La formación ciudadana en la obra de Freire1
Orlanda Jaramillo2
Facultad de Educación,
Universidad de Antioquia
“La
ciudadanía no llega por casualidad: es una construcción que jamás termina, exige luchar por
ella. Exige compromiso, claridad política,
coherencia,
decisión.
Es por esto mismo
por
lo que una educación
democrática no se puede realizar al margen
de una
educación de y para la
ciudadanía”.
“El acto de leer y aprender como
condiciones para una
auténtica
ciudadanía y transformación del mundo”.
Resumen
El texto
reconoce la estrecha relación que Freire establece
entre educación y ciudadanía, para lo
cual
parte del planteamiento de que los problemas de la educación no se reducen al
campo metodológico
o pedagógico,
sino que tienen un alto componente político. Este
planteamiento permite afirmar que uno de los principales aportes de Freire a la educación
es el cuestionamiento a la
unidireccionalidad educador - educando, y no a la escuela como institución educativa; contribución que se refuerza con los trabajos de educación popular
y la
concepción de ésta
como un proceso político y social, cuyo interés y
espacio fundamentalmente está dedicado al análisis
de las condiciones de vida
de los sectores
más
pobres y vulnerables de la sociedad;
análisis que
busca generar y apropiar procesos de concientización
para la trasformación social, a lo que Freire denominó
una educación para la decisión y para la
liberación, siendo
estos dos elementos claves para la
ciudadanía. La consideración del papel político de la educación, permite subrayar la convicción que tuvo
Freire en la alfabetización y en
la
educación popular como componentes necesarios en la
formación y para
un verdadero ejercicio
de
la ciudadanía.
El texto hace una recorrido por el pensamiento político - educativo de Paulo Freire, para
lo cual
se inicia
con una breve exposición de su
trayectoria
educativa, pretendiendo
mostrar la coherencia entre su proyecto de vida
y sus prácticas educativas; continúa con
la exposición de
los principales aportes
al
campo
de
la educación y
finalmente
se establecen las contribuciones al tema de formación ciudadana.
Palabras clave: Freire Paulo, formación
ciudadana, pedagogía social, educación
y política.
1El texto hace parte de las reflexiones del desarrollo de la tesis doctoral: “La biblioteca pública lugar
para la formación ciudadana”,
del Doctorado en Educación de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia.
2Profesora Titular. Universidad de
Antioquia, Escuela Interamericana de Bibliotecología. Estudiante
Doctorado en Educación, Línea Formación Ciudadana, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia.
Summary
Citizenship education
in the works of Freire. Orlanda Jaramillo. The document recognizes the closed relationship
that Freire establishes between education and citizenship. Based on this, he
begins stating that the existing problems in education shall not be limited to methodological or pedagogical matters, but that it has a highly political component. This statement affirms that the main contribution of
Freire to education is
the
query to a oneway
teacher-student relationship, and not to
the school itself as an educational institution.
Such a contribution is reinforced by the work done through popular education, considering this as a social and political process which
fundamental interest is to analyse the living conditions of those in the poorest and most vulnerable areas of society. Such analysis looks to generate an awareness process for social transformation, which in the words of Freire can be stated as an education for decision making and liberation, keypoints needed to achieve citizenship. The political role
played by education as considered by Freire, allowed him to strongly believe that teaching adults that do not know how to
read and write, and popular education
are necessary
components of
education
and the exercise of citizenship.
This text
makes a journey through the political
– educational thought of
Paulo Freire,
beginning with a
short insight of
his
educational
path. It pretends
to show the existing
coherence between his life and in his educational practices. It then presents
its
main contributions to the
field of education, and
finally
it
establishes the contributions to the topic of citizenship
education.
Key words: Freire Paulo, citizenship
education, social pedagogy,
education and politics.
Introducción
Paulo Freire, reconocido
como la voz de los
oprimidos, el maestro
de la tolerancia, el
constructor de sueños y utopías y
el incansable pregonero del diálogo y
la
autonomía como
elementos esenciales para
trasformar y para transformarnos, es uno
de los autores que más
perseveró en plantear la educación como un proceso eminentemente político, y
como
tal entraña
al acto educativo como una búsqueda permanente por la libertad
de pensar, de ser, y de hacer;
en otras palabras,
una formación para concientizar, para emancipar, para humanizar, para
liberarnos de todo
aquello que no nos deja ser verdaderamente personas.
En la obra de Paulo Freire es constante y clave la tríada educación - política -ciudadanía, pues
no es posible
entenderlos de manera
independiente.
Para
Freire el acto educativo es la principal
estrategia para formar ciudadanos
y como un modo de intervención
en el mundo; desde éste
se devela el carácter político
y el deber de la educación en la formación ciudadana. De ahí, la
pertinencia y relevancia de su afirmación sobre el sentido político de la educación, que se fundamenta
en la propia
educabilidad del ser humano, en su naturaleza inacabada, incompleto
pero consciente de
su finitud; situación que lo
caracteriza
como
un ser “programado para
aprender”, en permanente búsqueda, indagador de su entorno, de su contexto y de sí mismo. Es
justo esa condición de finitud la que da la posibilidad de optar, de decidir, de romper, de escoger,
de
transformar; es decir, soñar con
otra realidad.
El texto parte de reconocer
la estrecha
relación
que Freire
establece entre
educación y ciudadanía, por lo tanto plantea que
los problemas de la educación no se
reducen al campo metodológico o pedagógico, sino que tienen un alto
componente político. Este planteamiento
permite afirmar
que
uno
de los principales aportes
de
Freire
a
la educación es el
cuestionamiento a la unidireccionalidad educador - educando
y no a la escuela como institución
educativa; contribución que se refuerza con los trabajos de educación popular y la concepción de ésta como un proceso político y social, cuyo interés
y espacio fundamentalmente está dedicado al análisis de las
condiciones de vida de los
sectores más pobres y vulnerables de la
sociedad; análisis que busca generar y
apropiar procesos
de concientización para
la trasformación social; es lo que Freire denominó una educación para la decisión y para la liberación, siendo
estos dos elementos los principales componentes de la ciudadanía. La
consideración del papel político de la
educación, permite
subrayar la
convicción
que tuvo Freire
en la
alfabetización y en la educación popular como componentes necesario en la formación y para un verdadero ejercicio de la ciudadanía.
1. Trayectos y proyectos de la vida de Freire
Son los trayectos los que marcan y definen
las
apuestas y los
ideales
con los que se vincula o con los que contribuye el ser humano en el trascurso de la existencia; e igualmente estos trayectos están
determinados por los textos y contextos desde los cuales se mira el mundo.
Concretamente, el pensamiento y aportes pedagógicos de
Paulo Freire
fueron influenciados, especialmente, por dos situaciones: Su acercamiento a importantes filósofos y autores del área social como Hegel, Marx,
Engels,
Karl Jaspers, Martin Buber, Gramsci, autores que, sin duda,
orientaron y
contribuyeron
en la perspectiva socio política de su pensamiento y
hacer educativo; así mismo,
las
restricciones económicas que hicieron parte del contexto familiar durante la niñez
y juventud, contribuyeron a sus preocupaciones por los sectores populares, los oprimidos y por
la
injusticia social, determinantes en la construcción de su perspectiva educativa y su simpatía
por los sectores populares y la clase trabajadora.
Una mirada rápida a la vida y
obra
de uno de los más grandes pedagogos latinoamericanos del
siglo XX, deja ver como uno de sus principales aportes el método de alfabetización, cuya contribución radica, precisamente, en la definición de los contenidos de aprendizaje en
forma conjunta por educandos y educadores, desde los contextos y contenidos a partir de palabras
generadoras. Una de las principales experiencias de
alfabetización y
de educación popular la constituye la puesta
en escena del Método de Alfabetización (siendo director del Departamento
de Extensión Cultural de
la
Universidad
de Recife-1961), la
cual
fue realizada con 300
trabajadores rurales quienes lograron su proceso de lectoescritura en tan sólo 45 días; esta experiencia también
permitió
la reorganización del Programa Nacional de Alfabetización de
Adultos,
con la instalación
de 20mil círculos de cultura para dos millones de analfabetas, de la
cual Freire fue el artífice.
Las condiciones sociales y
políticas tanto de Brasil como de América Latina, en los años 60, conllevan a que Freire tenga que abandonar su país, camino al exilio, con un equipaje cargado de experiencias en educación popular y alfabetización. Equipaje de grandes proyecciones y
alcance
social, que
se convirtió en su carta de presentación
y la
cual rápidamente encontró acogida, respaldo y apoyo
por los diferentes sectores de la sociedad: el gobierno,
los
educadores e intelectuales. Concretamente en Chile, país que le dio el exilio,
encontró un espacio político,
social y educativo dinámico, rico y
provocador, que le permitió re-estudiar y
sistematizar su método, consolidar su obra y
concretar su pensamiento político pedagógico, hasta 1969 cuando
por razones políticas, Freire abandona a este país.
En 1969, Freire es invitado por el Consejo Mundial
Ecuménico de las Iglesias (Ginebra) para participar en la experiencia educativa como "consejero andante", cargo que le dio la posibilidad
de viajar por tierras de África, Asia, Oceanía y América con excepción de Brasil, siendo la
coyuntura ideal para que sus aportes político-educativos trascendieran a varios continentes. En esta
misma perspectiva, junto con otros
brasileros
exilados, fundó el
Instituto
de
Acción
Cultural (IDAC), para desarrollar acciones educativas en los países del
Tercer
Mundo que luchaban
por
su independencia.
El periodo de amnistía política que vive Brasil en
1979,
fue
la oportunidad
para Freire regresar a
su
país. Durante la primera etapa de retorno,
su principal preocupación fue la reacomodación, comprensión
y aprendizaje
de los nuevos contextos de
su país; para
ello
realizó viajes por todo Brasil dando
conferencias,
escribiendo y promoviendo diálogos con
estudiantes y profesores. Este retorno significó un momento de gran apoyo a la alfabetización y
educación de jóvenes y adultos en Brasil,
especialmente por sus aportes
como profesor de varias universidades y
del Centro
de Estudios en
Educación, en Sao Paulo,
institución donde
realizó trabajos investigativos, asesorías y, en forma muy especial,
actividades de formación de profesores dedicados a la educación popular. Esta experiencia le permitió
la
creación de movimientos de
profesores y de educación popular, orientados a trabajar por la reivindicación
de los trabajadores y la conciencia social. Del trabajo con los movimientos populares, Freire creó el Movimiento de
Alfabetización de la Ciudad de São Paulo
(MOVA-SP), orientado
a la educación de
jóvenes y
adultos y como una estrategia para fortalecer los movimientos sociales y
populares dentro del propósito de establecer nuevas alianzas entre sociedad civil y el Estado.
A partir de 1987 Freire
hace
parte de la UNESCO como miembro Internacional y
es reconocido
como
uno de los principales exponentes de educación popular, transformadora y progresista. En
1991 Freire deja el cargo de Secretario, pero continúa como colaborador y se dedica a escribir
artículos y
libros, a colaborar con el desarrollo de programas de otros educadores y retorna a la
docencia universitaria.
El 2 de mayo de 1997 un infarto silenció el palpitar del corazón de uno
de los grandes
hombres de
la educación popular del siglo
XX, de ese silencio
se
levantan las
voces de quienes siguen su legado, expresado en una inmensa contribución a la educación, plasmada en sus reflexiones teóricas y
su experiencia educativa. Freire fue y será siempre el maestro de la educación
popular.
Los reconocimientos a los aportes de Friere se evidencian en la traducción
de sus obras a más de
doce idiomas,
los casi 30
títulos
de Doctor Honoris Causa que le
fueron concedidos por
diferentes universidades del mundo y
los
premios recibidos, incluyendo el
premio de la paz otorgado por la UNESCO en 1987. Hablar de Freire es hablar de un método de educación para la emancipación, la
humanización, la
tolerancia, para
la trasformación
social; elementos
necesarios para la ciudadanía y sin los cuales no se puede lograr una sociedad democrática,
sociedad donde el acto
educativo debe ser, ante todo, un acto político que se fundamente en
la concientización y la liberación como
factores claves para una verdadera la humanización.
2. Contribuciones teóricas
Freire es uno
de los pedagogos más significativos del siglo XX. Considerado como el pedagogo de los oprimidos,
su trabajo se centra,
ante todo, en una pedagogía de la esperanza. Sus aportes
nacen de su práctica, de la experiencia, y especialmente, del trabajo educativo con
campesinos y trabajadores; aportes que
han dejado significativas huellas en el desarrollo de la educación, fundamentalmente en el campo de la educación popular orientada a la alfabetización y la
concientización
política de
jóvenes
y adultos de los
sectores
populares, y
también en los procesos democráticos de América Latina y algunos países del mundo.
Indudablemente, uno de los principales aportes es el método de lectoescritura, conocido como el Método
de Freire o de la Palabra generadora. Con
este método Friere buscaba no
sólo
enseñar a leer y a escribir, sino también, el cambio de los sujetos del acto educativo,
tanto en su auto-
comprensión, como en la comprensión del
mundo que los rodea. El Método se fundamenta en
la articulación
de la teoría con la práctica: desde la reflexión
y el diálogo con la realidad; en
la búsqueda de la participación del educando y el educador de la transformación del mundo. Las
principales características del
método son: la concientización y
la
politización, partir de la
práctica social para volver a la reflexión, y sobre la misma práctica transformarla; la
consideración de la educación como
acto político y como
acto de conocimiento y de inclusión.
En síntesis, el Método de Freire parte de la praxis y busca la concientización para la
emancipación, para humanizar; es decir, el método busca que el acto educativo sea un ejercicio de libertad: liberar al hombre de todo aquello que no lo deja ser verdaderamente persona. Bajo la
consideración
del hombre como ser en acción y en la acción, entonces
éste
puede transformar
la
realidad, en interacción y diálogo con el otro y
con
los otros. Otros aportes de la obra y
el pensamiento de Freire a la educación, tienen que ver con la
fundamentación de
la neutralidad de
la
educación, el principio del diálogo y
de la pregunta; principios donde el
eje transversal es
la coherencia en lo que se piensa,
dice y hace.
Tanto la definición de la educación como un acto
eminentemente político; el diálogo como una apuesta para generar espacios de reconocimiento, de respeto y de participación; y
la
pregunta como una estrategia creativa que posibilita develar y estimular nuestra capacidad de
transformarnos y
trasformar el entorno, permiten señalar aquellos elementos claves para una
formación
ciudadana que plantee en
la
persona la necesidad de
tomar opciones, es decir, de decidir, de escoger; pero
también, la necesidad de ser coherente con la opción tomada y
las acciones a desarrollar. En otras palabras, los aportes pedagógicos de Freire se orientan
a concientizar en el reclamo y uso de los derechos y
el derecho a tener deberes de ciudadano; para
ello Freire sostiene que el acceso y
puesta en práctica de la lectoescritura, es un elemento
fundamental para hacer efectiva la ciudadanía. A modo de ilustración, se exponen, de manera
muy sucinta, estos aportes.
La educación como acto político = educación liberadora
Para Freire no existe una
educación neutra. En toda su obra, la educación tiene un papel imprescindible en el proceso de concientización de las personas; papel que, indudablemente,
es generado por la capacidad provocadora y transformadora de la educación; de ahí el gran aporte de
su pensamiento al plantear el proceso de educativo
como un proceso de liberación: educación
liberadora. Pero, para que la educación sea liberadora, debe partir de un diálogo crítico y
de convivencia donde educador y educando se muevan en el mismo escenario. Este proceso más que
pedagógico
es político, pues
hace del educador un
sujeto político,
un creador,
un protagonista, pero
jamás un sujeto neutro. Desde esta concepción, la educación se asume como un proceso de humanización, un acto político,
de
conocimiento
y de
creación.
La educación liberadora es un
proceso de toma de conciencia de la condición social de la persona, que la adquiere mediante
el análisis crítico y reflexivo del mundo que le rodea. Es una
forma de entender la educación que se ubica en una horizontalidad
de las
relaciones humanas, y que, necesariamente implica el diálogo y
la
continua reflexión sobre la
realidad.
Si la
práctica
educativa se da entre sujetos que se relacionan por medio de métodos,
de técnicas y
materiales,
entonces la práctica educativa es una práctica política.
Diálogo
Su ‘principio del diálogo’ mostró un nuevo camino para
la relación
entre educador y educando. La educación debe ser un acto dialogical o conversacional más que curricular y de contenidos
preseleccionados, debe dar relevancia e importancia
a la praxis en la actividad educativa y la
concientización del oprimido a través de la
educación. De ahí la necesidad de que el acto
educativo se inicie y se realice desde la generación de palabras articuladoras del pensamiento crítico y de los contextos de los que hacen parte educandos y educadores.
El diálogo puede posibilitar la inserción crítica y transformadora de los educandos y educadores a su propia cultura, desde la discusión de los problemas y situaciones cotidianos de las personas
y sus comunidades. El diálogo debe ser el punto de
encuentro entre dos o más sujetos en la búsqueda del conocimiento
y de la construcción en un mundo en continua reelaboración; es la
lectura de sí y del mundo en conjunto con los otros. Por ello, el diálogo necesita de situaciones
de igualdad y
confianza que no coarten la libre expresión de los sujetos del proceso: “El diálogo como encuentro de los hombres para la ‘pronunciación’ del mundo es una condición fundamental para
su
verdadera humanización.” (La educación en la ciudad. 1991).
Para Freire, el diálogo
no existe fuera de una relación se da en la reflexión común,
es una actitud
y una práctica
que desafía al autoritarismo, la
intolerancia,
los fundamentalismos y la
homogeneización; por eso el diálogo debe ser la práctica de quienes quieren construir un mundo
mejor y más justo. El diálogo implica que las diferencias entre educadores y
educandos no representan un antagonismo, sino la consideración de ser portadores de saberes distintos y complementarios. En este sentido, Freire veía el diálogo como elemento fundamental del acto educativo y a éste como una estrategia para favorecer el pensamiento
autónomo, crítico
y creativo, así como la formación
de actitudes y cualidades éticas y políticas, en tanto
elementos
básicos para hacer sustantiva la democracia: “Desde la educación, Freire puso todo su empeño,
energía, capacidad de soñar y talento teórico-práctico en
el desarrollo
y promoción
de una pedagogía y una escuela
realmente democráticas y populares, capaces de convertirse en
instrumentos
generadores
de auténtica ciudadanía” (Ovelar, N. 2005, p. 3). El diálogo como esencia de las relaciones humanas y de una democracia, empodera a la persona para actuar y
para
entender que el poder de trasformación está en cada uno.
La Pregunta
Lo ideal es que
todo
proceso educativo esté mediado por la pregunta; pues la pregunta
es la
expresión de la
incertidumbre frente
a algo, frente al
mundo; es la inquietud que convoca y provoca a
la imaginación,
a la intuición, a la conjetura; Freire
invita a subvertir el orden: preguntar significa
vivir
la curiosidad y
la indagación, y
el reconocimiento que no hay “preguntas bobas ni respuestas definitivas”; la experiencia con la pregunta brinda una actitud abierta, dialógica, indagadora y no pasiva, se convierte en promotora de conocimiento; de ahí
que la función del educador sea invitar a
los estudiantes a
acercarse
al conocimiento desde
sus propias preguntas. Freire advierte que la educación
ha sido
una educación de respuestas en lugar de una educación de preguntas: “Una educación de preguntas es la
única
educación creativa y apta para estimular la capacidad humana de asombrarse, de responder a su asombro y resolver
sus
verdaderos problemas esenciales, existenciales y de conocimiento” (Pedagogía de la
pregunta, p. 61).
La pregunta debe ser el
componente del acto educativo orientado a afianzar el compromiso frente a la
injusticia, la inequidad
y la impunidad, que le
permite al educando
aprender a aprender, es decir, que el educando devele la significación de los contenidos, que le de la posibilidad de vivir sensatamente la tensión entre la autoridad y la libertad; en otras
palabras vivir es asumir responsablemente el ejercicio de sus deberes y derechos.
La educación como acto político que se fundamenta en diálogo, la pregunta y la autonomía, debe
ser asumida de manera crítica y como proceso de liberación y humanización de la
sociedad en la urgente necesidad de promover
la tolerancia y hacer posible el derecho a la diferencia en una apuesta por una verdadera sociedad democrática.
3. Educación y ciudadanía
“Mujeres y hombres,
seres históricos sociales,
nos volvemos capaces de comparar,
de valorar,
de intervenir,
de escoger, de decidir,
de romper, por todo eso nos
hicimos seres éticos. Sólo somos porque estamos siendo. Estar siendo
es,
entre nosotros, la
condición de ser”.
Con su trabajo, pensamiento y obra, Freire marcó significativas huellas a la educación. Para
algunos, su principal contribución tiene relación con el método de alfabetización para
jóvenes y
adultos; para otros, los aportes se ubican en la base pedagógica de la educación popular y con
ella en la
concepción política de la
educación, es decir, la
influencia de su pedagogía político-
emancipador al desarrollo social, tal como lo expresó
Federico Mayor,
Secretario
General de la
UNESCO: “la educación es la
base
de todas las libertades, que puede dar a
la gente el dominio
de su destino”.
Al introducirse en
la
obra de Friere, tal como se ha insistido
en la líneas anteriores, se encuentra una postura sobre
el papel político
de la educación. Freire
plantea
que es imposible
la educación neutra, sin ideología, sin el poder transformador que tiene la educación. El papel
político de la educación lo fundamenta en la ética, el respeto y la tolerancia con el otro; no puede
haber crecimiento democrático por fuera de la tolerancia. El espacio y acto educativo,
debe ser ante todo un acto donde convivan, estén y recreen los conceptos de ciudadanía,
democracia, representación política y
participación, y además, un espacio donde se desarrollen valores como la autonomía, la igualdad, la diferencia,
el respeto y la justicia; es por esta razón
que Freire insiste en que
se necesita de una educación liberadora, dialógica y democrática que contribuya a la formación de la ciudadanía.
Indudablemente, la
educación liberadora (conjunto
de conocimientos,
actitudes, principios y
acciones generadores de la capacidad de reflexionar, comprender, analizar y actuar sobre una
realidad para transformarla) es el tema nodal y de mayor importancia del pensamiento de Freire,
pues permite articular
críticamente la realidad y, desde ella, generar acciones de transformación y cambio. La educación liberadora plantea la
tolerancia como elemento esencial, pero no
la tolerancia por la tolerancia o como indiferencia frente a las cosas o al otro, sino desde el respecto por la diferencia, el reconocimiento de la igualdad
y
en la búsqueda de la equidad. La
educación liberadora también tiene que ver con el desarrollo de una conciencia crítica que le permite, tanto el educador como al educando,
develar los mecanismos que impiden
la
plena humanización y el reconocerse como ciudadano,
comprometido en la defensa de sus derechos civiles y políticos.
Lo anterior permite fundamentar la educación
liberadora desde los valores propios de una
ciudadanía activa: solidaridad, igualdad, justicia, libertad con responsabilidad y respeto por el otro. Igualmente, comporta algunas características comunes: formación para la convivencia y
la práctica de democracia, para la libertad de expresión,
el diálogo y reconocimiento del otro, la
valoración y
respecto por la identidad cultural, el desarrollo del pensamiento crítico para la
participación y
la
toma de decisiones. En palabras de Freire,
la
ciudadanía no llega por
casualidad,
sino que es una construcción que
jamás termina; exige lucha por ella,
compromiso,
claridad política y coherencia. Es por esto que, una educación democrática no se puede realizar
al margen de una educación de y para la
ciudadanía. “Estaremos desafiándonos a nosotros mismos a luchar más en favor de la ciudadanía y de su ampliación. Estaremos forjando en nosotros mismos la disciplina intelectual indispensable sin la cual obstaculizamos nuestra formación
así
como la no menos necesaria disciplina
política,
indispensable para la lucha en
la invención de la ciudadanía” (Cartas a quien pretende enseñar.
1994, p. 133).
La educación para la liberación tiene correspondencia con la educación democrática desde el
planteamiento del diálogo como herramienta fundamental para el proceso de humanización, pues para Freire la educación es:
"El mecanismo pedagógico y político por medio del cual se
establecen
las condiciones ideológicas y las
prácticas necesarias para inventar otra democracia." (Achkar, S.
2002, p. 14.); también desde la consideración del educando como el
sujeto central del acto educativo, que parte de
sus saberes y experiencias para facilitar una discusión generadora de ideas y
conocimientos; y a partir de estos nuevos saberes
participar en
la
trasformación de sí mismo y de la realidad
que vive.
Tanto la educación como la democracia necesitan
de la crítica,
el deber y la verdad (la verdad como imperativo del aprendizaje: “Es posible equivocarse, errar, pero nunca mentir”), también de estructuras democratizantes,
flexibles y
participativas que hagan posible el ejercicio de la autonomía; por ello su
propuesta educativa se fundamenta en la relación dialéctica
teoría y práctica, es
decir en
la
conexión entre los contenidos y la
realidad del educando: "Quien
enseña
aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender". (Pedagogía de la Autonomía, p. 25).
De lo dicho hasta ahora se desprende la necesidad de subrayar la reiterada advertencia de Freire sobre las condiciones requeridas para lograr la participación y acceso a la toma de decisiones
por parte de todos; condiciones
que se dan cuando entendamos
y actuemos como sujetos
capaces de trasformar y
transformarnos, de allí nuestra capacidad protagónica, política
e histórica.
Esta capacidad, está íntimamente relacionada
con la
formación
de ciudadanos
críticos, reflexivos, analíticos, con actitudes y valores orientados al cambio y a la construcción
de una sociedad más democrática. En este orden de
ideas, la ciudadanía es una lucha y
una conquista (no se nace ciudadano,
se hace ciudadano)
que exige compromiso, claridad política,
coherencia y decisión, producto
de
procesos educativos democráticos,
en cuya base debe estar la libertad, la
igualdad y
la
tolerancia; dicho de otro modo: reconocerse
como
miembros de una
sociedad es reconocerse como ciudadanos: “Para que
la educación no fuera una
forma política de intervención en el mundo, sería indispensable que el mundo en que se
diera no fuera humano”.
(Pedagogía de la Autonomía,
p. 107).
Algunas frases que reflejan la profunda convicción, de
Freire, en la
formación ciudadana como
una tarea del acto educativo son: “Necesitamos una educación
para la decisión, para la
responsabilidad social y política”…“La educación no es suficiente para perfilar la plenitud de la
ciudadanía, pero sin la educación es difícil construir ciudadanía”…”La construcción, mantenimiento y
vivencia
de la
sociedad democrática
es responsabilidad de todos”…“La
alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la
realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado”. De acuerdo con los
planteamientos de Freire, la formación en materia de ciudadanía, debe ser definida como un
referente para la transformación del orden social existente, para un mundo más humano;
desde
la
apuesta a la sustantividad democrática.
Hablar de la educación
como acto político, necesariamente implica hablar de
ciudadanía, pero como proyecto inconcluso
en la sociedad, es decir ciudadanía como conciencia de derechos y
deberes (civiles,
sociales y políticos) y como ejercicio de
la democracia. Desde
este
planteamiento, la formación ciudadana tiene que ver con el empoderamiento del individuo
sobre su entorno, su tiempo, su
historia y
su cultura; empoderamiento que lo hace
sujeto histórico,
activo y protagónico, en actitud
vigilante y de cambio, capaz de transformar su realidad personal
y su
entorno
social, en
la
convicción y el propósito de una sociedad
más
democrática.
Para Freire
la ciudadanía es una
invención, es una producción política en permanente
construcción; el ciudadano
no nace, el ciudadano se
hace y
este hacer es permanente, dinámico,
que exige compromiso, decisión y postura política. Por ello, la ciudadanía tiene que ser un
derecho, una conquista y es precisamente esa permanente conquista la que
posibilita el crecimiento de una sociedad
democrática.
BIBLIOGRAFÍA
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TORRES, Rosa María. Los múltiples Paulo Freire. Disponible en:
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