NUEVAS METODOLOGÍAS DOCENTES
Amparo Fernández March
Instituto de Ciencias de la Educación
Universidad
Politécnica de Valencia
El proceso de Bolonia (1998) con el que se inicia desde
las instituciones universitarias la respuesta a los cambios importantes que
está experimentando el entorno global de la educación superior en Europa, se
sigue desarrollando, en estos momentos como un proceso imparable y que tiene
fecha límite, por lo que son ya
numerosas las iniciativas que desde casi todas la universidades europeas se
están desarrollando y que buscan un objetivo común como es la armonización de
los sistemas educativos de educación superior.
La declaración de Bolonia supone un
punto de inflexión en el que las universidades europeas inician un proceso cuyo
espíritu descansa, de manera resumida, en los siguientes puntos::
§
Desarrollar
Europa, fortaleciendo su dimensión intelectual, cultural, social, científica y
tecnológica.
§
Asegurar
que el atractivo de la Educación Superior Europea es tan alto como el de
sus tradiciones culturales.
Estos principios se concretan en
tres metas fundamentales que se derivan de dicha declaración: la competitividad o capacidad para
atraer estudiantes europeos y de terceros países; la empleabilidad, centrando el aprendizaje en aquello que es relevante
para el mercado de trabajo y tener un sistema claro que certifique que esos
resultados son alcanzados; la movilidad interna y externa de estudiantes, profesores
y personal.
En resumen estos objetivos quieren
ser la respuesta del sistema educativo de educación superior a dos grandes
fuerzas: La necesidad de adaptarse a un mundo global y la sociedad del conocimiento. Es pues, esta
nueva situación la que justifica la necesidad de cambio de modelo docente o
educativo, por lo que vamos a centrarnos
en las consecuencias que para la enseñanza universitaria tiene esta nueva realidad.
1.1. Los retos de la sociedad del conocimiento y del aprendizaje para
enseñanza y aprendizaje
En este nuevo siglo, se está experimentando un cambio
en la mayoría de las sociedades que transitan, rápidamente, de una economía
basada en la industria a una basada en el conocimiento.
El mundo de hoy se caracteriza por
su incesante cambio. Los desafíos que plantea este cambio han sido objeto de
amplias estudios, tanto en la literatura especializada, como en los documentos
emitidos por los diferentes organismos europeos.
La sociedad del conocimiento es
también la sociedad del aprendizaje. Esta idea está íntimamente ligada a la
comprensión de toda educación en un contexto más amplio: el aprendizaje a lo largo de toda
la vida, donde el sujeto precisa ser capaz de manipular el
conocimiento, de ponerlo al día, de seleccionar lo que es apropiado para un
contexto específico, de aprender permanentemente, de entender lo que se aprende
y, todo ello de tal forma que pueda
adaptarlo a nuevas situaciones que se transforman rápidamente.
Desde el punto de vista de la
formación esta realidad nos lleva a abordar el papel del aprendizaje
universitario en esta sociedad del conocimiento, cada vez más definida por su
complejidad y diversidad, y que
introduce en los modelos formativos importantes cambios.
En este sentido, sin profundizar en
los rasgos que caracterizan a esa nueva cultura del aprendizaje y la enseñanza,
hay ciertas tendencias en la naturaleza de los saberes que la universidad
gestiona que se deben considerar, ya que constituyen verdaderos retos que la
sociedad del conocimiento plantea a la enseñanza y el aprendizaje
universitarios. En primer lugar, el saber es cada vez más extenso. En segundo
lugar, el conocimiento presenta una tendencia a la fragmentación y
especialización y en tercer lugar, el ritmo de producción de ese conocimiento
es cada vez más acelerado y, por tanto su obsolescencia también crece.
Estos rasgos característicos sobre
la naturaleza del conocimiento que debe enseñarse y aprender en la universidad
conducen a una concepción “perspectivista” del conocimiento (MONEREO Y POZO,
2003). Es decir, se debe aceptar su carácter relativo y ser capaces de
desenvolvernos en esa incertidumbre y complejidad.
Desde esta perspectiva, frente a del
conocimiento como un “constructo” cerrado, la formación universitaria ha de
favorecer un aprendizaje flexible, si bien regido por criterios fiables y
justificados, planteando una visión del conocimiento como proceso constructivo,
hecho este que permite vincular el aprendizaje con la propia investigación
científica.
Las consecuencias para la educación
universitarias son muchas y complejas, si bien se pueden resumir del modo
siguiente:
§
Cuestionamiento
del modelo educativo desde la cultura predominante basada en la lógica
académica de las disciplinas, a un
modelo formativo que reintegre la visión académica, la profesional y la vital
(BARNNETT,2001) que es multi y
transdisciplinar, considerando los diferentes niveles de construcción del
conocimiento : Un primer nivel básico, de fundamentación y por naturaleza, polivalente
y flexible, reflejado en el título de grado y un segundo nivel más
especializado y con orientaciones más académicas y profesionales en el postgrado.
§
Cuestionamiento
del modelo organizativo de las enseñanzas conducentes a un título desde un
modelo acumulativo y fraccionado a un modelo integrador y constructivo. En este
nuevo modelo la meta será formar a los estudiantes no sólo en el conocimiento
de las diferentes disciplinas sino también en la comprensión de aquello que les
hace necesarios en el momento actual y los puede convertir en insuficientes y limitados en un futuro más o
menos inmediato. Este cambio en la orientación formativa es el que les va a
permitir que puedan llegar a ser profesionales reflexivos, creativos, con una
sólida base de conocimientos científicos y técnicos.
§
Cuestionamiento
del modo de concebir la relación teoría práctica, buscando espacios
curriculares de integración y, metodologías de aprendizaje y enseñanza, que propicien un acercamiento a la realidad
profesional como vía para conseguir un aprendizaje significativo, profundo y
constructivo, que les permita seguir aprendiendo de manera permanente, porque
habrán adquirido las estructuras mentales necesarias para afrontar nuevos y
complejos problemas. En definitiva, este es el fin último y más importante de
toda educación o formación.
1.2. El nuevo paradigma de educación superior
De modo sintético los rasgos principales del modelo
educativo hacia el que nos dirigimos y que le convierten en un modelo más
eficaz para los desafíos a los que hay que responder son:
§
Modelo
educativo centrado en el aprendizaje, que exige el giro del enseñar al aprender
y principalmente enseñar a aprender a aprender y aprender a lo largo de la
vida.
§
Modelo
educativo centrado en el aprendizaje autónomo del estudiante tutorizado por los
profesores.
§
Modelo
educativo centrado en los resultados de aprendizaje, expresadas en términos de
competencias genéricas y específicas.
§
Modelo
educativo que enfoca el proceso de aprendizaje-enseñanza como trabajo cooperativo
entre profesores y alumnos.
§
Modelo
educativo que exige una nueva definición de las actividades de
aprendizaje-enseñanza.
§
Modelo
educativo que propone una nueva organización del aprendizaje: modularidad,
espacios curriculares multi y transdisciplinares, al servicio del proyecto
educativo global (Plan de estudios).
§
Modelo
educativo que utiliza la evaluación estratégicamente y de modo integrado con
las actividades de aprendizaje y enseñanza y, en el se debe producir una
revaloración de la evaluación formativa-continua y una revisión de la
evaluación final-certificativa.
§
Modelo
educativo que mide el trabajo del estudiante, utilizando el ECTS como herramienta
de construcción del currículo, teniendo como telón de fondo las competencias o
resultados de aprendizaje, y que, al mismo tiempo, va a servir de herramienta
para la transparencia de los diferentes sistemas de educación superior.
§
Modelo
educativo en el que adquiere importancia las Tics y sus posibilidades para
desarrollar nuevos modos de aprender.
Los rasgos característicos de este
nuevo modelo educativo exigen el desarrollo de un perfil profesional, de unos
roles y unas actividades diferentes a las tradicionales en los estudiantes y
los profesores.
El perfil apropiado del
estudiante viene caracterizado por los
siguientes elementos: Aprendiz activo, autónomo, estratégico, reflexivo,
cooperativo, responsable. Sin duda, esto exige un gran cambio de mentalidad en
la cultura dominante del alumnado universitario y que requiere también de una
atención especial.
En el caso de los profesores, tal y
como se afirma en el informe de la investigación realizada por el equipo de
Varcárcel (2003), un requisito básico para el logro de algunos de los objetivos
del proceso de convergencia es la profesionalización
del profesor universitario. Esta afirmación se traduce en la exigencia de
una formación pedagógica institucionalizada y sistemática, cuya finalidad sea
la de facilitar el aprendizaje de sus nuevas competencias docentes, como venimos insistiendo desde los ochenta
los expertos en formación pedagógica de
los profesores universitarios españoles (DE LA CRUZ, 2000, 2003; FERNÁNDEZ,
2003).
Cuando se leen en profundidad los
documentos de referencia publicados por las diferentes instituciones y
organismos implicados en el proceso de convergencia no queda ninguna duda del
cambio de cultura docente que se propugna. En todos ellos queda patente la
diferencia entre la realidad presente de la educación superior y el paradigma
propuesto para el futuro. Sin ánimo de agotar todas las repercusiones que el
nuevo modelo nos plantea, voy a desarrollar, por su especial relevancia, los puntos expresados de manera sintética al
inicio de este apartado.
a) Una de las características
esenciales de nuevo espacio europeo de educación superior va a ser la organización de las enseñanzas
siguiendo el modelo de formación académica centrado en el aprendizaje del
alumno. Así uno de los puntos críticos es y va a ser el diseño de los planes de
estudio que ya tiene su decálogo y recorrido:
§
Análisis
de necesidades sociales a las que satisface la titulación
§
Definición
de perfiles académicos y profesionales
§
Traducción
a resultados de aprendizaje deseados (expresados en términos de competencias
genéricas y específicas)
§
Selección
de enfoques de enseñanza y aprendizaje coherentes con los objetivos
§
Propuesta
de sistemas para evaluar y garantizar la calidad del programa
b) En este proceso especial
importancia va a tener la adaptación de los programas antiguos por objetivos
(en muchos casos sólo programas de contenidos disciplinares) a programas por
competencias y subordinación de los contenidos disciplinares a dichas
competencias que, conceptualmente son un “saber
hacer complejo e integrador”(LASNIER, 2000) lo que implicará un modo
absolutamente distinto de organización curricular, al mismo tiempo que un
cambio sustancial en los métodos de enseñanza y aprendizaje que, en esta nueva
situación pasan de ser generalmente centrados en el profesor a tener que
centrarse en los estudiantes, buscando situaciones de aprendizaje
contextualizadas, complejas, focalizadas en el desarrollo en los estudiantes de
la capacidad de aplicación y resolución de problemas lo más reales posibles. El
contenido disciplinar será el vehículo para plantear diferentes estrategias de
aprendizaje y enseñanza que logren la integración del conocimiento teórico, es
decir, el qué, con el cómo (conocimiento
procedimental) y el por qué (conocimiento condicional, contextualizado).
c) Otro aspecto importante sobre el
que habrá que trabajar será el análisis de las condiciones o exigencias que se
derivan de los modelos explicativos actuales sobre los procesos de aprendizaje.
No cabe duda que, gran parte de las decisiones que se han de adoptar tanto en
relación con los objetivos de aprendizaje, como con la gestión de los procesos,
tienen que ver claramente con los planteamientos socio constructivistas del
aprendizaje y su explicación sobre el proceso de aprender y de acceder al conocimiento.
No debemos olvidar que aprender es
un proceso constructivo en el que los aprendices forman representaciones
personales del contenido y elaboran, a partir, de lo conocido, estructuras
mentales nuevas. En esa construcción personal, el papel del profesor consiste
en guiar, orientar, acompañar, sostener y potenciar los esfuerzos de
aprendizaje que el estudiante realiza.
Las nociones fundamentales que los
diversos enfoques socioconstructivistas comparten son: El concepto de red en la
estructuración del conocimiento, el conocimiento como construcción social, el
aprendizaje contextualizado y sobre tareas auténticas, el papel del andamiaje
por parte del profesor y la transferencia de responsabilidad del aprendizaje
del profesor al alumno.
d) Consecuentemente los profesores
decidirán las metodologías pertinentes para el logro de los objetivos propuestos,
utilizando como criterio el perfil académico profesional, los conocimientos
actuales sobre los proceso de aprendizaje eficaz, y las características que
impone la formación en competencias, además de las condiciones estructurales y
organizativas en las que se vayan a llevar a cabo dichas actividades, como por
ejemplo, los espacios, el tamaño de los grupos, la organización docente, etc.
e) La revisión de los procesos de
aprendizaje-enseñanza y el diseño de actividades de aprendizaje plantea también
un nuevo modelo de organización docente en el que la coordinación entre todos
los agentes implicados es imprescindible. Será una exigencia organizativa
buscar una herramienta clara y coherente de gestión de la titulación, tarea
esta que deberán liderar los responsables académicos de las titulaciones, pero
que como ya hemos expresado en otro lugar, requiere la adopción de una nueva
cultura organizativa basada en el concepto de organización que aprende.
f) La correcta utilización del
concepto de crédito basado en la carga total de trabajo del estudiante y en el
que se marcan unos límites razonables para la elaboración del los planes de
estudio, desde la perspectiva de plantearse unos resultados esperables con el
tiempo disponible para ello, tiempo, en este caso, no de enseñanza, sino de
aprendizaje o de trabajo total del alumno.
El ECTS debe ser la herramienta que
permita la estructuración curricular teniendo como referencia, siempre, los
resultados de aprendizaje esperados o competencias. Esta tarea exige la
cooperación de los profesores implicados en una titulación, ya que no se puede
perder la perspectiva global si se quiere aplicar correctamente, el modelo docente que plantea
esta nueva manera de definir el crédito (PROYECTO TUNING, 2000).
El ajuste de nuestros actuales
programas a este nuevo modo de concebirlos requiere la experimentación con los
programas actuales y la utilización de los diferentes modos o métodos de ajuste
entre lo diseñado y lo real, utilizando para ello los diferentes métodos ya
establecidos para acercar lo que se desea que aprendan nuestros estudiantes y
el tiempo requerido para hacerlo. Y todo esto sin perder de vista que dicha
adecuación implicará una revisión en profundidad de los métodos de enseñanza y
aprendizaje, así como de la
evaluación. En definitiva, de todos los elementos que integran
el sistema formativo.
g) En este cambio de modelo docente
también cobra especial relevancia el impacto de las TICs con sus posibilidades
tanto para la elaboración del conocimiento como para su adquisición y
transmisión. El gran reto se encuentra en la modificación del papel del
profesor en relación con el proceso de aprendizaje, dándole la oportunidad de
adoptar métodos pedagógicos más innovadores, más interactivos y para diferentes
tipos de estudiantes. Pero, al mismo tiempo implican necesariamente un esfuerzo
y largo período de concepción, así como otra forma totalmente distinta de organizar
las enseñanzas (UNESCO; 1998).
h) No podemos olvidar la importancia
que cobra la evaluación tanto de los resultados de aprendizaje como de
enseñanza en todo este nuevo escenario. No es posible hablar de innovar el
proceso de aprendizaje-enseñanza sin una innovación paralela de la actividad
evaluativa. Los estudiantes no modificarán su forma de aprender si sus aprendizajes
van a seguir evaluándose según prácticas
anteriores. Del mismo modo, los profesores no mejorarán su enseñanza, asumiendo
una perspectiva profesional de su tarea, si no someten su enseñanza y sus
prácticas educativas a procesos de evaluación que orienten la mejora y que,
incluso reconozcan la calidad docente.
En términos generales los criterios
que deben guiar los cambios en la evaluación se pueden resumir del siguiente
modo (ZABALZA, 2001):
§
Debe
servir para ayudar a los alumnos a desarrollar sus capacidades
§
Debe
referirse a todos los objetivos formativos, esto es, ser integradora.
§
Debe
estar inmersa en el desarrollo habitual del proceso de enseñanza-aprendizaje
§
Debe
ser parte integrante del proceso formativo
§
Debe
ser coherente con el estilo de trabajo en el aula
§
Debe
ser inicial, de proceso y final
§
Debe
ser formativa
§
Debe
incluir demandas cognitivas variadas y progresivas.
§
Debe
incluir información previa y posterior
2. EL APRENDIZAJE COMO OBJETIVO BÁSICO DE LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA
Toda enseñanza pretende crear un proceso de aprendizaje
en un contexto dado (recursos disponibles, características de los estudiantes,
etc.) y en un momento determinado en función de los objetivos fijados tanto al
nivel de una asignatura concreta como al nivel del proyecto formativo global.
Construir una visión del aprendizaje supone una clarificación de lo que
entendemos por aprendizaje, una visión clara de los objetivos de nuestra
enseñanza y de su lugar en un proceso más largo de formación espacio temporal,
en el que se inscribe, es decir, tener una visión sistémica de todo el proceso
en la que todos los elementos sean coherentes.
Una
de las ideas fuerza que deben estar presentes en todo Proyecto es, junto el
“hacia dónde” queremos ir (Perfil Formativo), de “dónde partimos”. Sin este
punto de referencia básico perderíamos el sentido principal de nuestra labor
como profesores: ayudar, facilitar a los estudiantes, que parten de una
situación real respecto a su formación, en el más amplio sentido de la palabra,
a que lleguen a ese punto final de referencia que son los objetivos educativos,
tanto de nuestra disciplina concreta, como del Proyecto Educativo Integrado, en
su conjunto.
Dicho
en otros términos, si los profesores tenemos razón de ser, ésta la tenemos que
encontrar en facilitar el aprendizaje a nuestros estudiantes. Pero no cualquier
tipo de aprendizaje, sino aquél que sirve para construir un cuerpo de conocimientos,
habilidades o destrezas y actitudes flexibles, autoestructurantes, y que le
permitan seguir aprendiendo autónomamente a lo largo de toda su vida. Pues
bien, para que esta afirmación pueda tener visos de realidad no podemos olvidar
que si en el aprendizaje hay algunas evidencias, una de ellas y, creemos que la
más importante, es partir del nivel de conocimientos previos de los alumnos,
para poder seguir ayudando a construirse como profesional y como persona.
Si
este es nuestra principal finalidad, un referente imprescindible serán los estudiantes
como aprendices y el sentido que tiene aprender en la universidad. En
relación con la primera cuestión, la idea básica es concebir la universidad
como “institución de aprendizaje”
frente a la idea más general de verla como institución de enseñanza. Por ello
una preocupación para quienes hemos de desarrollar nuestro trabajo formativo en
la universidad es la consideración constante de cuáles son los procesos y
estrategias a través de los cuales los estudiantes llegan a aprender.
2.1. Concepto de aprendizaje
Presentar una definición unívoca de aprendizaje
puede ser una tarea complicada ya que éste puede ser definido de diversas
maneras, según la posición teórica que adoptemos. Estas distintas posiciones
teóricas son consecuencia de la evolución científica de los estudios sobre
aprendizaje, que se ha desarrollado en torno a dos grandes orientaciones:
-
La filosófica, interesada en el conocimiento y centrada en el
aprendizaje humano.
-
La biológica, preocupada por la adaptación al entorno y centrada,
sobre todo, en el aprendizaje animal.
Ambas orientaciones, se han comportado de manera
antagónica en lugar de actuar complementariamente, razón por la cual no se
dispone de una teoría unitaria. No obstante, y a pesar de tales dificultades
teóricas, se puede aceptar una definición integradora de aprendizaje:
"Proceso mediante el cual un sujeto adquiere destrezas o habilidades
prácticas, incorpora contenidos informativos o adopta nuevas estrategias de
conocimiento y/o acción".
Esta definición nos indica, por una parte, la
naturaleza activa y dinámica del aprendizaje y, por otra, que es a través de
este proceso junto con la dotación genética como los seres humanos nos
distinguimos unos de otros por nuestras destrezas, habilidades, etc., en
definitiva, por nuestra personal "forma de ser".
El trabajo que Foster realiza en el año 1986, recoge
todo aquello que hasta nuestros días se ha descubierto sobre aprendizaje humano
y que se enseña a los profesores en los cursos de formación. En síntesis, esta
aportación nos permite clarificar de entrada dos cuestiones:
-
Se aprende básicamente por tres vías o modalidades:
·
"haciendo" la actividad, proceso, etc. de aprender
·
"imaginando", es decir, mediante imágenes que implican
hacer.
·
"observando" a los demás mientras hacen lo que haya que
aprender.
-
La retención de lo aprendido depende sobre todo de:
·
La práctica y la captación del significado.
·
La repetición puede facilitar el aprendizaje, pero frecuentemente esto
ocurre gracias a la imaginación.
Sobre la base de ambas cuestiones puede reconocerse
este requisito esencial para que se produzca aprendizaje:
El que aprende debe estar
"activo" y esto significa esfuerzo, saber qué se hace y para qué se
hace.
Desde la perspectiva de la enseñanza, tales
cuestiones plantean una serie de requisitos o condiciones:
-
La enseñanza debe ofertar integradamente todas las vías o modalidades
de aprendizaje, es decir, debe facilitar que el estudiante pueda observar, imaginar
y hacer.
-
Debe también asegurar la captación del significado de lo que se
aprende.
-
Deberá posibilitar prácticas variadas, es decir, integración de repeticiones
y variedad que obligue a imaginar.
De este modo, teniendo como referencia estos
principios básicos vamos a conocer quiénes y cuáles son las aportaciones más
importantes efectuadas por los distintos investigadores que han trabajado sobre
aprendizaje ya sea humano o animal, es decir, vamos a conocer los principales
paradigmas en este ámbito científico.
2.2. Concepciones actuales sobre el aprendizaje
Generalmente, no se acepta una
visión unitaria del aprendizaje y de los procesos que gobiernan todas las
formas de aprendizajes posibles, sino que, muy al contrario, se piensa que las
distintas teorías aportan explicaciones válidas para los distintos procesos y
que el conocimiento de todas ellas nos da la visión global necesaria para
comprender el aprendizaje humano.
Por otra parte, debemos ser cautelosos a la hora de
buscar aplicabilidad directa en el ámbito educativo de todo lo que se ha
investigado y se investiga sobre aprendizaje, puesto que la realidad es mucho
más compleja que las condiciones en las que se producen dichas investigaciones.
El conductismo fue la fuerza dominante en la
psicología estadounidense hasta la década de 1960, cuando el campo sufrió lo
que ahora se conoce comúnmente como la “revolución cognitiva“. Las
descripciones del aprendizaje como condicionamiento de asociaciones y
respuestas por medio de reforzamiento dieron paso a los puntos de vista
cognitivos que describían el aprendizaje como algo que implicaba la adquisición
o reorganización de las estructuras cognitivas por medio de las cuales se
procesa y se almacena la información.
Los teóricos cognitivistas comenzaron a concentrarse
en el aprendizaje humano para explicar
los procesos cognitivos que ocurren en el aprendizaje y no eran suficientemente
explicados por ninguno de los tres paradigmas anteriores. En concreto,
abordaron todo lo que hacía referencia a
los aprendizajes de relaciones lógicas, racionales, significativas, que
entrañan procesos mentales complejos, como los que caracterizan el pensamiento
humano.
El acento no se pone en la manipulación del ambiente
sino en el estudio del sujeto como agente activo que procesa y categoriza la
información que le llega del ambiente. Ambas posiciones no son contradictorias,
sino complementarias y cada una tendrá mayor o menor relevancia explicativa
según el nivel en el que ocurre el aprendizaje.
Según avanza la revolución
cognitiva, el aprendizaje se perfila no sólo como mediación cognitiva de la
adquisición de conocimiento sino como un proceso constructivo en el que los
aprendices forman representaciones personales del contenido y elaboran, a
partir de lo conocido, estructuras mentales nuevas. En esta construcción
personal, el papel del profesor consiste en guiar, orientar, acompañar,
sostener y potenciar los esfuerzos de aprendizaje que el estudiante realiza.
Las nociones fundamentales que
los diversos constructivismo comparten son: El concepto de red en la
estructuración del conocimiento, el conocimiento como construcción social, el
aprendizaje contextualizado y sobre tareas auténticas, el papel del andamiaje
por parte del profesor y la transferencia de la responsabilidad del aprendizaje
del profesor al alumno
a)
El concepto de
red de la estructuración del conocimiento frente al enfoque lineal y jerárquico
del aprendizaje.
Según los constructivistas, el aprendizaje no necesita ser secuencial
o jerárquico, sino que el conocimiento se puede considerar como redes
estructuradas entorno a ideas clave. Estas redes de conocimientos incluyen
conocimientos declarativos (hechos, conceptos, generalizaciones), conocimientos
procedimentales (saber cómo hacer) y conocimientos condicionales (cuándo y por
qué hacer). La concepción de la organización del conocimiento en red permite
comenzar a aprender en cualquier punto de la red.
b)
El conocimiento
como construcción social frente al enfoque del aprendizaje en solitario
(Piaget).
Los constructivistas sociales insisten en que el aprendizaje además de
ser un proceso de construcción activa de significado personal, señalan que este
proceso funciona mejor si tiene lugar en compañía de otros, profesores o pares.
Participar en debates y puestas en común de enfoques diversos de la información
ayuda al aprendiz a completar, profundizar y, a veces, a reestructurar sus
puntos de vista. Tener que comunicar sus ideas obliga a articularlas con orden
y claridad y a establecer nuevas conexiones. El constructivismo social está muy
influenciado por la teorías de Vygotsky sobre la “zona de desarrollo próximo”,
definida como aquellos conocimientos que todavía no puede adquirir por si solo
el alumno y si con la ayuda del profesor u otros agentes que le estimulan a
usar los conocimientos previos para la nueva construcción. Esta es la base
teórica en que se apoya el aprendizaje cooperativo.
c)
Aprendizaje
contextualizado y sobre tareas auténticas.
Los conocimientos procedimentales y condicionales se adquieren más
eficazmente en situaciones naturales donde no se separa el conocer y el hacer o
lo que se aprende de cómo es aprendido y aplicado. La enseñanza debe acercarse
lo más posible a este modo natural de aprender. La cognición está
contextualizada y es más profunda si se trabaja con tareas auténticas y
aplicaciones tomadas de la vida real frente a los contenidos genéricos y
artificiales de la enseñanza tradicional.
d)
Andamiaje y transferencia
de la responsabilidad del aprender del profesor al alumno.
Trabajando el profesor en la zona de desarrollo próximo, el andamiaje
supone ayuda, apoyo, compañía, dirección temporal (mientras sea necesario), a
la medida de la necesidad del aprendiz y prescindible lo antes posible, para
transferir gradualmente la responsabilidad de la organización, estructuración y
manejo de las actividades de aprendizaje. A medida que avanza el proceso de
aprendizaje los alumnos tienen que asumir la responsabilidad de gestionar su
propio proceso de aprendizaje. Aprender a aprender para seguir aprendiendo a lo
largo de la vida.
3. LA
METODOLOGÍA COMO COMPETENCIA DOCENTE
Teniendo
como referente el modelo de universidad por el que apuesta nuestra Institución,
se plantean desarrollar un conjunto de competencias, de las que unas son de
carácter más pedagógico, otras tienen que ver con la contribución de cada uno
de los profesores a la política educativa Institucional, otras, por su parte,
se internan en el territorio de las competencias de carácter socioprofesional
y, por último, no podemos olvidar el componente actitudinal de dichas
competencias.
El conjunto de competencias relacionadas
con la profesión docente conforman todas aquellas tareas relacionadas con una
enseñanza de calidad y un referente para la formación y desarrollo profesional.
A continuación se relacionan todas ellas si
bien nosotros nos vamos a centrar en la competencia relacionada con el diseño
de las metodologías de trabajo y la organización de las actividades y tareas de
aprendizaje. Sin embargo no debemos olvidar la relación sistémica que existe
entre todas ellas, además de comprender que en si misma esta competencia es
también un sistema en el que la toma de decisiones tiene repercusiones sobre
nuestro modo de trabajar con los estudiantes. En definitiva es un sistema
dentro de otro sistema.
Las competencias del profesor universitario
serían las que siguen:
1. Planificar el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
2. Seleccionar y
prepara los contenidos disciplinares.
3. Ofrecer
informaciones y explicaciones comprensibles y bien organizadas (competencia comunicativa).
4. El manejo de las
nuevas tecnologías como soporte de almacenamiento y búsqueda y tratamiento e
intercambio de la información.
5. Diseñar la
metodología de trabajo y organizar las actividades y tareas de aprendizaje.
6. Relacionarse con
los alumnos.
7. Tutorizar.
8. Evaluar.
9. Reflexionar e
Investigar sobre la enseñanza.
10. Identificarse con
la institución y trabajar en equipo.
4. LOS COMPONENTES BÁSICOS DEL MÉTODO DOCENTE
Esta
competencia es una especie de “poutpurri” en el que podemos integrar las diversas tomas
de decisiones (desde la organización de los espacios hasta la formación de
grupos o el desarrollo de seminarios prácticos) que los profesores adoptamos
para gestionar el desarrollo de las actividades docentes.
Esta competencia
metodológica, de naturaleza borrosa y que se solapa en cierta medida con
algunas de las otras competencias ya señaladas (con la de planificación; con la
de gestión de la comunicación; con la de relaciones interpersonales y la de
evaluación, etc.). Pero pese a esa indefinición (que ha hecho que algunos
prefieran hablar de estrategias instructivas más que de metodología) la
capacidad metodológica forma parte de esos conocimientos y destrezas básicos
que todo profesor y profesora universitarios deben poseer.
Para no
complicar en exceso la consideración de este apartado, me referiré tan sólo a
algunos de los contenidos fundamentales de esta competencia docente.
4.1. La organización de los espacios
En algún tiempo, la formación universitaria tenía
lugar en lugares casi sagrados (en algunos caso, como los monasterios, esa
condición era literal) y donde se valoraba profundamente la belleza, el
silencio, la posibilidad de pensar, de debatir, la posibilidad de pasear con
los maestros, etc. Pero esa tradición universitaria se ha perdido y las
instituciones han acabado concediendo escasa relevancia a este aspecto del
desarrollo de la
docencia. Se diría que se ha considerado que el lugar y las
condiciones en que se desarrolla el trabajo docente constituye una variable
secundaria y de escasa relevancia.
La reciente y masiva aparición de aularios en las
universidades constituye una buena muestra de esta minusvaloración del sentido
y valor de los espacios. Los espacios de formación aparecen como simples
lugares neutros y anodinos por los que van pasando profesores y alumnos de muy
diversas materias pero sin identificarse en nada con ellos.
Sin embargo, los
modernos planteamientos didácticos están volviendo a otorgar una gran
importancia a las condiciones ambientales en que se desarrolla la interacción
didáctica. La calidad de los espacios acaba teniendo una influencia notable en
el nivel de identificación personal no sólo con el espacio en sí mismo sino con
la propia institución a la que pertenece, en las alternativas metodológicas que
el profesor pueda utilizar, en el nivel de implicación de los estudiantes (el
problema de las zonas), en el nivel de satisfacción de profesores y alumnos
(incluido el aspecto del bienestar - malestar que pueden provocar sus
condiciones arquitectónicas y de mobiliario). Al final, lo que está claro,
aunque en la universidad no acabemos de creérnoslo, es que los espacios de
aprendizaje son mucho más que un lugar neutral y sin significado en el que
llevamos a cabo tareas docentes igualmente neutras y descontextualizadas (que
podrían, por tanto, llevarse a cabo en cualquier lugar).
El ambiente y la forma en que está organizado y
equipado se convierte por sí mismo en un mensaje. Cuando uno entra en un aula
universitaria percibe de inmediato cómo se ha concebido la enseñanza en aquel
contexto. El espacio delimita y prefigura las posibilidades de la acción
docente. ¿Qué otra cosa se puede hacer
en la mayor parte de nuestras clases (por la disposición de sus mesas y la
distribución de posiciones) que dar lecciones magistrales a los alumnos?
Se puede argüir
en este punto que la organización de los espacios no puede plantearse como una
competencia docente puesto que los docentes poco pueden hacer en relación a los
espacios. Las decisiones en torno a los espacios trascienden las competencias
de los profesores y se adoptan por las gerencias universitarias. Con ser eso cierto, no lo es menos, que los
profesores no podemos en modo alguno quedar desvinculados del tema de los
espacios. Debemos conocer cuáles pueden ser sus efectos y hacer cuanto esté en
nuestras manos para poder neutralizar los negativos. Aquí vamos a referirnos muy escuetamente a
dos aspectos del espacio que afectan claramente a la enseñanza.
La cuestión de las zonas
Sobre todo en las aulas grandes y con una disposición
clásica de las mesas (unas detrás de otras en hileras consecutivas), se ha
constatado la existencia de zonas que afectan de manera bastante clara a
variables importantes en el aprendizaje como son la implicación, la
satisfacción e, indirectamente, los
resultados del aprendizaje.
La zona delantera y central de la clase se
configura como zona de acción, mientras que los laterales y la parte posterior
de las clases aparece como zona marginal. Los alumnos situados en la zona de
acción aparecen como más implicados e interesados en el trabajo mientras que
los que se sitúan en las zonas marginales tienden a meterse menos en la
actividad y a desconectar del proceso con mayor facilidad.
Con todo, el impacto de la
zona aparece bien documentado. Algunos investigadores distribuyeron los sujetos
al azar en las zonas y pudieron comprobar efectos como el descrito por Stires (1980) que en una investigación llega
a la siguiente conclusión: “tanto en una clase donde los alumnos pudieron
sentarse a su elección como en otra paralela donde fueron colocados por orden
alfabético, aquellos que estaban en la zona de acción recibieron mayores notas,
les gustó más el curso y les cayeron más simpáticos los profesores”. Weinstein
(1981) confirma estos mismos datos: “Los asientos centrales-delanteros
facilitan el rendimiento, las actitudes positivas y la participación, al menos
de aquellos algo dispuestos a hablar”.
Por otra parte, la disposición de las mesas y
pupitres no solo condiciona la aparición de zonas sino que acaba alterando las
alternativas de acción por parte de los docentes: los tipos de desplazamiento
que puede realizar, el estilo de interacción posible, etc. Por eso, aunque no
resulta fácil (sobre todo en esos benditos escenarios en que las mesas están
clavadas al piso) debemos intentar minimizar en lo posible el efecto
condicionante de las zonas. Una posición circular de las mesas, por ejemplo,
rompe las zonas. También se rompen las zonas si el profesor se mueve a través
de la clase (algo que es difícil si uno ha de utilizar el encerado o algún
medio de proyección), si solicita constantemente la intervención de los alumnos
situados en zonas marginales, si organiza fases de trabajo por grupos, etc.
Los espacios como estructura de oportunidades (para el aprendizaje,
para la interacción, para la práctica)
Uno de los aspectos importantes a
considerar en la organización de los espacios (tanto dentro del aula como fuera
de ellas) es el papel que ejercen como estructura de oportunidades.
Uno de los modelos de planificación docente más
interesantes en la actualidad es el que centra la actuación docente,
justamente, en la organización de los espacios. Los docentes disponen los
espacios a modo de gran despliegue de recursos para el aprendizaje que los
alumnos podrán emplear para llevar a cabo sus respectivos “contratos” o planes
personales de trabajo. Cada uno sabe qué es lo que tiene que hacer, cuál es su
particular proceso de actuación. Y dispone, en el espacio de la clase o en
diversos lugares de la institución formativa (bibliotecas, salas de
ordenadores, seminarios para el trabajo en grupos, etc.) de los recursos
suficientes (previamente identificados y ajustados por los profesores) para completar
las tareas encomendadas.
Es de esta manera como los espacios se convierten,
a su vez, en agentes del aprendizaje. No es indiferente que sean unos espacios
u otros, que estén organizados y equipados de una manera u otra. Se convierten
en escenarios activos que invitan a trabajar de distintas maneras, a emplear
distinto tipo de recursos y estrategias de aprendizaje (individuales o en
grupo), etc. Dotar de mayor protagonismo a los espacios permite disminuir el
protagonismo del profesor y hacer posible un estilo de aprendizaje más autónomo
por parte de los estudiantes.
La variedad de los espacios tiene que ver también
con la diversidad de actividades que se puedan realizar en ellos. Si vemos la
actividad docente como dar clases magistrales tenderemos a preferir las aulas
clásicas; pero si solo disponemos de aulas clásicas tenderemos a actuar siempre
a través de las clases magistrales. Y así entramos en ese círculo vicioso
(hacemos esto porque es lo único que podemos hacer) del que resulta difícil
salir.
La aparición de escenarios diversificados (tanto
dentro como fuera de la universidad a través de las prácticas en empresas e
instituciones) para llevar a cabo el aprendizaje ha sido una bendición para la
didáctica universitaria. Ahora sólo falta estar en disposición de rentabilizar
esa variedad siendo capaces de implementar modalidades diversas de aproximación
al aprendizaje: clases, seminarios, trabajo autónomo, debates, prácticas,
participación en proyectos, etc.
4.2. La
selección del método
Las metodologías
didácticas constituyen uno de los componentes de la estructura canónica
(elementos básicos e imprescindibles) de los proyectos formativos. Dichas
metodologías han ido evolucionando con el paso del tiempo y son numerosos los
catálogos y repertorios que se hacen de las mismas.
Hemos podido
constatar, por una parte, que en la
literatura especializada la expresión “método” constituye un constructo quizás
excesivamente amplio e internamente heterogéneo. Se ha utilizado como una
especie de cajón de sastre en el que caben muchos componentes: la forma de
abordar los contenidos, los estilos de organización del grupo de alumnos, el
tipo de tareas o actividades, el estilo de relación entre las personas, etc.
Por otra parte, tampoco podríamos hablar con propiedad de “buenos” o “malos”
métodos ya que todos ellos tienen sus virtualidades y pueden resultar
funcionales o no según cuál sea la naturaleza y el estilo del trabajo a
desarrollar. Las características propias de las disciplinas condicionan
notablemente las diversas modalidades o técnicas docentes (clases magistrales,
prácticas, trabajos dirigidos, etc.): comportando cada una de ellas exigencias
y condiciones para su implementación muy variadas.
Antes de
referirnos a los criterios de selección y a las técnicas didácticas, quisiéramos
detenernos, si quiera brevemente y a título ilustrativo, en dos de las
múltiples catalogaciones a las que nos hemos referido con anterioridad.
Brown y Atkins
(1988) hacen una especie de catalogación en la que los diferentes métodos de enseñanza pueden ser situados en un continuo. En
un extremo estarían las lecciones magistrales en las cuales la participación y
el control del estudiante son mínimos. En el otro extremo estaría el estudio
autónomo en el cual la participación y control del profesor son usualmente
mínimos. Con todo, debe notarse que incluso en cada uno de los extremos del
continuo hay algo de control y participación por parte del profesor y de los
alumnos; así, por ejemplo, en la lección
magistral los estudiantes pueden elegir qué apuntes tomar, qué preguntas
plantear, etc. El estudio autónomo de un alumno también puede estar influenciado
por las sugerencias del profesor, los materiales y las tareas que se le han
encomendado y los textos que se le han recomendado. Gráficamente podríamos
representar esta catalogación del siguiente modo:
5
|
5
|
5
|
5
|
5
|
5
|
Lección
Magistral
|
Enseñanza
en pequeños grupos
|
Supervisión
de investigación
|
Trabajo
de laboratorio
|
Sistema
autoinstructivo
|
Estudio
privado
|
Entre los extremos del continuo pueden estar la enseñanza en grupos
pequeños, el trabajo en el laboratorio y la investigación individual o
supervisión de proyectos. La localización precisa de estos tipos de enseñanza
no es fácil. Cada tipo de enseñanza contiene una rica variedad de métodos que
incluyen distintos grados de participación del profesor y del estudiante. Por
ejemplo, la enseñanza en grupos pequeños puede estar muy estructurada y
controlada rígidamente por el profesor, o puede ser una discusión libre en la
cual el profesor interviene ocasionalmente. El trabajo de laboratorio puede ser
una serie de experimentos rutinarios especificados con precisión por el
profesor o un conjunto de investigaciones guiadas en las que el estudiante
desarrolla las hipótesis a probar, elige los métodos y diseña los experimentos
apropiados. Una supervisión de investigaciones particular puede ser dirigida
totalmente por el profesor y otra dirigida enteramente por el estudiante. Estas
nociones pueden dar una idea de las exigencias y condiciones que requiere la
implementación de las diversas técnicas de enseñanza, tal y como señalábamos
anteriormente, si bien no dejan de ser útiles para ayudar al profesor a
clarificar sus intenciones con respecto a la participación y control de los
estudiantes en función, como ya se ha dicho, del conjunto de variables (tamaño
del grupo, características de la asignatura, etc.) en las que se ubique el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
Tres categorías de métodos de enseñanza
El número de métodos de
enseñanza no es ilimitado. Así pues, tenemos catalogados alrededor de 30
métodos de enseñanza incluidas las variaciones sobre un mismo método. Estos
métodos de enseñanza se pueden reagrupar en tres categorías:
-
Métodos
de enseñanza basados en las distintas formas de exposiciones magistrales.
-
Métodos
orientados a la discusión y/o al trabajo en equipo.
-
Métodos
fundamentados en el aprendizaje individual.
En
apartados posteriores describimos con más detalle cada uno de los métodos de
enseñanza que figuran en el cuadro siguiente:
Lección
magistral
|
Exposiciones formales
|
§ Conferencia de un
solo profesor
§ Conferencias
sucesivas de varios profesores
|
Exposiciones informales
|
§ Exposición
magistral informal
§ Exposición-demostración
§ Exposición-presentación
de un caso
§ Exposición
presentada por los alumnos
|
|
Trabajo
en grupo
|
Seminarios
|
§ Seminario clásico
§ Proposiciones de
Nisbert
§ Debate
|
Estudio de casos
|
§ Método de Harvard
§ Caso dramatizado
§ Caso simplificado
§ Técnica de Pigors
§ Redacción de
casos por los alumnos
|
|
Enseñanza por pares
|
§ Proyecto
§ Aprendizaje por
resolución de problemas
§ Trabajo dirigido
o taller
§ Célula de
aprendizaje
§ Simulación
§ Juego educativo
§ Juego de roles
|
|
Otros
|
§ Sesiones de
laboratorio
§ Microenseñanza
§ Team-teaching
|
|
Trabajo autónomo
|
Dirección de estudios
|
§ Contrato de
aprendizaje
§ Programa de
lecturas
§ Stages
§ Enseñanza
cooperativa
§ Enseñanza a
distancia
|
Trabajo individual
|
§ Enseñanza modular
§ Audio-tutoría
§ Enseñanza por
prescripciones individuales
§ Enseñanza
personalizada
§ Enseñanza
programada
|
El “mejor” método
de enseñanza
Cabe preguntarse, a priori, si
entre todos estos métodos de enseñanza, no existe uno que sea mejor que los
otros. Aun a riesgo de decepcionar a alguien, hay que subrayar que los resultados de las investigaciones
relativas a los métodos de enseñanza no han podido probar la supremacía de un
método de enseñanza en particular.
Parece, más bien,
que la eficacia de un método de enseñanza es circunstancial y depende de
algunos de los factores siguientes:
-
Características
de la población estudiantil
-
Materia
a enseñar
-
Personalidad
del profesor
-
Condiciones
físicas y materiales
-
Objetivos
previstos
Con
relación a las características de la
población estudiantil hay que tener en cuenta que todos los estudiantes
no obtienen el mismo provecho de un determinado método de enseñanza. Así,
aquellos que presentan dificultades de aprendizaje sacan mejores resultados con
métodos muy estructurados en los que el trabajo está previamente preparado por
el profesor; por el contrario, aquellos con aptitudes intelectuales “normales”
o superiores se benefician en mayor medida de métodos menos estructurados que
les permitan una mayor iniciativa personal.
Es
necesario, en todo caso, evitar los extremos; las investigaciones sobre la
eficacia de los métodos de enseñanza han demostrado que resulta tan ineficaz
una falta de estructura como una estructuración excesiva. El profesor no puede
permitirse, por consiguiente, elegir un método de enseñanza en función de lo
cómodo o atractivo que le resulte este; si quiere optimizar el aprendizaje de
sus estudiantes, debe elegir métodos de enseñanza que se correspondan a las
características de la población estudiantil a la que va a dirigirse.
La materia a enseñar ejerce igualmente una influencia
directa sobre la elección de los métodos
de enseñanza. Las asignaturas más teóricas que prácticas se adaptan muy bien a
métodos como la lección magistral, la discusión o las lecturas; por el
contrario, las asignaturas de carácter práctico funcionan mejor con métodos que
propicien la aplicación como la realización de proyectos, la resolución de
problemas, la enseñanza por pares, la simulación, las sesiones de laboratorio,
etc.
Por
lo que respecta a la personalidad del
profesor, las cualidades
personales y profesionales del mismo representan por sí mismas un factor nada
despreciable a la hora de elegir un método de enseñanza. Los peores
comunicadores en presencia de un gran grupo pueden experimentar una exposición
magistral como un verdadero martirio; otros, por el contrario, son incapaces de
atender una consulta individual sin resistirse a la tentación de hacer una
exposición. Algunos se sienten a gusto cuando animan grupos, otros no pueden
guiar a los estudiantes más que de un modo directivo gobernando todas sus
acciones. De hecho, todas las posibles virtualidades de un método son vanas si
no hay adecuación entre éstas y la personalidad del profesor.
Las condiciones físicas y materiales en las que se
desarrolla la docencia facilitan o no la aplicación de ciertos métodos de
enseñanza. Por ejemplo, no se puede recurrir a los métodos de enseñanza
orientados a favorecer la discusión salvo que el número de estudiantes sea
restringido; por otra parte, para que un
trabajo en equipo sea eficaz, es necesario comprometer a los asistentes a fin
de ofrecerse a las consultas, más numerosas en este caso, de los estudiantes;
si el trabajo en equipo se realiza en grupos, el profesor no puede formar
equipos demasiado numerosos ya que estos resultan ineficaces.
Por
lo que respecta a los objetivos
previstos, hay que subrayar que todos los métodos de enseñanza no
permiten alcanzar todos los tipos de objetivos. De este modo, algunos favorecen
el logro de objetivos sencillos y concretos, mientras otros favorecen el que se
alcancen objetivos más complejos y abstractos; algunos otros son apropiados
para alcanzar objetivos de la taxonomía afectiva y psicomotriz, otros no sirven
en absoluto para estos fines.
Si
no existe “el mejor método”, los resultados de investigación sobre métodos de
enseñanza han llegado a las siguientes tres conclusiones de carácter general:
-
Todos
los métodos de enseñanza son equivalentes cuando se trata de hacer alcanzar
objetivos simples como la adquisición y la comprensión de conocimientos.
-
Los
métodos de enseñanza mayoritariamente centrados en el estudiante propician
particularmente alcanzar objetivos relacionados con la memorización a largo
plaza, el desarrollo del pensamiento, el desarrollo de la motivación y el transfer de aprendizajes.
-
Los
resultados superiores obtenidos con ciertos métodos de enseñanza son
aparentemente menos atribuibles a estos métodos por sí mismos que a la cantidad
y calidad de trabajo intelectual personal que aquellos permiten generar.
Insistimos
en que no existe “el mejor método de enseñanza”, no obstante, los métodos de
enseñanza mayoritariamente centrados sobre los estudiantes parecen más
formativos, más generadores de aprendizajes significativos y más adecuados para
favorecer la memorización y el transfer
de aprendizajes que los métodos centrados en el profesor.
En definitiva y como venimos señalando, no parece
que haya conclusiones definitivas sobre si unos métodos son mejores que otros
para la asimilación de los contenidos de las diversas disciplinas. Parece, más
bien, que cada método cumple mejor unas funciones o fases que otras del proceso
de enseñanza-aprendizaje. Lo que significa que el mejor método es, en realidad,
una combinación de métodos. Algo que nos permita atender los distintos componentes
de dicho proceso.
Si tomáramos, por ejemplo, como punto de referencia
las fases del proceso de aprender que señala Entwistle (1992) podríamos
establecer el pequeño cuadro de virtualidades, que reproducimos a continuación,
de los diversos métodos en función de si resultan efectivos o no en el
cumplimiento de ese propósito.
Funciones del
proceso de enseñanza-aprendizaje
|
Métodos didácticos
pertinentes
|
1. Presentación de
la información
|
Una buena lección magistral cumple bien
esta función. También lo pueden hacer los métodos de trabajo autónomo si
poseen buenos materiales.
|
2. Recuperación de
las lagunas o ideas erróneas en conocimientos previos (remedial support)
|
Cuando el grupo en amplio los modelos
magistrales no consiguen cumplimentar esta función. Sí se puede hacer a
través de los seminarios, el trabajo en grupo (mediante el apoyo entre
iguales) o a través de preguntas y actividades “ad hoc” en el trabajo
autónomo.
|
3. Reforzamiento
de la comprensión
|
La lección magistral puede cumplir esta
función a través de niveles adecuados de redundancia y repasos. El método de
trabajo autónomo lo puede conseguir mediante materiales complementarios y
actividades de autoevaluación. En el trabajo en grupos resulta un poco más
problemático y depende del apoyo clarificador que se puedan prestar entre sí
los miembros del grupo.
|
4. Consolidación
(a través de la práctica)
|
Todas las modalidades metodológicas
pueden conseguir este propósito aunque siempre que lo planteen a través de
actividades específicas que exijan a los sujetos contrastar sus aprendizajes.
El trabajo autónomo está especialmente indicado (en la medida en que es cada
sujeto individual el que ha de lograr consolidar su aprendizaje). Las
prácticas de campo, la resolución de problemas, etc. constituyen estrategias
de consolidación
|
5. Elaboración y
reelaboración de la información
|
Una fase más profunda del aprendizaje exige
la incorporación de nuevas informaciones y su integración en las anteriores
ampliando en extensión y profundidad los aprendizajes. Todos los métodos
pueden lograrlo si se incorpora como momento específico del proceso y se
suministran las informaciones adecuadas.
|
6. Consolidación
profunda y fijación del aprendizaje
|
Exige un momento de revisión final que
permita integrar los aprendizajes parciales anteriores. La lección lo puede
hacer, también el trabajo autónomo (a través de actividades de aplicación y afianzamiento
del aprendizaje). El trabajo en grupo requiere de la intervención directa del
profesor para conseguirlo. La realización de informes o proyectos ayuda en
esta fase de consolidación final.
|
Criterios de
selección
Para
permitir al profesor elegir fácilmente un método o una combinación de métodos
de enseñanza, se ha concebido una matriz que relaciona las familias de métodos
identificados en la tabla anterior con cinco variables susceptibles de influir
en la elección. Estas
cinco variables son las siguientes:
-
Los
niveles de los objetivos cognitivos previstos.
-
La
capacidad de un método para propiciar un aprendizaje autónomo y continuo.
-
El
grado de control ejercido por los estudiantes
-
El
número de alumnos a los que un método puede abarcar
-
El
número de horas de preparación, de encuentros con los estudiantes y de
correcciones que un método exige.
Niveles
de los objetivos cognitivos previstos
Cuando
hablamos de niveles de objetivos, hacemos referencia aquí, por una parte, a los tres niveles inferiores de la taxonomía
de objetivos cognitivos de Bloom (adquisición de información, comprensión y
aplicación) y por otra parte, a los tres niveles superiores de la misma
taxonomía (análisis, síntesis y evaluación). Para identificar los métodos que
permiten alcanzar los objetivos de una u otra de estas dos categorías,
utilizamos los códigos INF para la primera y SUP para la segunda.
Capacidad
de un método para propiciar un aprendizaje autónomo y continuo
Se
trata de la capacidad de un método para incitar a los estudiantes a adquirir y
desarrollar determinadas habilidades de trabajo: planificación de una tarea de
aprendizaje y verificación de su cumplimiento; clasificación de la información
e identificación de los puntos importantes; organización del tiempo y distribución
del esfuerzo; control de la calidad del trabajo personal; organización del
trabajo en equipo; desarrollo de la motivación hacia el aprendizaje, etc. Para
traducir la capacidad de un método para favorecer el trabajo autónomo y
continuo por parte del estudiante, clasificamos los métodos de ayuda con los
códigos: DEBIL, MEDIANO Y ELEVADO.
Grado
de control ejercido por el estudiante
El
grado de control que un alumno ejerce sobre su aprendizaje influye
considerablemente sobre la calidad de este último. Así, el hecho de que él deba
(o pueda) planificar su aprendizaje hace al estudiante más responsable,
responsabilidad que genera una motivación más profunda, hace los aprendizajes
más significativos, más perdurables y más fácilmente transferibles.
El
control de un estudiante puede ejercerse también sobre la naturaleza de los
objetivos, sobre el grado de profundización en los contenidos, sobre el modo de
asimilar estos contenidos e incluso sobre las modalidades de evaluación del
logro de estos objetivos.
Para
clasificar los métodos de enseñanza en función de este criterio, utilizamos los
códigos siguientes: DEBIL grado de control, MEDIANO y ELEVADO grado de control.
Número
de estudiantes que un método puede abarcar
El
número de estudiantes que puede abarcar un método de enseñanza es variable.
Cuanto mayor es el número de estudiantes, existen menos posibilidades de
interacción, de control, de supervisión individual o de realimentación entre el
profesor y los alumnos y entre estos últimos entre ellos mismos.
El
número de estudiantes puede ser PEQUEÑO (1 a 15), MEDIANO (15 a 30) o GRANDE (30 a 60) y a veces, incluso,
muy elevado (más de 60).
Número
de horas de preparación, de encuentros con los estudiantes y de correcciones
que un método exige
Los
diversos métodos de enseñanza exigen del profesor un número de horas de
preparación, un número de horas de encuentros con los estudiantes y un número
de horas de correcciones de diverso tipo.
Para
clasificar los métodos de enseñanza en función de este criterio, empleamos los
códigos siguientes: PEQUEÑO, MEDIANO y ELEVADO.
Como
muestran los datos de la tabla siguiente, los métodos de enseñanza basados en
exposiciones están centrados en el profesor ya que es éste quien transmite la
información a sus alumnos; por este motivo, estos métodos no favorecen el logro
más que de objetivos de niveles inferiores. Propician poco el aprendizaje
autónomo y continuo de l alumno ya que es el profesor quien se encarga del
control de las actividades. No obstante, el profesor que lleva a cabo
exposiciones magistrales puede adaptarse mejor a grupos muy numerosos.
CRITERIOS DE SELECCIÓN
|
METODOS DE ENSEÑANZA
|
Exposiciones
|
Discusiones
o trabajo en grupo
|
Aprendizaje
individual
|
||||
Formales
|
Informales
|
Seminario
|
Estudio
caso
|
Enseñanza
por pares
|
Dirección
de estudios
|
Trabajo
individual
|
||
Niveles de los objetivos cognitivos
|
INF
|
INF
|
SUP
|
SUP
|
SUP
|
SUP
|
SUP
|
|
Capacidad para propiciar un
aprendizaje autónomo y continuado
|
DEBIL
|
DEBIL
|
MEDIANO
|
MEDIANO
|
ELEVADO
|
ELEVADO
|
ELEVADO
|
|
Grado de control ejercido por el
estudiante
|
DEBIL
|
DEBIL
|
MEDIANO
|
ELEVADO
|
ELEVADO
|
ELEVADO
|
ELEVADO
|
|
Número de estudiantes que se puede
abarcar
|
GRANDE
|
GRANDE
|
MEDIANO
|
MEDIANO
|
MEDIANO
|
PEQUEÑO
|
GRANDE
|
|
Número de horas de preparación, de
encuentros y de correcciones
|
MEDIANO
|
MEDIANO
|
PEQUEÑO
|
MEDIANO
|
GRANDE
|
GRANDE
|
GRANDE
|
Todos
los otros métodos de enseñanza, tanto los que propician la discusión o el
trabajo en equipo como los que se basan en el aprendizaje individual, permiten
globalmente, a nuestro juicio, alcanzar los objetivos de los niveles
superiores, favorece –más o menos- el aprendizaje autónomo y continuo y
proporcionar a los estudiantes un mayor grado de control sobre su aprendizaje.
No obstante, en su conjunto, estos métodos no pueden adaptarse más que a grupos
de un tamaño medio; salvo los métodos basados en el aprendizaje individual que
una vez implantados, pueden satisfacer a un elevado número de alumnos.
Los
métodos de enseñanza que exigen del profesor la preparación de un material
escrito u otro (estudio de casos, aprendizaje por resolución de problemas,
enseñanzas individualizadas…) requieren, en general, un considerable esfuerzo
de trabajo inicial. Por el contrario, este inconveniente se frecuentemente
compensado por la calidad de los aprendizajes que encierran estos métodos de
enseñanza.
Para
resumir, recordemos que un profesor no puede permitirse elegir un método de
enseñanzas “a ciegas”. Debe, sin duda, tener en cuenta los criterios que hemos
descrito en líneas anteriores, así como la naturaleza de la población
estudiantil, de la asignatura, las condiciones físicas y materiales y la
adecuación entre el método de enseñanza y su personalidad.
Retengamos,
además, que la eficacia de un aprendizaje, depende menos de un método de
enseñanza en sí mismo que de la calidad y cantidad de trabajo intelectual
individual que permite generar por parte de los estudiantes.
4.3. La orientación y gestión de las actividades de
aprendizaje
Otro de los aspectos importantes de esta
competencia metodológica tiene que ver con la selección y organización de las
tareas que hacemos los profesores. Es bien cierto que dicha actuación didáctica
podría ser considerada como una parte del método, pero quizás convenga tratarla
separadamente para permitirnos una consideración un poco más detenida y
minuciosa de la importancia de las tareas en los procesos de aprendizaje.
Las tareas
constituyen las unidades de actuación en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Constituyen, además, unidades integradas, esto es, en ellas están presente
tanto los objetivos formativos (que son los que les dan sentido) como la
actuación de los profesores (que son los que definen la demanda) y la de los
alumnos (que son quienes han de llevar a cabo la actividad demandada). Por eso
tienen la enorme ventaja de que pueden ser analizadas desde una perspectiva
global en la que se toman en consideración los tres vértices del proceso
formativo: el proyecto formativo en su conjunto, los profesores y los alumnos.
Es
particularmente importante la forma en que los alumnos perciban las tareas que
se les proponen, la importancia de las consignas que el profesor suministre
para su realización y del nivel de guía con que acompañe su desarrollo, la
importancia del feed back como oportunidad para ajustar los procesos de
aprendizaje, etc. En conexión con aquellas consideraciones convendría analizar
aquí algunos otros aspectos de las tareas:
-
La variedad de las tareas
Uno de los aspectos que suele llamar más la
atención en las clases universitarias es la escasa variedad de actividades que
se llevan a cabo. Muy a menudo, toda la clase se ha sustanciado en una sola
actividad (la explicación del profesor).
Aunque las clases demasiado cortas no dan pie a excesivas variaciones,
el cambiar de actividad es, casi siempre, un estímulo a la motivación y ofrece
la posibilidad de introducir nuevas demandas cognitivas a los alumnos.
-
La importancia de la
demanda cognitiva que incluye cada tarea
Aprender es enriquecer la mente con nuevos
conocimientos y nuevas capacidades. Pero para que eso se produzca es preciso
que los procesos didácticos estimulen ese enriquecimiento. Siempre hemos sabido
que aprender es algo más que memorizar grandes cantidades de información. Como
suele decirse, saber es “tener la cabeza bien hecha, no bien llena”.
Sin embargo no es extraño constatar cómo, a veces,
las tareas que se demandan a los alumnos. El tipo de operación mental que ellos
deben realizar para resolverlas es muy uniforme. Esto es, no se hace variar la
demanda cognitiva u operativa de las tareas.
-
La importancia de los
productos de la actividad
Un asunto interesante relativo a las tareas es
concebirlas como un proceso cerrado y con sentido. Esto es, algo que se plantea
con unos objetivos (que quedan claro para quien ha de desarrollar la tarea, de
ahí la importancia de las consignas), que tiene un desarrollo y que concluye
con un producto. Se diría que este tipo de procesos produce una mayor
satisfacción intelectual y un tipo de aprendizaje más efectivo que aquellos
otros en que al final uno no llega a nada tangible y objetivo, algo que quede
como testimonio de la actividad realizada.
Los productos de las actividades poseen así una
doble funcionalidad: refuerzan la autoestima de sus autores (o cuando menos su
capacidad autovalorativa) y se convierte en testimonios del trabajo realizado
que pueden ser utilizados como elementos de documentación y como recursos para
aprendizajes más evolucionados.
Las tareas, en definitiva, operativizan los
planteamientos más teóricos y globales en los que nos estemos moviendo en
nuestra docencia. En las tareas es donde se descubre el modelo de enseñanza que
desarrollamos. Por eso es importante su consideración si queremos hacernos una
idea de cuál es nuestro estilo docente y cuáles los puntos fuertes y débiles de
nuestra didáctica.. Existen tres criterios básicos que podríamos aplicar al
análisis de las tareas que llevamos a cabo en clase (o las que encomendamos
realizar a nuestros alumnos fuera de clase):
-
El criterio de la validez: si son congruentes con
los objetivos formativos que nos hemos propuesto, esto es, si es previsible que
a través de esa actividad consigamos lo que estamos intentando conseguir.
-
El criterio de la significación: si la actividad en
sí misma es relevante, si tiene interés y merece la pena hacer lo que en ella
se pide.
-
El criterio de la funcionalidad: si es realizable
desde la perspectiva de la situación y las condiciones en que debe ser
realizada y si es compatible con el resto de los componentes del proceso
didáctico.
Algunos de estos
aspectos pueden resultarnos muy interesantes a la hora de analizar nuestra
docencia. No es infrecuente escuchar quejas de los estudiantes de que las
tareas o trabajos que les mandamos hacer son excesivos y se acumulan los de
unas materias y otras (deficiencias en el criterio de funcionalidad) o que se
trata de actividades poco interesantes para ellos (problemas de significación) o poco pertinentes para lo que están estudiando
(conflictos de validez).
4.4. Las relaciones interpersonales
La extendida idea de que enseñar es “transmitir
conocimientos” por parte del profesor resulta claramente insuficiente para
reflejar la riqueza y variedad de los intercambios que se producen dentro del
proceso de relación profesores-alumnos. La enseñanza abre procesos de
intercambio que van mucho más allá que el intercambio de informaciones
Algunos modelos
de enseñanza universitaria insisten en la importancia de rescatar esta cualidad
interactiva de la docencia que se ha ido perdiendo progresivamente a favor de
una perspectiva más instruccional y descomprometida de la dimensión formadora.
Sin embargo,
teniendo en cuenta los cambios acaecidos en la universidad en los últimos años
que han provocado profundas transformaciones en la naturaleza de estas
relaciones entre profesores y alumnos,
tales cambios imponen nuevas condiciones al desarrollo de esta
competencia de los profesores. Gestionar hoy en día las relaciones
interpersonales en la enseñanza universitaria presenta importantes retos:
-
El reto de las clases
numerosas
Los estudios
internacionales en torno a las clases numerosas han dejado claros algunos
aspectos importantes en relación al desarrollo de una docencia de calidad.
Algunas de estas conclusiones de los estudios son preocupantes y merecen ser
tomadas en consideración. Por ejemplo, que el fracaso escolar y el abandono se
incrementan notablemente. Que el contacto entre profesor y alumno/a
(individual) acaba siendo mínimo. Que ello hace imposible, de facto, esa
interacción colaborativa entre docente y alumnos que se produce únicamente en la medida en que
el profesor los conoce y puede seguir su proceso de aprendizaje.
Los grupos
masivos provocan, además, el sentimiento de anonimato en los estudiantes que
suele conllevar en algunos reacciones de miedo e inseguridad. Añádase a ello las dificultades para hacer preguntas.
Los grupos grandes suelen imponer más, sobre todo a los alumnos más tímidos e
inseguros. Y tienden a propiciar una actitud más pasiva y receptiva por parte
del alumnado en general..
El sistema
español, en el que predominan clases masivas, no debe ser óbice para que
tomemos dicha cuestión como un importante reto vinculado a una docencia de
calidad. La valoración de los estudiantes subraya que la “capacidad de
relacionarse con ellos” es la cualidad de los docentes que los estudiantes
tienden a valorar más.
-
El reto del estilo de liderazgo a asumir por el docente
Otra de las
cuestiones que tradicionalmente se han incluido es este apartado de las
relaciones interpersonales es la del liderazgo.
Las clases y en
general los diversos espacios formativos constituyen escenarios relacionales
regulados: las cosas deben funcionar de una cierta manera, existen unas
exigencias y unas normas y, en definitiva, no todo está permitido. La forma en que las instituciones y cada uno
de los docentes interpretan y aplican dicha regulación es lo que constituye el
“estilo de liderazgo”.
Aunque ha habido muchas matizaciones posteriores,
la aportación más clásica y conocida a los estilos de liderazgo establece tres estilos básicos:
-
Estilo autoritario
o directivo: es el profesor el que señala las tareas y la forma de
llevarlas a cabo, critica y alaba personalmente, ordena lo que en cada caso
debe hacerse para alcanzar el objetivo y distribuye los cometidos individuales.
-
Estilo democrático o participativo, los alumnos
participan en la confección de los proyectos y en las decisiones a adoptar en
las diferentes actividades. Los cometidos de cada uno se distribuyen de común
acuerdo. El líder participa como uno más en las actividades y, en lugar de
alabanzas o críticas personales, da instrucciones técnicas o reconoce el
trabajo realizado.
-
Estilo laissez-faire o pasivo: la conducta del
profesor es pasiva, reacciona tan sólo cuando se lo solicitan los miembros del
grupo.
Otros autores llegaron a clasificaciones similares
aunque con denominaciones menos connotadas. Así Anderson y Brewer (1945)
hablaron de profesores dominantes y
profesores integradores.
Parece obvio que se trata de enunciados extremos.
Es posible que nadie se identifique con un estilo de liderazgo puro: todos
tenemos algo de dominantes y algo de integradores. La cuestión puede estar en
cuál es la tendencia dominante en nuestra actuación. Tampoco es fácil saber si
uno de esos modelos es el bueno y los otros son los malos.
Parece claro que
el reto básico para un docente es encontrar ese punto de inflexión adecuado que
combine, en la debida proporción, directividad y participación de los alumnos.
Por lo que hasta ahora se sabe, el clima de trabajo más adecuado y eficaz es el
que integra ambas dimensiones.
En definitiva,
el componente relación y la forma en que los profesores y profesoras
universitarios lo desarrollemos define el “clima” en el que vayamos a
desarrollar nuestra docencia. Y juega un importante papel en variables tan
importantes como la satisfacción de los sujetos, su implicación en el trabajo
y, en definitiva, en su rendimiento.
-
El clima de la clase
Un concepto
importante a la hora de analizar las relaciones interpersonales que se producen
en nuestras clases es el de “clima”. Se trata de un concepto excesivamente
amplio y borroso en el que se integran muchas dimensiones: "El clima de
una institución educativa resulta del tipo de programa, de los procesos
utilizados, de las condiciones ambientales que la caracterizan como una
institución y como un agrupamiento de alumnos, de los departamentos, del
personal, de los miembros de la dirección. Cada institución posee un clima propio
y distinto. El clima determina la calidad de vida y la productividad de los
profesores y de los alumnos. El clima es un factor crítico para la salud y para
la eficacia de una escuela. Para los seres humanos, el clima puede convertirse
en un factor de desarrollo”.
La clase (o
cualquier otro espacio específico de formación) constituye un escenario más
doméstico y especializado. Eso hace que el "clima", analizado en el
contexto de un aula o laboratorio, esté más saturado de componentes afectivos
(en lo que se refiere a las relaciones interpersonales) y aspectos relacionados
con la realización y gestión de las tareas instructivas. Ello no obsta para que
sigan manteniendo su importancia otros aspectos más genéricos que afectan al
conjunto de la organización como, por ejemplo, la comunicación y el poder.
En definitiva,
que la habilidad para manejarse de manera adecuada en el contexto de las
relaciones interpersonales en que se produce la interacción profesor-alumnos es
un importante componente del perfil profesional de los docentes. Desde el punto
de vista de la formación no se trata tanto de dotarse de unas técnicas
relacionales (aprender técnicas para saber diseñas formas de relación y
resolver los problemas que sobrevengan)
cuanto de estar en disposición de someter a análisis permanente los
procesos interactivos en los que estamos implicados. Aprender técnicas puede
que esté bien y ayude en algunos aspectos (saber dirigir una reunión, saber
desarrollar una mediación formal en un conflicto, etc.). Pero como quiera que
las relaciones se construyen con elementos no sólo racionales sino también
emocionales (que con frecuencia ni siquiera son conscientes) la pura técnica es
insuficiente y se precisa de esa revisión permanente.
5. LOS GRANDES MÉTODOS
5.1. Lección magistral participativa
Heredera de la “lectio” medieval, la Lección Magistral
sigue siendo uno de los métodos docentes más utilizado en Enseñanza
Universitaria. Bien realizada, es pertinente para el logro de ciertos
objetivos: adquirir información actualizada y bien organizada procedente de
fuentes diversas y de difícil acceso al estudiante, facilitar la comprensión y
aplicación de los procedimientos específicos de la asignatura y elevar los
niveles motivacionales de los estudiantes hacia la asignatura. Una
lección será magistral si consigue los objetivos que pretende. Es decir, si
logra que los estudiantes aprendan lo que ellos y nosotros nos proponemos
conseguir en ella. Nos podemos proponer que aprendan distintas cosas:
conocimientos, destrezas, valores. Estos son los grandes objetivos o metas de
la enseñanza universitaria. Ya hemos hablado antes de la diversidad metodológica
en función de la diversidad de los objetivos y de la necesidad de complementariedad
entre los métodos.
El proceso de aprendizaje de las asignaturas universitarias es complejo. El
estudiante tiene que poner en funcionamiento un amplio repertorio de
capacidades para asimilar y reconstruir la información que le llega procedente
de diversas fuentes. Nuestra labor consiste en facilitar al estudiante este
aprendizaje y propicia las experiencias oportunas para hacer posible la
construcción personal y social del conocimiento. Para llegar al nivel de
"dominio" de los conocimientos, destrezas y actitudes, el camino más
corto e interesante es a través del aprendizaje activo (aprender a hacer
haciendo) y cooperativo (aprendiendo con los pares). Según esto, nuestra
preocupación será cómo planificar y realizar una Lección Magistral
Participativa que facilite a nuestros estudiantes este aprendizaje activo y
cooperativo, teniendo, también, como ya hemos señalado reiteradamente, el
contexto en el que desempeñamos nuestro quehacer docente.
Vamos a presentar un modelo de lección magistral que
facilite el aprendizaje activo y cooperativo de los estudiantes –preferimos en
este sentido y siguiendo a De la Cruz (1998) denominarlo “Lección Magistral
Participativa”. Como todo modelo se trata de una representación simplificada de
la realidad que, en todo caso, nos
permite analizarla, evaluarla y modificarla. Según dicho modelo una lección
será magistral:
o
Si promueve el
conocimiento por comprensión.
o
Si
crea la necesidad de seguir aprendiendo.
o
Si
crea un ambiente de trabajo personal y colaborativo entre los alumnos.
o
Si
el alumno asume la responsabilidad y protagonismo del aprendizaje
Y esto será más posible si en ella hay unos tiempos y tareas centrados
en el profesor y otros centrados en las actividades que llevan a cabo los estudiantes
ya individualmente ya en grupos pequeños. Para que la lección magistral
participativa resulte, además, efectiva, dichos momentos y tareas exigen
inexcusablemente el empleo de materiales de trabajo y recursos didácticos
elaborados con anterioridad. No en vano, Brown y Atkins (1988) ponen de relieve
que es más importante la fase de preparación de la lección magistral que su
presentación y De la Cruz (1998) insiste en la importancia de esta preparación
previa ya que sin ella no es posible saber y controlar la calidad de lo que se
va a decir y hacer, advirtiéndonos que la improvisación es el peor enemigo de
la lección magistral participativa.
A
modo de características y exigencias de una buena lección magistral
participativa para que en nuestras clases los estudiantes logren sus objetivos
de aprendizaje activo y cooperativo es necesario que esta cumpla los siguientes
requisitos:
a)
Estar bien preparada.
b)
Estar bien estructurada
c)
Ser impartida con claridad y
expresividad y entusiasmo.
d)
Dar oportunidad a los estudiantes
para intervenir.
e)
Manejar eficazmente las intervenciones
de los alumnos.
f)
Despertar la necesidad de seguir
aprendiendo.
g)
Fomenta el aprendizaje cooperativo
entre los estudiantes y también significativo, lo cual no plantea ninguna
contradicción, ya que como señala Ausubel (1990) la mayoría del aprendizaje de
los seres humanos es receptivo por asimilación.
Para
que el aprendizaje activo y cooperativo de los alumnos sea posible en el aula,
es necesario, así mismo, tener muy presentes y
evitar los errores que con frecuencia se comenten al identificar la
lección magistral (método docente, es decir ocasión de aprendizaje) con una
conferencia (método expositivo o meramente transmisivo). Básicamente, estos
serían los siguientes:
a)
Dar
demasiada información
b)
Velocidad
de expositiva excesiva.
c)
Dar
por supuestos demasiados conocimientos.
d)
No
hacer resúmenes durante la exposición y al final de ella.
e)
No
destacar las ideas principales.
f)
No
temporalizar los contenidos.
g)
No
relacionar los temas.
h)
Usar
un lenguaje demasiado técnico.
i)
Identificar
exponer y enseñar y enseñar con aprender.
A
pesar de las duras críticas, la lección magistral sigue siendo el método más
usado y las razones que explican esta permanencia son que la lección magistral
en comparación con otros métodos es más eficaz para la transmisión de información,
para la facilitación de la comprensión de temas complejos, para elevar el nivel
motivacional de los alumnos, para sintetizar fuentes informativas diversas y de
difícil acceso para los estudiantes y por razones de economía y esfuerzo. Como
señala M. Pujol Balcells y J.L. Fons Martín (1978, P.-90) “la lección magistral ocupó un lugar destacado
en la docencia universitaria y no parece que haya razones suficientes para descartarla.
Es necesario en cambio alcanzar complementariamente dos metas: Introducir en la
enseñanza superior otros métodos que consignan objetivos que no son accesibles
con las solas lecciones magistrales, y mejorar la efectividad de este
método"
Estructuración de la lección
magistral
Vamos a presentar a continuación las exigencias principales del cuerpo de la
lección magistral participativa, que según DE LA CRUZ (1998) son:
estructuración del contenido,
claridad expositiva, mantenimiento de la
atención y el interés, favorecer la participación de los estudiantes y uso
eficaz del tiempo de clase.
1. ‑ Estructuración del contenido
Hace referencia a los distintos modos de organizar el
contenido de la clase en la que debe haber un número limitado de puntos o ideas
claves, unos ejemplos relacionados con ellos que sirvan de ilustración y
presentación de los posibles campos de aplicación del contenido. Los puntos
principales se pueden ordenar de diferentes modos. Los principales tipos de
organización del contenido son: clásica, centrada en un problema, secuencial,
comparativa y tesis.
Clásica. La exposición se divide en secciones y éstas en apartados y
estos en puntos concretos que son las ideas principales de la exposición entorno
a los cuales se presentan ejemplos, elaboraciones, comentarios y resúmenes.
Para usar correctamente este tipo de estructura hace falta tener muy claro el
mapa conceptual del contenido y sus relaciones, una visión de conjunto muy
clara y una jerarquización de las ideas principales.
Centrada en problemas. Este tipo de estructura es útil para estudiar distintos
puntos de vista sobre algún tema. Esta estructuración supone un primer momento
de planteamiento del problema, presentación del los diversos enfoques o
soluciones y una valoración de las mismas con sus aspectos fuertes y débiles.
Requiere que las soluciones posibles puedan ser evaluadas críticamente. Además
se deben hacer resúmenes parciales de los conocimientos que se van adquiriendo
y por último el resumen final de conclusiones es imprescindible para evitar la
posible confusión mental creada en el curso expositivo en algún alumno.
Secuencial. Consiste en una serie de afirmaciones relacionadas y que conducen a una
conclusión. Es muy útil cuando se aborda un tema desde un enfoque histórico,
evolutivo y se van subrayando los aportes sucesivos hasta llegar al estado actual
de la cuestión. Para
que sea eficaz hay que cuidar que los estudiantes sigan los distintos estadios
o secuencias, realizando resúmenes de cada uno de los pasos y de los procedimientos.
Comparativa.
Consiste en comparar dos o más contenidos, teorías, perspectivas, procesos,
ideas, sistemas, métodos en función de distintos criterios. Este estilo, en
realidad, tiene aspectos en común con
los anteriores. La
organización del contenido es muy exigente tanto para el profesor como para el
alumno. No obstante es un modelo muy adecuado cuando los estudiantes ya tienen
conocimientos sobre los componentes de la comparación y tienen claros los
criterios con respecto los que hacer la comparación.
Tesis.
En este tipo de estructuración se comienza con una aseveración que debe ser
justificada con argumentos y datos y la clase se dedica a la demostración o
confirmación de la tesis.
A fin de lograr una mejor estructuración e impartición de nuestras
lecciones magistrales, solemos tomar en consideración los siguientes criterios:
o
Elaborar previamente un esquema del
contenido.
o
Confeccionar mapas conceptuales de los
temas.
o
Identificar claramente el contenido con el
uso de títulos y subtítulos.
o
Escribir o proyectar en la pizarra el
esquema preparado.
o
Indicar claramente a los alumnos el paso
de un punto a otro del esquema.
o
Presentar, de entrada, una visión general
del contenido que se va a desarrollar.
o
Contextualizar el contenido de la clase en
el plan general de la asignatura.
o
Hacer resúmenes parciales y finales.
2. - Claridad
Para exponer con claridad es necesario, en primer lugar, conocer
con profundidad el tema sobre el que se va a hablar y tener bien estructurado
el contenido. Algunos recursos que ayudan a conseguir esta claridad son:
Emplear encuadres o
marcos generales. Los encuadres son afirmaciones que marcan el inicio y
fin de tópicos y subtópicos en una clase
Usar indicadores.
Los indicadores son afirmaciones que marcan la dirección y dan orientación y
estructura a la exposición (" Ahora vamos a centramos en... después
veremos la relación entre... por último...”)
Focalizaciones.
Son expresiones orales y mímicas o expresiones corporales que sirven para
dirigir la atención de la audiencia hacia puntos importantes de la exposición y
enfatizar los puntos claves de la misma.
Uso de nexos.
Los nexos son afirmaciones que relacionan las partes de una exposición.
3. - Mantener el interés y la atención
Mantener el interés y la atención durante toda la clase es difícil.
Como es bien sabido, a partir de los quince o veinte minutos aproximadamente la
concentración decae. El nivel de activación psicofisiológica es más bajo. El
nivel de trabajo también, los estudiantes copian menos apuntes y con menos
precisión no centrados en las ideas principales. Recuerdan menos información
que en los primeros diez minutos. La curva de caída de la atención es típica y
afecta tanto a estudiantes como a profesor. La caída de la atención depende de
diversas variables: hora del día, estado físico, etc.
Para mantener el interés y la atención de los alumnos en nuestras
clases habituamos a emplear diversas estrategias, como, por ejemplo: Dar un
descanso de un par de minutos en la exposición; alternar entre diversos medios
de exposición: oral, retroproyector, lectura, debate, etc.; intentar hacer la
exposición más interesante y significativa para los estudiantes, incluso más exigente;
implicar a los estudiantes en alguna actividad de aprendizaje para los estudiantes.
También recurrimos a cortes o pausas y actividades como, por
ejemplo: Leer los apuntes, leer los apuntes del compañero, escribir una
pregunta, formular una pregunta, discutir una pregunta, aplicar un concepto,
responder a un pequeño cuestionario o test, dar un minuto de reflexión en
silencio, dar un minuto de planificación....
4.-Facilitar la participación
Una buena enseñanza es aquella en que da lugar a un buen
aprendizaje. El aprendizaje eficaz (aquel que promueve cambios en los conocimientos,
destrezas y actitudes estables y transferibles) depende del grado de
participación activa que los estudiantes tengan en el proceso de
enseñanza-aprendizaje ya individual ya grupalmente. Para llevar a cabo una
buena enseñanza y un buen aprendizaje, consecuentemente, los profesores debemos
fomentar la participación y cooperación en clase con nuestros alumnos.
Vamos a referirnos a tres recursos que utilizamos para fomentar la
participación de los estudiantes. Se trata, en primer lugar, del manejo eficaz
de las preguntas, en segundo lugar de la presentación y discusión de textos y,
finalmente, del recurso a las técnicas de grupo en el aula para facilitar el
aprendizaje activo y cooperativo (si bien trasladamos el tratamiento de este
recurso al siguiente apartado para poder abordarlo con más detalle cuando
hablemos del trabajo en grupo ya que este tipo de aprendizaje exige la
implicación y compromiso del aprendiz en el proceso de aprender. A su vez, el
aprender haciendo y el aprendizaje con los pares facilita la asimilación y
reconstrucción personal y social de los conocimientos).
Con relación al uso eficaz de la pregunta Morgan y
Saxton (1991), analizan la importancia que la pregunta tiene en el proceso de
enseñanza-aprendizaje y ofrecen una guía práctica para mejorar las habilidades
necesarias en la elaboración de las preguntas por parte del profesor y de los
alumnos. En suma, resaltan el papel de las preguntas como vehículos del
pensamiento, ya que preguntar y responder es un procedimiento de trabajo
intelectual. En función del tipo de preguntas que se formule así serán los
niveles del proceso de pensamiento que estas desencadenan. Básicamente distinguimos
6 tipos de preguntas. Veamos que tipo de pensamiento se realiza en función del
tipo de preguntas:
1.-
Preguntas que requieren extraer
conocimientos de la memoria (recordar).
2.-
Preguntas que requieren relacionar los
conocimientos (comprender)
3.-
Preguntas que requieren aplicación
(solucionar)
4.-
Preguntas que fomentan el análisis
(razonar)
5.-
Preguntas que exigen síntesis (crear)
6.-
Preguntas que demandan evaluación (Juzgar)
7.-
Uso eficaz del
tiempo de la clase para el aprendizaje.
Como profesores debemos planificar, en detalle, cómo usar
adecuadamente el tiempo que dura el curso y cada clase. El tiempo es un recurso
escaso y requiere una administración inteligente. El tiempo de que disponemos
estudiantes y profesores está predeterminado. El empleo del mismo está por
determinar por el usuario. Determinar qué hacer en el tiempo disponible
constituye la esencia de la planificación del curso y de cada clase. Cada
tarea, cada contenido del programa, cada actividad de aprendizaje debe tener
asignado su tiempo. Además de elaborar el esquema del contenido se debe asignar
tiempo a cada parte y tarea programada. Estructuración y temporalización. Así,
por ejemplo, se debe determinar la cantidad de contenido a impartir en función
del tiempo disponible. De esta manera se evitará el error más frecuente en
nuestras clases y programas: intentar dar más contenido en menos tiempo a una
velocidad excesiva. Además de una planificación realista del tiempo, hay que
usar el reloj para cumplir lo programado. El respeto al tiempo exigido por cada
tarea nos demanda cuidar la diversidad entre el tiempo de la exposición y el
tiempo del aprendizaje que siempre es más largo. No podemos confundir -ya lo
hemos dicho anteriormente- la exposición con el aprendizaje. En la exposición
emitimos una cantidad grande de contenido en un intervalo corto de tiempo.
Esto, que en ocasiones puede inducirnos a una falsa impresión de eficiencia,
lleva implícito un error: basta que yo explique para que el alumno aprenda. Las
actividades de aprendizaje ya individuales ya grupales son consumidoras de una
cantidad de tiempo más grande. Si medimos el tiempo sólo en términos de
docencia podemos estimar erróneamente la eficacia y eficiencia de la clase. Esta hay que
medirla en términos de aprendizaje. Desde esta perspectiva el uso eficaz del
tiempo pasa por otras coordenadas.
El criterio al que debemos
atenernos es la rentabilidad de una actividad determinada en función del
aprendizaje duradero y profundo que dicha actividad reporte al alumno.
5.2. Trabajo autónomo
En muchas ocasiones
uno de los objetivos de la educación se centra en valorar el desarrollo de los
estudiantes como alumnos independientes y autónomos, pero el examen de la
mayoría de estructuras y procesos sugiere que estas ideas raramente se ponen en
práctica. La habilidad para descubrir y resolver problemas, para tomar
decisiones acerca de qué y cómo aprender, y para evaluar los propios progresos,
es decir, la habilidad para actuar de manera autónoma, son resultados que sería
deseable conseguir en la mayoría de las asignaturas en nivel universitario, y
sin embargo, los medios socavan los fines. Las clases prescritas por el
programa de estudios y que exigen atención, pasiva; los seminarios donde existe
una deferencia hacia la autoridad del tutor y donde los estudiantes escuchan
pasivamente las presentaciones de los otros alumnos; los proyectos en que la
tarea ha sido predefinida e incluso heredada de años anteriores: todo ello
contribuye a un sentido de estructura y control que ofrece ventajas palpables
tanto para el profesor como para el alumno, pero éstas son contraproducentes en
términos de la autonomía del que aprende.
Era de esperar que
las crecientes dificultades financieras de los últimos años hubieran producido
un mayor desplazamiento hacia modos de aprendizaje menos dependientes del
profesor, basados en materiales de aprendizaje. Quizá, las razones principales
para que la teoría y la práctica de la autonomía en el aprendizaje no vayan
juntas podrían ser estas:
-
Los
estudiantes que llegan hasta el nivel universitario esperan que su aprendizaje
esté muy estructurado, y están acostumbrados a una relación de dependencia
entre la enseñanza y el aprendizaje.
-
Entre
los profesores existe una falta general de los conocimientos y técnicas
requeridas para enseñar y aprender dentro de este estilo de aprendizaje.
-
Los
métodos independientes exigen mucho tiempo de preparación. Y requisitos
especiales respecto a espacio y horarios.
-
Una
mayor autonomía del estudiante implica una amenaza para la seguridad de los
modelos que se pueden predecir y para la autoridad que no puede cuestionarse.
-
Los
cambios dirigidos a la autonomía del alumno, implican planificación y
preparación en colaboración, lo que va en contra de la cultura académica
tradicional.
En muchos de los
esquemas de aprendizaje independientes, basados en materiales preparados,
parece que la independencia del profesor se consigue sólo a expensas de una
mayor dependencia de los materiales producidos, que están diseñados
principalmente para mejorar la eficacia en el dominio de materias claramente
definidas, más que para traspasar a los alumnos la responsabilidad de cómo y
qué aprender.
Sin embargo, si el
objetivo de autonomía del estudiante se convierte no simplemente en un fin,
sino en el método por el cual se persigue el objetivo, entonces el mensaje es
claro y congruente: los estudiantes deben ser tratados como personas completas,
responsables, maduras, capaces de tomar decisiones importantes acerca de lo que
quieren y de cómo conseguirlo.
HABILIDADES
NECESARIAS PARA EL APRENDIZAJE AUTÓNOMO
-
Establecer sus propios objetivos de aprendizaje.
-
Elegir entre los diferentes modos de aprender.
-
Establecer sus propio ritmo
-
Planificar y organizar el trabajo.
-
Decidir cuándo es mejor trabajar solo, cuándo en
colaboración y cuándo es necesario pedir consejo.
-
Aprender de la experiencia.
-
Identificar y resolver problemas.
-
Pensar de manera creativa
-
Comunicarse eficazmente, verbalmente y por escrito.
-
Evaluar sus propios progresos con respecto a sus
objetivos.
|
El aprendizaje autónomo describe un proceso por el cual el
alumno toma la iniciativa, con o sin ayuda de otros en:
-
Diagnosticar
sus necesidades de aprendizaje.
-
Formular
sus metas de aprendizaje.
-
Identificar
los recursos humanos y materiales para aprender.
-
Elegir
e implementar las estrategias de aprendizaje adecuadas.
-
Evaluar
los resultados de su aprendizaje.
El aprendizaje ocurre en asociación
y colaboración con varios tipos de ayudantes (profesores, tutores, mentores,
compañeros, etc.) y durante este proceso:
a) Las personas que
toman la iniciativa en su aprendizaje (estudiantes pro-activos) aprenden más
cosas y mejor que las personas que se sientan a los pies del profesor de forma
pasiva, esperando a ser enseñados (estudiantes reactivos). MÁS MOTIVACIÓN, MÁS
RETENCIÓN Y MEJOR USO Y DURANTE MAYOR TIEMPO DE LO APRENDIDO.
b) Está más en
sintonía con nuestro proceso natural de desarrollo psicológico. NECESIDAD
PSICOLÓGICA DE INDEPENDENCIA Y DE RESPONSABILIDAD DE NUESTRAS PROPIAS VIDAS.
c) Los nuevos
desarrollos en la educación exigen que el estudiante tome la iniciativa en su
propio aprendizaje.
d) APRENDER A APRENDER
(SUPERVIVENCIA) COMO UNA COMPETENCIA HUMANA BÁSICA, por varios motivos:
-
La
obsolescencia de los hechos y habilidades, requieren que el estudiante
desarrolle su habilidad investigadora, de continuar adquiriendo nuevos
conocimientos de una forma fácil y hábil durante el resto de sus vidas.
-
Hay
que aprender de todo lo que hacemos. Debemos explotar cualquier experiencia
como una “experiencia de aprendizaje”. Aprender significa hacer uso de
cualquier recurso, dentro o fuera de las instituciones educativas, para nuestro
crecimiento y desarrollo personal.
-
No
es adecuado equiparar aprendizaje con juventud. La educación es un proceso que
dura toda la vida.
Términos sinónimos pueden
considerarse aprendizaje autoplanificado, autodirigido o independiente, o bien autoeducación,
autoinstrucción, autoenseñanza, autoestudio…
Se indican a
continuación un conjunto de principios de gran relevancia para el profesor en
cuanto a posibilitar el aprendizaje autónomo. Cada uno de ellos se deriva de
una situación de aprendizaje coherente con la hipótesis de que los alumnos son
adultos y responsables.
SITUACIONES DE
APRENDIZAJE
|
PRINCIPIOS
DE ENSEÑANZA
(El profesor)
|
Los alumnos tienen necesidad de aprender
|
Ayuda a los
alumnos a reconocer la necesidad de aprender y a establecer sus metas
personales de aprendizaje.
|
El entorno de aprendizaje es cómodo a
nivel interpersonal y físico
|
Asegura la comodidad
del entorno físico.
Acepta y respeta
a los estudiantes.
Hace crecer la
confianza mutua y la ayuda entre estudiantes.
Actúa como
alguien que aprende con ellos.
|
Las metas de la experiencia de
aprendizaje son compatibles con las metas de los alumnos
|
Involucra a los
estudiantes en la formulación de metas.
|
Los alumnos comparten la responsabilidad
en la planificación y funcionamiento de la experiencia de aprendizaje.
|
Involucra a los
estudiantes en decisiones comunes relativas al diseño y funcionamiento de la
experiencia de aprendizaje
|
Los alumnos participan activamente en el
proceso de aprendizaje.
|
Involucra a los
estudiantes en el proceso de indagar.
|
Se utiliza la experiencia acumulada de
los alumnos
|
Ayuda a los
alumnos a utilizar su experiencia acumulada.
Relaciona las
actividades y contenidos del aprendizaje con la experiencia pasada de los
alumnos.
|
Los alumnos tienen sensación de progreso
hacia sus metas
|
Ayuda a los
alumnos a medir sus progresos (incluyendo la auto-evaluación)
|
5.2.1.
Roles del estudiante
y del profesor
§
Responsable de su aprendizaje.
§
Preguntador activo.
§
Mantiene su ritmo y su propio estilo.
§
Acepta o rechaza ideas según tengan sentido para él.
|
||
ROL DEL
ESTUDIANTE
|
||
§
Guía y facilitador.
§
Una fuente de información más sobre hechos, ideas y
procedimientos.
|
||
ROL DEL PROFESOR
|
||
5.2.2.
Aprendizajes que se
fomentan
Entre los valores y actitudes que fomenta esta técnica
destacan:
-
Ser
más responsables y autónomos.
-
Capacidad
de aprender por cuenta propia.
-
Capacidad
de análisis, síntesis y evaluación.
-
Capacidad
de identificar y resolver problemas.
-
Capacidad
para tomar decisiones.
-
Adquisición
del compromiso de actuar como agentes de cambio.
-
Búsqueda
y organización de información.
Mediante el aprendizaje autónomo el alumno también
desarrolla una serie de habilidades:
-
para
explicar las diferencias en los supuestos.
-
para
aprender bajo la dirección del profesor y autónomamente.
-
para
relacionarse con los compañeros cooperativamente, para verlos como recursos
para el diagnóstico de sus necesidades y la planificación de su aprendizaje.
Habilidad para ayudarles o recibir ayuda de ellos.
-
para
diagnosticar sus propias necesidades de aprendizaje de modo realista, con ayuda
de los profesores y compañeros.
-
para
traducir las necesidades de aprendizaje en objetivos de aprendizaje, de forma
que sea posible la evaluación de su logro.
-
para
relacionarse con los profesores como facilitadotes, apoyos o consultores y para
tomar la iniciativa en el uso de estos recursos.
-
para
identificar recursos humanos y materiales apropiados a los diferentes tipos de
objetivos de aprendizaje.
-
para
seleccionar (y utilizar) estrategias efectivas y para utilizar los recursos de
aprendizaje.
-
para
recoger y validar evidencia del logro de varios tipos de objetivos de
aprendizaje.
5.2.3.
Aprendizaje
autónomo versus aprendizaje dirigido
APRENDIZAJE
AUTÓNOMO
|
APRENDIZAJE
DIRIGIDO
|
Aprendiz como organismo
autodirigido crecientemente
|
Aprendiz como
personalidad dependiente.
|
Profesor
como
guía y facilitador.
|
El profesor
decide qué y cómo el alumno debe ser enseñado.
|
Las experiencias
de aprendizaje son un recurso valioso para el aprendizaje y deben
aprovecharse junto con los recursos de los expertos.
|
Las experiencias
de aprendizaje del alumno tienden a acumularse más que a utilizarse,
puesto que tienen menos valor que las de los expertos.
|
La disposición
para aprender se desarrolla a partir de las tareas y problemas de la vida. Cada individuo
tiene una preparación distinta.
|
La disposición
para aprender varía con los niveles de madurez. Al mismo nivel de
madurez, se aprenden las mismas cosas.
|
El aprendizaje
se centra en tareas y problemas y las experiencias
de aprendizaje deben organizarse como la realización de tareas y
proyectos de resolución de problemas.
|
El aprendizaje
se centra en el contenido y las experiencias
de aprendizaje deben organizarse en unidades de contenido.
|
La motivación
surge como curiosidad e incentivos internos
(autoestima, deseo de alcanzar algo, satisfacción de haber cumplido,
curiosidad…).
|
La motivación
responde a recompensas y castigos externos.
|
El clima
de aprendizaje es informal, basado en el respeto mutuo, la colaboración, el
consenso y el apoyo.
|
El clima
de aprendizajes es formal, autoritario.
|
El alumno planifica su proceso de aprendizaje.
|
La planificación
del aprendizaje la realiza, principalmente, el profesor.
|
El alumno diagnostica sus necesidades de aprendizaje, en colaboración con
el profesor.
|
El diagnóstico
lo realiza principalmente el profesor.
|
El alumno y el profesor negocian las metas de aprendizaje.
|
El profesor, principalmente, establece
las metas.
|
El plan
de aprendizaje contiene proyectos de aprendizaje y secuencias en términos
de preparación.
|
El plan
de aprendizaje es un curso programado de unidades de contenido.
|
Las actividades
de aprendizaje versan sobre: proyectos de investigación, estudio
independiente y técnicas experimentales.
|
Las actividades
de aprendizaje versan sobre técnicas de transmisión y lecturas asignadas.
|
La evaluación
la realizan el profesor y el alumno a partir de las evidencias recogidas.
|
La evaluación
la realiza principalmente el profesor.
|
Las competencias
requeridas en el alumno incluyen habilidad para relacionarse con los
compañeros y los profesores cooperativamente, para diagnosticar necesidades
de aprendizaje, para identificar objetivos, recursos, materiales y
estrategias de aprendizaje, así como para buscar evidencias del logro de los
objetivos.
|
Las competencias
requeridas en el alumno incluyen la capacidad de escuchar con atención,
tomar nota cuidadosamente, leer con rapidez y con buena comprensión, predecir
las preguntas
|
5.3. Trabajo en grupo
5.3.1.
Enseñanza en grupos
reducidos
·
Concepto
Se considera grupo reducido a un grupo hasta 40
alumnos, ya que es el número máximo que permite desarrollar dinámicas de
enseñanza y aprendizaje más activas y participativas que en grupos grandes.
Podemos dividir los grupos reducidos en grupos reducidos pequeños (hasta 15
alumnos) y grupos reducidos grandes (de 15 a 40 alumnos).
Este tipo de enseñanza suele
generar una serie de condiciones didácticas diferentes i hasta contrarias a
aquellas producidas en un grupo grande: una mejor interacción profesor-alumno y
alumno-alumno; más participación de los alumnos; más actividad docente y
discente; acercamiento a la práctica de la material, lo que implica una organización
pedagógica en el aula también diferente, que permite introducir más actividades
de aprendizaje; realizar simulaciones; estudio de casos; discusiones y debates;
análisis de materiales; resoluciones de problemas, entre otros.
En la Universidad cabe fomentar
también el trabajo individual de los alumnos hacia una autonomía formativa. El
trabajo individual del alumno, el trabajo en grupo reducido –pequeño y grande-
suelen ser modalidades más usuales y
efectiva en la enseñanza universitaria, a parte del trabajo con grupos
numerosos que requieren modelos y métodos principalmente expositivos.
La enseñanza en grupos reducidos
consigue varias metas importantes de la educación superior. Anima a los alumnos
a organizar su pensamiento al comparar ideas e interpretaciones entre ellos y a
expresarlas, y forma así su conocimiento de la asignatura. Por
eso, es un vehículo muy importante para el aprendizaje. A continuación se ven
las ventajas e inconvenientes de las tres modalidades de trabajo individual y
en grupos reducidos:
VENTAJAS |
INCONVENIENTES |
|
Trabajo Individual
|
- Cada uno se
clarifica delante de sí mismo.
- Se trabaja al
propio ritmo de aprendizaje.
- Genera hábitos de
reflexión personal
|
- Poco creativo.
- Falta de
intercambio.
- Riesgo de
interpretaciones subjetivas del conocimiento poco contrastadas
|
Trabajo con grupos reducidos pequeños
(2-15)
|
- Estimula la
competitividad y motiva el trabajo.
- Aumenta la
creatividad.
- Permite analizar
puntos de vista diferentes.
- Desarrolla la
capacidad de cooperación y favorece el intercambio de experiencias.
|
- Desequilibrio en
la participación.
- Dosis excesivas de
confrontación y conflicto entre los miembros que bloquean el trabajo y la
reflexión.
- Baja productividad
en grupos sin hábito de trabajo en equipo.
|
Trabajo con grupos reducidos pequeños
(15-40)
|
- Las anteriores y:
- Más riqueza de
contenido.
- Integración de
corrientes de opinión de los subgrupos.
- Puesta en común de
los resultados de la reflexión individual o de los subgrupos.
|
- Las anteriores y:
- Incremento de la
inhibición de algunos miembros a participar.
- Requiere un
animador hábil
|
La enseñanza en grupos reducidos
tiene también un valor en sí. Los profesionales deben demostrar sus aptitudes
orales ante comités y comunicarse con clientes y colegas cada vez con más
frecuencia. La colaboración y el trabajo en equipo son una característica
esencial de la mayoría de las situaciones laborales, igual que las aptitudes de
escuchar, sacar información y persuadir. Se espera que los ingenieros tengan
aptitudes para comunicarse. Pero lo más importante es que la enseñanza en
grupos reducidos puede, o tendría que poder, dar la oportunidad a los alumnos
de controlar su propio aprendizaje y, de esta manera, obtener un grado de
autodirección e independencia de los profesores en sus estudios. Todas estas
metas se basan en ideas muy buenas, pero a menudo no se realizan a un nivel
satisfactorio, y tanto los profesores como los alumnos pueden terminar con una
sensación de frustración.
·
Problemas dentro
del trabajo en grupos reducidos
Algunas veces el trabajo con grupos reducidos o el
trabajo en equipos no consigue tener el nivel formativo que se pretendía. Los
problemas más frecuentes en el trabajo en grupos reducidos pueden ser:
a) Falta de
optimización del trabajo con grupos. Puede ser debido a la dificultad del
profesor en su preparación sobre técnicas de enseñanza grupa.
b) El alumno y la
falta de hábito de trabajo con grupos. Algunos alumnos suelen adoptar suelen
adoptar actitudes de rechazo, defensivas, que desde un clima de ayuda,
cooperación, respeto y tolerancia se irán eliminando.
c) Mala explicitación
de los objetivos. A veces no se consiguen los objetivos porque no han estado
suficientemente explicados, negociados e interiorizados. Estas son tres fases
diferentes. Una cosa es explicitar claramente los objetivos que el profesor
pretende conseguir; situar detalladamente los objetivos curriculares del
seminario, taller o grupo de discusión, favorecerá la implicación y
satisfacción del alumno. Este puede realizarse bien desde el profesor, en el
momento de presentar la estructura de la materia o asignatura, o bien con la
colaboración de los alumnos, animándolos para que ellos también expongan las
metas que pretenden conseguir durante el curso. En este momento se entra en un
proceso de negociación que permite situar flexiblemente la planificación del
profesor implicando y motivando a el alumno en este momento determinante del
proceso de E-A.
d) El tipo de
agrupamiento de los alumnos. Se intentará mantener un equilibrio en la
distribución de alumnos con conocimientos, capacidades y actitudes diferentes.
e) El grupo se forma
lentamente y los alumnos necesitan tiempo para configurarse como un grupo
humano y conseguir los objetivos formativos que
se han situado en los objetivos. Cada grupo tiene un ritmo diferente y
el profesor debe observar la evolución a través de la participación.
Establecimiento de un clima adecuado. Se ha de procurar
fomentar un gran número de interacciones entre los alumnos y entre estos y el
profesor porque los miembros de los grupos se encuentren cómodos y dispuestos a
sumir intelectual y emocionalmente lo que supone una verdadera dinámica de
discusión académica.
5.3.2.
Trabajo cooperativo
·
Concepto
Slavin define el aprendizaje cooperativo en estos
términos: “Estrategias de instrucción en las que los estudiantes trabajan
divididos en pequeños grupos en actividades de aprendizaje y son evaluados
según la productividad del grupo”. En dichas situaciones, las metas de los
miembros del grupo están compartidas y cada individuo alcanza su objetivo sólo
si también consiguen sus compañeros el suyo. Esta cooperación es más productiva
que el aprendizaje competitivo y el individualista y se apoya en las
disposiciones naturales del aprendiz que espontáneamente quiere preguntar,
discutir y compartir.
El aprendizaje colaborativo,
cooperativo o colectivo plantean una
propuesta de trabajo en alternativa en el
aula universitaria. Convierten a los alumnos (receptores pasivos de una
información aportada por un experto) en sujetos activos dentro de la
reconstrucción colectiva del conocimiento. La base, por tanto es la actividad y
la responsabilidad colectiva de los alumnos dentro de su proceso formativo.
Dentro de un aprendizaje cooperativo no desaparece totalmente la dinámica
“explicación docente-escucha-discente-toma de apuntes” esta viene situada
dentro de un contexto donde predomina el aprendizaje por descubrimiento, la
resolución de problemas, la realización de proyecto, el diálogo y la discusión
en seminarios.
Principios del aprendizaje
cooperativo:
-
El
aprendizaje es un proceso activo y constructivo.
-
El
aprendizaje depende de contextos ricos.
-
El
aprendizaje es esencialmente social.
-
El
aprendizaje tiene dimensiones afectivas y subjetivas.
-
Los
aprendices son diferentes.
Los grupos cooperativos de
aprendizaje son la máxima realización del aprendizaje colaborativo o colectivo.
Estos tienen como finalidad principal una utilización formativa en pequeños
grupos de forma que los estudiantes trabajen juntos para maximizar su
aprendizaje y el de los otros.
Ventajas del aprendizaje cooperativo
|
-
Promueve
las habilidades sociales de los alumnos.
-
Estructura
los grupos reducidos entorno a intereses, objetivos, funciones...
-
Pueden
utilizarse desde cualquier campo del conocimiento, de la técnica y de las
artes.
-
Se
desarrolla una relación de ayuda entre los alumnos.
-
Eleva
el grado de motivación.
-
Aumenta
el grado de compromiso y de responsabilidad de los alumnos.
-
Aumenta
el grado de autonomía intelectual, personal y moral de los alumnos.
-
Establece
un grado elevado de persistencia en el trabajo.
|
En definitiva, los métodos de
trabajo en grupo fomentan:
-
El
descubrimiento de los recursos propios y ajenos.
-
El
desarrollo de la capacidad intelectual.
-
El
entrenamiento en habilidades profesionales.
-
La
autonomía personal.
-
La
responsabilidad.
-
La
creatividad.
-
El
aprendizaje de habilidades sociales: relaciones interpersonales, dinámica de
grupo, toma de decisiones y solución de problemas.
Ventajas del aprendizaje cooperativo
frente a la enseñanza tradicional según los alumnos universitarios
|
ASPECTOS QUE
MEJORAN:
-
El
rendimiento académico general.
-
Las
habilidades de pensamiento de orden superior.
-
El
interés en la material.
-
La
atención a clase.
-
La
frecuencia y la calidad del contacto con el profesor.
-
El
tiempo utilizado en los trabajos académicos.
-
Autoconocimiento
de los alumnos y habilidades metacognitivas.
-
Frecuencia
y calidad de las interacciones con los compañeros.
-
Tiempo
para asimilar los contenidos.
-
Clima
socio-moral de la clase.
-
Relación
con el profesor.
|
·
Tipos de trabajo
cooperativo
La utilización de
dinámicas de grupo implica establecer grupos. Nos podemos encontrar tres tipos
de grupos:
a)
Grupos
Estables: son grupos que suelen hacer la misma carrera y se ayudan mutuamente.
El profesor permanece fuera del grupo.
b)
Grupos
que forma el profesor: se agrupa para la realización de un trabajo conjunto.
c)
Agrupaciones
esporádicas o puntuales, con el fin de cambiar clima social del aula
A este aprendizaje se oponen ciertas
reticencias que hay que refutar. Entre otras:
RETICENCIAS
|
REFUTACIÓN
|
Educar
cooperativamente no es acertado para un mundo competitivo.
|
En el mundo laboral generalmente se
trabaja en equipo y este aprendizaje cooperativo entrena en habilidades para
la comunicación y relaciones interpersonales necesarias para la labor de
equipo.
|
Perjudican
a los alumnos brillantes que han de acomodarse a otro ritmo de trabajo más
lento.
|
Enseñar a otro es la manera de aprender
en profundidad. Las preguntas d ellos otros nos ayudan a pensar más en lo que
creemos conocer bien.
|
Ponen
en peligro el orden, disciplina y control de la clase.
|
Las estrategias para mantener ese orden y
control son diferentes a las de la clase tradicional pero el profesor tiene
que saber cómo canalizar las energías que la situación grupal genera y
emplearlas eficazmente
|
Aprendizaje
cooperativo entra en conflicto con la enseñanza tradicional
|
El profesor siempre es imprescindible. Lo
que cambia es su rol o papel: instructor, orientador, observador,
organizador, diseñador, evaluador, modelo....
|
Obliga
a trabajar con compañeros con los que no se quiere trabajar
|
Si el profesor sabe dirigir adecuadamente
la formación de los equipos, la selección de las tareas y su reparto entre
los miembros del equipo, lo más probable es que el clima de grupo vaya
cohesionando al equipo y los miembros inicialmente reticentes vayan siendo
cada vez más participativos y los miembros rechazados acaben siendo
integrados en los equipos.
|
El
trabajo en equipo pone en peligro la individualidad de sus componentes.
|
Este aprendizaje se basa en el respeto a
las diferencias individuales y usa la riqueza que estas diferencias aportan.
Las diferencias en habilidades y valores de los componentes de un equipo son
utilizadas como medio de enriquecimiento y mejora del aprendizaje de cada uno
tomado aisladamente.
|
Unos
miembros trabajan y otros no.
|
El diseño de este aprendizaje se
estructura de manera que el equipo, para lograr sus objetivos, tenga que
contar con las contribuciones de cada miembro. Para obtener resultados
satisfactorios, es necesaria la participación y colaboración de todos los
integrantes.
|
Con
el trabajo en equipo, no hay tiempo para finalizar el programa.
|
Los objetivos tienen que ser alcanzados,
los métodos y contenidos deben ajustarse a ellos. A través de trabajos en
equipo se espera conseguir mejor los objetivos aunque se hace de otra manera.
La proporción de tiempo que hay que dedicar a este aprendizaje depende de
cada profesor que debe elegir la distribución del tiempo docente y discente
en función de distintas variables: asignatura, alumnos, organización, objetivos,
recursos docentes, etc.
|
·
Objetivos del
aprendizaje cooperativo
1. Desarrollar
las competencias intelectuales y profesionales.
2. Crecer y madurar
personalmente.
3. Desarrollar las
habilidades sociales y de comunicación.
4. Cambiar actitudes
A un ritmo acelerado caminamos hacia un mundo cultural
y laboral basado en la información, la tecnología y la interdependencia. si la
educación debe preparar a los estudiantes para esta realidad que les espera,
además de la transmisión de la información tradicional deben ser objetivo de la
enseñanza el desarrollo de habilidades intelectuales, de comunicación,
personales y sociales que hasta ahora no eran tan imprescindibles. Entre estas
habilidades están: sensibilidad ante las necesidades, problemas y aspiraciones de
los otros, ajuste de nuestra manera personal de trabajar a las exigencias del
trabajo en equipo, resolución compartida de los problemas, comprensión del
otro, capacidad de ponerse en su lugar, respetar las diferencias, convivir con
la diversidad y heterogeneidad, tolerancia, flexibilidad, creatividad,
responsabilidad, iniciativa, etc.
Las ganancias más sorprendentes con este método se
obtienen en el campo del desarrollo intelectual, afectivo y social, según los
resultados de los estudios comparativos entre educación tradicional y
aprendizaje cooperativo. En el rendimiento académico, los que más se benefician
de esta innovación metodológica son los alumnos de bajo rendimiento con el
sistema tradicional.
·
¿Cómo se trabaja?
Como toda estrategia de intervención educativa el
aprendizaje cooperativo en clase tiene unas exigencias que cumplir y necesita
materiales que lo facilitan. Aquí nos vamos acupar de las siguientes:
- Los equipos:
Un equipo de aprendizaje cooperativo está
formado por un número pequeño de alumnos (lo ideal son 4) que se unen para la
realización de una tarea de aprendizaje que dura lo que la tarea exija. En el
equipo los miembros se conocen, ayudan y prestan apoyo mutuo. La formación de
los grupos debe respetar el grado máximo de heterogeneidad, reflejando la
propia diversidad de la clase. La duración del equipo depende de los objetivos
de su formación. Formas posibles de agrupación: Por iniciativa de los alumnos,
por iniciativa del profesor o mixtos. Todos tienen ventajas e inconvenientes.
Está en función de los objetivos.
2.- La organización de la instrucción:
Una organización eficiente supone un
conjunto de destrezas diferentes de las necesarias para la organización del
aprendizaje tradicional. La cooperación funciona bien bajo ciertas circunstancias
(o normas) que hay que manejar adecuadamente. Por ejemplo, el espacio de la
clase debe permitir a cada estudiante moverse libre mente, el profesor debe
establecer un signo de silencio y de atención a su intervención, tiene que
controlar el nivel de ruido, etc. El tipo de tareas encomendadas, las
actividades de aprendizaje, los materiales de trabajo.
3.- Deseo o voluntad de cooperar:
Hay tres medios para cumplir este
requisito: a través de la formación de los equipos, la organización de la clase
y el uso de tareas realizadas y evaluadas de forma cooperativa. El tiempo
empleado por los grupos en organizarse sirve para crear el contexto social que
hará más fecundo el trabajo en equipo. También es importante que exista una
identificación positiva así como respeto y confianza entre sus miembros.
Los sistemas de evaluación y la
estructuración de las tareas contribuyen a desarrollar el deseo de cooperar; si
para realizar una tarea se necesita la intervención de todos los componentes o
cada uno tiene parte del material requerido, nadie puede aislarse ni operar por
su cuenta. De mismo modo, si la evaluación es grupal en función del rendimiento
cada miembro ayudará a su compañero para obtener en conjunto una puntuación
satisfactoria.
3.- Entrenamiento en las habilidades
necesarias para la cooperación. Desempeño de roles. Papeles positivos y
negativos.
Entre estas habilidades cabe citar: saber
escuchar, empalizar, negociar, resolver conflictos, perseverancia en la tarea,
estímulo y reconocimiento mutuo. Para desarrollar estas habilidades sociales
hay diversos procedimientos: modelamiento, refuerzo y desempeño de papeles.
·
Los tres principios
básicos del aprendizaje cooperativo:
1. Interacción
simultánea.
2. La interdependencia
positiva.
3. La responsabilidad
individual
Existen procesos cognitivos y dinámicas interpersonales
que sólo ocurren cuando los estudiantes se explican unos a otros sus
razonamientos, ya sean del tipo solución de problemas, relacionar conocimientos
actuales y pasados, etc. Por otro lado, una interdependencia positiva es la
percepción de que uno está relacionado con otros de forma tal que no se pueda
triunfar si no triunfan también los otros (y viceversa) y, en consecuencia, que
el trabajo de cada uno beneficie a todos los demás. Por último, el profesor
debe asegurarse de que todos los estudiantes sean individualmente responsables
a la hora de completar las tareas y de facilitar el aprendizaje de sus
compañeros. Los alumnos deben saber que no pueden “aprovecharse” del trabajo de
los otros. Las vías normales de estructurar la responsabilidad individual
incluyen exámenes individuales a cada estudiante. Ellos tienen que jugar un
papel activo de problemas y no simplemente observar como lo hacen el profesor o
los compañeros.
·
Características de
los equipos efectivos
a) La atmósfera tiende
a ser informal, confortable y relajada.
b) Hay mucha discusión
en la que todo el equipo participa, pero dicha discusión es pertinente en
relación a la tarea.
c) La tarea u objetivo
del equipo es comprendida y aceptada por sus integrantes, aunque para llegar a
acuerdos haya sido necesario todo un proceso de discusión. Ha de ser formulada
de tal manera que todo el equipo pueda implicarse en ella.
d) Las personas que
integran el equipo se escuchan mutuamente. Nadie teme formular una propuesta,
aunque pueda sonar extravagante.
e) Hay desacuerdos.
Los desacuerdos no se soslayan mediante decisiones apresuradas o prematuras. Se
examinan los diferentes puntos de vista y el equipo intenta resolver las
discrepancias en vez de procurar llevar al redil a las personas que disienten.
f)
La
mayor parte de las decisiones se toman por consenso. Se vota sólo en
circunstancias muy especiales; el equipo no acepta la mayoría simple como base
para la acción.
g) Las críticas son
frecuentes, pero en ellas no hay ataques personales, ni abiertos ni
encubiertos.
h) Las personas se
sienten libre de expresar sus sentimientos, lo mismo que de expresar sus ideas,
tanto en relación con la tarea como respecto de los procesos grupales.
i)
Cuando
se emprende una acción se asignan –y se aceptan- tareas claramente definidas.
j)
La
persona líder no domina al equipo, pero éste tampoco prescinde de ella. Hay
poca evidencia de luchas por el poder. Lo que cuenta no es quién controla, sino
la realización de la tarea.
5.3.3.
¿Cómo aprenden los
estudiantes con el trabajo en grupo?
La mayor parte del tiempo los alumnos suelen estudiar
de forma individual, sin tener muchas oportunidades para establecer un contacto
e intercambio riguroso con las ideas de los compañeros y hasta las del profesor
sobre el tema objeto de estudio. La enseñanza en grupos, en cualquier modalidad
(seminarios, talleres, grupos de discusión, etc.) permitirá, a través de una
función principalmente colaborativa, beneficiar el proceso de reconstrucción
del conocimiento de los alumnos mediante procesos de diálogo y discusión sobre la materia. Además
este tipo de dinámicas grupales proporciona una ocasión inmejorable para
fomentar el desarrollo de habilidades de pensamiento como la conducción
creativa de las ideas, la comunicación y expresión oral, la argumentación
lógica, la defensa de un punto de vista, la construcción de ideas a partir de
las ideas de los otros, la resolución de problemas, la anticipación de los
efectos, la formulación de juicios, habilidades que en la bibliografía reciente
se agrupan dentro del que se llama “pensamiento crítico”.
El éxito del trabajo en grupo donde
la participación e interacción de los alumnos es más elevada dependerá del
trabajo individual previo realizado por los estudiantes. El estudio
independiente puede ser individual o en grupo y se organiza entorno de:
-
Realización
de funciones preescritas por el profesor.
-
Elaboración
personal de trabajos.
-
Consultas
y ampliaciones por iniciativa propia.
-
Pequeños
trabajos de consulta.
-
Realización
de prácticas.
-
Síntesis
personales sobre contenidos diversos.
-
Lecturas
de ayuda y/o comentarios críticos de textos.
El estudio independiente se
caracteriza porque no esta bajo la supervisión constante del profesor. Para
conseguir un buen estudio independiente hace falta que el alumno esté motivado
e interesado en la
materia. Hay tres niveles de estudio independiente, cada uno
en la modalidad individual o grupal.
Estudio dirigido |
Trabajo independiente, individual o
grupal, que requiere la supervisión del profesor/a.
|
Estudio sugerido |
Situación donde el profesor/a ofrece
diversas responsabilidades de trabajo y los alumnos (individualmente o en
grupo) las escogen.
|
Estudio autónomo |
El estudiante propone el mismo el
contenido del trabajo; el profesor/a se encuentra a disposición para aportar
información bibliográfica y otras ayudas.
|
De esta forma, además de conseguir
ampliar y profundizar en el conocimiento se consiguen otros objetivos a través
de la enseñanza con grupos reducidos en contextos universitarios:
a) Desarrollo de habilidades
comunicativas
|
-
Potenciación
de la capacidad de atender a los demás.
-
Capacidad
de explicar, interrogar y responder
-
Uso
preciso de un lenguaje especializado.
-
Supone
un proceso de socialización y de inmersión en los valores y actitudes propios
de la disciplina.
|
b) Desarrollo intelectual y profesional
|
Se efectúa en relación al uso y mejora de
las siguientes capacidades de pensamiento: análisis, razonamiento lógico,
evaluación de datos y evidencias, valoración y juicio perceptivos,
pensamiento crítico, descubrimiento de relaciones, síntesis, especulación
creativa, diseño, argumentación racional, transferencia de habilidades y
resolución de problemas.
|
c) El crecimiento personal e
interpersonal
|
Incluye el crecimiento comunicativo e
intelectual. Entra en procesos de la mejora de la autoestima; autonomía para
el aprendizaje, trabajo colaborativo, maduración emocional, autoconocimiento
y conocimiento de los otros, capacidad para un aprendizaje cooperativo.
|
·
Contenido y proceso
En todas las interacciones humanas hay dos ingredientes
principales: el contenido y el proceso:
-
El
contenido hace referencia a la materia de la asignatura o a la actividad que se
lleva a cabo.
-
El
proceso hace referencia a la dinámica que se desarrolla entre las personas que
están trabajando. El contenido es más fácilmente definible, o por lo menos
examinable, y por eso muchas veces recibe más atención por parte de todos
aquellos a quienes concierne.
El proceso, por
otro lado, aunque raramente ha sido atendido, es lo que normalmente determina
si un grupo funciona con eficacia o no. Los miembros de un grupo muchas veces
no tienen plena conciencia de la manera como afectan a la enseñanza factores
como el medio físico, el tamaño del grupo, la cohesión, el clima, las normas,
las relaciones interpersonales, la organización, o los objetivos. Una toma de
conciencia de estos factores comunes a todos los grupos debe llevar al
participante a valorar el grupo.
·
Características de
los grupos
Un conjunto de
gente forman un grupo cuando los miembros son conscientes colectivamente de su
existencia como grupo, creen que el grupo satisface sus necesidades, comparten
perspectivas, son interdependientes, les gusta participar en las actividades
del grupo, y quieren permanecer en el grupo.
Aunque hay grupos de muchos tipos y
tamaños, parece que existen unas características comunes a todos ellos.
Cuando se trabaja en grupo el
profesor o la profesora no tienen un papel decisivo: eligen las técnicas,
planifican, proporcionan guías y recursos relativos tanto a contenidos como a
procesos y siguen, controlan y analizan –junto con el grupo- el desarrollo del
trabajo realizado. Las siguientes características son importantes para
cualquier profesor implicado en la enseñanza en grupos:
-
Límites de tiempo
|
-
Ambiente físico
|
-
Tamaño del grupo
|
-
Objetivos
|
-
Composición grupo
|
-
Participación
|
-
Clima
|
-
Estructura
|
-
Comunicación
|
-
Cohesión
|
-
Normas y procedimientos
|
-
Actividades
|
·
Aprender a
desempeñar diferentes roles
En el seno de
pequeños grupos de los que alumnos y alumnas forman parte se van diferenciando
poco a poco los papeles o roles que juegan cada uno de sus miembros. Así,
aparecen los líderes, los conciliadores, los que juegan a la contra, los
marginados, los payasos, los chivos expiatorios, etc. La adopción de los roles
confiere al grupo una fisonomía determinada, a la vez que proporciona seguridad
a sus miembros, porque saben qué tipo de conducta pueden esperar de cada una de
las personas que lo integran.
Esto
consiste lo que en lenguaje más técnico se llama “expectativa de papel”, que es
el factor que impulsa a los diversos miembros del grupo a mantenerse dentro de
un tipo de conducta que es el que los demás esperan de ellos.
Sin
embargo, para los integrantes de un grupo, a nivel personal, la adopción de un
rol fijo no constituye normalmente un enriquecimiento personal sino más bien
todo lo contrario, porque impide que la persona pueda reaccionar
espontáneamente en las diversas ocasiones y pueda enriquecerse adaptando su
conducta a sus propias necesidades y a las diversas circunstancias.
Por
eso es importante, que el profesor o la profesora ayuden a sus alumnos a no
encasillarse en un rol determinado, sino a adoptar diversos papeles y
mantenerse disponibles para reaccionar de diversa forma según el entorno y la
situación.
ROLES
|
(traducido de D. Jaques: Learning in groups)
|
-
Iniciar
-
Buscar
información/opinión
-
Integrar
-
Animar/dar
soporte
-
Fijar
normas
-
Abrir
las puertas a la participación
-
Expresar
los sentimientos del grupo
|
-
Ser
abierto/a
-
Relajar
tensiones
-
Favorecer
el compromiso
-
Mediar
-
Buscar
el consenso
-
Dar
información y expresar opiniones
-
Clarificar
|
Otra clasificación de roles que desempeñamos más
frecuentemente como miembros de un grupo, se recogen aquellos que ejercen una
influencia determinante sobre el desarrollo de una reunión o dinámica de grupo:
PAPELES POSITIVOS
|
LÍDER
|
-Personalidad
fuerte del grupo, gran autoridad y consigue oirse y captar la atención.
-Inconveniente: sólo habla él, amedrenta
al resto.
-Actuación del profesor: deberá encauzar
esta figura, dominarlo o incluso aislarlo si la cosa va mal.
|
MODERADOR
|
-Calma los ánimos,
reduce tensiones y lleva al grupo al plano de las ideas y acciones.
-Actuación del
profesor: recurrir a él cuando la cosa va mal.
|
|
ORIENTADOR
|
-Es el guía del
grupo. Centra la conversación en el tema a tratar y recuerda las directrices
y objetivos.
-Actuación del
profesor: se apoya en la persona de talante orientador.
|
|
EXPERTO
|
-Se encarga de
informar al grupo.
-Inconveniente: que actúe como
sabelotodo, que se crea autoridad indiscutible, que inhiba al grupo.
-Actuación del
profesor: ha de fijar el papel y los límites del experto.
|
|
PAPELES NEGATIVOS
|
CRÍTICO
|
-Censura todo lo
que se dice y se hace. Critica pero no da prouestas válidas ni inválidas. Es
la postura fácil y cobarde.
-Actuación del
profesor: procurar que el grupo lo acalle, pedirle propuestas concretas.
|
PARALIZADOR
|
-Cada vez que
interviene busca bloquear al grupo. Habla de cosas tales como: vocabulario,
procedimiento, etc.
-Actuación del
profesor: decirle que el tema es muy interesante pero que se tratará más
adelante; que el tema es muy atractivo y debería animarse a presentarlo a
todos.
|
|
PESIMISTA
|
-Desde el
principio opina que lo que se hace no va a servir para nada. Ninguna idea le
entusiasma. Si reconoce la bondad de alguna idea, apostillará que no es
aplicable.
-Actuación del
profesor: Inmiscuirle en un subgrupo optimista; preguntarle qué consideraría
válido para todo el grupo.
|
|
JOVIAL
|
-Su objetivo es reírse,
cada idea manifestada le sugiere un chiste.
-Actuación del
profesor: pedirle que cuente los chistes en voz alta; encargarle que haga un
informe de la reunión.
|
|
OPONENTE SISTEMÁTICO
|
-Sólo sus ideas
son válidas, suele tener traumas. Se considera un experto y el único
capacitado para opinar.
-Actuación del
profesor: invitarlo a que haga él la exposición; darle la razón en exceso.
|
·
Constitución de los
grupos
El primero de los
problemas que se encuentra al intentar constituir subgrupos con los alumnos es
el de cómo formar esos subgrupos. A continuación podemos esquemáticamente las
posibles formas de agrupar a los alumnos, sus ventajas e inconvenientes.
1. INICIATIVA DE
LOS ALUMNOS
|
TIPO
DE AGRUPACIÓN
|
VENTAJAS
|
INCONVENIENTES
|
-
Método libre de constitución de grupos
|
-Permite
descubrir la red de afinidades o rechazos.
-Garantiza
hasta cierto punto un clima positivo
-Es
el más extendido
-Sus
miembros sienten satisfacción.
|
-Puede dificultar la capacidad de
concentración.
-La
atribución o expectativas de rol.
-Descompensación
(nº de integrantes, sexo, capacidad intelectual)
|
|
Agrupamiento
libre con restricciones
|
-Se
impone alguna condición relativa al nº de integrantes, sexo, capacidad
intelectual.
|
-No
garantiza el éxito.
|
|
2. INICIATIVA DEL
DOCENTE
|
A dedo
|
-Internamente
equilibrados
-Integra
a alumnos margina-dos.
-Prepara
para el futuro
|
-El
alumno suele rechazar esta forma de agrupamiento aduciendo que no se tienen
en cuenta sus intereses.
|
En
base a resultados test sociométrico
|
-Proporciona
el mapa de la vida afectiva del grupo, posibilidad de interaccionar de forma
satisfactoria y de alcanzar los objetivos.
|
||
Aleatoriamente
|
-Favorece
los intercambios entre alumnos.
-La
formación requiere poco tiempo.
-Sistema
eficaz de romper la organización existente.
|
-Eficacia
prácticamente imprevisible.
-Sistema
discutible, puede obtenerse resultados negativos o esperanzadores.
|
|
Según
rendimiento
|
-Hay
que saber utilizarlo para obtener buenos resultados.
|
-Sistema
discutible
-Tiende
a clasificar grupos torpes y listos si no se trabaja bien.
|
|
Agrupamientos
tipo vertical
----------------------
Según
situación específica
|
-Agrupa
alumnos de diferentes niveles para trabajar un tema.
------------------------------------------------------------------------
-Agrupa
alumnos durante un tiempo para discutir sobre un tema durante cierto tiempo.
|
||
3. MÉTODOS
INTERMEDIOS
|
Por
interés hacia determinados temas
|
-Libre
decisión de los alumnos y fundamentación de una decisión del docente.
-Combina
la elección del tema con la elección de las personas con las que uno quiere
trabajar.
-Interviene
el docente
|
|
Elección
de coordinadores de grupo
|
-Se
consensúan un par de jefes de grupo y ellos eligen por turnos a sus
integrantes.
|
-Hay
alumnos que quedan para el final, pudiendo ser estos los que eligieran.
|
5.3.4.
Técnicas para
trabajar en grupo
·
Estudios de casos
Método
de HARVARD
Los
primeros estudios de caso se remontan a principios del siglo XX; nacieron en
algunas escuelas de Derecho dónde se entrenaba a los estudiantes en la práctica
del Derecho haciéndoles analizar casos reales ya tratados por algún tribunal.
En 1914, la Harvard
Business School adoptó
este método que, posteriormente, ha hecho escuela.
Un
caso consiste en consignar por escrito un problema real; cada caso presenta un solo problema. La situación a
analizar puede comportar toda clase de informaciones reales: hechos,
acontecimientos, sentimientos, expectativas, costumbres, actitudes, objetivos
de los que intervienen en el problema, descripción del medio, datos, figuras,
carteles, etc. Para que sea eficaz, un caso debe presentar a los estudiantes situaciones
muy próximas a ellos , que estén viviendo o habrán de vivir y que desembocan en
decisiones similares a las que ellos deberán tomar realmente. Un caso debe
presentar, igualmente, un escenario de una cierta intensidad; su apogeo ha de
constituir un conflicto o una emergencia que exige una decisión crucial. La
resolución del caso no ha de basarse en juicios de valor, ni contener “trampas”
o, simplemente, soluciones deseables (aunque no posibles).
Las
etapas propias de un estudio de caso son
las siguientes.
1. El profesor entrega
a los estudiantes el caso a estudiar (un documento de algunas páginas), al
menos una semana antes de la discusión; les proporciona igualmente una guía de
análisis del caso y, así mismo y si lo
estima conveniente, puede sugerir ciertas lecturas complementarias susceptibles
de ayudar a realizar mejor el análisis.
2. Pide a los
estudiantes que consignen por escrito su análisis de la situación antes de
presentar el caso en el aula.
3. Antes de la
discusión, el profesor resumen el caso sin más; seguidamente solicita a un
voluntario para presentar su análisis de la situación.
4. La discusión
implica, normalmente y de forma inmediata, a los otros estudiantes cuyos
análisis convergen o divergen.
El
profesor actúa en todo momento como un animador no directivo; una vez los
estudiantes han tomado una decisión unánime, puede, en todo caso, dar su
opinión y comentar que ellos han hecho de la situación.
Caso
dramatizado
El
estudio de casos dramatizados es una variante del método de HARVARD del que
toma todos los elementos fundamentales; se diferencia únicamente en la forma de
presentar el caso a los estudiantes. En el caso dramatizado no se consignan los
datos iniciales por escrito sino con la ayuda de una filmación en vídeo o una
grabación en audio.
Caso simplificado
El
estudio del caso simplificado es igualmente una variante del método de HARVARD
en la que siempre la presentación del caso es muy sucinta.
En el
método de HARVARD se presenta el caso con un cierto número de detalles
importantes y secundarios, a través de los cuales los estudiantes los alumnos
habrán de realizar una elección; los estudiantes, pues, han de preparar su
estudio con todo detalle antes de presentarlo en clase.
Por
el contrario, en el estudio del caso simplificado, no se presentan más que los
elementos importantes, es decir, aquellos que facilitan un punto de partida
para el estudio de los estudiantes. Todo esto presenta, a su vez, una ventaja y
un inconveniente; ciertamente, gracias a su brevedad el caso simplificado puede
ser entregado a los estudiantes el mismo día de la discusión; por el contrario,
exige de los estudiantes un trabajo de análisis mucho menos reposado.
Técnica
de Pigors
Con
la técnica de Pigors –otra variante del método de HARVARD-, el profesor
presenta el caso proporcionando a los estudiantes ciertas informaciones mínimas
e invitándolos a plantearle cuestiones para obtener más informaciones.
Consultando un cuaderno en el cual están consignadas todas las informaciones
relativas al caso, proporciona las informaciones que se le piden y únicamente
esas informaciones. La técnica de PIGORS permite desarrollar la habilidad de
los estudiantes para buscar la información necesaria para el estudio de un
caso.
Tras la discusión que sigue a
esta búsqueda de información, los estudiantes analizan el caso para encontrar
una o varias soluciones que el profesor comparará con la solución real o la
recomendada por los expertos.
Redacción
de un caso por los estudiantes
En
esta otra variante del modelo de HARVARD, son los estudiantes los que presentan
un caso a sus propios compañeros –caso que ellos mismos han documentado y
redactado- y este se desarrolla conforme al modelo clásico de HARVARD.
Existen dos exigencias
necesarias para que los estudiantes redacten presentaciones de casos
utilizables en clase: en primer lugar, hace falta formarles en la redacción del
caso; en segundo lugar, deben tener una cierta experiencia o equivalente a la
misma (por ejemplo, una estancia de prácticas en una empresa) para redactar y
presentar casos reales y no casos simplemente imaginados.
·
Aprendizaje basado
en problemas
En el aprendizaje
por resolución de problemas, los estudiantes agrupados en equipos de 5 a 10 miembros, bajo la
supervisión de un profesor, trabajan, en principio juntos durante algunas horas
(de 3 a 6)
cada semana en la resolución de un problema de envergadura propuesto por el
profesor. El resto de la semana está dedicado al trabajo personal del estudio
generado por el problema. Ahora bien –y es esto lo que constituye la originalidad
del método- el problema a resolver es un problema sobre el cual los estudiantes
no han recibido formación particular alguna.
Para resolver el problema en
cuestión, los alumnos han de respetar el siguiente procedimiento sistemático:
1º en equipo, leer el problema y encontrar las definiciones de los temas que
ignoran; 2º analizar el problema; 3º identificar los conocimientos a adquirir
para resolver el problema; 4º clasificar estos conocimientos; 5º establecer las
prioridades de investigación y de estudio (objetivos); 6º repartirse el
trabajo; 7º documentarse y estudiar individualmente de acuerdo con las
prioridades establecidas (esta última etapa es, con diferencia, la más larga,
de 15 a
20 horas).
Una vez que han sido cubiertas
estas etapas, los alumnos se reúnen de nuevo para poner en común sus
conocimientos y para intentar resolver el problema que ha originado su trabajo.
Si el trabajo no es satisfactorio, deben profundizar sus conocimientos antes de
reunirse por segunda vez, etc. Los alumnos trabajan por ellos mismos con la
ayuda de recursos documentales puestos a su disposición. Cuando el problema ha
sido resuelto, los estudiantes establecen un balance de sus aprendizajes y
comienzan un nuevo ciclo intentando resolver un nuevo problema.
En los aprendizajes por resolución de
problemas, la concepción misma de los problemas por los profesores constituye
el momento más crítico. La solución de cada problema debe permitir a los
estudiantes alcanzar uno o varios objetivos del curso en cuestión.
Con
este método, el profesor desempeña el rol de guía de los estudiantes en su
análisis del problema; debe de, en otras cosas,
asegurarse de que las hipótesis que los alumnos emiten son válidas y que
los objetivos de aprendizaje que se han fijado sean adecuados. Puede,
igualmente, sugerirles ciertos recursos documentales y cuestionarles acerca de
sus progresos y de la solución que proponen.
·
Proyectos
En un curso que
propone la realización de un proyecto, el profesor no explica, más bien
supervisa cada semana las reuniones en el curso de las cuales los estudiantes
van avanzando con sy trabajo de equipo –ya sea el proyecto uni o
multidisciplinar-. Para la realización del proyecto los estudiantes tienden
a alcanzar los objetivos del curso,
cumpliendo, a lo largo del semestre o del año, el encargo que les ha sido
confiado.
Lo más habitual es
que sean los alumnos los que elijan por sí mismos el tema del proyecto. El
profesor puede, en todo caso, proponer la realización de un proyecto que se
corresponda adecuadamente a los objetivos del curso, y cuyo grado de complejidad se adapte a los
conocimientos del alumnado y que, además, éstos podrán finalizar en los límites
de tiempo impuestos.
Por extraño que esto pueda
parecer, en la realización de un proyecto no es el tema en sí mismo lo
importante, sino más bien la aplicación de un método o de conjunto de
conocimientos para aplicarlos a un proyecto real o ficticio. Para hacerlo, los
estudiantes deben analizar el problema relativo al proyecto, proponer y aplicar
una solución y, frecuentemente, evaluar esta proposición. En el caso de un
proyecto real, el profesor elimina deliberadamente ciertos contenidos
(presupuesto, cliente real, consecuencias del recurso para la solución hallada,
etc.) que, en el plano pedagógico, no son en absoluto necesarios para alcanzar
los objetivos del curso.
Al finalizar la realización de un proyecto, los
alumnos producen habitualmente un “objeto” concreto (prototipo, maqueta, plan
de intervención, etc.), un informe escrito o una presentación oral.
·
Otros ejemplos de
técnicas de grupo
Bola
de nieve
Es una extensión de los grupos de cuchicheo y
consiste en que los estudiantes trabajen sobre un tema personalmente o por
parejas durante unos momentos. Luego comparten la discusión con otra pareja,
posteriormente los ocho miembros se reúnen con otros ocho y así sucesivamente
para acabar discutiéndolo toda la clase.
Brainstorming o tormenta de
ideas
Es una forma muy fácil de hacer participar a toda la clase. Consiste en
que cada estudiante va diciendo lo que se le ocurre sobre un tema específico
sin criticar las aportaciones que vayan haciendo sus compañeros, con el objeto
de producir ideas y soluciones nuevas. Esta técnica tiende a desarrollar la
capacidad para la creación de ideas originales, estimula el ingenio y promueve
la búsqueda de soluciones distintas, ayuda a superar el conformismo, la
estereotipia, la rutina… No deben buscarse soluciones de urgencia; la presión
del tiempo no es buena para la creatividad.
Reglas de Osborn: La crítica es dejada de lado, la
libre asociación de ideas es aceptable, se necesita cantidad, se busca la
combinación y el mejoramiento.
Célula
de Aprendizaje
Una
célula de aprendizaje está compuesta por dos estudiantes que constituyen un
pareja durante una semana de duración; las parejas son, obviamente, diferentes
cada semana. Corresponde al profesor establecer las parejas de forma aleatoria
y puede encomendarles dos tipos de encargos: En un primer momento, todos los
alumnos de clase han de estudiar el mismo contenido y cada una de estas parejas
ha de preparar alrededor de 5 cuestiones. Después de esto, en clase, uno de los
componentes de la pareja plantea una cuestión a su compañero/a y viceversa. Si uno de los miembros no puede
responder a la cuestión, el otro juega el papel de profesor e intenta
determinar porque su compañero/a no comprende o no puede responder, y le
proporciona explicaciones útiles al respecto... En ciertos casos difíciles, los
dos miembros pueden dirigirse al profesor para que éste les ayude a resolver el
problema.
En un segundo caso, la mitad de
los estudiantes debe estudiar un mismo contenido y la otra mitad un contenido
diferente. En clase, cada miembro de una pareja –siempre constituida de forma
aleatoria- debe explicar a su homólogo lo que él ha estudiado, cada uno
absolutamente libre hacer las preguntas cuyas respuestas le permitirán
comprender mejor las explicaciones. El
profesor, que supervisa la sesión, ayuda a las parejas que encuentran
dificultades. Las sesiones plenarias son, en este caso, facultativas.
En los dos casos es importante
que las respuestas a las cuestiones no sean simplemente memorísticas y exijan,
al menos, esfuerzo de explicación, aplicación y análisis.
Clases
de problemas y ejemplos y demostraciones
Los estudiantes aprenden más trabajando sobre el
problema que viendo cómo se realiza. Al igual que el método anterior, éste
puede realizarse en pequeños grupos, supervisados por el profesor. Las
demostraciones, además de fomentar el aprendizaje activo a través de la
práctica, proporcionan información a los estudiantes sobre sus propios
progresos.
Debate
dirigido o discusión guiada
El
debate es una situación por la cual el profesor compromete a sus estudiantes
mediante un proceso dialéctico relativo a un tópico o tema determinado. Según los
casos, el profesor invita a un estudiante, a un grupo de estudiantes o a la
mitad del grupo a prepararse y a buscar argumentos acerca de una tesis,
mediante un proceso de discusión; por otra parte propone a un estudiante, un
grupo de estudiantes o la mitad de un grupo a prepararse y buscar argumentos
con rigor y lógica a favor de la tesis opuesta o antítesis.
Durante
un debate los estudiantes no han de adherirse, necesariamente, a la tesis o
antítesis que defienden, puesto que un debate es, ante todo, un ejercicio de
lógica y de rigor y no una situación en la que cada uno antepone sus valores
personales.
El
debate exige la presencia de un animador y suele ser el profesor el que
desempeña este rol. Pese a que un debate debe ser un ejercicio de lógica y de rigor
por lo que respecta a los argumentos, no es raro que los participantes se
impliquen emocionalmente. El animador tendrá entonces que atenuar el impacto de
estas manifestaciones y reconducir la discusión sobre la base de los
argumentos, a fin de que el debate no degenere en enfrentamientos
interpersonales.
Un
debate puede durar de una a tres sesiones de 50 a 60 minutos cada una. Es,
en general, el profesor-animador el que clausura el debate haciendo la síntesis
de los argumentos empleados a favor o en contra de la tesis y de la antítesis.
Foro
Es un método de características similares al
anterior. El grupo en su totalidad discute informalmente un tema conducido por
un coordinador. Suele realizarse a continuación de una conferencia,
experimento, etc. La finalidad es permitir la libre expresión de ideas y
opiniones a todos los participantes en un clima informal con mínimas
limitaciones. El coordinador debe controlar la participación espontánea,
imprevisible y heterogénea de un público numeroso. Debe darse un tiempo
limitado para cada expositor, no apartarse del tema, levantar la mano para
pedir la palabra y evitar toda referencia personal.
Grupos
de cuchicheo
Se divide el grupo en parejas que discuten en voz
baja el tema que se esté tratando durante dos o tres minutos (cinco como
máximo). Es una buena técnica para reavivar la atención. Cuando
el grupo sea muy numeroso, habrá que insistir en la necesidad de hablar en voz
baja. Debe recomendarse la participación activa de todos los miembros. Uno de
ellos puede tomar nota de la respuesta para leerla cuando el coordinador lo
solicite.
Juego educativo
Un
juego educativo tiene las mismas características que un juego social: hay
jugadores, reglas a respetar u un objetivo a alcanzar, esto es, ganar; un juego
educativo tiene, por el contrario, la finalidad de desembocar en nuevos
aprendizajes.
Existen dos categorías de juegos
educativos: los juegos cuya estructura se inspira en la de juegos sociales
existentes (juego de cartas, monopoly, etc.) y los juegos de tipo simulación.
Los juegos educativos pueden comportar toda clase de elementos: cartas,
palabras, dados, tablero, fotocopias, diapositivas, carteles, matrices, etc.
Pueden enfrentarse individuos o equipos, o enfrentar a una sola persona a una
tarea, teniendo en cuenta ciertas condiciones (duración, desplazamientos,
reglamentos, etc.)
Según la estructura de los
juegos educativos, los objetivos específicos pueden variar considerablemente.
Por ejemplo, en un juego que hemos llamado “juego de palabras”, el profesor
reparte un paquete de 18 rombos parecidos a equipos de 4 a 5 personas. Sobre cada uno
de estos rombos figuran expresiones que describen las etapas de la preparación
sistemática de un curso. Los miembros de cada equipo deben discutir y
entenderse entre ellos para determinar el orden ideal de estas etapas. Una vez
establecido el consenso en cada equipo, el profesor pide a los equipos comparar
sus resultados.
En la
siguiente figura se presentan los rombos entregados desordenadamente a los
participantes.
En otro juego llamado “tiempo nublado”, los participantes aprenden a identificar diversos fenómenos meteorológicos a partir de diversos tipos de nubes. Se juega a este juego individualmente con la ayuda de una guía de fotografías y diapositivas.
Microenseñanza
Aunque
la microenseñanza se utiliza sobre todo para formar a los profesores puede así
mismo ser útil para otras disciplinas (cuidados de enfermería; relación de
ayuda con un paciente; entrenamiento deportivo, etc.). Con la microenseñanza se enseña a los futuros profesores a
perfeccionar un cierto número de habilidades de comunicación: introducir un
tema, estructurar un discurso, variar el tono de voz, los gestos y la mirada,
realizar refuerzos positivos, hacer preguntas, responder a preguntas.
Para desarrollar estas
habilidades pedagógicas cada futuro profesor da una micro lección (de 10 a 15 minutos) a un micro
grupo de alumnos (de 5 a
6) ante algunos colegas. La micro lección se graba en video para que los
colegas y el propio profesor interesado revisen inmediatamente la grabación y
se den cuenta de la necesidad de hacer los comentarios y críticas que juzguen
oportunos. Cada semana, todos los futuros profesores ponen en práctica una
habilidad de comunicación diferente. Al final del año cada uno de ellos a dado
una lección completa en el curso de la cual ha intentado armonizar en la
práctica todas las habilidades de comunicación.
Pequeños
grupos de discusión
El número ideal para estos es de 5 a 20 estudiantes. En ellos,
el tutor y los alumnos intercambian ideas sobre un tema de manera informal,
aunque con un mínimo de normas: la discusión se realiza en torno a un tema
previsto, apartándose lo menos posible del mismo, el intercambio de ideas no se
hace al azar (sino que sigue cierto orden lógico), el grupo designa a un
director que será rotativo y la discusión de realiza en un clima democrático.
Panel
Consiste en una discusión que un grupo reducido de
personas (pueden ser o no especialistas en el tema) mantiene ante un público
más numeroso, el cual podrá intervenir al final de la exposición. El
panel puede estar constituido por los coordinadores de los grupos que se hayan
formado en el aula. El cargo de coordinador será rotatorio y consistirá en
exponer ante la clase las conclusiones a las que su grupo haya llegado con
anterioridad.
Pecera
Consiste en formar dos círculos concéntricos de
personas, uno de los cuales (el que está en el interior) discute un tema
mientras que el otro observa. Una vez acabado el tiempo de discusión de los
estudiantes que están en la pecera, los observadores les hacen comentarios (que
pueden ser anotados) sobre los argumentos que han empleado, la participación de
cada uno, etc.
Phillips
66
Un grupo grande se divide en subgrupos de seis personas para discutir durante seis minutos un tema y
llegar a una conclusión. De los informes de todos los subgrupos se extrae luego
la conclusión general. Es muy útil en grupos muy grandes y sus objetivos son:
permitir y promover la participación activa de todos los miembros y obtener sus
opiniones en poco tiempo. Este método ayuda a desarrollar la capacidad de
síntesis y concentración, a superar las inhibiciones para hablar ante otros,
estimula el sentido de responsabilidad y dinamiza y distribuye la actividad en
grandes grupos. El tema ha de estar escrito en la pizarra y en lo posible las
preguntas han de ser de tipo sumatorio: causas, consecuencias, factores, etc.
Proposiciones
de Nisbert
El
método de proposiciones de NISBERT es una variante del seminario; se retoman
todos los elementos fundamentales (lecturas, redacción de textos y discusión),
pero según un montaje particular. Al
principio del trimestre, el profesor propone una lista de temas y de lecturas
de las cuales cada estudiante hace una elección. Después de las lecturas, el
estudiante debe redactar seis enunciados (proposiciones) que intentará que sean
adoptadas por el grupo. Los miembros del grupo discuten estas proposiciones
simulando, en cierto modo, la forma en la que realizan estas tareas los
miembros de un parlamento, con textos de leyes en una primera y segunda
lectura.
La calidad de los enunciados es
muy importante: cada uno de ellos debe tener un efecto claro, conciso y
susceptible de generar la discusión; se debe, pues, excluir las evidencias, los
enunciados equívocos o las opiniones sin fundamento.
Se asigna a cada estudiante tres
sesiones consecutivas durante el trimestre: dos de 90 minutos para los debates
y una de 10 minutos para rendir cuentas del trabajo realizado. En el transcurso
de los 20 primeros minutos de la “primera lectura”, el alumno presenta sus seis
enunciados, tras lo cual, el grupo discute libremente durante el resto de la
sesión, a fin de favorecer la aparición de numerosos puntos de vista. En el
transcurso de la “segunda lectura”, la discusión está “enmarcada” y debe llevar
a la adopción o al rechazo de cada una de las proposiciones. Las proposiciones
que no han sido debatidas a fondo son automáticamente eliminadas.
Seguidamente, tras los debates,
el estudiante debe redactar una discurso para su presentación oral detallado, presentando los resultados y los
argumentos invocados en los momentos de aceptación o rechazo de cada una de las
proposiciones –discurso que intentará hacer asumir en los 10 primeros minutos
de la tercera sesión que le haya sido asignada. Los diversos textos se recogen
en una memoria del seminario con los nombres de los participantes.
Role-playing o juego de rol
Dos o
más estudiantes son invitados a representar ante sus compañeros una corta
escena que representa situaciones familiares de situaciones reales. No se
proporciona texto alguno; se les da únicamente consignas generales, diferentes
para cada uno de los participantes. Cada cual improvisa intentando ponerse en
la piel de su personaje: sentimientos, comportamientos, actitudes. Finalizado
el juego de rol el profesor pide a los estudiantes-actores explicar lo que han
experimentado en los diversos momentos de la actuación y aclarar porque han
adoptado tal o cual comportamiento. Tras esto la discusión se extiende a todos
los estudiantes-espectadores.
Suele recurrirse, por ejemplo,
al juego de rol con alumnos de derecho a los que se les pide simular la
audiencia de un tribunal-es lo que de otra manera se llama un
tribunal-escuela-. Cada uno de ellos juega en diversos momentos el rol de juez,
de procurador, de abogado defensor, de fiscal, etc. Sin embargo, se le puede
sacar partido al juego de rol en muchas otras disciplinas, por ejemplo, par
simular entrevistas terapeúticas, en servicios sociales, medicina, psicología;
se utiliza igualmente, par simular entrevistas de selección, reuniones de
negociación, etc.
Seminario
clásico
Un
seminario está constituido por encuentros semanales de un pequeño grupo de
estudiantes (10 ó 15) y un profesor que desempeña el papel de experto y de
animador. Un seminario permite explorar colectivamente y estudiar en
profundidad un tema especializado: el seminario no busca, pues, cubrir
superficialmente todos los temas que se abordan en general durante el curso; muy
al contrario, se caracteriza por la profundización en un solo tópico – tópico
suficientemente amplio, no obstante, para que cada estudiante pueda efectuar
una investigación especializada sobre un aspecto particular. El seminario está
compuesto de tres partes esenciales: las lecturas, la redacción de textos y la
discusión del contenido de estos textos.
En el
transcurso de los primeros encuentros, el profesor establece el “hábeas” común
de lecturas de base que todos los estudiantes deben hacer durante las próximas
semanas. Durante los encuentros, los estudiantes están encargados, por turnos,
de rendir cuentas por escrito de uno o varios textos. No obstante, el objetivo
principal de los encuentros consiste en la discusión crítica del contenido de
los textos (que todos deben, evidentemente, haber leído). El profesor corrige,
por otra parte, los escritos presentados regularmente por cada estudiante.
Más
tarde, durante el semestre, una vez las lecturas de base se agotan, el profesor
pide a cada alumno que realice individualmente un trabajo de investigación
sobre un aspecto particular del tópico sobre el que haya versado el seminario.
Cada estudiante debe, de este modo, leer en principio y producir,
posteriormente, un texto más largo en el que puede utilizar llos textos que ha redactado anteriormente
para apoyar su argumentación. Hecho esto, remite su texto a sus otros
compañeros, al menos una semana antes de su discusión, discusión en torno a la
cual los estudiantes efectúan un análisis detallado de sus argumentos y de sus
conclusiones.
Sesión de
laboratorio
Se
trata de un trabajo práctico que los estudiantes realizan después de una
lección magistral y en el curso del cual manipulan diversos instrumentos:
probetas, microscopios, osciloscopios, ordenadores, robots, etc. El objetivo a
alcanzar aquí es el aprendizaje y el dominio del método experimental, gracias a
lo cual se planifica una experiencia, se verifican hipótesis, se toman medidas,
se analizan resultados y consigna todo ello en un informa escrito.
En una sesión de laboratorio se
agrupa a los alumnos en pequeños equipos (de 2 a 5 personas) con el fin,
obviamente, de que participen lo más activamente posible en la realización de la tarea. En general para
ayudarles a preparar una sesión cualquiera, se les proporciona una guía de
laboratorio que recoge los objetivos a alcanzar, describe los instrumentos
puestos a su disposición, la preparación necesaria, las medidas a realizar y la
forma del informe final; puede también, en otro orden, contener breves resúmenes
teóricos, si ello es necesario.
Simulación
Una
simulación es una situación en el transcurso de la cual se reproducen
acontecimientos reales frente a los cuales puede “situarse” a los alumnos sin
necesidad de acudir al terreno real. Con
el ordenador utilizado como medio de enseñanza, el profesor dispone hoy en día
de una potente herramienta interactiva para simular la realidad ante lo
estudiantes. Así, en hidráulica, por ejemplo, el ordenador permite a los
estudiantes simular canalizaciones complejas inaccesibles de otra manera. Los
alumnos pueden, en dicho contexto, manipular las variables del sistema para
abordar de forma simulada problemas que podrían darse en la realidad.
En el ámbito de la medicina, por
ejemplo, los estudiantes pueden igualmente simular con la ayuda del ordenador,
los síntomas de un paciente. Pueden “interrogar” al “paciente” con ayuda de un
software “ad hoc” y pueden, de forma interactiva, aproximarse a un diagnóstico.
Los mismos estudiantes de medicina pueden en otras ocasiones, enfrentarse a
pacientes personificados por actores entrenados a tal efecto o a maniquíes
destinados a observaciones, demostraciones o manipulaciones. En otro ámbito,
finalmente, como pueda ser el de la ingeniería eléctrica, los estudiantes
pueden igualmente simular, con la ayuda de programas específicos, los
componentes de una red con el fin de estudiar las sobrecargas, los cortes, etc.
Frecuentemente, en estos y otros numerosos ámbitos, la realidad no es accesible
para finalidades de orden pedagógico y, por consiguiente, las simulaciones de
la realidad con la ayuda de ordenadores u otros medios, permiten a los
estudiantes enfrentarse a situaciones complejas del mundo del trabajo, sin
verse sometidos a horarios fijos, riesgos, costes, etc.
“Team teaching”
Significa
enseñanza en equipo. Dos o más profesores se asocian para dar tan a menudo como
sea posible de forma simultánea, el curso que les corresponda a sus
estudiantes. Estos profesores pueden enseñar la misma disciplina o disciplinas
complementarias.
Este método se aplica, pues a
lecciones magistrales impartidas alternativamente por dos profesores durante la
misma hora de clase, presentaciones en el curso de las cuales dan a los
estudiantes elementos de información complementarios, pero esto se aplica igualmente
a situaciones de enseñanza más activas como los proyectos, los debates, los
estudio de caso, etc.
En el “team teaching” todos los
miembros del equipo de profesores redactan los objetivos del curso y eligen las
actividades de aprendizaje y las modalidades de evaluación repartiéndose entre
ellos las diversas tareas. El “team-teaching” exige reuniones frecuentes a fin
de que cada profesor intervenga en la dirección elegida por el equipo.
Técnica
del grupo Nominal
El profesor propone un tema o problema y durante
cinco minutos, los miembros de los grupos (ocho como máximo) anotan
individualmente las informaciones o sugerencias propuestas. A continuación el
profesor pide a los estudiantes, por turno, que digan una de las ideas que
tienen anotadas y va escribiéndolas en la pizarra. Una vez que
se han hecho las rondas necesarias le pide al grupo que jerarquice las ideas
puntuándolas de 1 a
10. Seguidamente va recogiendo las puntuaciones que cada miembro del grupo ha
dado a las ideas.
Para terminar, se cuentan las puntuaciones, con lo
que es fácil saber cuáles son las preferencias del grupo, y se discuten o
resumen los resultados y, en el caso de
que se tenga que tomar una decisión, se suele consensuar la que tiene más
aceptación.
Técnica
de la Reja
Se divide al grupo en subgrupos en los que se numera
a cada uno de los miembros. En primer lugar la numeración es vertical y en un
segundo momento será horizontal. Cada sujeto deberá participar en dos equipos.
Con esta técnica se consigue extender la información
comunicada a un grupo hacia todos los miembros y se aprovechan los
conocimientos y experiencias de personas con diferente formación.
Trabajo
dirigido o Taller
En el
transcurso de un trabajo dirigido o taller, pequeños equipos de trabajo /de 3 a 5 miembros) se reúnen
después de una exposición del profesor para realizar un ejercicio, un problema
o un trabajo antes de fin de curso. Estos trabajos son de poca envergadura, ya
que los estudiantes disponen de poco tiempo; además, se trata preferentemente
de ejercicios de aplicación más que trabajos que pongan a prueba la capacidad
de los estudiantes para la resolución sistemática de problemas. Normalmente,
después de estos trabajos, el profesor convoca una sesión plenaria en el curso
de la cual se comentan los resultados de cada equipo.
En un trabajo dirigido el
profesor desempeña el rol de supervisor
que deja a los equipos trabajar a su ritmo y les aconseja según sus
necesidades.
Utilización
de guiones
Consiste en preparar guiones que presenten los
puntos principales de una lección, en los que se dejan espacios en blanco que
deben ser rellenados por los estudiantes durante la clase. Esta tarea
pueden realizarla individualmente o en pequeños grupos.
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