PSICOLOGÍA Y POBREZA: ¿HAY ALGO PSICOLÓGICO EN LA POBREZA O ES LA POBREZA ALGO PSICOLÓGICO?[1]
INTRODUCCIÓN
Los países de Latinoamérica están
considerados en vías de desarrollo, presentando características económicas,
sociales y culturales que influyen de forma negativa en el desarrollo integral
de sus habitantes. En el Perú el 54% de la población enfrenta el obstáculo de
la pobreza, siendo un 15% los que viven en extrema pobreza.
Una ciencia como la Psicología, la cual
se rige bajo diferentes enfoques teóricos y áreas de aplicación, puede aportar
información valiosa para el estudio de un fenómeno económico como es la
pobreza, considerando que las conductas económicas son, ante todo, conductas
sociales (Quintanilla, 1997) y que se considera los procesos económicos como
manifestaciones de la conducta humana (Katona, 1965). A partir de esto surgen
interrogantes como ¿Qué entendemos por pobreza?, ¿Qué se sabe de la pobreza
desde una perspectiva psicológica?, ¿Qué nos dice la psicología social acerca
de la pobreza?, ¿La pobreza influye en la práctica clínica?, ¿Influye la
pobreza en la educación?, ¿Existe una cultura de la pobreza? Y, finalmente,
¿Puede la psicología brindar aportes para el desarrollo económico de una comunidad,
sociedad o nación?
¿QUÉ ENTENDEMOS POR POBREZA?
Al hablar de
pobreza se suele pensar en falta de dinero, carencia de servicios básicos,
problemas de vivienda, grupos marginales, violencia e inseguridad, entre otros.
Este tema recobra vigencia a partir de los cambios sociales vividos en
latinoamérica durante la última década, surgiendo la necesidad de no verla
simplemente desde el sentido común, sino desde la perspectiva de las ciencias
sociales y humanas, a fin de fijar posiciones en lo conceptual.
La pobreza es un
fenómeno sobre el cual existe gran cantidad de definiciones, entre las que
encontramos las siguientes:
·
“Una situación social que se
caracteriza por la privación que tienen aquellos de algo necesario, deseado o
de reconocido valor” (Valentine, 1970; citado en Acevedo, 1996)
·
“Nivel de ingresos por debajo
del cual es imposible obtener una
alimentación adecuada desde el punto de vista de la nutrición y satisfacer las
necesidades básicas no alimentarias” (UNICEF, 1992; citado en Tessier, 1994)
·
“Carencia de bienes materiales
considerados necesarios para el sustento de la vida, o también, la posesión muy
temporal de ellos, en extremada escasez” (Alarcón, 1979)
·
“Situación socioeconómica
deprivada, que se aplica a los grupos que se encuentran en la base de la
pirámide de las sociedades estratificadas por clases sociales” (Alarcón, 1986)
·
“La pobreza es un concepto
evaluativo, basado en expectativas sociales y en las oportunidades que cada
cultura da a sus miembros (…) Las personas pobres de Estados Unidos
probablemente serían en Uganda ciudadanos de clase media” (Ardila, 1979)
·
“La pobreza es fundamentalmente
carencia de bienes materiales, pero también algo más que eso. Se trata de un
problema socioeconómico, pero a la vez psicológico” (Ardila, 1979)
A partir de lo
revisado podemos entender a la pobreza como una situación social en la cual
existen carencias económicas, en un tiempo y espacio determinados, que afectan
el desarrollo integral del ser humano. Este concepto puede ser útil al estudiar
personas, familias, grupos y comunidades.
La relatividad
de lo considerado culturalmente valioso tiene doble implicación, por un lado,
construye estándares de vida deseables en función a la creación y satisfacción
de necesidades, y por otro, a la construcción de sentimientos de inclusión
social (Alarcón, 1986). La pobreza puede ser: (a) crónica: cuando resulta
imposible romper su círculo vicioso, y (b) temporal: provocada por un retroceso
momentáneo, que es posible superar. (Ardila, 1979)
¿QUÉ SE SABE DE LA POBREZA DESDE UNA PERSPECTIVA PSICOLÓGICA?
Desde sus
inicios la psicología se ha preocupado por los problemas sociales en la medida
que influyen en el desarrollo humano. Al nacer una persona lo hace en un medio
social que le brinda experiencias tempranas, comunes a su grupo de pertenencia,
las cuales van a depender de las prácticas de socialización y crianza. Este
aprendizaje social va a influir durante todo el proceso evolutivo de la
persona, incluyendo la configuración de su personalidad.
En la literatura
revisada se encuentra que las personas al desarrollarse en condiciones de
pobreza, en un gran número, presentan características de personalidad como las
siguientes:
·
Lenguaje: Su lenguaje verbal se
caracteriza por ser limitado, simple y directo; influido por modismos y jergas,
siendo muchos términos indescifrables por otros grupos sociales; en cuanto al
lenguaje no verbal, se encuentra que es amplio, complejo y simbólico, es común
que al hablar muevan los brazos, hagan mímicas y acompañen los gestos con
entonaciones de voz. (Alarcón, 1986; Ardila, 1979)
·
Dimensión temporal: Su orientación en el
tiempo está dirigida, en gran proporción, sólo al presente, dejando al pasado y
futuro de lado por influencia de experiencias frustrantes y dolorosas; también
se encuentra que no desean planear el futuro por la incertidumbre que les
genera. Se puede plantear que esta característica se relaciona mucho con su
socialización ya que se sabe que el nivel específico de aspiración de una
persona puede estar relacionado con los antecedentes sociales y familiares, las
normas sociales de grupos de referencia, las realizaciones anteriores, la
situación económica actual y otras variables ambientales. (Strumpel, 1979)
·
Locus de control: “Mientras que los
participantes de otras culturas creen poder controlar su destino mediante el
esfuerzo y habilidad (factores internos), los pobres creen que los factores
externos los controlan; es decir, los pobres no creen poder controlar su
destino”. (Ardila, 1979; p. 408). Si el medio se juzga como desfavorable o
amenazador, la expectativa de éxito al realizar las propias metas y
aspiraciones disminuye, tanto en la adquisición como en la asignación del
ingreso (Strumpel, 1979)
·
Actitud fatalista: Supone que la vida y
sucesos de un individuo están determinados ineludiblemente por el destino,
siendo imposible cambiar el curso de los acontecimientos. Es utilizado como un
mecanismo de ajuste, cumple una función defensiva y enerva el sentimiento de
fracaso. (Alarcón 1986)
·
Rasgos depresivos: La organización
social, la experiencia personal y las consecuencias de emociones, conductas y
características psicológicas varían con la cultura (Saavedra & Planas
1996). Los adolescentes de nivel bajo nivel socioeconómico se caracterizan por
una mayor inclinación a la depresión, al pesimismo y a la tristeza, en
comparación con las mujeres de los grupos altos y medio. A su vez, los varones
muestran disposición sumisa dependiente y conformista, son serios y taciturnos.
(Arias Barahona, Campos & Amayo 1974 en Alarcón 1986). Observaciones no
cuantificadas confirman la presencia de estados frecuentes de tristeza,
sufrimiento y abandono en sujetos adultos. Sentimientos de indiferencia, apatía
y desmoralización que tipifican el síndrome depresivo. (Alarcon 1986). Los
rasgos depresivos se ven reforzados por la actitud fatalista.
·
Percepción interpersonal: En nuestra
sociedad, las personas que viven en pobreza interactúan con personas de otros
niveles socioeconómicos, es decir, tienen visibilidad social, la cual se caracteriza
por darles una imagen de estar poco dispuestos al trabajo, carecer de hábitos
de higiene, poseer baja moral social, ser mal educados e indisciplinados, ante
lo cual se suele dar una actitud paternalista, mientras que por otro lado, de
indiferencia y desprecio. En los grupos deprivados se advierte marcada
desconfianza en la gente y en las instituciones sociales, a ello se añaden
sentimientos ambivalentes de resentimiento y conformismo frente los sectores pudientes.
·
Desesperanza aprendida: Es una de las
consecuencias psicológicas de la pobreza sobre la cual existe mayor consenso.
Se caracteriza por la creencia de que los eventos son inevitables, no haber
esperanzas de cambio y considerar que no se puede hacer nada para escapar del
destino (Ardila, 1979), este rasgo motivacional se verá determinado con mayor
intensidad mientras las experiencias de indefensión sean más intensas y
tempranas (Acevedo, 1996)
¿QUÉ NOS DICE LA PSICOLOGÍA SOCIAL
ACERCA DE LA POBREZA?
Desde la
perspectiva de la psicología social, la pobreza ha sido tomada como variable en
diferentes investigaciones, de las cuales se desprenden los siguientes
hallazgos:
·
Estrategias psicosociales de
adaptación: Se observó que familias de nivel socio
económico medio recurren a la redefinición de los eventos estresantes para
hacerlos mas manejables, mientras que familias de nivel socio económico bajo
tienden a usar la movilización familiar para obtener y aceptar ayuda, y la
evaluación pasiva o aceptación de problemas minimizando sus efectos. Al parecer
no difieren ambos niveles socio económicos en la obtención de apoyo social de
parientes, amigos y vecinos, ni en la búsqueda de apoyo espiritual. (Majluf
1994)
·
Niñez: Los niños no tienen un status propio, sino que participan y se
adaptan a la vida de los adultos, se presentan diferencias de genero en cuanto
a los modelos a ser imitados por el niño, pero, los padres no consideran las
diferencias interindividuales de sus hijos. Para los padres el juego y la
conducta lúdica no tiene significado alguno, siendo las labores domésticas y
apoyar al padre en el trabajo, las tareas que mayormente cumplen los niños. Es
poco frecuente la expresión de cariño hacia los niños en edad escolar, lo cual
no origina déficit en el sentimiento de autovaloración ya que se sienten
seguros de que son valorados a partir de su capacidad de responder a las
exigencias del adulto, sienten que se les considera seriamente y se les
reconoce. (Schade & Rojas, 1989)
·
Pautas de crianza: Las madres del nivel socio económico bajo tienden a tener un
control más autoritario y hacen mayor uso de mecanismos de ansiedad,
observándose que las madres de nivel socio económico medio tienden a supervisar
más a sus hijos, a estimular más la independencia, a usar el razonamiento para
manejarlos y ha ser más afectuosas. Las madres del nivel socio económico medio
tienden a disfrutar más de su rol, son menos exigentes en cuanto al destete o
control de esfínteres y una actitud más permisiva y positiva hacia el manejo de
la sexualidad. No se observan diferencias entre ambos grupos de madres en el
énfasis de logros o expectativas de rendimiento del niño, siendo ambos grupos
igualmente exigentes. (Majluf, 1989)
¿LA POBREZA INFLUYE EN LA PRÁCTICA
CLÍNICA?
Es reciente la
definición de la salud mental como problema de salud pública, por lo que
resulta interesante y necesario referir los siguientes hallazgos, pertinentes
para la práctica de la psicología clínica, de la salud y comunitaria:
·
Manejo de los problemas
psicológicos: Se evidencia un deseo de las personas
por ocultar el problema psicológico que experimentan, sea por vergüenza o por
temor de mostrarse como personas débiles o frágiles emocionalmente, visto,
desde un punto de vista psicosocial, como estrategia de adaptación y resolución
de problemas dentro de un contexto cultural y social particular (Saavedra &
Planas, 1996).
·
Representaciones sociales de
la depresión: Saavedra & Planas (1996)
encontraron tres modelos por los que se entiende a la depresión:
Ø Enfermedad física: Los síntomas psicológicos que experimenta la persona son
interpretados como consecuencias secundarias del malestar causado por la
enfermedad física.
Ø Síndrome popular de nervios: Los síntomas pueden ser muy variados como dolores de cabeza,
desordenes de sueño, irritabilidad, dolores de estomago, mareos, llanto
recurrente, intranquilidad, problemas de concentración, sensaciones de
hormigueos, palpitaciones y dolores en el pecho. Las causas son las situaciones
de estrés que vive la persona (problemas familiares, trabajo, inseguridad
económica, etc). También entre las causas de la enfermedad de los nervios puede
encontrarse una falta de buena alimentación, o causas de tipo mágico como el
susto o el daño.
Ø Enfermedad o problema
psicológico: Se presenta mayoritariamente en
jóvenes. Existe una reflexión en torno al desarrollo de la personalidad, a la
vulnerabilidad personal y a las carencias individuales.
·
Factores predisponentes: El estudio de los problemas de salud mental, nos informa sobre el
universo de la desadaptación, de los conflictos familiares, de la inseguridad
económica, de los conflictos de género, de los conflictos intergeneracionales,
etc, lo que Giles y Bibea ha llegado a llamar dispositivos patógenos
estructurales. (Saavedra & Planas, 1996)
·
Consumo de alcohol: En un estudio realizado con jefes del hogar se encontró que el 40%
de estos son clasificados como bebedores problema. Se observo una relación entre el nivel socio
económico y nivel de escolaridad con la ingesta de alcohol; hallándose que a
menor consumo, mayor nivel socio económico y escolaridad. (Fuentealba, Flores
& Fernández, 1995)
¿INFLUYE LA POBREZA EN LA EDUCACIÓN?
En lo que
respecta a la educación, hay evidencias para plantear que la pobreza influye en
el desarrollo cognitivo y psicosocial del niño, y, por consiguiente, en su
desempeño y rendimiento académico.
·
Hacinamiento: Produce tensiones intra familiares afectando la concentración, la
capacidad de retención y la discriminación entre estímulos auditivos y visuales
(Mc Lanahan, 1985; en Jadue, 1996); coarta el desarrollo del hábito de
sentarse, fijar la atención, mirar figuras, escuchar una historia o un cuento,
ejercitar el “porque”, lo que tiene como consecuencia una habilidad
discriminativa perceptual deficiente, lenguaje poco desarrollado, conocimientos
e imaginación débiles y una atención fluctuante y poco sostenida (Majluf, 1993;
en Jadue, 1996).
· Ruido prevalente: Afecta la capacidad de distinguir entre estímulos auditivos y visuales (Broman, Bien & Shaugenessy, 1985; en Jadue, 1996).
·
Gran escasez o ausencia de
material de apoyo a las tareas escolares: Limita la
ejercitación de la habilidad motora para manipular objetos, la coordinación
visomotriz, la percepción, discriminación visual (percepción de formas y
colores) y la imaginación. Tampoco permite que el niño se familiarice con
útiles escolares.
·
Baja escolaridad de los
padres: Involucra la capacidad de elegir la
adquisición de mínimos bienes y la baja calidad y escasez de estrategias de
aprendizaje. Por su bajo nivel educativo y sociocultural, estos padres,
utilizan lenguaje coloquial, distinto al que el niño debe emplear en la escuela
y diferente también del que utiliza el profesor. El niño no se encuentra
familiarizado con términos abstractos, no oyen frases bien estructuradas,
poseen un vocabulario más reducido y una
experiencia audio perceptiva y audio motora inferior a la necesaria.
·
Ausencia del padre: Limita, en el niño, el desarrollo de la socialización y de la
adaptación a la tarea escolar.
·
Altas expectativas de la
madre respecto del futuro educacional y laboral de sus hijos: Las madres consideran a la educación superior como la única forma
de tienen sus niños para ascender en la escala social y económica (Jadue &
Ardiles, 1995), lo que se contradice con la escasa interacción madre/hijo que
tenga relación con el rendimiento escolar.
·
Legado intergeneracional: La actitud materna, y lo que la madre es capaz de dar, depende de
lo que ella recibió y vivió en su propio ambiente familiar, manteniéndose los
patrones conductuales y culturales “heredados” de los padres, agravándose la
situación por la carencia de modelos
alternativos.
·
Desarrollo cognitivo: La mala nutrición, la precaria atención de salud y los modelos
educativos y familiares adversos influyen en que los niños presenten “deprivación
sociocultural”, “retardo sociocultural”, “retardo ambiental” o “retardo mental
leve”, es decir un resultado subnormal en las pruebas destinadas a medir la
capacidad intelectual. Estos niños
presentan “una capacidad y rendimiento cognitivo y verbal insuficientes para
integrar, organizar, codificar y categorizar la información y las experiencias
escolares y expresarlas en conductas adaptativas y creativas.” (Bravo, 1990; en
Jadue, 1996).
¿EXISTE UNA CULTURA DE LA POBREZA?
Kardiner, a raíz
de observaciones sistemáticas, hace referencia a una estrecha relación entre
cultura y personalidad, enfatizando que la personalidad es influida por la
cultura llegando a ser su imagen. Las personas son lo que es su cultura, y su
cultura es lo que ellos son (1972; en Alarcón, 1986)
Tras la premisa
inicial se puede afirmar que la pobreza puede llegar a ser un poderoso factor
que influye sobre la conducta de las personas, estableciendo un patrón modal de
vida; generando sistemas de valores, lenguaje, actitudes; estilos de pensar,
sentir, reaccionar; y formas de conducta más o menos uniformes, estables y que
se transmiten de generación en generación. La pobreza es una cultura o
subcultura que pone a los grupos pobres en franca diferencia, en cuanto a su
comportamiento, con respecto a los individuos de los estratos socioeconómicos
medios y elevados.
Esta cultura de
la pobreza desarrolla en sus participantes técnicas de adaptación para que
puedan enfrentarse a todo un grupo de problemas recurrentes. La persona aprende
que la vida es dura, que el cambio no llegara, a resignarse y a limitar sus
aspiraciones, ya que percibe que la vida no tiene mucho que ofrecerle.
Alarcón (1986)
ha dividido los rasgos de la cultura de la pobreza en económicos,
sociales, biológicos y personales.
RASGOS SOCIALES
|
RASGOS PERSONALES
|
-
Hacinamiento.
-
Ausencia de vida privada.
-
Alta incidencia de alcoholismo.
-
Violencia intrafamiliar.
-
Temprana iniciación sexual.
-
Madres abandonadas.
-
Autoritarismo familiar.
-
Inexistencia de la infancia como etapa de vida.
-
Bajo nivel educativo.
-
Analfabetismo.
-
Espíritu gregario.
-
Vínculos acentuados de parentesco y compadrazgo.
|
-
Orientación hacia el presente.
-
Pocos deseos de planear para el futuro (hedonismo
de corto alcance)
-
Sentimientos de fatalismo.
-
Creencia en la superioridad masculina.
-
Mujeres se consideran mártires.
-
Sentimiento de marginalidad e inferioridad.
-
Desconfianza social.
|
RASGOS ECONÓMICOS
|
RASGOS BIOLÓGICOS
|
-
Bajos salarios.
-
Precariedad ocupacional.
-
Desocupación por largos periodos.
-
Ejercicio de una amplia gama de ocupaciones y
subocupaciones no calificadas.
|
-
Inferiores en peso y estatura que el promedio de
la población.
-
Bajo rendimiento físico e intelectual.
-
Altas tasa de natalidad.
-
Morbilidad.
-
Desnutrición infantil y mortalidad.
-
Menores expectativas de vida.
|
¿PUEDE LA PSICOLOGÍA BRINDAR APORTES
PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO DE UNA COMUNIDAD, SOCIEDAD O NACIÓN?
Si bien existe
un consenso con respecto a que la pobreza opera contra la identificación con
los valores de una cultura más amplia (Strumpel, 1979), y que, por lo tanto, la
modificación de sus características psicológicas pueda verse como una empresa
sumamente complicada; también es necesario precisar que el círculo de la
pobreza no ha sido barrera para el desarrollo de experiencias autogestionarias
exitosas que han logrado mejorar la calidad de vida, e iniciar el recorrido del
desarrollo sostenible, en diversas comunidades alrededor del mundo (UNFPA,
2003). También es importante remarcar que la psicología, en sus diferentes
vertientes aplicadas, ha desarrollado una tecnología de intervención sumamente
efectiva, demostrando capacidad para adaptarse a diferentes ámbitos de
aplicación (Montgomery, 2002), ante lo cual resulta factible proponer medidas
que puedan orientar el trabajo psicológico en pos de favorecer la lucha contra
la pobreza:
·
Implementar el tema de resiliencia como componente transversal de
programas y proyectos: La resiliencia es la
capacidad de recuperar la condición después de haber sido forzado, presionado,
lastimado, etc., no implica ninguna invulnerabilidad, sino más bien una
relativa inmunidad contra los elementos de presión que aparecen en la vida
diaria mediante recursos personales (por ejemplo: asertividad, autoestima,
resistencia a la frustración, etc.) y de recursos sociales (por ejemplo:
estructura y dinámica familiar adecuadas, normas positivas, empleo estable de
los padres) (Benites, 1999). Esta propuesta se fortalece al considerar que la
historia de los pobres está plagada de ejemplos de eficacia de su acción,
perseverancia y control sobre su propia vulnerabilidad (Acevedo, 1996).
·
Promover el desarrollo de la necesidad de logro en personas que
viven en condiciones de pobreza: La necesidad de
logro en una persona es entendida como la búsqueda de satisfacer necesidades
que involucren alcanzar éxito (de cualquier tipo) en las actividades que
desarrolla. La relación positiva entre necesidad de logro y desarrollo
económico ha sido demostrada en gran cantidad de estudios transculturales; es
decir, a mayor necesidad de logro en los pobladores, más alto será el
desarrollo económico de su comunidad (McClelland, 1989).
·
Estimular la investigación
psicológica con enfoque transcultural: La
psicología transcultural busca estudiar la problemática psicológica que se
encuentre íntimamente ligada a aspectos culturales. No se trata de plantear la
controversia “universalidad vs. variación psicológica”, sino más bien
desarrollar una nueva dimensión psicológica que permita explicar que la
conducta humana es universalmente unívoca o que varía de acuerdo a la cultura y
al ambiente ecológico donde se desarrollan, para posteriormente, después de
rigurosas comprobaciones establecer generalizaciones sobre el comportamiento
humano (Alarcón 1989).
CONCLUSIONES
1. Podemos entender a la pobreza como una situación social en la cual
existen carencias económicas, en un tiempo y espacio determinados, que afectan
el desarrollo integral del ser humano. Este concepto puede ser útil al estudiar
personas, familias, grupos y comunidades
2. El estudio psicológico de la pobreza ha permitido identificar
características específicas, en las personas pobres, relativas a su lenguaje,
dimensión temporal, locus de control, actitud fatalista, rasgos depresivos,
percepción interpersonal y desesperanza aprendida.
3. La pobreza influye en la práctica
psicológica que se desarrolla en las áreas social, clínica, de la salud,
comunitaria y educativa.
4. La pobreza llega a ser un factor
que influye en la conducta de las personas, llegando a ser una subcultura
dentro de la sociedad.
5. Un reto para la psicología actual es formular estrategias de
intervención e investigación que permitan afrontar la lucha contra la pobreza,
lo que se hace cada vez factible gracias a los avances de la psicología
económica (Descouveries, 1998)
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UNFPA (2003). The State of World
Population 2002. People, poverty and possibilities. Disponible
en: www.unfpa.org
[1] Artículo publicado en la revista “Explorando Psicología” N° 12,
Mayo, 2003. La Paz-Bolivia.
[2] Universidad
Peruana Cayetano Heredia, Lima-Perú. Miembro del Instituto Psicología y
Desarrollo (IPSIDE). Correo-e: marite_estef@hotmail.com
[3] Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú. Miembro adherente del Foro Peruano de
Psicología Social y del Instituto Psicología y Desarrollo (IPSIDE). Correo-e: dtarazona@ole.com
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