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martes, 27 de septiembre de 2011

APROXIMACIONES METODOLÓGICAS AL DISEÑO CURRICULAR HACIA UNA PROPUESTA INTEGRAL

APROXIMACIONES METODOLÓGICAS AL DISEÑO CURRICULAR HACIA UNA PROPUESTA INTEGRAL



Frida Díaz Barriga*

Fuente:  Díaz B. F. “Aproximaciones  metodológicas  al diseño curricular hacia una propuesta integral”, en
Tecnología  y Comunicación  Educativas,  No. 21, México, Instituto Latinoamericano  de la Comunicación  Educativa, 1993, 19-39. Tomado exclusivamente con fines instruccionales.


Difícilmente puede hablarse de la existencia de un solo enfoque o metodología curricular capaz de dar respuesta integral a la diversidad de problemas que plantea el currículum y su práxis.  Cabe,  por tanto,  una revisión  de los fundamentos  conceptuales  y modelos  más representativos de este campo, así como perfilar una propuesta metodológica más integral y flexible que las   precedentes, con base en las dimensiones social epistemológica y psicoeducativa.

Presentación

En este  artículo  revisaremos  algunos  de  los  fundamentos conceptuales y  modelos  más representativos  del  campo  del diseño curricular,  sobre el  que  incide una  diversidad  de enfoques delimitados por  fronteras no  siempre claras,  pero que, aun  cuando  tiene lugar un  sobrelapamiento  temporal, indican las diferencias  de sus  supuestos epistemológicos  y conceptuales. Por consiguiente, las aproximaciones metodológicas   son  también   diversas y,  como  veremos   a continuación, en muchos casos se contraponen abiertamente.

Las décadas  intermedias de  este siglo  vieron el  inicio  y consolidación de  un campo  de estudio  y debate:  la  teoría curricular.  Al  mismo  tiempo,  surge  el  esbozo  del    que posteriormente  se  definiría  como  campo  metodológico  del diseño  curricular,  en  el  que encontramos  principios   o lineamientos genéricos, cuya  preocupación central era  guiar la selección   u     organización    de   contenidos,     para posteriormente adentrarse  a definir objetivos, sistemas  de instrucción y evaluación o bien para antagonizar  francamente  con dichas propuestas.

Ahora, en las postrimerías del  siglo, y una vez que  dejamos de lado  la  búsqueda  de un "único”   camino   correcto"   (Pérez Gómez, 1988) en materia   de modelos curriculares, es posible  hallar diferentes  formas   de abordar  la   problemática,  que   a pesar de ofrecer visiones interesantes y  profundas aún  son debatibles y  fragmentarias, en  alguna medida. Dificilmente podemos   hablar   de   la   existencia   de   un   solo   enfoque   o metodología curricular capaz de dar una respuesta integral  a la diversidad de  problemas que  plantea el currículum y  su práxis.

Es por ello  que, en principio,  efectuaremos la revisión  de diversas perspectivas  en diseño curricular;   posteriormente  procuramos integrar,   alrededor   de las   dimensiones   social, epistemológica y psicoeducativa,  una propuesta  metodológica más integral  y flexible  que las precedentes.  De  antemano reconocemos  que,   aunque   la   intención   originaria   es integradora,  como   sucede   con otras   propuestas   seguramente  resultar   parcial en la medida  de  las  dificultades  existentes  para  prever  todas  las  situaciones  y  variables involucradas en un proceso tan complejo y no exento de contradicciones,  como es el diseño del currículum.


En  la  literatura  revisada  en  materia  de  diseño  curricula,     es  frecuente     encontrar confusiones  y  ambigüedad  entre los modelos curriculares y  los modelos de  instrucción. De   esta forma,  términos  como  currículum,  plan de estudios,    programas  de estudios, instrucción  y enseñanza  se intercambian  y ubican  en un   mismo  plano.   A   pesar  de considerar que   abordar   lo curricular   (nivel    macro    del   proceso    educativo)    debe necesariamente  conducirnos   al   estudio de   lo   instruccional  (nivel   micro   del   mismo proceso),  en  este  artículo  nos enfocaremos al  primer  aspecto, retomando  sólo  cuando sea pertinente al segundo.

Concepciones  curriculares     y  surgimiento   de   enfoques metodológicos para el diseño curricular.
No es intención de este texto ofrecer una relación   histórica del desarrollo del campo del diseño curricular, como  tampoco intentaremos  hacer  un  glosario   de  las  definiciones   y clasificaciones existentes sobre   el mismo.   No obstante,   si procederemos a  esbozar   el surgimiento de  algunos  de  los enfoques o tendencias más representativas en este ámbito.

Pérez    Gómez    (op.    cit.)    ha    identificado    cinco      enfoques  básicos,  de    "relativa homogeneidad interna",   asociados   al desarrollo de la teoría  y la metodología curricular. Dichos enfoques se consolidan con un sobrelapamiento temporal   hacia las décadas de los años 60 y 70, notándose en los ochenta una fuerte crítica y   reconceptualización  de sus planteamientos.
De manera breve.  Los enfoques identificados  por este  autor son:

1. El Currículum como Estructura Organizada de Conocimientos.
Aquí, se hace énfasis en  la función transmisora y  formadora de la  escuela, frecuentemente con   base en  una   concepción disciplinar   del    conocimiento    científico,    orientado    a desarrollar modos  de pensamiento  irreflexivo acerca  de  la naturaleza y la  experiencia del hombre.  De esta manera,  la elaboración del currículum se centraría en la expresión de la estructura sustantiva y sintáctica de las disciplinas que   lo fundamentan;   la   integración equilibrada  de  contenidos  y procesos, de conceptos y m‚todos,  así como el desarrollo  de modos  peculiares  y  genuinos  de  pensamiento  (aprender  a pensar).

Como  ejemplos,  se  cita  a  Schwab,  Phenix  y  Belth  entre  algunos  de  los  autores  más importantes de este enfoque.

2. El Currículum como Sistema Tecnológico de Producción.
El   currículum   se   convierte    en   un   documento   donde se especifican   los   resultados obtenidos  en  el  sistema   de producción.  Aquí,  el  currículum   se  elabora  desde   una concepción  tecnológica    de  la   educación.  Como    autores destacados de este enfoque, encontramos a Popham y Baker, que conciben al   currículum   y   su diseño   como   una declaración estructurada  de  objetivos  de  aprendizaje;  Mager,   quien propone que dichos resultados  se traduzcan  en comportamientos  específicos  definidos    operacionalmente:  y Gagné,  que    aboga  por  la  conformación  de  un    conjunto  de  unidades  de    contenido susceptibles de ser adquiridas  bajo un conjunto singular  de condiciones de aprendizaje.

De esta forma, la elaboración del currículum se refiere a  la  especificación de intenciones, más  que a la delimitación  de medios o estrategias particulares. También puede citarse aquí

a  Johnson,  quien  no   reduce  su  propuesta  a   objetivos conductuales, sino que incluye "toda aquella riqueza cultural que se  considera  apropiada  para  la  supervivencia  de  la comunidad, a la vez que  es susceptible de aprendizaje"  (op. cit., p. 29).

3. El Currículum como Plan de Instrucción
En este   enfoque se   cita a   autores como   Taba y   Beauchamp, quienes   conciben   al currículum     como   un   documento     que planifica el aprendizaje y, en este sentido, se diferencía de los procesos  de  instrucción  a  trav‚s  de  los  cuales  se desarrolla dicho plan.

Considera    la   elaboración    y   especificación    de   objetivos,  contenidos,  actividades  y estrategias  de  evaluación.     Incide  en  el  campo  de  la    planificación  racional  de  la intervención  didáctica  en todas sus   dimensiones,  puesto  que abarca   tanto una teoría curricular como una teoría de la instrucción.

4.  El  Currículum  como  un  Conjunto  de  Experiencias   de Aprendizaje.
En contraposición a la idea  del curriculum como programa   de contenidos, se le  concibe como un  conjunto de  experiencias educativas planificadas,  propiciadas  por el  docente  y la institución escolar. Se ubican aquí, con ciertos matices, las ideas de autores como Tyler, Saylor y Alexander.

5. El  Currículum  como  Reconstrucción  del  Conocimiento  y Propuesta de Acción.
En una marcada oposición a las posturas anteriores, centra la problemática curricular en el análisis de su práctica y en l solución de problemas.   Postula la necesidad  de integrar  el currículum   y   la   instrucción   de   una   manera   unitaria    y flexible,   que   oriente   la práctica.  Así,  se  afirma   la autonomía del  docente  y  surge  la  exigencia  de  elaborar proyectos  curriculares  relevantes  para  el  alumno.  Como     fases  importantes  para  la elaboración de dicha propuesta  educativa se propone  planificar,  evaluar  y  justificar  el proyecto  curricular.  Pueden citarse los   trabajos de Schwab,  Eisner   y Stenhouse  como representativos de esta aproximación. Trata de lograr "una propuesta integrada y coherente que no especifica más  que  principios  generales  para  orientar  la  práctica escolar como un proceso de  solución de problemas" (op.  cit. p. 33).  Al  acentuar   el  inter‚s  por  el estudio  de  los fenómenos que ocurren  en el  aula, se  consideran tanto  los aprendizajes explícitos   y   planificados,    como   aquellos   no previstos.  Esto   permite   distinguir  la influencia  de  tres tipos de currícula:  el formal o  explícito, el  oculto y  el ausente.

Ya  dijimos  que  no  siempre     es  fácil  clasificar  a  los     autores  tajantemente  como pertenecientes a  una u otra corriente.  De manera general  podríamos establecer  al menos dos  visiones opuestas  en  materia  de   diseño  curricular:  un   enfoque curricular centrado en la racionalidad tecnológica y otro  de carácter sociopolítico  o  reconceptualista,  al  que se   le denomina enfoque crítico o alternativo, y tal vez una tercera opción, que no necesariamente está  a la mitad del camino  de las anteriores, lo cual constituye una visión psicopedagógica y constructivista de lo curricular.

Los autores y enfoques antes descritos pueden   identificarse, en mayor o menor medida, con estas corrientes, que   acentúan alguna de las   dimensiones siguientes:   sistémica y técnica, sociopolítica, psicoeducativa y epistemológica. más  adelante se    esquematizar n algunas   metodologías    curriculares vinculadas con estos enfoques.

Conceptos básicos en el ámbito del diseño curricular
El surgimiento del campo del diseño curricular, en opinión de Angel Díaz  Barriga  (1988), responde a  una  lógica  de  la eficiencia,  sustentada  en  lo   que  este  autor   denomina "pedagogía    industrial",    que    busca    establecer    nuevas relaciones entre la institución educativa y el desarrollo  de las sociedades industriales. Es en las décadas posteriores  a la Segunda   Guerra Mundial,   y conforme   a una   búsqueda   del nuevo orden   económico, donde  la educación  es  vista  como piedra angular del  desarrollo. que se  perfila el campo del diseño curricular.


Es en las décadas posteriores a la Segunda Guerra  Mundial, donde  la  educación  es  vista como  piedra  angular  del desarrollo, que se perfila el campo del diseño curricular.

Son varias  las  corrientes  que  a  partir  de  ese  momento determinan la  concepción  del Qué  y  el cómo  del  fenómeno educativo:    la   psicología    conductista,    la   tecnología educativa, la enseñanza programada,   el enfoque de  sistemas, la psicometría,   la  teoría curricular  clásica  y,  en  ese contexto, el  diseño  curricular  que se  desprende  de  esta última.

De  esta  forma,  la  teoría  curricular  y  la  aproximación metodológica que le subyace, se consolida  como  parte  de   una  pedagogía  estadounidense    que    busca  promover    una educación científica, en  contraposición  a  la  enciclopedista,  cuyos nuevos valores son  la "eficiencia" y  la "democracia":   Esta visión de lo educativo  tiene un gran  impacto en los países latinoamericanos,      fuertemente      influenciados,         cultural tecnológica e ideológicamente por   la potencia hegemónica   de la región. En   particular, es   notable la penetración de  la teoría  y  modelos    curriculares  cl sicos,  la   planeación educativa,  la tecnología   educativa  y   los  modelos   de evaluación que se les asocian.

Podemos decir que  el campo del  diseño curricular surge,  en gran medida, a la par de los avances en materia de planeación educativa, y a  partir de  la década de  los años  60' se  le ubica como   una   subclase   o subsistema   de   ésta.   Desde   el enfoque sistémico,  se conceptualiza a la planeación educativa como   "el  proceso   que  busca   prever   diversos futuros   en relación   con  los  procesos   educativos;   especifica   fines, objetivos y metas, permite la definición de cursos de   acción y, a partir   de ‚stos, determina   los recursos y estrategias  más  apropiados  para  lograr  su realización"  (Llarena,    McGinn,  Fernández  y Alvarez, 1981, p. 432).

Considerando  la amplitud,   importancia  y   repercusión  que   se pensaba podría tener la planeación  educativa,  prevalecía   el propósito   de   hacerle   trascender    a   las     reas académica, administrativa, física y financiera.

Algunas de   las propuestas   más   relacionadas, a   partir   del abordaje sistémico de   los problemas  educativos,    con  lo   que  posteriormente  se  diferenciaría    como  campo    de planeación  y diseño  curricular,  resaltan  una  serie  de  elementos  que integran y definen el proceso: los supuestos, las dimensiones y las  fases  de  dicha  planeación.  Enseguida, retomaremos algunas de las  conceptualizaciones de  mayor importancia  en esta dirección.
De acuerdo  con  Taborga  (1980)  y  en  el  contexto  de  la planeación universitaria, ésta debiera realizarse bajo cuatro supuestos:

¾    Epistemológico,   puesto  que  "la  planeación  se  fundamenta  en  el  principio       de racionalidad"    y   abarca   tanto   los fundamentos  conceptuales del acto  de planear, como  los métodos de conocimiento aplicados en el proceso.

¾    Axiológico, ya  que se  asumen siempre  determinados  valores para   validar  y  orientar el   proceso,   para    diseñar opciones de   acción y establecer criterios de selección y evaluación de las mismas.

¾    Teleológico dado  que  la planeación   está  condicionada   por fines, metas y objetivos determinados.

¾    Futurológico  puesto   que   la   planeación   tiene   un   carácter  anticipatorio,    busca proyectar  cambios cualitativos  en la realidad, en congruencia con los ideales buscados.

En la actualidad  el desarrollo curricular  se inclina  por privilegiar  la  función  del  docente como  mediador  del aprendizaje y el papel de la interacción entre los alumnos.

Aun dentro de un esquema de corte funcionalista, los teóricos de  la  planeación  educativa trataron  de  ubicarla  en  la problemática y necesidades vigentes del sector educativo y en su interconexión  con la sociedad. Así, se postulan una   serie de   dimensiones.     social, técnica,    política,    cultural, prospectiva, económica, etc.,  que establecen  los marcos  de referencia y variables intervinientes a considerar en el acto de planeación educativa. Cada una  de  esas  dimensiones  tendría  un    peso    importante,      bajo    los    considerandos siguientes  (Llarena, et al, op. cit.):

Dimensión social. Donde se impone el análisis y participación de los grupos humanos involucrados en el proceso.

Dimensión   técnica.   Supone   la   necesidad   de   emplear conocimientos organizados  y sistemáticos derivados de la ciencia y la tecnología.

Dimensión política.  Hace referencia  a  la ubicación  en  un marco  jurídico-institucional que respalde las  acciones de planeación.

Dimensión  cultural.   Entendida  como   una  influencia   de contexto,  marco  de referencia, sujeto de  identidad  o alternativa en el sistema de valores.

Dimensión  prospectiva.  Busca  incidir    en  el  futuro,    haciendo  posible  planteamientos inéditos, nuevas realidades y, en este caso, nuevos sistemas educativos.


Siguiendo  esta   línea de   análisis,  describiremos   ahora   las fases   de   la   planeación educativa,   que  en  cierta  forma corresponden a los diversos momentos en que se da el proceso educativo:

Diagnóstico

Análisis de la naturaleza del problema

Diseño y evaluación de las opciones de acción

Implantación

Evaluación

Estas fases guardan estrecho   vínculo con las propuestas   por autores para el caso del diseño curricular. En la figura 1 se esquematiza  la  posible  interrelación  entre  las  fases  y dimensiones de la  planeación educativa, integrando  diversos aspectos y posibles sectores involucrados.

A  continuación  revisaremos  algunas  conceptualizaciones     sobre  el    término     diseño curricular    y   sus   relaciones    con   los procesos    de   planeación    educativa,    diseño instruccional, enseñanza y formación docente, entre otros.

Para  autores  como  Johnson  (1970)  o  Gagné  (1967)  el  diseño  del  currículum  implica especificar una estructura de objetivos de aprendizaje buscados.Para Taba (1976) exige la identificación  de   los   elementos   del     currículum,   sus   relaciones,     los principios de organización  y las condiciones   administrativas  necesarias   para   implantarlo.   Saylor   y Alexander   (19  proyectos de  las teorías  educativas"  (p.  46),  o  en  palabras  de   Gimeno Sacristán:

"...el diseño  curricular tiene que ver con la  operación de  darle forma a la práctica de la enseñanza. Desde  una óptica  procesual  el diseño  agrupa una  acumulación  de decisiones que dan  forma al  currículum y  a la  acción misma,  es  el puente  entre la  intención y  la acción, entre la teoría y la práctica" (op. cit., p. 339).

Esta posición  lleva a  precisar  sobre quiénes  realizan  el diseño curricular.  Algunas  de  las concepciones   iniciales tendían   a   proponer     la   conformación   de     un   equipo     de especialistas y expertos  en contenidos,  usualmente bajo  la dirección   o    con    el   apoyo de    las    instancias académico-administrativas  en  el  poder.  No  obstante,   si asumimos que el   currículum  se hace   en la   praxis,  el   papel  principal  lo tendrían  los   centros educativos concretos,  los docentes y los alumnos.

En realidad, en  algún momento, el  diseño del currículum  se ver  determinado por todos los agentes antes mencionados,  en mayor o  menor  medida,  e incluso  con  la  intervención de quienes elaboran   los libros   de texto,   materiales  y   apoyos didácticos,   etc.   Las tendencias   recientes   en  desarrollo curricular parecen inclinarse   a privilegiar   la función del docente como  mediador  del aprendizaje,  y  el papel  de  la interacción interpersonal entre    los alumnos,    dejando  a   los diseñadores,  expertos  y personal  ajeno  al centro educativo el papel de meros   facilitadores o auxiliares   en el proceso   de decidir Qué   y cómo  enseñar.   Esto   remite  al   problema   que representa  la formación  docente,  que retomamos más adelante.


Por  su  parte,  Beauchamp   (op.  cit.,  p.108)  centra   su definición de diseño curricular en la ordenación sucesiva  de los diferentes niveles del sistema educativo, lo concibe como "la organización   de  las  finalidades educativas  y  de  los contenidos culturales, de tal forma que pongan de   manifiesto la   progresión   potencial   por   los   diferentes   niveles     de escolaridad".

Otro elemento importante en  la conceptualización del  ámbito del diseño  del  currículum  y la  conformación   de  modelos prescriptivos de éste, se refiere a la necesidad de instaurar procesos de investigación y evaluación continua que  permitan analizar dichos modelos en la práctica.

Por otro lado, el diseño  curricular, al concebirlo más  como proceso que  como  producto estático,   que   se ubica   en   una dimensión sociotemporal,  requiere del estudio de una realidad y proyecto   curricular   concretos,   en   los   que   es   posible identificar diversos planos y   momentos. Ello implica que   no puede pensarse en elementos   curriculares en abstracto y  que una propuesta metodológica  deber  siempre  ser repensada  en cada caso particular.


Así, el  concepto  de  diseño  curricular  se  refiere  a  la estructuración y  organización  de una  serie  de  elementos orientados a la solución de problemas detectados previamente: donde es preciso considerar el conjunto de fases o etapas que se  deber n   integrar  en   el proceso    conducente   a    la conformación   de    un    proyecto    o    propuesta    curricular particular.  El punto central,  la concreción  de este proyecto,  se vislumbra  en su praxis, debiendo ser flexibles, adaptables y en gran medida originados  por los principales actores del acto educativo.

En este sentido, y siguiendo a Arredondo (1981) es que  puede establecerse el vínculo entre diseño  curricular  y  currículum:  el  primero  se  constituye  en  el  proceso  conducente  al segundo, mientras que el   currículum es planteado   como un   resultado, que de ninguna manera debe verse como estático o rígido.

Lo anterior nos remite a   otra distinción importante,  que   la mayoría   de   los   autores suelen  omitir:  el  diseño   del currículum no debe confundirse con su propio desarrollo.  Por desarrollo  curricular  entendemos   el proceso  de   elaboración,  construcción  y concreción progresiva del currículum, mientras que  el  diseño   curricular  es  la   forma  o  esquema de  racionalización    que    deliberadamente    se    utiliza    en    dicho  proceso  o  en  fases diferenciadas del mismo (Gimeno Sacristán, op. cit.)

En relación  con  las  fases que  deben  contemplarse  en  el proceso de diseño curricular, Acuña et, al. (1979)  postulan las siguientes:

•    Estudio de la realidad social y educativa.

•        Establecimiento  de  un  diagnóstico  y  un  pronóstico     con respecto a las necesidades sociales.

•        Elaboración  de  una  propuesta    curricular  como  posibilidad     de  solución  de  las necesidades detectadas.

•    Evaluación interna y externa de la propuesta.

Esta visión es  aproximada a  la de  Arredondo (1981),  quien conceptualiza  al  desarrollo curricular  como  un   proceso dinámico continuo, participativo y  técnico en el que  pueden distinguirse cuatro fases:

Análisis  previo  de   las  características,  condiciones   y necesidades  del  contexto   social político,   económico     y educativo  del   educando,   y   de los   recursos   disponibles   y requeridos.

Diseño curricular. Aplicación curricular. Evaluación curricular. 
En las ideas  anteriores encontramos coincidencia   en que  el diseño curricular comprende fases  análogas  a  las  del    proceso  de  planeación    educativa,  al    cual  se    subsume (diagnóstico,  análisis  de  la  naturaleza     del  problema,  diseño  y    evaluación  de  las posibilidades  de acción, implantación  y evaluación),  y que   ambos   pueden     enfocarse desde diversas  dimensiones (sociopolítica, psicoeducativa,  epistemológica,  técnica, prospectiva, etc.).

Hablar  de diferentes  aproximaciones  teórico-metodológicas    al diseño  curricular,  implica hacer referencia  al concepto  de modelo curricular, Entendemos a los modelos curriculares como  estrategias  de  diseño  y  desarrollo  que  permiten  la  concreción  de  proyectos curriculares específicos  pero que,  a la  vez, pueden  tener  un  carácter  gen‚rico  que  les permite  ser aplicados en una variedad más  o menos amplia de  propuestas.

Esa  posibilidad   de  aplicación   se  traduce  en  serie    de lineamientos y  prescripciones procedurales,  ancladas a  una serie de supuestos conceptuales, sistemáticos y viables,  que constituyen   las   propuestas   metodológicas   de    diseño curricular.

Por otra parte,   si los modelos   de desarrollo curricular   se conciben estrechamente emparentados con formas de pensamiento didáctico, llegan a ser o se constituyen en planes o guías no sólo para  la  elaboración  del  plan  curricular,  sino  que establecen pautas de interacción entre   docentes y   alumnos, así como especificaciones  para la generación de actividades, materiales y   m‚todos educativos.   Lo anterior   conduce a   la necesidad de consolidar una   práctica de  diseño   curricular vinculada con una firme   tradición de investigación  en    torno  al  currículo  y  su  praxis,    la  cual  aparece  incipiente  en    las instituciones educativas latinoamericanas.

Otra  distinción  conceptual  importante  que  haremos   está relacionada con el vínculo que se establece entre currículum, enseñanza e instrucción.

La mayor parte de  las corrientes curriculares mantienen  una distinción entre currículum e instrucción. El currículum,  a través  de  su  instrumentación  en  un  proceso  de   diseño curricular, se  convierte  en una  especie  de  planificación racional de la  intervención en el aula, siendo un   proyecto genérico   que   establece,   a    nivel   macro,   una   serie    de intenciones.  Por su parte,   la instrucción  hace referencia   a los   procesos   reales   de intercambio  educativo,  que   se producen, a nivel micro, en un espacio y tiempo particular.

A su vez, el concepto de  enseñanza abarcaría una realidad  m s amplia donde  se situarían tanto   el currículum   o   proyecto  docente,  como la intervención  y concreción  de dicho proyecto en el aula.


Una  vez  que  delimitamos  el  campo  del  diseño  curricular  y    una  serie  de  conceptos relacionados con el mismo,  contrastaremos algunas de  las propuestas  metodológicas que, partiendo  de diferentes concepciones,  han repercutido  significativamente en el ámbito de la teoría y práctica del currículum.


Metodologías curriculares clásicas
Comenzaremos retomando una  reflexión de  Angel Díaz  Barriga  (1981), quien señala  que en  el    estado  actual    de  la    teoría  curricular  dificilmente    puede    hablarse  de    una metodología como tal. Son  las necesidades de  las instituciones las  que deben imponer una definición.    Considera  de gran   importancia  puntualizar  las   limitaciones    de la   teoría curricular  por asumir, ya que a  partir de sus  omisiones se vincula con  un proyecto social.

Dado que la   teoría curricular  surge   en el   contexto  de   los planteamientos    de     la tecnología  como   una   concepción eficientista y pragmática del  acto educativo, es cierto que los modelos curriculares  imponen requisitos  formales a  las instituciones de enseñanza, los cuales deben analizarse a  la par que el mismo modelo para ubicarlos en el plano político y económico.

Hablar  de   diferentes  aproximaciones   teórico-metodológicas  al diseño curricular  implica hacer referencia al   concepto de modelo   curricular, el   cual   permite la   concreción   de proyectos específicos y ser  aplicado gen‚ricamente en  una amplia variedad de propuestas.

A    continuación     se    describir n     algunas     propuestas metodológicas    que    hemos calificado   como    clásicas, tecnológicas, sociopolíticas  y constructivistas.  Aunque  es difícil separar la descripción  de una metodología de  diseño curricular de  los supuestos  teóricos en que  se  sustenta, hacemos énfasis en los aspectos proceduales y prescriptivos, ya  que anteriormente   procuramos  resaltar  sus   nociones teóricas.

Iniciaremos con el trabajo   de aquellos que denominamos   como clásicos del currículum: Ralph  Tyler,  Hilda    Taba  y    Mauritz  Johnson,  cuyas  metodologías  constituyen  piedras angulares  en el  campo  del  diseño   curricular,  influyendo  de   manera definitiva  en  las concepciones   y  normatividad  de   las instituciones educativas respecto  de la  elaboración de  sus planes curriculares.

1.  Propuesta curricular de Tyler
Uno de los  primeros teóricos   del currículum   que tuvo   gran influencia internacional fue Ralph Tyler,  quien publica  en 1949 la obra  Principios B sicos del  Currículum (la  versión consultada  en   español   es de   1979).   Puede decirse   que   su propuesta  de   diseño curricular  "es el  primer  intento  de aislar los elementos centrales para construir una teoría del currículum" (P‚rez Gómez, op. cit. p. 45).

Con anterioridad mencionamos las   preguntas básicas que   este autor plantea como guía para  la elaboración  del   currículum.  Respecto  a   las   mismas,    Tyler  piensa   que   la delimitación precisa de metas y objetivos educativos son  imprescindibles, y que se deben posteriormente  traducir  en  criterios  que  guíen  la  selección  del    material  instruccional, permitan    bosquejar  el  contenido    del  programa,    elaborar  los    procedimientos    de enseñanza  y preparar  los exámenes.  Señala  además  la   carencia  y necesidad   de una filosofía de  la educación  que guíe  la formulación de los juicios derivados de los objetivos.

Propone que  las  fuentes  generadoras de  los  objetivos  de aprendizaje sean el alumno, la sociedad y los  especialistas. Esquemáticamente, las posibles fuentes  de información en  el modelo de Tyler son las siguientes:

El estudio de los propios educandos.
El estudio de la vida contemporánea fuera de la escuela. Las consideraciones filosóficas.
La función de la psicología del aprendizaje. Los especialistas de las distintas asignaturas.
En opinión de Díaz Barriga (1984), la concepción tyleriana de lo social en el currículum está fundada  en  una     epistemología  funcionalista,  dentro  de  una  línea  de  pensamiento pragmática  y utilitarista.   No   obstante,   también   es   cierto   que   los planteamientos tylerianos  recogen las  ideas de  la  llamada "escuela nueva", con  una perspectiva centrada en el  alumno que retoma  los  aportes de  la  psicología evolutiva  de  su época. En la figura
2 aparece una caracterización del  modelo pedagógico lineal de Tyler.


2. Propuesta curricular de Hilda Taba
La obra  de  Hilda  Taba (La  Elaboración  del  Currículo  se publica en 1962,  cuya versión consultada en  español es  de 1976) constituye,  a la  vez, una  continuación y  un  avance respecto del trabajo de Tyler.

Esta autora acentúa  la necesidad de  elaborar los  programas escolares con  base en  una teoría  curricular. Su  propuesta metodológica parte  de la  investigación  de las  demandas y requisitos de  la  cultura  y la  sociedad,  puesto  que  tal análisis constituye una guía para determinar los   principales objetivos de la educación, para seleccionar  los contenidos   y decidir  Qué  tipo  de   actividades  de  aprendizaje   deben considerarse.

Así, introduce  al campo  del  diseño curricular  una  noción sumamente  importante:  la  del diagnóstico   de  necesidades sociales,   como    sustento    principal    de    una    propuesta curricular.    Establece     explícitamente    el     vínculo escuela-sociedad que está detrás de un proyecto curricular. A pesar que Hilda Taba, la autora, considera que el  currículum está sobredeterminado     por    aspectos     psicosociales,     se    le  critica  que  su  visión  sea eminentemente funcionalista.

Según  A.  Díaz  Barriga  (1984-1988)  es  frecuente  que  la    noción  de  diagnóstico  de necesidades sea un "fetiche del pensamiento pedagógico actual",  por  cuanto  desvirtúa  los análisis  a  efectuar en la construcción de planes y programas de estudio, reduciéndolos  a demandas  muy  específicas,   inmediatas     utilitaristas, en  forma  exclusiva,  las  cuales actúan  en detrimento de la necesaria formación teórica de un sujeto.

Taba distingue   dos planos   en  su propuesta   curricular:   el primero se  vincula con  las bases  para la  elaboración  del currículum  y  el  segundo  con  los  elementos  y  fases   a considerar en  la elaboración  y desarrollo  del  currículum.

Respecto al primer plano, especifica  la necesidad de que  el currículum sea fundamentado científicamente,  con  apoyo  en  las  aportaciones  de  las  disciplinas  básicas,  sobre:  las funciones de la escuela en la sociedad y la cultura; los procesos de desarrollo y aprendizaje en el alumno; la naturaleza del conocimiento.

Los elementos principales a  considerar en el desarrollo  del  currículum, son:  los  objetivos, contenidos  y  experiencias organizados  convenientemente,   así  como  los  sistemas    de evaluación.


La  ordenación  de  estos  elementos     anteriores  en  una  serie     de  fases  para  el  diseño curricular, observa el orden siguiente:

Diagnóstico de necesidades. Formulación de objetivos. Selección del contenido. Organización del contenido.
Selección de actividades de aprendizaje. Organización de actividades de aprendizaje. Sistema de evaluación.
 
3. Propuesta curricular de Johnson
El  tercer  clásico  del  currículum  que  revisaremos  es   Johnson,  quien  en   1967  publica Currículum  y Educación  (en  español aparece en 1970). Las premisas básicas de su modelo de diseño curricular son las siguientes:

Concibe al     currículum     como     una     serie     de     resultados     del aprendizaje, previamente estructurados e  intencionales,  en relación con diversas  reas de contenido.

El proceso de selección de los resultados que se esperan  del aprendizaje es determinante para formular un currículum: debe realizarse con una previa delimitación de criterios.

Las fuentes por seleccionar   se encuentran   en  la  cultura disponible,  cual puede ser     disciplinaria  o     no disciplinaria.

Todo  currículum  debe  tener  una  estructura  que  revele  el  orden  necesario    para    la enseñanza,  además   de  reflejar   las relaciones taxonómicas de sus elementos.

La función  del currículo  es guiar  la enseñanza,  entendida como una  interacción  entre el agente  de enseñanza  y  los estudiantes,  quienes  deben  realizar  actividades  con    un contenido cultural.

En todo   currículum  debe   haber una   fase de   evaluación   que incluya los   aspectos anteriores  y  permita  encontrar  los errores estructurales  y las  omisiones  de la  selección de contenidos.

La enseñanza se  deriva del currículum;  su efectividad  está presentada en las metas que en ‚el se proponen.


En  Johnson  es  importante  revisar  la  clara  distinción  que  hace  entre  los  dos  sistemas didácticos básicos: el de   desarrollo del currículum   y   el   sistema   de   instrucción,   los cuales vincula estrechamente. Su modelo  de diseño curricular  puede representarse en el

esquema  de clasificación que aparece  en la figura 4.


Este autor  especifica  en  tres  planos  los  resultados  de aprendizaje deseados: Conocimientos hechos, conceptos y generalizaciones.
Técnicas cognitivas y psicomotrices. Valores normas y actitudes.
Conviene  resaltar  que  para  Johnson  los  resultados   del aprendizaje  no  se   restringen a   objetivos    conductuales observables, pues   el diseño   curricular no   se agota   en   la planificación  de  actividades  de  enseñanza  orientadas  al entrenamiento, también incluye acciones tendientes a formar y educar ciudadanos.

De la  revisión de  los  tres autores  mencionados,  queremos resaltar que de ellos emerge lo que después constituir    por varias décadas  las  constantes  del  diseño  curricular:  la elaboración de objetivos de aprendizaje, la conducción de  un diagnóstico  de   necesidades para    fundamentarlo    y   la especificación   de    un  modelo    instruccional,    usualmente sustentado en  la  tecnología  educativa, como  vía  para  la instrumentación del proyecto curricular.

No queremos omitir   a otros destacados   teóricos que   también marcaron momentos de transición importantes en la teoría y el diseño curricular   (Beauchamp, Bellack,   Saylor y Alexander, Phenix, etc.), pero creemos  que en mayor  o menor medida  su labor es  la  de continuadores     del     pensamiento     tyleriano,   introduciendo   en     algunas  ocasiones aportaciones de  marcada relevancia.

Así, por ejemplo,  el abordaje   del primer paso del modelo   de racionalidad  tecnológica propuesto por  Tyler, encuentra  un mayor desarrollo en el trabajo de autores como Mager. Popham y Baker   o   Benjamín   Bloom. El   trabajo   en   organización   y secuenciación de contenidos  se   expresa  en   las técnicas   de análisis  de contenido  (D'Hainaut,  LeXuan, Morganov, etc.). El desarrollo de sistemas  de evaluación y  planificación de  la instrucción también  logra  notables  repercusiones  en  las décadas subsecuentes  (Chad-wick, Astin  y Pannos,  Kauffman, Weiss, Gagné, entre otros).
Estas propuestas, conceptualizadas genéricamente como modelos de  planificación   racional o  tecnológicos,    han    hecho aportaciones  sin  duda    importantes  a   la  práctica    del currículum: la búsqueda de  claridad y precisión, el  interés por dar coherencia e integrar los elementos curriculares,   el alejamiento  de   prácticas   intuitivas   y   asistemáticas   poco fundamentadas, etc.

No  obstante,  también  son    objeto  de  importantes  críticas.    Al  apoyarse    en    una racionalidad  tecnológica  en   ocasiones reduccionista, su visión del  fenómeno educativo se presenta  demasiado  mecanicista,   simple y   fragmentada  (Pansza,   1981: Díaz Barriga,
1984). La   complejidad y multideterminación   de los procesos de   aprendizaje, y de   los intercambios   humanos  que en   éstos ocurren,   dificilmente   puede ser   abarcada   en objetivos conductuales,   observables y   medibles. Es   difícil departamentalizar       el comportamiento      en        dominios independientes:  la evaluación cuantitativa, que hace énfasis en los aprendizajes memorísticos, deja de lado los resultados del aprendizaje más valiosos, etc.

Finalmente, debemos cuidar  el no desvirtuar  los alcances  y limitaciones de las propuestas anteriores, y evitar caer   en el   error   de   concebir    el   campo   del   diseño    curricular simplemente  como  una  tecnología  para  elaborar  planes  y programas  de  estudio,  ya que   estaríamos   omitiendo    los problemas conceptuales, epistemológicos y sociales que están  presentes  en  el  desarrollo    de  dichas  propuestas.  "detrás    de  cada  propuesta instrumental subyace  un tipo de sociedad  que se postula a trav‚s de la educación "(A. Díaz Barriga,  1988, p. 7).

Con la intención de dar seguimiento a las aplicaciones de las propuestas   curriculares   de los  autores  "clásicos"  antes revisados, en el  siguiente apartado  se presentar n  algunas propuestas   metodológicas    de   autores     latinoamericanos inspiradas en  el  trabajo  de aquéllos   y  que  recibieron, asimismo, el influjo y el enfoque sistémico. No obstante,   en algunos casos representan  también esfuerzos importantes  por adaptarse a las condiciones prevalecientes en las  sociedades e instituciones educativas de América Latina.

Metodologías curriculares desde un abordaje tecnológico  y sistémico
1. Propuesta de Raquel Glazman y María De Ibarrola.
Esta propuesta, dirigida al diseño  de planes de estudios  de las licenciaturas universitarias, viene a ser una  importante expresión de los planteamientos de Tyler y Taba, tratando  de adaptarlos   al    diseño   curricular    en   el    contexto latinoamericano.

En principio,  debe aclararse  la  distinción entre  plan  de estudios y  currículum, pues  el primero   vendría a  ser  una especie de síntesis instrumental a nivel formal respecto   del segundo.

Las autoras definen al plan de estudios como "el conjunto   de objetivos de aprendizaje operacionalizados  convenientemente, agrupados en  unidades  funcionales y  estructurados de   tal manera que conduzcan   a los estudiantes   a alcanzar un   nivel universitario  de dominio de  una  profesión" (Glazman  y  de Ibarrola, 1978, p. 28).

El modelo que proponen puede dividirse en cuatro etapas:

1.   Determinación de  los objetivos  generales del  plan  de estudios.

2.  Operacionalización    de  los  objetivos  generales,  que incluye dos subetapas:

2.1.   Desglosamiento     de   los objetivos   generales   en objetivos   específicos:   estos objetivos  constituyen  el nivel último del plan de estudios.

2.2.Agrupación  de  los  objetivos  específicos  en  conjuntos,  los    cuales    constituir  n  los objetivos intermedios  del aprendizaje. Estos objetivos son los propios cursos.

3.  Estructuración de los objetivos intermedios. Incluye  las siguientes subetapas:

3.1 Jerarquización de los objetivos intermedios.

3.2 Ordenamiento de los objetivos intermedios.

3.3 Determinación de metas de capacitación gradual.

4.  Evaluación del plan de estudios. Incluye como subetapas:

4.1 Evaluación del plan vigente.

4.2 Evaluación del proceso de diseño.

4.3 Evaluación del nuevo plan.

En esta  propuesta se  hace  hincapie‚ en  que los  planes  d estudio deben elaborarse de manera verificable, sistemática y continua. Verificable  no tanto  en  función de  opiniones  o intereses particulares, sino con base en una  fundamentación. Sistemática, por  el  hecho de que  se  considera  que  cada decisión afecta  al plan  en su  totalidad. Continua,  porque asume la imposibilidad  de evaluar  un plan  de estudios  por tiempo indefinido, pues de ser así, no se respondería a  las necesidades sociales e individuales.

En  la  elaboración  de   planes  de  estudios,  es   posible distinguir  entre  los  resultados que   se   persiguen   y   la organización    de    recursos,      procedimientos     y      formas administrativas para lograrlos. La selección y  determinación de dichos resultados  depende en gran  medida de  condiciones externas a  las  instituciones educativas,  como  serían  "el profesional, el   alcance   de   las   disciplinas,   la   práctica profesional,   las    necesidades sociales,     la     legislación  educativa,  los principios del   aprendizaje..."  (Glazman  y   De Ibarrola, 1978, pp. 14-15).

Detrás de cada   propuesta instrumental subyace   un tipo   de sociedad que se postula a través de la educación.

Gran  parte   de las   críticas  vertidas   antes  en   torno a   los modelos  curriculares  por objetivos, son v lidas en este caso. Las propias autoras, varios años después, recapitulan en gran medida la propuesta anterior  (Glazman y De Ibarrola,  1983), argumentando que es imposible  aprehender  una  realidad    social  y  educativa  por  los    medios  comúnmente propuestos de   control administrativo, más que académico, que se ejerce por medio   los objetivos,   de   los   sistemas   de   evaluación   y   por   la prioridad   otorgada     a   la representación   y  no   a   la participación.

Así, opinan que la alternativa medular para convertir un plan de estudios en el punto de partida   y  la  expresión   concreta   de  un  proyecto   curricula   consiste   en  cambiar   la "representación"  de los distintos   sectores  de   la institución    dentro  de   una pequeña comisión, por una "participación" efectiva basada  en una reflexión  continua de  los cuerpos colegiados sobre  su realidad escolar cotidiana (Glazman  y De Ibarrola, 1983,  p. 286).

2. Propuesta curricular de J.A. Arnaz (1981)
Este autor postula una  metodología de desarrollo  curricular que ha tenido amplia difusión en las instituciones educativas de nivel superior, la cual consta de las etapas siguientes.

1.  Elaboración del curriculum, que divide en las fases:


1.1 Formulación de   objetivos curriculares tomando   como criterios   esenciales   la delimitación     necesidades,     las  características     del  alumno  a    ingresar  y  la elaboración de un perfil del egresado.

1.2 Elaboración del plan de estudios.

1.3 Diseño del sistema de evaluación.

1.4 Elaboración de cartas descriptivas para cada curso.

2.  Instrumentación     de     la  aplicación     del     currículum, considerando     entrenamiento     de profesores,     recursos didácticos, ajustes al sistema administrativo, etc.

3.  Aplicación del currículum.

4.  Evaluación del currículum (el sistema de evaluación,  las cartas descriptivas,  el plan de estudios y los objetivos curriculares).

Es evidente   la   influencia   del enfoque   sistémico   en   esta propuesta metodológica; sin embargo, es de los pocos  autores que incluyen  explícitamente  la capacitación  docente  y la especificación de  un  perfil  del egresado  en  términos  de objetivos terminales. Su visión de la evaluación   curricular se   restringe   a   elementos   internos,   dejando   de   lado   el análisis de la posible repercusión social del egresado.

3. Propuesta curricular de V. Arredondo (1979)
Otra metodología  emparentada  con   el enfoque sistémico y   los planteamientos  de   los clásicos  del  curriculum.  pero  que presenta una  marcada  orientación  hacia el  estudio de  la problemática de  la sociedad,  del mercado  ocupacional y  el ejercicio profesional, es la que Víctor Arredondo  desarrolló en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) de la Universidad Nacional Autónoma de  México (UNAM). respecto  de la reestructuración de  la carrera  de psicología.  Comprende las fases siguientes:

Análisis  previo:  aquí   se  realiza   una  evaluación   del currículum vigente.

Detección     de     necesidades     nacionales     en     relación     con     el ejercicio  profesional  del psicólogo.

Delimitación del perfil profesional del psicólogo. Mercado de trabajo del profesional egresado. Recursos Institucionales.
 
Análisis de la población estudiantil.

Este modelo  es  de  los pocos  que  contemplan  estudios  de seguimiento a los  egresados e incluyen  estrategias para  la evaluación externa de la propuesta curricular.

Dentro de esta línea de trabajo existen otras metodologías de diseño curricular, la inmensa mayoría centradas en   educación superior (vgr. Acuña, Vega, Lagarde   y Angulo, 1979; Ribes  y Fernández, 1979; Villareal, 1980 entre otros).

Metodologías  Curriculares  desde  un  abordaje  crítico  y sociopolítico
Denominamos metodologías de corte  crítico o sociopolítico  a una serie de propuestas que en realidad tienen muy  diversos orígenes e intenciones. No  obstante, comparten el rechazo a los enfoques  tecnológicos, a  la visión  psicologicista  del currículum  y  se   centran  en el  vínculo   instituciones educativas-sociedad  y  resaltan   la  problemática   social, política e ideológica de lo curricular.

De alguna  manera, podemos  caracterizar a  estas  propuestas como altamente flexibles e inacabadas, ya que requieren de la asimilación   de   la   historia,   cultura,   conocimientos, tradiciones, valores, ideología, etc.  que se desprenden  del contexto social particular donde está inserta una institución escolar concreta.   Así, son   propuestas que   se  reconstruyen situacionalmente, para cada escuela en lo particular.

1.  Propuesta de Stenhouse
En  contraposición   al    modelo   curricular   por    objetivos, Stenhouse   (1975)  considera que  es    posible  un    diseño curricular racional,  fundamentado   en la  especificación  de contenidos y principios de procedimiento.

Su modelo hace , hincapie‚ en la relevancia de los  contenidos vinculados  a  procesos  de investigación  y  solución   de problemas orientados a que el  docente y los alumnos  deriven métodos   de   pensamiento   creador,   trascendiendo   la   simple acumulación de saberes acabados. En consecuencia. señala   que no deben preespecificarse  ni los objetivos ni los contenidos curriculares,   por   el    contrario,   es  preciso    plantearse problemas y temas relativamente amplios para que los   sujetos elaboren no   sólo   el   currículum,   sino   las estrategias  y procesos requeridos para solucionar las problemáticas que les son relevantes.

Rechaza abiertamente la currícula enciclopédica, su propuesta está enraizada en un cuestionamiento profundo de la (...). Su ‚éxito sería imposible   mientras no cambiaran   la filosofía  y condiciones  de  operación  prevalecientes  en  la  educación tradicional.  Encierra una    serie    de    problemas    de      orden  conceptual  y    práctico    en    su    aplicación, particularmente, problemas como  la  formación y  cambio  de actitudes  en  el docente  y los    alumnos,   las   formas    de   evaluar   y    la instrumentación      didáctica      podrían convertirse,    en experiencias fallidas.

2. Enfoque Reconceptualista
En este  caso  tenemos una  serie  de ideas  que,  aunque  se antojan bastante similares, ala propuesta de Stenhouse,  van más allá  y se sitúan en el extremo contrario a las posiciones tecnológicas. Al retomar   postulados de   autores como   Apple, Giroux, McLaren y, particularmente Schwab  (en P‚rez  Gómez, op.  cit.),  se  manifiesta   una  franca  ruptura con   las concepciones antes revisadas.  Sin embargo, encontraremos  en este enfoque una ausencia real de  diseño curricular fijo  y estructurado.

Esta línea   de   pensamiento,    emparentada    con   el   paradigma  hermenéutico    y   la metodología   etnográfica   y  naturalista   (Carlos, 1988), considera de índole práctica y no teórica los problemas que definen el diseño y desarrollo del  currículum. Debe admitirse  que los  primeros no  se  subordinan  a  los segundos, además  de  aceptar  la  ambiguedad  e imprevisión inherente en  las cuestiones  curriculares. De  éstas,  hacen énfasis el currículum vivencial y el oculto no el formal.

El método  adoptado  (que no  es  una metodología   de  diseño curricular) en la acepción planteada  en este artículo es  la deliberación  o  razonamiento   práctico,  que  consiste   en identificar  las  cuestiones  a   resolver  e  individual   y colectivamente establecer las bases para decidir y elegir las bases para decidir y elegir las alternativas disponibles.  Su propósito principal consiste  en la  resolución de  problemas prácticos de la vida cotidiana. El proceder de esta forma  no implica un  abordaje  intuitivo  o del  sentido  común;  debe descansar en la utilización del conocimiento científico, pero bajo los supuestos de una pluralidad teórica, tolerancia a la ambiguedad y  coexistencia de  posiciones eclícticas.  Pueden considerarse los elementos curriculares   que preocupan a   los otros enfoques (objetivos,   contenidos, secuencias,  métodos, etc.), pero en esta postura no son los actores principales y, más bien, quedan  subordinados  al proceso  de  solución  de problemas actuales de cada institución y cada  aula.  Por    otro  lado,    las      soluciones      son    vistas      como      provisionales, circunstanciales y tentativas.

3. Propuesta curricular Modular por Objetos de Transformación
Marca un hito en la concepción y la práctica educativa de las instituciones de educación superior  en la década de los   años setenta.  Conocida  como propuesta  "alternativa",  en oposición al modelo tecnológico  o de la  pedagogía norteamericana,   es resultado de  una experiencia   de   elaboración de   planes   de estudios y construcción de   nuevos enfoques curriculares   (A. Díaz Barriga,   1988).   Fue   desarrollada   en   la   Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Xochimilco (México), en un intento por afrontar   de manera diferente la   problemática  curricular     desde     categorías     propias,     como      práctica profesional, enseñanza  modular, objetos  de  transformación, entre otras (Guevara Niebla, 1976).

En esta propuesta, los requisitos   que se establecen para   la elaboración de un plan de estudios se integran en las  etapas siguientes:

Marco de referencia del plan. Determinación de la práctica profesional. Estructuración curricular.
Elaboración de módulos. Evaluación del plan de estudios.
Cada una de  estas fases intenta  ser la  contraparte de  las etapas  gen‚ricas   usualmente incluidas   en  los   modelos tecnológicos. En la figura 5 se contrastan ambos enfoques, de acuerdo con la denominación de A. Díaz Barriga (1988): teoría curricular estadounidense y teoría curricular por objetos  de transformación.

Considera   que   en    vez   de   realizar    un   diagnóstico     de necesidades, como en   la acepción propuesta  por Taba -que  a fin de cuentas sólo encubre  la realidad social y v lida una postura hegemónica- es más apropiado el establecimiento de un marco de referencia, que consiste  en lograr  una   aproximación  a la   evolución   histórica  de   las   prácticas profesionales,  mediante el análisis de la formación económico social en   que se llevan a efecto.

Cuestiona también el que el contenido por enseñar se delimita a partir  de lo  que el  campo ocupacional  demanda, lo  cual encierra un peligro: se  descuida la formación conceptual  en aras de una visión profesionalizante y técnica.

Esta  propuesta  se opone  al diseño  curricular  por asignaturas,  que  parte  de una  visión epistemológica de las disciplinas  o campos  del    conocimiento    y  puede    caracterizarse como positivista, desarticulada y fragmentaria.

Como contraparte, aboga por el diseño curricular modular   por objetos de transformación, que consiste en la integración del contenido a partir de un problema de la realidad, que se toma como tal, en su totalidad y como proceso, para explicarlo por la  vía  de    la  acción sobre  el   estudio interdisciplinar.

En  cuanto    a la   conformación  de   un  mapa    curricular    formal  integrado  por  cartas descriptivas, la propuesta  de la  UAM- Xochimilco  considera  más  adecuado  elaborar  un programa analítico,   el    cual    el    maestro    puede    posteriormente  interpretarlo   en función  del  contexto  particular   donde desarrolla su actividad.

Por otra   parte,   el   problema de   la   evaluación   curricular parece no haberse resuelto satisfactoriamente; no existe  el rigor conceptual debido y resalta los aspectos  eficientistas e internos del currículum.

Para finalizar  esta sección,  recogemos  algunas reflexiones  de A.   Díaz   Barriga   en   el sentido  de  que  esta   propuesta curricular, tanto en  su concepción como  en su práctica, no  logra  aún  constituirse  en  la  alternativa  global  que  pretendió  oponerse  a   la  teoría curricular   clásica:      "Esta      afirmación   suponía   la   existencia   de      una   pedagogía latinoamericana,    con  un  carácter  propio,  conceptualmente  autónomo  y  articulado  con premisas epistemológicas  diferentes  a  las  de  los  países desarrollados" (op. cit., p.9).

Aunque  es    innegable    que  los    autores    latinoamericanos    han  desarrollado    ideas originales,  las  tendencias  educativas predominantes  siguen   siendo  impuestas   por  los países desarrollados, y en  el caso de  América Latina la  corriente norteamericana es la de mayor peso.

Metodología Curricular desde un enfoque constructivista
Otra   vertiente   importante     de   desarrollo   curricular     la constituyen   los   trabajos vinculados  al   constructivismo psicológico. Esta concepción postula  que el conocimiento  se produce  mediante  un  prolongado  proceso  de  construcción, elaboración de  esquemas, modelos,  teorías, que  inducen  al aprendiz a su contrastación y replanteamiento.

Un trabajo representativo   de esta vertiente   es el de  César Coll (1987-1990),   quien ha dirigido el  proceso de  reforma curricular de la  educación básica  española. Esta  propuesta

adquiere  un   matiz  especial,   dado  que   las   revisadas anteriormente se  orientan, en su  mayoría, a  la  educación superior.

Sin  dejar   de  reconocer   el  peso   que  tienen   en   la estructuración    del   currículum escolar    los     aspectos antropológicos, disciplinares,   pedagógicos   y  sociales,   el autor desarrolla  los  de  tipo psicológico  ya  que,  en  su opinión, afectan  a todos  los elementos configurativos  del currículum.

Considera  conveniente  disponer  de  un  modelo  de   diseño curricular base, unificado para toda  la enseñanza  obligatoria    (desde  preescolar  hasta  secundaria,  en las modalidades normal y especial) que   responda a principios   básicos y adopte   una misma estructura curricular  en  dichos  niveles.  Por    supuesto,  se  acepta  que  a  la    par  debe  ser  lo suficientemente  flexible para adaptarse a cada situación particular.

El marco de referencia del modelo lo constituyen los enfoques cognitivos en sentido amplio, destacando los siguientes:   la teoría   genética   de  Jean  Piaget:   la  teoría   del    origen sociocultural de  los  procesos  psicológicos  superiores  de Vygotsky: la psicología cultural de Michael Cole: la  teoría del aprendizaje  verbal significativo  de David  Ausubel:  la teoría de  la  asimilación  de  Mayer:  Las  teorías  de  los esquemas inspiradas en el enfoque del procesamiento  humano de   información,  y la teoría   instruccional  de la elaboración   de Merrill y Reigeluth.

Postula la existencia de ciertos universales cognitivos (vgr. la capacidad   de   generalizar, recordar,  formar  conceptos, razonar  lógicamente,   etc.),  pero  su  puesta  en  práctica efectiva   depende   de  la  naturaleza   de  los    aprendizajes específicos que brindan   las experiencias educativas,  mismas que modular n el desarrollo personal.

Para Coll,   el   currículum   escolar es   una   subcategoría   de prácticas   educativas,   que coexiste  con  otras  no   menos importantes (la  educación  familiar, la  influencia  de  los medios  masivos   de   comunicación,   las   actividades   de recreación, etc.).

Aunque es innegable  que los  autores latinoamericanos  han desarrollado ideas  originales, las   tendencias   educativas predominantes   siguen   siendo   impuestas   por   los    países desarrollados.

El modelo   de Diseño   Curricular   Base asume   una   concepción  constructivista       del aprendizaje escolar, en tanto sitúa la actividad mental constructiva  del alumno en  la base de  los procesos de  desarrollo personal  que  trata de  promover  la educación escolar. Es también una concepción   constructivista  de   la   intervención   pedagógica,   pues   deben crearse   las condiciones adecuadas para que  los esquemas de  conocimiento que construye el  estudiante sean los  más correctos y  ricos posible.

Asimismo, el Diseño Curricular Base se fundamenta en un marco legal  y  en  los  resultados de   una   serie   de    análisis socio-antropológicos,        psicológicos,       pedagógicos       y epistemológicos.  A  partir  de    ahí,  establece  tres  niveles    de  concreción:  primero,  se especifican los objetivos   generales del ciclo, las  reas curriculares pertinentes, en función de las  cuales    define    objetivos  generales    y   terminales: simultáneamente,    delimita bloques    de     contenido     y orientaciones didácticas para  dichas  reas.  Los bloques  de contenido se desglosan   en: hechos,   conceptos y   principios: procedimientos,  y valores, normas y actitudes.


En el segundo nivel  de concreción se  realiza el análisis  y secuenciación de los bloques de contenido. Finalmente, en  el tercer nivel,  deben desarrollarse  ejemplos de  programación atendiendo a los diversos supuestos establecidos.

Hasta ahora, hemos   revisado diversos   enfoques y   propuestas relativas al   proceso de diseño curricular.  A  continuación trataremos de retomar los aspectos clave de las mismas, en un intento por   articular   una   propuesta   curricular   de   corte heurístico,   integrada alrededor  de  cuatro  ejes:  social, epistemológico, psicoeducativo y t‚cnico.

Dimensiones de una propuesta de Diseño Curricular
Iniciaremos  puntualizando    los    aspectos  que    sustentaron    la  propuesta  de    diseño curricular.  Estos los  ubicamos en  las siguientes dimensiones:

Dimensión    Social.   El     contexto   social,     con   todas     sus implicaciones    políticas, económicas   y   estructurales,  influye significativamente   en el entorno educativo. Así, el currículum debe  promover la  adquisición de  saberes que  tengan significación y relevancia en la solución  de problemas  críticos y  cotidianos, incidiendo decidida  y explícitamente  en la  formación  crítica,  humanista  y social  de los estudiantes (A. Díaz Barriga, 1988;  P‚rez Gómez, 1981: F. Díaz Barriga, 1987).

Dimensión  Epistemológica.  Nos  remite  a  la  necesidad  de considerar la  naturaleza del conocimiento  y los procesos genéticos     de   su   construcción.   Esta   se   da   en     dos vertientes:

a) La  relativa  al estudio  de  los aspectos  sintácticos  y semánticos  del  conocimiento  (su forma    y    contenido):    la  identificación  de  la  estructura  sustantiva  de  las   diferentes disciplinas;  los   procedimientos    y m‚todos    existentes    para  elaborar  y contrastar  las elaboraciones  teóricas,  etc.,   que son requisitos  importantes  para diseñar  el currículum (Pérez Gómez, 1981, A. Díaz Barriga, 1988).

b)  El  estudio    de  la  forma    en  que    los  alumnos  construyen    y  transforman    su conocimiento,   en   concordancia  con    las capacidades reales  (ejecución)  y  potenciales (competencia cognitiva)  en  determinada  etapa  del  ciclo  vital  de  un estudiante (F. Díaz Barriga, 1987).

Dimensión Psicoeducativa. Esta  nos introduce  al terreno  de las  teorías del  aprendizaje, de la   instrucción,  de   la motivación    humana,  llev ndonos  a cuestionar  los   modelos psicopedagógicos   y de formación   docente, en un   intento   por      derivar     de    ellos estrategias,        materiales,  instrumentos    de  evaluación,  din  micas  de  trabajo,    etc., aplicables en el aula.

Dimensión  técnica.  Hace    referencia  a  los   lineamientos procedurales    aplicables    en cuestiones     de     diseño  curricular.    Nuevamente,  ser   mucho   más útil un   enfoque heurístico    (abierto,  flexible,    adaptable)   que    uno algorítmico    (en    el  sentido    de recetas   lineales, rígidamente prescritas).

En primer lugar, debemos recordar que los supuestos bajo  los que se conforma y analiza el currículum son de carácter socio político.  Por  consiguiente,    en  el   proceso  de   diseño curricular es necesario  conducir un  análisis sociológico  y comparativo de la currícula, para cuestionar precisamente sus implicaciones y su repercusión social.

Es indispensable integrar a nuestra propuesta metodológica de diseño  curricular  un  marco social  que  permita   valorar aspectos como  quién decide,  Qué  y a  quién se  enseña,  el por qué de la organización y jerarquía de las diversas  reas y temáticas de  conocimiento,  el cómo  de  las  políticas  de admisión y promoción de  los estudiantes, entre muchos  otros asuntos. En el  currículum convergen, de  alguna manera,  los valores y  sistemas de  poder de  la escuela  y la  sociedad, convirtiéndose en un mecanismo de control social  (Eggleston, 1977).

Estamos ciertos   de que   la práctica   del currículum   implica mucho más de lo que   está explicitado formalmente en el  plan de estudios: sabemos que hay una diferencia importante entre las  propuestas  curriculares   "oficiales"  y  la   práctica cotidiana del aula. En el  plano del diseño y desarrollo   del currículum,   esto    implica   conciliar     las   necesidades     y características de docentes y educandos con los contenidos   y requerimientos curriculares normativos.

Esta  situación  nos  conduce  a    otra  de  las    reas  polémicas    en  cuestiones  de  diseño curricular:  la participación  del docente  y los alumnos  en la toma  de decisiones  en las diversas etapas de la creación y puesta en marcha de un proyecto  curricular.

La   propuesta     que     buscamos   conjuntar     aboga     por     una participación  activa y trascendente en el proceso   curricular de todos aquellos   que estar n involucrados   en su práctica, pero aclarando el papel y el lugar que a cada uno corresponde en los diversos momentos y espacios del proyecto curricular.

El análisis epistemológico de  las disciplinas que  sustentan el diseño de un  currículum se asocia    a  cuestiones  como    las  siguientes:  Qué  conocimientos  son  necesarios  en  el currículum  (quiénes determinan la  necesidad de ellos  y conforme a  Qué criterios). Cómo abordan  sistemáticamente el  problema  del conocimiento  en  el   currículum  (cómo   se construyen    y transmiten las disciplinas). Qué procesos mentales realiza el alumno (cómo articular  conocimiento y  afecto). Qué  límites impone la disciplina  en la captación  de la realidad  social  (Pansza, 1988).

Galán  Giral   define    a   una  disciplina    como    "equivalente    a aquellas  unidades    del conocimiento    social    que    poseen    un  discurso  propio,  que  especifica  el  objeto  de conocimiento  del que habla y que adoptó diferentes niveles de   estructuración"   (1983, p.27). El discurso  curricular, bajo esta  concepción, tiende a reordenar, fragmentar, marcar rupturas a la par  que continuidad  en   el   conocimiento  científico   y   social, originando otro  discurso  que  aborda  el  mismo  objeto  de conocimiento pero de manera diferente.

La problemática resulta aún más compleja si tomamos en cuenta a quienes piensan que  no es posible  una visión integrada  e interdisciplinar del  contenido  curricular, puesto  que  las disciplinas se  han desarrollado  históricamente en  relación con  objetos   de  conocimiento diferentes  y   conformaron categorías teóricas y metodologías de trabajo propias.

Otro problema   importante,   de orden   epistemológico,    es   la visión del conocimiento

científico que se presenta usualmente al alumno,   sin especificarle   que es   resultado de procesos divergentes de pensamiento, permeados de un carácter social e histórico, donde es factible  hallar aciertos  y errores,  y que, por tanto, no ofrece verdades absolutas.

Debe tenerse presente   que los   supuestos bajo   los que   se conforma   y    analiza   el currículum  son   de   carácter sociopolítico.

En otro orden de ideas,   consideramos en esencia válidos  los principios que propone Coll para  el  desarrollo  del  currículum  desde    una    aproximación    constructivista.    Si    lo deseamos, agregar  que   ‚stos   conjuntan  preocupaciones   de   orden epistemológico, en su segunda vertiente, con aspectos de tipo psicológico, Por consiguiente,  en el  diseño del currículum plantearíamos como metas:

Promover  el desarrollo  intelectual  y personal  de los alumnos,  ofreciéndoles  experiencias curriculares  que los induzcan  al aprendizaje  significativo,  a   la  formación  de   esquemas conceptuales coherentes y flexibles, a aumentar su  capacidad de resolver problemas dentro y fuera del ámbito escolar.

Fomentar    el     desarrollo     del     pensamiento     crítico, autorreflexivo y creativo, como manifestación de una  visión del mundo madura, comprensiva y científica.

En las consideraciones de tipo psicológico, no podemos  dejar de  incluir  el   desarrollo  de habilidades   y    actitudes favorables hacia el estudio  y el conocimiento, que  permitan al estudiante formarse una cosmovisión amplia de su  realidad y lo induzcan a intervenir  en ella. Esto lo asociaríamos   al desarrollo   del  metacurrículum,   que  se  relaciona   con  el "aprender a  aprender" y  postula que  en todos  los  niveles educativos debe afrontarse no sólo  el Qué, sino el cómo  del aprendizaje (Díaz Barriga y Aguilar, 1988). La adopción de un enfoque  metacurricular  se  traduce    en  un  currículum  que    pone  maya  énfasis  en    la formación   que en   la información,   dando apertura   a   las   diferencias    individuales   y estilos   de aprendizaje de los alumnos.

En cuanto a la dimensión técnica, ya anotamos de sobra que no debe considerarse el diseño del currículum  como una   cuestión  puramente  técnica. No obstante,  sí es indispensable proceder con un plan claro, organizado y sistemático.

Para concluir esta sección, retomaremos las conclusiones   del Coloquio Internacional   de Diseño  curricular  celebrado  en 1981,  donde  se  propuso   que,  independientemente  de la metodología utilizada,  es  necesario que  toda  decisión  en torno al currículum sea:

Verificable en función de:

a)  el contexto socioeconómico;

b)  el  avance  del  conocimiento  y  el  ejercicio  de     las profesiones c)  la institución que propicia el currículum:
d)  las condiciones reales del estudiantado.

Sistemática  y  organizada,  de  manera  que  cada   decisión repercuta en el currículum en su totalidad, en los  m‚todos, en los medios, en los recursos e incluso en los demás  ciclos del sistema escolar.

Continua,  en el   sentido de que   debe instaurarse  un   sistema que permita evaluar el currículum de manera permanente.

Participativa, porque se debe involucrar a todos los sectores comprometidos, pero especialmente a  los  docentes y  a  los alumnos.

Descripción General de  una propuesta  Operativa de  Diseño Curricular

En  este  apartado  ofreceremos  una  metodología  de  diseño curricular que se construye integrando las dimensiones arriba discutidas  y  trata  de  rescatar  los  planteamientos   m s relevantes de  los  diversos  enfoques  y  modelos  revisados anteriormente.

En su versión inicial, esta propuesta fue elaborada por Frida Díaz Barriga,   Lourdes   Lule, Diana Pacheco,  Elisa  Saad  y Silvia Rojas (1984-1990),  pero en  este artículo  planteamos una reconceptualización de  la misma, a  cargo de la  primera autora. La metodología fue pensada  originalmente   para     nivel  de  educación   superior  en     ciencias  sociales  y humanidades,   y en esa misma dirección se ofrece esta versión. En la práctica ha sido adaptada para trabajarse también en educación básica, especial, bachillerato y en educación extraescolar.

La estructura  técnica  de  la propuesta  asume  un  abordaje sistémico,  al  considerar  al diseño  curricular  como    un proceso,  donde  se  analizan  su  contexto  de  origen,  los elementos de entrada al proceso,  el proceso de creación  del currículum, su implantación y los  productos  resultantes     del  mismo.  Sin  embargo,  no  corresponde  a  un  enfoque tecnológico, dado   que   los   elementos   integrantes   del   modelo   (etapas, Sub etapas, actividades,   etc.) se   delimitan a  partir de   la conjunción   de  las  dimensiones   social, epistemológica   y psicoeducativa.   Asimismo,    considera    los    resultados intencionales e incidentales del proceso curricular y sugiere el uso de m‚todos de evaluación cuantitativos y cualitativos.

No  se  abordar  n  todos    los  aspectos  necesarios  para    conducir  un  proceso  de  diseño curricular. Ya se dijo que es  imposible e indeseable preverlos; más bien puntualizamos los esenciales desde   la   perspectiva   de   las   dimensiones   adoptadas,   con énfasis en las cuestiones de tipo académico.

La metodología  de  diseño  curricular  está  conformada  por cuatro Etapas generales: Fundamentación del proyecto curricular.
Delimitación del perfil del egresado. Organización y estructuración del currículum. Evaluación curricular continua.
 
Etapa 1. Fundamentación del Proyecto curricular

La labor  de análisis  permitir   contar con  bases  sólidas, ancladas en  la realidad  y en  un contexto   particular,   que permitan  justificar   la conveniencia   y relevancia   de   dicho proyecto, así como marcar las directrices principales para su conformación.

Retomando las ideas   de los autores   revisados, es   necesario investigar las necesidades sociales  a que dar  respuesta  el egresado, pero dicho  análisis se  insertar  en  un marco de referencia de carácter sociohistórico.

Dicho análisis,  en el  caso de  la educación  superior o  de aquellos  niveles  con  carácter terminal,   se   asociar     al estudio  del ejercicio  profesional   y/o laboral del   egresado, identificando  las  prácticas  profesionales    predominantes, emergentes y decadentes y su aportación al desarrollo de  la profesión y al del sector  o ámbito social en que se  ubican.

Comprende el estudio del mercado  y demanda laboral, pero  no se restringe al mismo.

Con la intención de  afrontar desde la  óptica de un  estudio epistemológico  la  creación  o cambio  del  currículum,   se propone un análisis de las disciplinas o campos  conceptuales alrededor de los cuales se estructura el currículum.

Proponemos  también   un   estudio   comparativo   de   los   planes curriculares  y de las experiencias educativas conducidas  en relación a  proyectos  e  instituciones  afines.  Esta labor permitir   establecer   puntos   de comparación,   recoger   ideas valiosas, considerar experiencias    fallidas  y,  en    ocasiones,  no    duplicar      esfuerzos.    Asimismo,      los fundamentos   del currículum se enmarcan en una institución o centro  educativo específico; en   esta    dirección,   es   pertinente    el estudio/creación/modificación  de  los  principios, leyes  y normatividad que la rigen.

En el currículum convergen, de alguna manera, los valores y sistemas  de   poder  de   la escuela  y   la   sociedad, convirtiéndose en un mecanismo de control social.

Debemos tener en cuenta  las características de la  población estudiantil que cursa  o cursar el plan   de estudios,   como también las de los docentes.   En el primer caso, se trata  de perfilar  sus características  sociodemográficas,    psicológicas  y académicas,  así como  sus expectativas,  necesidades,  estilos  de  trabajo,  destrezas  académicas,  etc.  En  cuanto  al docente, se  indagar   su  práctica,  formación,  necesidades,  estilo pedagógico, actitudes, vivencias, etc,  En ambos  casos,  se delimitar n los planos y  estrategias de su participación en el diseño del currículum.

Etapa 2. Delimitación del Perfil del Egresado
Con base  en la  fundamentación del  proyecto curricular,  se fijar n los  propósitos  y metas a  lograr en  cuanto  a  la formación del alumno. Así, la segunda etapa de la metodología es el establecimiento   de un perfil  del egresado,   alrededor del saber, saber hacer y  ser de éste. Es importante   definir una   visión   humanista,    científica   y    social   de    manera integrada,   alrededor    de   conocimientos,    habilidades, destrezas, actitudes, valores, etc.

En el caso de un perfil profesional, es importante incluir la delimitación  de las     reas o sectores  donde se realizar   la labor del egresado, los  principales ámbitos de la  actividad profesional  a realizar y   las poblaciones  o beneficiarios   de su labor   profesional.  Ser .

también importante  reflexionar acerca de  los  enfoques  teóricos,  metodologías,  técnicas, instrumentos, etc., que se desprenden de las disciplinas   que ser n la base del proyecto curricular.

Etapa 3. Organización y Estructuración del Currículum
La selección de los contenidos curriculares, su  organización y estructura, que se traducir n en un mapa curricular, son el aspecto central de esta etapa, pero no el único.

A partir  de  los fundamentos  curriculares  y el  perfil  de egreso  se  tomarn  una  serie  de decisiones   acerca    del currículum: Qué conocimientos, habilidades, actitudes,   etc., debe adquirir  el  estudiante     para  acercarse  a  los     propósitos  establecidos;   Qué  tareas problemáticas y  conceptuales  se asocian a  ‚éstos: cómo  debe organizarse  el currículum: Qué infraestructura y condiciones es  necesario establecer en  la institución educativa: cómo se dar  la capacitación  docente; Qué  estrategias  de   implantación  de   la  propuesta   son convenientes,       Qué      requisitos       y        disposiciones académico-administrativas  son congruentes  con la  propuesta, etc.

Es también el momento de   coordinar el nivel macro de   diseño curricular   con   el  nivel micro   de   diseño   instruccional, avanzando no sólo en la   elaboración de programas de cursos,  sino en la   propuesta  de un   modelo  psicopedagógico    aceptado  por el centro educativo.

Etapa 4. Evaluación Curricular Continua
Es conveniente aclarar   que la evaluación   no constituye   una etapa relegada al final del proceso  de  diseño  curricular.  Por  el  contrario,  asume  un  carácter  permanente  y,  con diferentes matices y acentos, estar    presente a lo  largo de las  dem s etapas. Es por la necesidad de analizar sus  características singulares,   que   se   le   diferencia   como   una etapa independiente. Esta metodología propone dos tipos b sicos  de evaluación: la interna y la externa.

La evaluación interna  se vincula  al logro  académico y  los factores asociados  al  mismo. Incluye  la  revisión  de  la estructura de la  propuesta curricular  y el  análisis de  la práctica vivencial  del   currículum  al   interior  de   la institución educativa. Esto último  implica el estudio de   la interacción y   las prácticas   educativas   que ocurren   en   el aula, la labor docente y la participación del alumno.

La evaluación  externa  se refiere  a la repercusión  social   que puede tener la propuesta curricular, considerando el  vínculo institución educativa-sociedad.

Respecto a los posibles enfoques de la evaluación, trataremos de conciliar la aproximación cuantitativa con la cualitativa, a  condición  de   ubicar  perfectamente    los  espacios    de evaluación curricular que son pertinentes  a una u otra.  Sus resultados permitir n avalar la reestructuración o cambio  de un proyecto curricular o alguno de sus elementos.

Es importante  mencionar  que   la metodología  propuesta   abarca tanto el   diseño   y la planeación    del  currículum,    como    su implantación      y     análisis     de     resultados. Pretendemos  interrelacionar  durante  el  proceso    el  currículum  formal    con  el  real    o vivenciado;    por    ello,    consideramos    tanto    los  aprendizajes  intencionales  como  los incidentales.

En la   figura   8  se presentan   los   elementos   citados,   sus relaciones y ubicación en el modelo de desarrollo  curricular propuesto. Aclaramos  que las  etapas pueden  desglosarse en subetapas, actividades,   medios   y   productos   esperados.   Es evidente que   en ese orden  pasamos    de  niveles    generales    a  específicos    y,    por    ello,    la    primera recomendación   para estructurar una  adaptación de  la propuesta  es adoptar  las etapas sugeridas,    modificar    o   rediseñar    las   subetapas    y generar,  para   cada   contexto específico,  las  actividades, medios y productos esperados, según los niveles y modalidades educativas a las que pretenda aplicarse.


ENFOQUE CURRICULAR    ABORDAJE METODOLOGICO    AUTORES      
Racionalidad tecnológica   
1.Metodologías curriculares clásicas    •  R.Tyler
•  H.Taba
•  M.Johnson      
   

2. Tecnológico-Sistémico    •  R.Glazman y
•  M.Ibarrola
•  J.A.Arnaz
•  V.Arredondo      

Sociopolítico-Reconceptualista   
3.Crítico    •  Stenhouse
•  Propuesta reconceptualista
•  Propuesta Modular      
Psicopedagógico    4. Constructivismo    •  C.Coll   
Figura 8. Elementos del Modelo de Desarrollo Curricular.

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