EVOLUCION DEL JUEGO HACIA LA ACTIVIDAD MULTISENSORIAL.
1- Actividad multisensorial y juego no son una misma cosa.
“Los objetivos que se persiguen con las A. M. son: diversión en el juego y desarrollo cognitivo a través de él”.
Así es como un educador holandés trataba de explicarnos a donde y de que manera se quería llegar con este tipo de actividades. Sin embargo lo que para él parecía tan claro, para mí todavía hoy, no lo es tanto. Y no sé si ello es debido a un simple problema de traducción o al uso de conceptos diferentes.
Actividad multisensorial y juego no son una misma cosa, si bien es cierto que la una lleva implícito al otro y viceversa. Lo que todavía no acabo de ver claramente es de que manera se produce esta doble circularidad lúdica, al menos en su acepción y significado tradicional.
Dónde está el principio y dónde el fin de cada uno de ellos. Cuándo deja de ser juego y pasa a ser actividad multisensorial puramente entendida. Ni nosotros mismos nos hemos puesto de acuerdo todavía en esta cuestión, ya que dependiendo del nivel teórico de procedencia, nos inclinamos hacia uno u otro lado.
Lo que esperamos no es lo que recibimos.
Cuando se lleva ya bastantes años dedicado a la atención y educación de personas adultas con retraso mental gravemente afectadas, es decir con profundos que además tienen problemas o condicionantes físicos de todo tipo, se llega a demasiadas conclusiones negativas, que terminan suponiendo un lastre demasiado pesado.
Lo normal es que durante el primer período de trabajo con estas personas, se trate de poner en práctica todo aquello que nos han enseñado en todos nuestros años de educación. Trabajamos todos los niveles que corresponden a nuestra parcela de actuación, incluso las que nos son afines. Observamos, valoramos, programamos y ejecutamos. Con el tiempo volvemos a valorar y comprobamos los resultados obtenidos. Siempre es lo mismo, los resultados no son los esperados o son simplemente inapreciables.
¿Dónde está el error?. ¿Por qué todo esto no acaba de funcionar correctamente?. Yo me atrevería a decir que por un doble motivo: falla el enfoque y la perspectiva.
Lo que esperamos no es lo que recibimos. Tampoco lo que recibimos es lo que esperábamos. Finalmente dejamos a un lado todo tipo de planteamientos ideales, de difícil consecución y nos dedicamos a algo más sencillo, más cercano, con un tratamiento lúdico e intranscendente. Simplemente jugamos a conseguir algo. Jugamos a jugar. Mas he aquí donde yo siempre he encontrado la gran paradoja, la enorme dificultad de entender ese planteamiento con el que hemos comenzado:
¿Jugar con profundos, sí pero cómo y de qué manera?
¿Cómo se puede jugar con alguien que literalmente no es capaz de jugar, porque para nosotros el juego lleva implícito un nivel mínimo de cognición?. ¿Cómo puedo llamar juego a una actividad lúdica que de tanto adaptarla y modificarla ha perdido su esencia y ha pasado a ser algo más, algo nuevo y diferente?
¿De qué forma puedo convencer a alguien de que aquello que está haciendo con esa persona es jugar, cuando no se cumple ninguno de los requisitos previos mínimamente exigidos por los cánones establecidos. Cuando la persona a la que teóricamente va dirigido el juego y que en realidad va a jugar, no se manifiesta, no reacciona aparentemente ante ningún estímulo, o lo hace de forma irreconocible y desestructurada?.
Visto desde fuera:
Las limitaciones, las carencias son tantas y tan graves, en algunos casos, que suelen condicionar a priori cualquier tipo de actividad básica, cuanto más una serie de actividades que, en la mayoría de los casos se suelen considerar secundarias e inapropiadas en una persona adulta y condicionada.
Visto desde fuera, sin tener que implicarse, desde presupuestos categóricos inoperantes, en pocas palabras, desde el punto de vista de quienes no han de pelear con esas personas minuto a minuto, esta falta de vías de conexión y comunicación con estas personas son obstáculo suficiente para abandonar y considerar que su falta de capacidad, para interpretar lo que se les propone, hace innecesario tanto esfuerzo, que a la larga va a resultar estéril y frustrante.
Visto desde dentro:
Sin embargo a quien trabaja con profundos no hace falta hablarle sobre sus carencias y limitaciones, sino alentarlo en el plano positivista y hacerle ver todo el mundo de posibilidades que puede tener frente a sí y no haber descubierto todavía.
No hace falta ponerle límites ni barreras sino ponerle en sus manos los medios y recursos necesarios para que explore y descubra, para que logre minimizar esa discapacidad. Lo que hay a la vista lo sabemos todos, lo que desconocemos es lo que se puede ocultar detrás. Lo que nosotros queremos y pretendemos, nuestras posibilidades, también las conocemos, lo que no tenemos tan claro es que deseos, pretensiones y potencialidades poseen las personas gravemente afectadas, por muchas valoraciones técnicas que se nos muestren en sus expedientes, máxime cuando se han elaborado desde presupuestos que evidencian un desconocimiento grande de estas personas.
Cuando se lleva tiempo trabajando con estas personas, se llegan a entender varias cuestiones, entre ellas que el tiempo no importa, que al espacio o le sobran o le faltan dimensiones y que el mundo de las sensaciones es tan importante o más que el de las propias emociones y por supuesto que el de las cogniciones. Desde esta perspectiva ¿ En qué nivel, área o segmento de la intervención pedagógica-educativa-asistencial situamos el juego?
2- Con personas el juego adquiere una nueva dimensión:
Jugar es relativamente sencillo, siempre que se den las condiciones para ello, sin embargo en el caso que nos ocupa rara vez, con estas personas, se dan estas condiciones. En modo alguno vamos a negar que un profundo no sea capaz de jugar. Verdaderamente puede hacerlo y lo hace. Sin embargo la experiencia demuestra que es preciso modificar y adaptar tanto esas condiciones, que en la mayoría de los casos el juego adquiere una nueva dimensión.
Nadie negará que es más divertido, enriquecedor y atractivo jugar con una persona, niño o adulto, que responda a nuestras expectativas, que hacerlo con alguien que no sepa jugar o no esté preparado para ello, salvo que nuestro interés se encamine más hacia el aprendizaje que hacia la realización de la acción. Un bebé de muy corta edad y de poco desarrollo evolutivo es menos interesante que otro de una edad superior y mayor nivel de exigencia y comunicación. Esto, hoy por hoy, es incuestionable en cualquier tipo de grupo, tanto animal como humano.
De la misma manera sucede con las personas discapacitadas, son más atractivas y rentables cuanto mayor sea su nivel evolutivo y comunicativo. Cuando nos situamos frente a una persona con retraso mental de muy corta edad no existen tantos problemas, pues las diferencias, las limitaciones, aunque existen de la misma manera, son menos visibles. Nos enfrentamos a ella como lo hacemos con cualquier otro bebé, haciéndole las mismas gracias, las mismas carantoñas, los mismos juegos.
¿ Por qué es así?. Yo creo que por que consideramos que no estamos jugando propiamente, sino que lo que hacemos es otra cosa, que tiene que ver con el juego, con el aprendizaje, con la comunicación, con el afecto.
Es algo más que juego, se encuadra en otra categoría, más amplia y compleja, de la que el juego forma parte como un elemento más. Se trata, a mi modo de ver, de una actividad sensorio-motriz que no está controlada por el neocortex sino por una parte del cerebro más primaria y básica que tiene que ver con los sentidos, con el mundo de las sensaciones y que no necesita una estructura o configuración superior. Se desarrolla pues en otro plano, en otra dimensión que es común a todos los seres vivos, pero que queda relegada a un plano secundario y marginal o de simple referencia, a medida que se adquieren estadios madurativos de grado superior y se desarrollan estructuras de pensamiento más complejas y elaboradas.
Hablemos de esta nueva dimensión:
Y precisamente de esta nueva dimensión, de ese resultado que finalmente hemos conseguido, es de lo que vamos a hablar.
Desde hace ya muchos años la atención de las personas con retraso mental ha seguido una evolución positiva, clara y muy determinada.
Primeramente el reconocimiento de su condición de personas, luego su condición de ciudadanos, con derechos y obligaciones y finalmente el reconocimiento de la especificidad o derecho a ser diferentes y el respeto a esa diferencia y el desarrollo máximo de toda su potencialidad.
Un poco de historia:
De este presupuesto arranca todo el tema que nos ocupa. En aras a este derecho y al respeto escrupuloso de ofrecer a cada uno todo lo que necesita para desarrollar al máximo su potencialidad, nacieron hace ya tres décadas, en los países centroeuropeos, una serie de adaptaciones de todo tipo de actividades lúdicas o de carácter lúdico, que hoy se han terminado llamando actividades multisensoriales.
No obstante tales actividades no se comenzaron a difundir hasta que no adquirieron un carácter marcadamente comercial, debido al interés que rápidamente despertaron, hacia la mitad de los años ochenta, apoyados en planes sociales o gubernamentales, en un nutrido grupo de terapeutas y cuidadores, que no sabían ya a que jugar ni que hacer con los profundos. Todo tiene un precio y desgraciadamente este tipo de actividades lo tiene demasiado elevado para ser abordado sin más por cualquier padre o centro.
En un principio comenzaron a funcionar las llamadas “cafeterías sensoriales”, posteriormente las “carpas de actividades sensoriales” y ya por último, las salas específicas de estimulación multisensorial o salas “ snoezelen”.
Las personas con retraso mental gravemente afectadas necesitan más recursos cuanto mayor sea su grado de afectación.
Esto parece ser también proporcional a la hora de adaptar no sólo el material sino incluso el modo de operar con él. En un juego convencional más o menos adaptado, todo gira en torno a su estructura y su reglamentación, independientemente del jugador y del espectador.
En las actividades multisensoriales todo gira en torno de la persona a la que van dirigidas, independientemente de todo lo demás, con lo que en ocasiones el coste en personal y medios es elevado y un tanto prohibitivo, máxime cuando las carencias y líneas de actuación van por otros derroteros.
Nunca es demasiado fácil convencer a propios y extraños que los cuidados asistenciales que prestamos a un profundo son o llegan a ser para él secundarios, por muy importantes que a nosotros nos puedan parecer. Para él lo importante, lo verdaderamente atractivo es la forma, el modo en el que se los presentamos. Estamos al mismo nivel que un bebé o un niño de muy corta edad, al que le importa más todo el tinglado y parafernalia que monta el adulto para darle de comer, vestirlo o bañarlo que la propia comida, la ropa o el agua en sí. Ello es así por la forma básica de percibir la realidad, de vivirla o sentirla, que no coincide con nuestra interpretación, ni con nuestras exigencias. De ahí que antes hablase de un doble error a la hora de enfrentarnos con nuestro trabajo.
Fallamos no sólo en el enfoque sino también en la perspectiva. La realidad de la que nosotros partimos no es ni la misma ni parecida a la suya. Tampoco coincidimos en la forma de afrontarla y de enfrentarnos o confrontarnos con ella.
De esta forma hablamos lenguas diferentes y lo que es peor usamos códigos o lenguajes que no coinciden. Jamás llegaremos a entendernos. Poco a poco ambas partes, el profundo y la persona que lo atiende, irán perdiendo interés el uno por el otro, hasta convertirse en verdaderos extraños, que en la mayoría de los casos degeneran en relaciones patológicas o perturbadoras. Esta es la experiencia habitual en casi todos los centros, nuevos y viejos, siempre hay un grupo más o menos numeroso de personas gravemente afectadas que se pasan gran parte de su tiempo libre y no libre sin hacer nada, simplemente vegetando, eso sí muy limpios y muy bien comidos y atendidos sanitariamente, pero sin pasar de ahí.
Y yo, como otros muchos, nos preguntamos por qué nos conformamos con eso, cuando a nosotros no nos basta con comer, dormir y estar sanos y aseados.
Si nosotros y aquellos que son como nosotros necesitamos otro tipo de actividades, acordes con nuestro desarrollo personal, social, etc., para seguir madurando y evolucionando; ellos, por muy impedidos que estén, también lo necesitaran de la misma manera y en la misma proporción. Y si se lo negamos estaremos negándoles el derecho a ser personas y a evolucionar y crecer como tales.
La fórmula mágica: las sensaciones.
Desde hace años se viene trabajando para que esto último no suceda. Se intenta dar con la fórmula mágica, con la llave que sea capaz de abrir la puerta que conecte ambos mundos, ambas realidades. Y parece ser que se va por buen camino, a través del mundo primario de las sensaciones.
Ellas son lo más básico, lo más común a ambos mundos. Para nosotros la realidad ha dejado de ser algo pastoso, indefinido, vago, incontrolado. Paulatinamente la hemos ido, si se puede decir, modelando y conformando de modo inteligente, es decir ordenado, para poderla manipular y transformar a voluntad. Sin embargo no hemos perdido la capacidad de poder disfrutarla a ese nivel primitivo. Para un profundo la situación es inversa, el sólo tiene la capacidad de disfrutarla en ese estadio primario, sin otra posibilidad de manipulación o interpretación. Para el todo es un gran laberinto de luz, sabor, olor y sonidos sin más significado que el de agradable o desagradable, dependiendo del umbral de tolerancia que ésta persona posea.
En la gran mayoría de las ocasiones, una persona con retraso mental gravemente afectada, es decir con graves carencias sensoriales, no tiene vías reconocibles para penetrar en la realidad y viceversa, la realidad difícilmente puede llegar hasta su interior.
Con un discapacitado sensorial, físico o mental leve, es relativamente fácil trabajar con él hoy en día, gracias a los medios técnicos de los que disponemos, tanto para el diagnóstico como para la intervención. Sin embargo con este grupo reducido de personas, ni la técnica ni la sabiduría humana ha conseguido una mínima vía fiable y válida para todos ellos.
La gran dificultad viene dada no tanto por la educación del profundo, sino por la reeducación de quienes lo rodean, para afrontar la realidad de la forma que la encontraron ellos también, hace ya tantos años que no son capaces de revivirla a ese nivel, en esa dimensión.
El perder miedos y fobias, eliminar tabúes y prejuicios sociales son pasos que hay que dar para ponerse al nivel vivencial de un profundo y más cuando estamos ante otros adultos que nos observan. Este miedo al cuerpo, a sus olores, a su exploración, al contacto sin ningún tipo de implicación ni interpretación prejuzgada, ese miedo al ridículo, al como me verán los demás, no ha de existir en este nuevo mundo, de la misma manera que no existe cuando estamos frente a un bebé.
3- Actividad lúdica -actividad multisensorial:
La gran diferencia viene dada no por la actividad en sí, sino por el marco referencial-vivencial del sujeto al que va destinada. Y nosotros como cuidadores, educadores o terapeutas debemos conocer la diferencia. Nuestra obligación es la de preparar el marco referencial, el entorno idóneo, dosificando emociones y sensaciones, controlándolas, de forma que dominemos mejor la situación en la que se encuentra el profundo.
Nuestra tarea esencial es la de estar atentos a cualquier señal o manifestación verbal o corporal que éste emita, para llegar a saber como y de manera tenemos que modificar ese entorno para que él se encuentre más cómodo, más satisfecho y más feliz. Nuestros sentidos tendrán que llegar a ser los suyos y tendrán que interpretar de la forma más eficaz posible esas señales de agrado o desagrado, cuándo, cómo y con qué se han producido. De esta forma podremos ir penetrando en su mundo y él en el nuestro de forma adecuada y enriquecedora.
Cuanto mayor sea el grado de conexión mayor será el grado de disfrute y diversión y la actividad tendrá mayores probabilidades de éxito y perdurabilidad.
El profundo sí percibe los cambios en el entorno y reacciona ante ellos, de una u otra forma. Su cuerpo: el gran juguete.
En ocasiones ellos mismos podrían desear efectuar cambios y manipulaciones en su entorno y no son capaces, debido a sus condicionantes de todo tipo. Somos nosotros los encargados de estar atentos a sus señales, por imperceptibles que pudieran ser, para efectuar aquello que ellos no son capaces de llevar a cabo y que tal vez desean.
Todo su ambiente depende demasiado de nosotros, de nuestra sensibilidad y voluntad. Esta enorme influencia en su mundo la podemos ejercer de modo consciente, para enriquecer su vida y hacerlo evolucionar de forma más independiente.
Llegados a este punto creo que ya no cabe la pregunta ¿ A qué se puede jugar con un profundo?. La respuesta nos la da nuestro propio cuerpo. Todo él es un gran juguete, un enorme generador de actividad lúdico-sensorial, dispuesto a ser manejado a nuestro antojo, a través de nuestros sentidos.
Por medio de éstos, percibimos nuestro alrededor inmediato. Reaccionamos gracias a ellos, sin ellos no seríamos capaces a funcionar de la forma que lo hacemos. Ellos nos avisan de los peligros, nos permiten captar impresiones exteriores que influyen en nuestro estado vivencial y anímico. Cada segundo nos llega una enorme cantidad de estímulos que nuestros sentidos registran y nuestro cerebro procesa y almacena, para ser contrastada con información nueva posterior. No es una novedad el decir que el sentido más importante es el del tacto. En toda la superficie de la piel se encuentran gran cantidad de receptores que reaccionan ante estímulos de calor, frío, roce, agresiones, etc. Como sentido, la piel es el órgano más importante de nuestro cuerpo. Un ser humano puede carecer de la visión, del oído, del olfato, del gusto, sin embargo no sobreviviría sin las funciones que ejerce la piel. El tacto nos da una imagen en relación con formas y cualidades como áspero, liso, caliente y frío. Los cambios de temperatura, la diferencia entre áspero y liso, entre superficies duras y suaves son realidades que han de ser matizadas a través del tacto. También lo usamos para hacernos con información inmediata sobre cosas nuevas. No basta con ver u oir algo, es preciso tocarlo, pues lo que es visto y palpado es vivido de forma más intensa que lo que solamente es visto. Lo cierto es que en nuestro mundo las sensaciones visuales son las más dominantes, pero no las más condicionantes.
La percepción de olor y sabor son también determinantes para nuestro mundo y lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones se presentan interrelacionadas; de otro lado son de muy difícil descripción.
Por su parte el sonido tiene también, de algún modo, un factor táctil. Hay una estrecha relación entre sonido y tacto. La piel es polifacética y es capaz de percibir ondas sonoras como ondas de presión. La percepción del sonido además de ir a través del oído va a través de la piel e incluso a través de órganos internos.
Todas estas formas de percepción nos dan una “imagen” del espacio, tiempo, realidad, medidas, formas, profundidad, cualidad y composición de lo que nos rodea. Nos hacemos con una imagen de nuestro mundo que nos proporciona una seguridad. Toda novedad que penetra en este mundo provoca en un primer instante sorpresa y angustia.
En primer lugar exploramos lo nuevo antes de integrarlo como parte de nuestro mundo. Almacenamos la información en la memoria, la procesamos y utilizamos en situaciones similares. Así ampliamos nuestro mundo cualitativa y cuantitativamente, dependiendo de cómo y cuando nos movemos en este mundo.
La movilidad es determinante en la calidad de nuestra vida. Una persona con su movilidad limitada y que además carece de uno o más sentidos, verá limitada su calidad de vida a no ser que lo supla con otro tipo de estrategias.
De esta manera se da el caso de personas que agudizan y evolucionan más otros sentidos para percibir correctamente la realidad. Todos somos capaces, de calificar y ordenar los estímulos que nos llegan por muy caóticos que sean, siempre y cuando el órgano encargado de almacenarlos y procesarlos funcione correctamente.
Sin embargo, en un profundo, cuya movilidad esta limitada o no existe, con uno o varios sentidos afectados o inutilizados y con un cerebro tan deteriorado que no se sabe si funciona o no, ¿ Qué posibilidades de interpretación tiene?. ¿Hasta qué punto es capaz de percibir y ordenar toda esta afluencia de información que constantemente recibe desde el exterior, sin contar con la que procede de su interior y confluye al mismo tiempo?. ¿Es capaz de vivir una actividad como tal o para él es simplemente un laberinto de sonido, luz, olor y sabor?. La respuesta queda en el aire y puede ser múltiple.
4- Punto de partida de la actividades multisensoriales.
Las actividades multisensoriales han surgido partiendo del intento de responder adecuadamente a esta cuestión. No se trata del invento del siglo en el campo de las discapacidades, ni mucho menos, tampoco del mejor instrumento para lograr fines espectaculares. Son ni más ni menos actividades que existen en la propia naturaleza y que el hombre ha ido transformando y evolucionando en virtud de su condición humana y todo lo que ello lleva implícito.
Se trata de desarrollar estrategias simples con materiales más o menos sencillos o comunes, que irán derivando en estructuras más complejas y en la utilización de instrumentos más sofisticados, pero con un nexo común: los sentidos. Estas actividades están concebidas para ser percibidas y desarrolladas a través de los sentidos y ser traducidas de forma automática como sensaciones. Tampoco se esperan con ellas logros espectaculares, ni desagraciadamente son generalizables para todo el colectivo. Cada caso es un mundo y como tal hay que tratarlo. Lo que sirve para unos, no sirve para otros. Lo que interpretan unos de una forma, otros no son capaces de percibirlo o simplemente lo traducen de manera que nosotros no llegamos a interpretarlo.
Falta de referencias de partida estandarizadas.
El principal obstáculo que se sigue encontrando todo el mundo que usa y trabaja con las act. Multis. es el no contar con referencias de partida estandarizadas o contrastadas y validadas por otros profesionales que tratan casos similares. De esta forma se pierde demasiado tiempo en encontrar vías de penetración particularizadas, en probar materiales y experimentar con estímulos y respuestas en cada caso, lo que en la mayoría de las ocasiones, esta técnica de ensayo-error conduce a un cansancio y una falta de interés que deriva en el abandono de las actividades por falta de resultados visibles.
Hay que tener en cuenta que los resultados, si se consiguen, son a muy largo plazo y en casi siempre imperceptibles. Por tal motivo existe la posibilidad, cada vez más necesaria de no considerarlos o tenerlos en cuenta, al menos como motor o base de la intervención; o plantearse objetivos intermedios o secundarios de fácil observación, por ridículos e insustanciales que nos parezcan, tales como el mero hecho de proporcionar el contacto, provocar una simple alteración en su estado habitual, buscar la movilidad o la simple inducción a la percepción, sin más, de la misma manera que nos acercamos a un bebé por el mero hecho de estar con él y que se sienta a gusto, tranquilo, y seguro. En la mayoría de los casos basta simplemente con eso.
Lo que ocurre es que en términos generales, no debiéramos de detenernos ahí, sino ir más allá, procurando allanar el camino a los que vengan detrás. Por ello es necesario tomarse estas actividades en serio, dándoles la importancia que merecen y teniendo en cuenta que son algo más que un simple entretenimiento, que una necesaria ocupación.
Un experimento particular: Nuestra Sra. Del Valle, de La Bañeza.
En el Centro Ntra. Sra. Del Valle, consideramos que las Act. Mults. deben estar configuradas y estructuradas con rango ocupacional. Por ello están adscritas no sólo a las unidades o grupos de residencia sino que forman parte del programa general del Dpto. de Dinámica, con lo que se les reviste de un carácter estable, funcional y ocupacional. A su vez, por ser la única forma posible de penetrar en el mundo de la gran mayoría de las personas con RMGA. se las considera como un medio de comunicación, válido y necesario.
De esta forma podemos hablar, sin temor alguno, de Act. Multis. por un lado y de Comunicación Multisens. por otro , dependiendo del uso y valoración que se haga de ellas.
5- La estimulación multisensorial: actividad y comunicación multisensorial
Concluimos en que, con las personas con RMGA o profundos, las actividades lúdicas han evolucionado o derivado en actividades multisensoriales, que a su vez han permitido hablar de comunicación multisensorial.
En estos momentos tan sólo queda que el colectivo de técnicos y profesionales dedicados a la atención y educación de estas personas, lo conozcan cada vez más y desarrollen en toda su amplitud, generalizando su uso, otorgándole un carácter académico y disciplinar, para que de esta forma llegue a convertirse en modelo educativo y formativo.
De la misma forma que el estudio del comportamiento animal dio origen a la etología y el humano a la psicología, y derivados de ambos, surgió, del estudio de los gestos la quinestesia o quinesia, como una propuesta de comunicación no verbal, válida para completar la comunicación humana, adquiriendo el rango de disciplina dentro de la teoría de la comunicación, desde la Lingüística o desde la Psicología. Hablamos pues de Estimulación multisensorial, usando una perspectiva no sólo terapéutico-recuperadora, sino a la vez pedagógico-educativa, al alcance de todos sí, pero contando con una adecuada y necesaria formación. Sin embargo hay que ser realistas y para ello lo primero es crear una disciplina, una estructura teórica sólida, empírica y ampliamente aceptada.
Y si hablamos simplemente de las Act. Multis. como una evolución de las actividades lúdicas no estaría de más que se le otorgara el mismo rango que cualquier actividad lúdica y gozase de su mismo marco teórico y referencial, con todo lo que ello lleva aparejado. Ahora bien no debemos llevarnos a engaño, éstas han de ser lo más simples posibles y su preparación ha de ser rápida. Si fuese de otro modo, sobre todo en los primeros momentos, no conseguiríamos llevarlas a cabo. Cuantos menos obstáculos nos encontremos y más fácil nos resulte llevarlas a cabo, más posibilidades de éxito tendremos.
6- Presentación de una serie de actividades multisensoriales
Como propuesta de trabajo y demostración vamos a detallar a continuación una serie de actividades multisensoriales, que pueden ser desarrolladas dentro y fuera de las salas de estimulación multisensorial. Por estar estrechamente vinculadas al mundo de las sensaciones, las agruparemos en torno a los sentidos que más estimulan o que más implican. Para ello seguiremos la propuesta presentada en su día por un técnico holandés tras un trabajo de campo realizado con profundos en un centro de Holanda, sirviéndose del trabajo realizado hasta entonces en las salas “snoezelen” centroeuropeas.
Posiblemente para muchos no se trate, en la actualidad, de nada novedoso o espectacular. En realidad no lo es, porque se trata de un conjuntos de actividades simples sacadas de las actividades que cualquiera puede llevar a cabo con niños ente 0 y 6 años.Los materiales empleados son por todos conocidos y que están al alcance de la mano en todo momento. También se ha hecho mucho hincapié en la fabricación artesanal o casera, no sólo para aligerar costes sino también para que puedan estar al alcance de la mano de cualquier persona, por pocas habilidades manuales o técnicas que éstas tengan. El principio de simplicidad y eficacia ha de estar presente en todo momento, lo mismo que el de familiaridad en algunas ocasiones, ya que dependiendo de nuestras pretensiones iniciales en ocasiones será mejor utilizar elementos que a la persona con RMGA y al propio monitor o cuidador le resulten comunes y reconocibles o familiares.
Posteriormente, a medida que el dominio de estas actividades vaya siendo mayor, se podrán ir incorporando elementos nuevos y más elaborados, será entonces el momento de experimentar entonces con materiales y aparatos propios de las salas de estimulación multisensorial más técnicas y sofisticadas, donde la electrónica y las nuevas tecnologías informáticas comienzan a jugar un papel cada vez más relevante.
Tanto las actividades como los materiales, que a continuación se van a detallar, se hallan ordenados en bloques sensoriales, dependiendo del órgano sensitivo más relevante, ya que en la gran mayoría de los casos en una misma actividad o un mismo material implica varias sensaciones o varios sentidos.
TACTO.
En el desarrollo de un bebé el tacto es probablemente el sentido más importante de los cinco. El bebé experimenta principalmente con el tacto. Palpa su entorno y siente su propio cuerpo, la manta, el sonajero. Así establece sus primeros contactos con su repetir movimientos. Deshila la manta sin estar interesado en el efecto. Aproximadamente desde el cuarto mes empieza a repetir movimientos que causan un efecto agradable: golpear el sonajero. Poco a poco se amplía el mundo del bebé. Comienza a investigar intencionadamente. Busca cosas agradables. El profundo se encuentra en este nivel, entre 0 y 2 años y es en este nivel donde hay que situarse e intervenir.
Todos coinciden que uno de los sentidos más rentables en este período es el tacto, por ser el menos localizado, ya que se extiende prácticamente por toda la piel del cuerpo, el menos especializado, ya que numerosas sensaciones visuales, auditivas, etc. Se traducen gruesamente como procedentes del tacto.
El tacto es un sentido muy importante, ya que hay percepción prenso-tactil en todo el cuerpo. Desde las yemas de los dedos hasta las plantas de los pies nuestro cuerpo está lleno de terminaciones nerviosas, que proporcionan información constante al cerebro. No sólo los dedos son los encargados de palpar o sentir el tacto, aunque ellos sean los receptores más especializados en la gran mayoría de las personas. La boca, los labios, la lengua, son otros de los grandes receptores, sobre todo para un bebé. Hay que tener en cuenta que cada persona es diferente y sus zonas de recepción y estimulación son diversas y específicas, con mayor o menor sensibilidad.
Las actividades táctiles son muy apropiadas y muy rentables en este nivel de desarrollo. Ello se puede dirigir de dos formas: ofreciendo distintos materiales e invitando a palparlos, o acariciarlo con dichos materiales.
¿Qué objetos y materiales son los idóneos para las actividades táctiles?
En principio todo puede ser válido, ya que el uso de los objetos lo podemos condicionar a sus cualidades físicas: así el metal suele ser liso y frío, la piel suave y cálida, las fibras vegetales o textiles pueden picar o ser rugosas. También podemos condicionar negativamente el uso de algunos objetos por el peligro o riesgo que engendra su uso o contacto: un cuchillo, un cristal, etc.
Búsqueda de materiales:
Hay muchos objetos que puede hacer uno mismo, o reconvertir y reutilizar el uso que se hace de ellos apropiándolo a nuestras necesidades:
Saquito de tacto.
Se trata de saquitos hechos de algodón fuerte pero no muy grueso. Se pueden rellenar con arroz, macarrones, garbanzos, serrín, etc. Se pueden confeccionar también con forma de muñecos, para que resulten más atractivos. Pueden ser hechos con caucho o con materiales más fuertes, por ej. con guantes de cocina, que por ser impermeables pueden ser rellenados con distintos líquidos. Todos estos saquitos causan diferentes sensaciones, además de diferenciarse también por su peso.
Objetivo: Motivar al profundo para que toque y manipule los saquitos, preséntandole las diferencias entre unos y otros.
Barras de tacto.
Con un mango de escoba o similar, se hacen trozos de diversas longitudes. En cada uno de ellos pegamos distintos materiales ( cuero, terciopelo, yute, hierba artificial, fieltro, alfombra, gasas, vinilo, etc.) y ya está. Las barras son más asequibles y manejables que los saquitos.
Objetivo: También podemos acariciar al profundo con ellas para que aprecie la textura.
Cojines de tacto.
Lo mismo que los saquitos de tacto pero con una mayor dimensión y con la forma propia de un cojín. Dentro de ellos se pueden meter latas metálicas o de plástico duro, llenas de objetos menudos, como garbanzos o piedrecillas, para que emitan sonidos diversos a la hora de manipularlos.
Manguera de tacto.
Se puede confeccionar de diferentes telas; lo más atractivo es realizarla en colores llamativos y que contrasten, para llamar más la atención.
Paneles de tacto.
Estos se pueden realizar de forma fija o móviles y de tamaños diversos, fijando en él distintos objetos, de formas y texturas distintas: cepillos, esponjas, conchas, canicas partidas, lana, cadenas, listones de madera, etc. Siempre se habrá de tener en cuenta situarlos lo más bajo posible, para que sean accesibles a cualquier tipo de persona, incluso desde el suelo.
Cortinas de tacto.
Es muy interesante y divertido llenar una habitación con cortinas colgadas desde el techo, hasta el suelo. Los materiales pueden ser infinitos, linóleos, cañas, corcho, plásticos, etc. Se pueden disfutrar de forma activa o pasiva.
Delantal de tacto.
El delantal cuenta con las posibilidades de un panel de tacto flexible y además pegado al propio cuerpo del profundo o de la persona que lo acompaña.
Para todo este tipo de actividades es conveniente que todos los materiales sean muy resistentes y estén bien sujetos, ya que el profundo puede romperlo todo con o sin intencionalidad.
OTRA ACTIVIDADES TACTILES:
Las caricias.
Una de las actividades más agradables es ser acariciado con las manos. Una mano que pasa por la cara, que acaricia el brazo, que rasca la espalda o masajea el cabello o las piernas o los pies. La caricia del cuidador o del acompañante posibilita que el profundo perciba, disfrute y viva su cuerpo.
Otra cualidad del contacto corporal es la atención directa que reporta. Si se intenta llegar a un profundo con un objeto, la atención llega a través del objeto, sin embargo con el contacto físico, con las caricias, la atención es directa y mucho más sensorial.
Algunas variaciones:
Si usamos loción o crema de afeitado, la sensación varía. También puede ser usada harina y arena.
En otras ocasiones es el profundo el que empieza a sentir curiosidad por tocar a los demás, las manos la cara, la ropa del acompañante. Hay que estimularlo y potenciarlo. Un cuerpo ajeno resulta interesante: un pantalón, un jersey de lana, unas gafas, una barba, el pelo, etc.
El contacto corporal es muy natural y necesario para crear un ambiente de seguridad, de bienestar, en el cual es más fácil realizar cualquier actividad.
La naturaleza.
Espuma de afeitar.
Agua.
Rollos de caja registradora.
Cajas para rebuscar.
Secador de cabello.
Barro.
Títeres.
Papelera.
7- Epílogo.
Lo importante es jugar, realizar actividades lúdicas con las personas con RMGA, porque como hemos visto ellas también juegan, aunque sea en otra dimensión y partiendo de enfoques y perspectivas diferentes, tanto desde el punto de vista del emisor como desde el del receptor. Si lo hacemos así estaremos creando el marco idóneo para establecer una de las metas más deseadas y difíciles de conseguir: penetrar en su mundo y llegar a conocerlo, establecer puntos de contacto y comunicación que permitan que ellos y nosotros seamos capaces de establecer el mismo grado de independencia y autonomía que hemos conseguido con otros colectivos. Al fin y al cabo se trata de personas, con mayor o menor necesidad de apoyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ÁNIMO: TODAS Y TODOS TIENEN LA PALABRA...COMENTEN...