sobre los factores que hacen posible la adquisición
y uso de las estrategias. Ellos apelan a varios principios generales que los
aprendices desarrollan progresivamente en la medida en que se involucran con distintos contextos y demandas donde se requieren
las estrategias de aprendizaje.
El primero es el
llamado principio de
"agencia", el cual se refiere a la toma de conciencia que logran los aprendices, en relación a la mejora que puede lograrse
de los procesos de aprendizaje y memorización
si se actúa intencional y
voluntariamente sobre ellos, buscando optimizarlos. Esto quiere decir que los
pequeños llegan
a reconocer que no
es lo mismo
realizar un
acto de aprendizaje accidental o incidental que uno
intencional (este último involucra un
esfuerzo cognitivo distinto). En ello va involucrado el papel activo del agente, quien actúa directamente por medio de ciertas
acciones autodirigidas para optimizar su funcionamiento. En un principio, los adultos (padres o enseñante) son los primeros modelos de agente activo que el
niño reconoce, porque le enseñan (a través de situaciones de andamiaje)
cómo conducirse activamente para mejorar su aprendizaje o su ejecución en alguna tarea de solución
de problemas; más tarde, el niño logra
entender que él puede desempeñar ese
papel, y una vez que consigue interiorizarlo,
llega a ser capaz de hacerlo por sí mismo.
El segundo principio
se refiere al reconocimiento del niño
del "propósito de aprender", como tarea cognitiva específica distinta
de otras actividades cognitivas que también puede hacer y conoce (por ejemplo, reconocer, percibir,
etcétera). El niño descubre que el
propósito de aprender va cambiando según distintos contextos, demandas y situaciones, lo cual le
exige que también tome conciencia de que son necesarias formas de actuar distintas y que se requiere de un esfuerzo e
involucramiento diferenciados para
actuar de manera adecuada ante cada uno de ellos.
El tercero se denomina
"principio de instrumentalidad", el cual se relaciona
estrechamente con el anterior, en el sentido
de que
para el propósito establecido de aprender es necesario coordinar
de manera inteligente determinados medios o instrumentos para poder conseguirlos. Estos
instrumentos o medios son las estrategias, por lo que es necesario reconocer su "valor funcional", su "eficacia" y una
comprensión en términos de considerar la relación entre lo que exigen
tales estrategias (esfuerzo cognitivo) y los beneficios que
pueden aportar para
la mejora del
aprendizaje. Conviene señalar que
si un niño o aprendiz no está convencido del valor instrumental y funcional de una
estrategia, no
la utilizará espontáneamente cuando
se requiera.
CUADRO 6.3
Adquisición de las estrategias de
aprendizaje (ampliado de Flauell,
1993).
Fase 1: Estrategia
no disponible
|
Fase 2: Uso inexperto de la estrategia
|
Fase 3: Uso experto (flexible) de
la estrategia
|
|
Habilidad para
Ejecutarla
Uso
espontáneo ante tareas que lo exijan
Intentos de inducir
su uso
Efectos sobre el
Aprendizaje
Regulación
Metacognitiva
Vinculación con
el
dominio o tarea en que se aprendió
Posibilidad de
Transferencia
|
Nula o pobre
Ausente
Ineficaces
-
- Inexistente
- -
- -
|
Inadecuada
(rígida)
Ausente
Eficaces
Positivos Baja Fuerte
Escasa
|
Adecuada
Presente
Innecesarios
Positivos
Alta
Débil
Alta
|
El niño toma ejemplo
y descubre los tres principios
en el contexto de las
distintas prácticas sociales en donde
interviene cuando aprende. Los adultos, por
lo general fungen como modelos
y actúan como
mediadores sociales, proporcionando formas concretas
sobre cómo actuar, establecer propósitos y utilizar recursos para actuar
prepositivamente en situaciones
de aprendizaje. Así, los niños, al participar en dichas
actividades, a veces creadas con toda
intención para ellos mismos, van captando
y apropiándose de cada uno de los
principios y de los recursos estratégicos, para usarlos después en forma autónoma e independiente.
Retomando
ahora el segundo punto de interés
sobre el asunto relativo a la
identificación de las fases de
adquisición de las estrategias, pueden
exponerse los siguientes comentarios.
Partiendo de los
argumentos propuestos por Flavell en
torno a la adquisición de las estrategias, y partiendo
también de las ideas vigotskianas de ZDP, internalización
y de la llamada "ley de la doble formación" de lo inter a lo intrapsicológico (véase Vigotsky, 1979), proponemos sobre
la base de la idea original de Flavell
(1993)
una
tabla
que describe tres fases
básicas
en
el
proceso de adquisición-internalización de las estrategias (véase cuadro
6.3). En ella se señalan algunos aspectos relevantes en torno al proceso
de su adquisición que tienen una clara implicación educativa.
Bajo
esta visión, podemos observar que existe una primera fase en la que en principio no es posible el uso inducido o espontáneo de las
estrategias, simplemente porque se
carece de la competencia cognitiva
para lograrlo o porque no se ha aprendido la estrategia. En esta fase podemos
decir que hay una deficiencia
cognitiva en el uso de mediadores o estrategias en situaciones
de aprendizaje.
En una segunda fase
el uso de mediadores o estrategias es
posible, siempre y cuando haya una
persona que apoye o proporcione directamente la ayuda para hacerlo. Puede
decirse que el aprendiz incipiente llega a ser capaz de utilizarla en el plano interpsicológico y recibe ayudas de distinto tipo, en particular instrucciones diversas,
modelamientos, guías, etcétera; sin embargo, sin tales
apoyos, el aprendiz no es capaz de usarlas espontáneamente porque aún no ha ocurrido su internalización
completa. En comparación con la etapa anterior, ya se tiene la capacidad
para utilizar las estrategias como
mediadores o instrumentos cognitivos, pero todavía hay un déficit
en su empleo autónomo y/o espontáneo, dado que no se ha desarrollado su regulación metacognitiva.
En estos momentos iniciales ya
es posible el uso de
estrategias a través de inducciones e instrucciones externas para hacerlo,
no obstante, las estrategias suelen estar muy vinculadas al dominio o contenido de aplicación
donde fueron enseñadas, y además,
todavía tienen una posibilidad muy limitada de transferencia hacia nuevos contenidos similares.
Por último, la
tercera fase se caracteriza por el uso espontáneo, maduro y flexible de las
estrategias cuando el aprendiz lo requiere, gracias a que ha logrado una plena
internalización de éstas y posee un
conocimiento metacognitivo apropiado para hacerlo. En esta fase final el aprendiz ya puede hacer uso
autónomo de las estrategias y tiene la posibilidad de transferirlas a otras situaciones similares.
Esta explicación
coincide considerablemente con las ideas de Paris y sus
asociados, ya nombradas antes, en el sentido
de que el empleo de las estrate- gias se aprende en el contexto de prácticas de interacción con quienes saben más; éstas son actividades que en un inicio son mediadas socialmente y que sólo después se van interiorizando y haciendo
parte del repertorio de los apren- dices.
Referencia:
Díaz B., F. y Hernández R., G. (1999). Estrategias docentes para un aprendizaje
significativo. McGraw Hill, México,
232p.
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