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lunes, 17 de octubre de 2011

PSICOLOGÍA Y POBREZA: ¿HAY ALGO PSICOLÓGICO EN LA POBREZA O ES LA POBREZA ALGO PSICOLÓGICO?


PSICOLOGÍA Y POBREZA: ¿HAY ALGO PSICOLÓGICO EN LA POBREZA O ES LA POBREZA ALGO PSICOLÓGICO?[1]


María Teresa Estefanía[2] y David Tarazona[3]



INTRODUCCIÓN


Los países de Latinoamérica están considerados en vías de desarrollo, presentando características económicas, sociales y culturales que influyen de forma negativa en el desarrollo integral de sus habitantes. En el Perú el 54% de la población enfrenta el obstáculo de la pobreza, siendo un 15% los que viven en extrema pobreza.

Una ciencia como la Psicología, la cual se rige bajo diferentes enfoques teóricos y áreas de aplicación, puede aportar información valiosa para el estudio de un fenómeno económico como es la pobreza, considerando que las conductas económicas son, ante todo, conductas sociales (Quintanilla, 1997) y que se considera los procesos económicos como manifestaciones de la conducta humana (Katona, 1965). A partir de esto surgen interrogantes como ¿Qué entendemos por pobreza?, ¿Qué se sabe de la pobreza desde una perspectiva psicológica?, ¿Qué nos dice la psicología social acerca de la pobreza?, ¿La pobreza influye en la práctica clínica?, ¿Influye la pobreza en la educación?, ¿Existe una cultura de la pobreza? Y, finalmente, ¿Puede la psicología brindar aportes para el desarrollo económico de una comunidad, sociedad o nación?


¿QUÉ ENTENDEMOS POR POBREZA?


Al hablar de pobreza se suele pensar en falta de dinero, carencia de servicios básicos, problemas de vivienda, grupos marginales, violencia e inseguridad, entre otros. Este tema recobra vigencia a partir de los cambios sociales vividos en latinoamérica durante la última década, surgiendo la necesidad de no verla simplemente desde el sentido común, sino desde la perspectiva de las ciencias sociales y humanas, a fin de fijar posiciones en lo conceptual.

La pobreza es un fenómeno sobre el cual existe gran cantidad de definiciones, entre las que encontramos las siguientes:

·         “Una situación social que se caracteriza por la privación que tienen aquellos de algo necesario, deseado o de reconocido valor” (Valentine, 1970; citado en Acevedo, 1996)

·         “Nivel de ingresos por debajo del  cual es imposible obtener una alimentación adecuada desde el punto de vista de la nutrición y satisfacer las necesidades básicas no alimentarias” (UNICEF, 1992; citado en Tessier, 1994)

·         “Carencia de bienes materiales considerados necesarios para el sustento de la vida, o también, la posesión muy temporal de ellos, en extremada escasez” (Alarcón, 1979)

·         “Situación socioeconómica deprivada, que se aplica a los grupos que se encuentran en la base de la pirámide de las sociedades estratificadas por clases sociales” (Alarcón, 1986)

·         “La pobreza es un concepto evaluativo, basado en expectativas sociales y en las oportunidades que cada cultura da a sus miembros (…) Las personas pobres de Estados Unidos probablemente serían en Uganda ciudadanos de clase media” (Ardila, 1979)

·         “La pobreza es fundamentalmente carencia de bienes materiales, pero también algo más que eso. Se trata de un problema socioeconómico, pero a la vez psicológico” (Ardila, 1979)

A partir de lo revisado podemos entender a la pobreza como una situación social en la cual existen carencias económicas, en un tiempo y espacio determinados, que afectan el desarrollo integral del ser humano. Este concepto puede ser útil al estudiar personas, familias, grupos y comunidades.

La relatividad de lo considerado culturalmente valioso tiene doble implicación, por un lado, construye estándares de vida deseables en función a la creación y satisfacción de necesidades, y por otro, a la construcción de sentimientos de inclusión social (Alarcón, 1986). La pobreza puede ser: (a) crónica: cuando resulta imposible romper su círculo vicioso, y (b) temporal: provocada por un retroceso momentáneo, que es posible superar. (Ardila, 1979)


¿QUÉ SE SABE DE LA POBREZA DESDE UNA PERSPECTIVA PSICOLÓGICA?


Desde sus inicios la psicología se ha preocupado por los problemas sociales en la medida que influyen en el desarrollo humano. Al nacer una persona lo hace en un medio social que le brinda experiencias tempranas, comunes a su grupo de pertenencia, las cuales van a depender de las prácticas de socialización y crianza. Este aprendizaje social va a influir durante todo el proceso evolutivo de la persona, incluyendo la configuración de su personalidad.

En la literatura revisada se encuentra que las personas al desarrollarse en condiciones de pobreza, en un gran número, presentan características de personalidad como las siguientes:

·         Lenguaje: Su lenguaje verbal se caracteriza por ser limitado, simple y directo; influido por modismos y jergas, siendo muchos términos indescifrables por otros grupos sociales; en cuanto al lenguaje no verbal, se encuentra que es amplio, complejo y simbólico, es común que al hablar muevan los brazos, hagan mímicas y acompañen los gestos con entonaciones de voz. (Alarcón, 1986; Ardila, 1979)

·         Dimensión temporal: Su orientación en el tiempo está dirigida, en gran proporción, sólo al presente, dejando al pasado y futuro de lado por influencia de experiencias frustrantes y dolorosas; también se encuentra que no desean planear el futuro por la incertidumbre que les genera. Se puede plantear que esta característica se relaciona mucho con su socialización ya que se sabe que el nivel específico de aspiración de una persona puede estar relacionado con los antecedentes sociales y familiares, las normas sociales de grupos de referencia, las realizaciones anteriores, la situación económica actual y otras variables ambientales. (Strumpel, 1979)

·         Locus de control: “Mientras que los participantes de otras culturas creen poder controlar su destino mediante el esfuerzo y habilidad (factores internos), los pobres creen que los factores externos los controlan; es decir, los pobres no creen poder controlar su destino”. (Ardila, 1979; p. 408). Si el medio se juzga como desfavorable o amenazador, la expectativa de éxito al realizar las propias metas y aspiraciones disminuye, tanto en la adquisición como en la asignación del ingreso (Strumpel, 1979)

·         Actitud fatalista: Supone que la vida y sucesos de un individuo están determinados ineludiblemente por el destino, siendo imposible cambiar el curso de los acontecimientos. Es utilizado como un mecanismo de ajuste, cumple una función defensiva y enerva el sentimiento de fracaso. (Alarcón 1986)

·         Rasgos depresivos: La organización social, la experiencia personal y las consecuencias de emociones, conductas y características psicológicas varían con la cultura (Saavedra & Planas 1996). Los adolescentes de nivel bajo nivel socioeconómico se caracterizan por una mayor inclinación a la depresión, al pesimismo y a la tristeza, en comparación con las mujeres de los grupos altos y medio. A su vez, los varones muestran disposición sumisa dependiente y conformista, son serios y taciturnos. (Arias Barahona, Campos & Amayo 1974 en Alarcón 1986). Observaciones no cuantificadas confirman la presencia de estados frecuentes de tristeza, sufrimiento y abandono en sujetos adultos. Sentimientos de indiferencia, apatía y desmoralización que tipifican el síndrome depresivo. (Alarcon 1986). Los rasgos depresivos se ven reforzados por la actitud fatalista.

·         Percepción interpersonal: En nuestra sociedad, las personas que viven en pobreza interactúan con personas de otros niveles socioeconómicos, es decir, tienen visibilidad social, la cual se caracteriza por darles una imagen de estar poco dispuestos al trabajo, carecer de hábitos de higiene, poseer baja moral social, ser mal educados e indisciplinados, ante lo cual se suele dar una actitud paternalista, mientras que por otro lado, de indiferencia y desprecio. En los grupos deprivados se advierte marcada desconfianza en la gente y en las instituciones sociales, a ello se añaden sentimientos ambivalentes de resentimiento y conformismo frente  los sectores pudientes.

·         Desesperanza aprendida: Es una de las consecuencias psicológicas de la pobreza sobre la cual existe mayor consenso. Se caracteriza por la creencia de que los eventos son inevitables, no haber esperanzas de cambio y considerar que no se puede hacer nada para escapar del destino (Ardila, 1979), este rasgo motivacional se verá determinado con mayor intensidad mientras las experiencias de indefensión sean más intensas y tempranas (Acevedo, 1996)


¿QUÉ NOS DICE LA PSICOLOGÍA SOCIAL ACERCA DE LA POBREZA?

Desde la perspectiva de la psicología social, la pobreza ha sido tomada como variable en diferentes investigaciones, de las cuales se desprenden los siguientes hallazgos:

·         Estrategias psicosociales de adaptación: Se observó que familias de nivel socio económico medio recurren a la redefinición de los eventos estresantes para hacerlos mas manejables, mientras que familias de nivel socio económico bajo tienden a usar la movilización familiar para obtener y aceptar ayuda, y la evaluación pasiva o aceptación de problemas minimizando sus efectos. Al parecer no difieren ambos niveles socio económicos en la obtención de apoyo social de parientes, amigos y vecinos, ni en la búsqueda de apoyo espiritual. (Majluf 1994)

·         Niñez: Los niños no tienen un status propio, sino que participan y se adaptan a la vida de los adultos, se presentan diferencias de genero en cuanto a los modelos a ser imitados por el niño, pero, los padres no consideran las diferencias interindividuales de sus hijos. Para los padres el juego y la conducta lúdica no tiene significado alguno, siendo las labores domésticas y apoyar al padre en el trabajo, las tareas que mayormente cumplen los niños. Es poco frecuente la expresión de cariño hacia los niños en edad escolar, lo cual no origina déficit en el sentimiento de autovaloración ya que se sienten seguros de que son valorados a partir de su capacidad de responder a las exigencias del adulto, sienten que se les considera seriamente y se les reconoce. (Schade & Rojas, 1989)

·         Pautas de crianza: Las madres del nivel socio económico bajo tienden a tener un control más autoritario y hacen mayor uso de mecanismos de ansiedad, observándose que las madres de nivel socio económico medio tienden a supervisar más a sus hijos, a estimular más la independencia, a usar el razonamiento para manejarlos y ha ser más afectuosas. Las madres del nivel socio económico medio tienden a disfrutar más de su rol, son menos exigentes en cuanto al destete o control de esfínteres y una actitud más permisiva y positiva hacia el manejo de la sexualidad. No se observan diferencias entre ambos grupos de madres en el énfasis de logros o expectativas de rendimiento del niño, siendo ambos grupos igualmente exigentes. (Majluf, 1989)


¿LA POBREZA INFLUYE EN LA PRÁCTICA CLÍNICA?

Es reciente la definición de la salud mental como problema de salud pública, por lo que resulta interesante y necesario referir los siguientes hallazgos, pertinentes para la práctica de la psicología clínica, de la salud y comunitaria:

·         Manejo de los problemas psicológicos: Se evidencia un deseo de las personas por ocultar el problema psicológico que experimentan, sea por vergüenza o por temor de mostrarse como personas débiles o frágiles emocionalmente, visto, desde un punto de vista psicosocial, como estrategia de adaptación y resolución de problemas dentro de un contexto cultural y social particular (Saavedra & Planas, 1996).

·         Representaciones sociales de la depresión: Saavedra & Planas (1996) encontraron tres modelos por los que se entiende a la depresión:

Ø  Enfermedad física: Los síntomas psicológicos que experimenta la persona son interpretados como consecuencias secundarias del malestar causado por la enfermedad física.

Ø  Síndrome popular de nervios: Los síntomas pueden ser muy variados como dolores de cabeza, desordenes de sueño, irritabilidad, dolores de estomago, mareos, llanto recurrente, intranquilidad, problemas de concentración, sensaciones de hormigueos, palpitaciones y dolores en el pecho. Las causas son las situaciones de estrés que vive la persona (problemas familiares, trabajo, inseguridad económica, etc). También entre las causas de la enfermedad de los nervios puede encontrarse una falta de buena alimentación, o causas de tipo mágico como el susto o el daño.

Ø  Enfermedad o problema psicológico: Se presenta mayoritariamente en jóvenes. Existe una reflexión en torno al desarrollo de la personalidad, a la vulnerabilidad personal y a las carencias individuales.

·         Factores predisponentes: El estudio de los problemas de salud mental, nos informa sobre el universo de la desadaptación, de los conflictos familiares, de la inseguridad económica, de los conflictos de género, de los conflictos intergeneracionales, etc, lo que Giles y Bibea ha llegado a llamar dispositivos patógenos estructurales. (Saavedra & Planas, 1996)

·         Consumo de alcohol: En un estudio realizado con jefes del hogar se encontró que el 40% de estos son clasificados como bebedores problema.  Se observo una relación entre el nivel socio económico y nivel de escolaridad con la ingesta de alcohol; hallándose que a menor consumo, mayor nivel socio económico y escolaridad. (Fuentealba, Flores & Fernández, 1995)


¿INFLUYE LA POBREZA EN LA EDUCACIÓN?

En lo que respecta a la educación, hay evidencias para plantear que la pobreza influye en el desarrollo cognitivo y psicosocial del niño, y, por consiguiente, en su desempeño y rendimiento académico.

·         Hacinamiento: Produce tensiones intra familiares afectando la concentración, la capacidad de retención y la discriminación entre estímulos auditivos y visuales (Mc Lanahan, 1985; en Jadue, 1996); coarta el desarrollo del hábito de sentarse, fijar la atención, mirar figuras, escuchar una historia o un cuento, ejercitar el “porque”, lo que tiene como consecuencia una habilidad discriminativa perceptual deficiente, lenguaje poco desarrollado, conocimientos e imaginación débiles y una atención fluctuante y poco sostenida (Majluf, 1993; en Jadue, 1996).

 

·         Ruido prevalente: Afecta la capacidad de distinguir entre estímulos auditivos y visuales (Broman, Bien & Shaugenessy, 1985; en Jadue, 1996).


·         Gran escasez o ausencia de material de apoyo a las tareas escolares: Limita la ejercitación de la habilidad motora para manipular objetos, la coordinación visomotriz, la percepción, discriminación visual (percepción de formas y colores) y la imaginación. Tampoco permite que el niño se familiarice con útiles escolares.

·         Baja escolaridad de los padres: Involucra la capacidad de elegir la adquisición de mínimos bienes y la baja calidad y escasez de estrategias de aprendizaje. Por su bajo nivel educativo y sociocultural, estos padres, utilizan lenguaje coloquial, distinto al que el niño debe emplear en la escuela y diferente también del que utiliza el profesor. El niño no se encuentra familiarizado con términos abstractos, no oyen frases bien estructuradas, poseen un vocabulario más reducido y  una experiencia audio perceptiva y audio motora inferior a la necesaria.

·         Ausencia del padre: Limita, en el niño, el desarrollo de la socialización y de la adaptación a la tarea escolar.

·         Altas expectativas de la madre respecto del futuro educacional y laboral de sus hijos: Las madres consideran a la educación superior como la única forma de tienen sus niños para ascender en la escala social y económica (Jadue & Ardiles, 1995), lo que se contradice con la escasa interacción madre/hijo que tenga relación con el rendimiento escolar.

·         Legado intergeneracional: La actitud materna, y lo que la madre es capaz de dar, depende de lo que ella recibió y vivió en su propio ambiente familiar, manteniéndose los patrones conductuales y culturales “heredados” de los padres, agravándose la situación  por la carencia de modelos alternativos. 

·         Desarrollo cognitivo: La mala nutrición, la precaria atención de salud y los modelos educativos y familiares adversos influyen en que los niños presenten “deprivación sociocultural”, “retardo sociocultural”, “retardo ambiental” o “retardo mental leve”, es decir un resultado subnormal en las pruebas destinadas a medir la capacidad intelectual.  Estos niños presentan “una capacidad y rendimiento cognitivo y verbal insuficientes para integrar, organizar, codificar y categorizar la información y las experiencias escolares y expresarlas en conductas adaptativas y creativas.” (Bravo, 1990; en Jadue, 1996).


¿EXISTE UNA CULTURA DE LA POBREZA?


Kardiner, a raíz de observaciones sistemáticas, hace referencia a una estrecha relación entre cultura y personalidad, enfatizando que la personalidad es influida por la cultura llegando a ser su imagen. Las personas son lo que es su cultura, y su cultura es lo que ellos son (1972; en Alarcón, 1986)

Tras la premisa inicial se puede afirmar que la pobreza puede llegar a ser un poderoso factor que influye sobre la conducta de las personas, estableciendo un patrón modal de vida; generando sistemas de valores, lenguaje, actitudes; estilos de pensar, sentir, reaccionar; y formas de conducta más o menos uniformes, estables y que se transmiten de generación en generación. La pobreza es una cultura o subcultura que pone a los grupos pobres en franca diferencia, en cuanto a su comportamiento, con respecto a los individuos de los estratos socioeconómicos medios y elevados.

Esta cultura de la pobreza desarrolla en sus participantes técnicas de adaptación para que puedan enfrentarse a todo un grupo de problemas recurrentes. La persona aprende que la vida es dura, que el cambio no llegara, a resignarse y a limitar sus aspiraciones, ya que percibe que la vida no tiene mucho que ofrecerle.

Alarcón (1986) ha dividido los rasgos de la cultura de la pobreza en económicos, sociales,  biológicos y personales.

RASGOS SOCIALES
RASGOS PERSONALES
-         Hacinamiento.
-         Ausencia de vida privada.
-         Alta incidencia de alcoholismo.
-         Violencia intrafamiliar.
-         Temprana iniciación sexual.
-         Madres abandonadas.
-         Autoritarismo familiar.
-         Inexistencia de la infancia como etapa de vida.
-         Bajo nivel educativo.
-         Analfabetismo.
-         Espíritu gregario.
-         Vínculos acentuados de parentesco y compadrazgo.
-         Orientación hacia el presente.
-         Pocos deseos de planear para el futuro (hedonismo de corto alcance)
-         Sentimientos de fatalismo.
-         Creencia en la superioridad masculina.
-         Mujeres se consideran mártires.
-         Sentimiento de marginalidad e inferioridad.
-         Desconfianza social.
RASGOS ECONÓMICOS
RASGOS BIOLÓGICOS
-        Bajos salarios.
-        Precariedad ocupacional.
-        Desocupación por largos periodos.
-        Ejercicio de una amplia gama de ocupaciones y subocupaciones no calificadas.
-        Inferiores en peso y estatura que el promedio de la población.
-        Bajo rendimiento físico e intelectual.
-        Altas tasa de natalidad.
-        Morbilidad.
-        Desnutrición infantil y mortalidad.
-        Menores expectativas de vida.


¿PUEDE LA PSICOLOGÍA BRINDAR APORTES PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO DE UNA COMUNIDAD, SOCIEDAD O NACIÓN?

Si bien existe un consenso con respecto a que la pobreza opera contra la identificación con los valores de una cultura más amplia (Strumpel, 1979), y que, por lo tanto, la modificación de sus características psicológicas pueda verse como una empresa sumamente complicada; también es necesario precisar que el círculo de la pobreza no ha sido barrera para el desarrollo de experiencias autogestionarias exitosas que han logrado mejorar la calidad de vida, e iniciar el recorrido del desarrollo sostenible, en diversas comunidades alrededor del mundo (UNFPA, 2003). También es importante remarcar que la psicología, en sus diferentes vertientes aplicadas, ha desarrollado una tecnología de intervención sumamente efectiva, demostrando capacidad para adaptarse a diferentes ámbitos de aplicación (Montgomery, 2002), ante lo cual resulta factible proponer medidas que puedan orientar el trabajo psicológico en pos de favorecer la lucha contra la pobreza:

·         Implementar el tema de resiliencia como componente transversal de programas y proyectos: La resiliencia es la capacidad de recuperar la condición después de haber sido forzado, presionado, lastimado, etc., no implica ninguna invulnerabilidad, sino más bien una relativa inmunidad contra los elementos de presión que aparecen en la vida diaria mediante recursos personales (por ejemplo: asertividad, autoestima, resistencia a la frustración, etc.) y de recursos sociales (por ejemplo: estructura y dinámica familiar adecuadas, normas positivas, empleo estable de los padres) (Benites, 1999). Esta propuesta se fortalece al considerar que la historia de los pobres está plagada de ejemplos de eficacia de su acción, perseverancia y control sobre su propia vulnerabilidad (Acevedo, 1996).

·         Promover el desarrollo de la necesidad de logro en personas que viven en condiciones de pobreza: La necesidad de logro en una persona es entendida como la búsqueda de satisfacer necesidades que involucren alcanzar éxito (de cualquier tipo) en las actividades que desarrolla. La relación positiva entre necesidad de logro y desarrollo económico ha sido demostrada en gran cantidad de estudios transculturales; es decir, a mayor necesidad de logro en los pobladores, más alto será el desarrollo económico de su comunidad (McClelland, 1989).

·         Estimular la investigación psicológica con enfoque transcultural: La psicología transcultural busca estudiar la problemática psicológica que se encuentre íntimamente ligada a aspectos culturales. No se trata de plantear la controversia “universalidad vs. variación psicológica”, sino más bien desarrollar una nueva dimensión psicológica que permita explicar que la conducta humana es universalmente unívoca o que varía de acuerdo a la cultura y al ambiente ecológico donde se desarrollan, para posteriormente, después de rigurosas comprobaciones establecer generalizaciones sobre el comportamiento humano (Alarcón 1989).


CONCLUSIONES


1.    Podemos entender a la pobreza como una situación social en la cual existen carencias económicas, en un tiempo y espacio determinados, que afectan el desarrollo integral del ser humano. Este concepto puede ser útil al estudiar personas, familias, grupos y comunidades

2.    El estudio psicológico de la pobreza ha permitido identificar características específicas, en las personas pobres, relativas a su lenguaje, dimensión temporal, locus de control, actitud fatalista, rasgos depresivos, percepción interpersonal y desesperanza aprendida.

3.    La pobreza influye en la práctica psicológica que se desarrolla en las áreas social, clínica, de la salud, comunitaria y educativa.

4.    La pobreza llega a ser un factor que influye en la conducta de las personas, llegando a ser una subcultura dentro de la sociedad.

5.    Un reto para la psicología actual es formular estrategias de intervención e investigación que permitan afrontar la lucha contra la pobreza, lo que se hace cada vez factible gracias a los avances de la psicología económica (Descouveries, 1998)


REFERENCIAS


Acevedo, M. I. (1996). Factores de vulnerabilidad asociados a la condición de pobreza. Un enfoque ecosistémico cognitivo. Aprendizaje y comportamiento. 11 (1-2), 53-72.
Alarcón, R. (1986). Psicología, pobreza y subdesarrollo. Lima: INIDE.
Ardila, R. (1979). Psicología social de la pobreza. En J. Whittaker (Ed.) La psicología social en el mundo de hoy. México: Trillas.
Benites, L. (1999). Tipos de familia, habilidades sociales y autoestima en un grupo de adolescentes en situación de riesgo. Revista Psicología Actual. 7 (16-24), 5-24.
Descouvieres, C. (1998). Psicología económica. Temas escogidos. Chile: Universitaria.
Fuentealba, R.; Flores, M.; & Fernández, A. (1995). Aplicación del Michigan Alcoholic Screning Test en jefes del hogar. Acta de Psiquiatría y Psicología de América Latina. 41 (3). 206-213.
Jadue, G. (1996). Características familiares de los hogares pobres que contribuyen al bajo rendimiento o al fracaso escolar de los niños. Revista de Psicología de la PUCP. 14 (1). 35-45.
Katona, G. (1965). Análisis psicológico del comportamiento económico. Buenos Aires: El Ateneo.
McClelland, D. (1989). Estudio de la motivación humana. Madrid: Narcea.
Majluf, A. (1989). Prácticas de crianza en madres de estrato socioeconómico medio y bajo de Lima. Revista de Psicología de la PUCP. 7 (2). 151-161.
Majluf, A. (1994). Algunas estrategias utilizadas por familias peruanas para afrontar la crisis psicológica actual. Revista de Psicología de la PUCP. 12 (2). 175-189.
Ministerio de Salud (2002). Lineamientos para la acción en salud mental. Lima: El autor.
Montgomery, W. (2002). Ingeniería del comportamiento. Lima: CEA.
Quintanilla, I. (1997). Psicología económica. México: Mc Graw Hill.
Schade, B. & Rojas, C. (1989). Niños en extrema pobreza... ¿socialización deficitaria?. Revista de Psicología de la PUCP. 7 (2). 139-150.
Strumpel, B. (1979). Conducta y bienestar económicos: modelos y enfoques interdisciplinarios. En Strumpel, B.; Morgan, J. & Zhan, E. La conducta humana en las relaciones económicas. México: Trillas.
Tessier, R. (1994). Dimensiones ecológicas de la familia: la situación social de los niños. Revista de Psicología de la PUCP. 12 (1). 13-31.
UNFPA (2003). The State of World Population 2002. People, poverty and possibilities. Disponible en: www.unfpa.org




[1] Artículo publicado en la revista “Explorando Psicología” N° 12, Mayo, 2003. La Paz-Bolivia.
[2] Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima-Perú. Miembro del Instituto Psicología y Desarrollo (IPSIDE). Correo-e: marite_estef@hotmail.com
[3] Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú. Miembro adherente del Foro Peruano de Psicología Social y del Instituto Psicología y Desarrollo (IPSIDE). Correo-e: dtarazona@ole.com

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