Congreso de Pensamiento Crítico
Cartagena de Indias, Colombia
13, 14 y 15 de mayo de 2009
Panel: La educación transformadora para el siglo XXI
Por: Europa Piñero González, Ph.D., Europa Piñero González – Ex Presidenta Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU)
(COLABORACION DE: Areliz Quiñones Berrios, Ed.D.)
Introducción:
El propósito de esta presentación es exponer por qué la andragogía, es la educación transformadora para el siglo XXI. Incluiremos sus particularidades y por qué es la alternativa que puede enfrentar los procesos devastadores de la globalización, en la que las desigualdades se profundizan aún más. El vínculo de la andragogía y la pedagogía crítica hace posible atender las necesidades intelectuales, laborales y sociales de los sectores mayoritarios de Puerto Rico, en particular y de nuestra América, en general.
La andragogía es la vertiente pedagógica que “atiende a la población que supera la edad obligatoria escolar y que no ha accedido a la escuela o no ha finalizado sus estudios de alfabetización, educación escolar en todos los niveles” (Brusilovsky, 2006). Es decir, es la disciplina educativa que atiende las necesidades de una población no tradicional dentro de un sistema educativo, gubernamental o privado. Esta concepción incluye a los jóvenes adultos, adultos y demás personas, incluyendo a los de la tercera edad. La edad para considerarse adulto puede fluctuar ya que depende de su vínculo con los procesos laborales y las responsabilidades que se hayan asumido.
Sin embargo, lo arriba expuesto es limitante porque sólo manifiesta dos aspecto de esta vertiente: una definición y a quién va dirigida, desconociendo las amplias concepciones de la andragogía en distintos escenarios.
Precursores:
La mayoría de quienes han estado vinculados a la enseñanza de adultos conocen a figuras como Alexander Kapp, el maestro alemán que utilizó el término (andragogía) en 1833; Eugene Rosenback, quien desarrolló un currículo y una metodología básica para la enseñanza de adultos en 1920 y a Malcolm S. Knowles, quien publica en Norteamérica el libro La práctica moderna de la educación de adultos: andragogía versus pedagogía,[1] en 1970 y a quien se le atribuye la paternidad de la educación para adultos.
Mención aparte, por lo que nos atañe como latinoamericanos, merecen Paulo Freire y a Félix Adam.
Félix Adam fue maestro alfabetizador y pionero en nuestra América de la educación de adultos a nivel universitario, y quien fundó y fue rector, en Venezuela, de la Universidad Interamericana de Educación a Distancia (1986) y la Universidad de la Tercera Edad (UTE); en República Dominicana también fundó la Universidad de la Tercera Edad. Además, publicó los siguientes libros: La educación de adultos y los planes de desarrollo económico y social en Venezuela (1964), Los estudios universitarios supervisados: una experiencia de educación a distancia (1981) y Andragogía y docencia universitaria (1987)[2].
Adam trabajó arduamente para desarrollar programas de adultos en Colombia, Costa Rica, Panamá, Cuba (en donde hizo sus estudios doctorales), Honduras, Perú, Bolivia, entre otros. Fue electo Secretario General de la Confederación de Educadores Americanos en 1973. La UNESCO le otorgó el Premio Mundial de Alfabetización en 1967. [3]
Por otro lado y precedido de un reconocimiento internacional, tuvimos a Paulo Freire quien cuestionó las mismas bases en las que se sostenían la enseñanza de alfabetización para adultos. Freire enseñó portugués en varias de las secundarias brasileñas. Ejerció como Director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio Sociales en el estado de Pernambuco, en 1946. En Recife, la ciudad capital inicia su labor de alfabetización del adulto. Más tarde, fue profesor de pedagogía en la Universidad de Recife. En 1960 cofunda el Movimiento de Cultura Popular (MCP). Se exilia en 1964, pasando a Bolivia y Chile, país en el que residió por cuatro años y medio. Fue conferenciante en distintas universidades norteamericanas y la Universidad de Harvard le ofreció un puesto como profesor visitante en 1969. Luego, trabajó en la UNESCO asesorando a países africanos como Angola y Guinea en sus programas de educación para personas adultas. Regresa a Brasil en 1980 y nueve años después dirige la Secretaría de Educación de Sao Paulo. En los últimos años de su vida ejerció como profesor en la Universidad de Sao Paulo. [4]
Más recientemente, Adolfo Alcalá, venezolano también, publica La praxis andragógica en los adultos de edad avanzada (1999) en la que vincula la andragogía, antropología y la educación permanente. Alcalá se ha destacado como especialista en la educación a distancia.
Todos los anteriores conforman, junto a muchos más que el límite de tiempo no podemos mencionar, la amplia producción escrita en torno a la educación de jóvenes adultos y adultos en nuestros países americanos.
La andragogía norteamericana:
La andragogía en los Estados Unidos surgió de una concepción particular del desarrollo humano, en el que el adulto construye por sí mismo el conocimiento. Al mismo tiempo desarrolla su propio autoconcepto, su motivación, basándose en su experiencia de vida. Bajo esta concepción el aprendizaje ocurre por su propia inclinación, si se está listo para el mismo. Malcolm Knowles trajo al ruedo pedagógico la importancia de la experiencia y la subjetividad, según Daniel Pratt (1993). Más aún, el aprendizaje no es lo que está afuera del aprendiz, sino que es la construcción de unos significados que surgen de la experiencia. Le dio importancia a las relaciones de respeto e igualdad (horizontalidad) entre el maestro como facilitador y el estudiante. Puntualizó en el clima necesario para propiciar el aprendizaje. Sin embargo, todos estos factores están aislados del contexto social del aprendiz. Así Knowles otorga una extraordinaria importancia a la naturaleza psicológica e individualista del estudiante, haciéndolo responsable de su propio aprendizaje. La interacción entre individuo y la sociedad, con sus estructuras culturales, sociales, económicas, étnicas, no constituye parte de su pensamiento. Tampoco son parte de su teoría las construcciones históricas que son producto del quehacer de la vida humana. Estas reformulan la experiencia individual de una persona otorgándole significado a su propia experiencia. Conforme a lo anterior, Knowles privilegia lo individual para luego formular una tecnología de lo didáctico en la que el individuo sigue prescriptivamente ciertos pasos para lograr el éxito. Knowles planteó su programa, en un momento en que la educación escolar norteamericana - 1er grado de elemental a 4to año de escuela superior- ya había superado su masificación. Por eso no debe extrañar que el interés de éste haya sido academizar la enseñanza de adultos, partiendo del nivel universitario, otorgándole una prioridad a la preparación de docentes andragógicos. Para ello, creó departamentos de educación de adultos, primero en la Universidad de Chicago y luego en la Universidad de Boston[5]. Todavía, como dice Pratt queda en la agenda de la educación de adultos el que el estudiante, tome como “foco principal de atención el análisis del significado de las construcciones sociales, de la dominación y la moralidad de éstas, y cómo afectan el aprendizaje”.
En el presente, muchísimos de los programas de adultos forman parte de lo que se conoce en las universidades norteamericanas como educación continua para adultos. Relacionan de esta forma, el concepto de educación permanente con el de continua, como si fueran análogos. Además, muchas de las universidades se han vinculado con las empresas privadas o los gobiernos para ofrecer los programas de mejoramiento profesional dentro de cada profesión. Más aun, el concepto de educación de adultos se relaciona estrechamente con los departamentos de Recursos Humanos de las empresas y el gobierno.
Otras experiencias:
Freire
Décadas antes que Knowles, en la América Latina, el interés por la educación de adultos aumenta con el propósito de alfabetizar a una población que, muchas veces no tenía la edad escolar – la había sobre pasado – y estaba sumergida en el trabajo agrícola, de servicio o industrial en condiciones deplorables.
Paulo Freire, ante un país que tenía 30 millones de habitantes que no sabían leer ni escribir, aboga por una educación popular. Postula que la educación es política porque tiene que ver con valores, actitudes, maneras de ver o leer el mundo que a su vez copian, legitiman o transforman todo lo anterior. Por eso, la educación nunca es ingenua, apolítica, o como diría Freire, nunca es neutral. Reproduce un esquema mental de vida para repetirlo o continuarlo, nunca para subvertirlo. La educación también es un proceso continuo que nunca termina porque somos seres no acabados. Por eso la educación se entiende como permanente.
La educación popular parte del fundamento que el adulto cuestiona su realidad social y que al hacerlo, se irá concibiendo así mismo como protagonista de la transformación social. Es una pedagogía crítica y esperanzadora porque, además, cuestiona las relaciones de poder en las que se vive, aporta la construcción de otra realidad, de otra posibilidad, de otra esperanza. Esta aportación se da a través de la acción y de la reflexión. Ambas son dos conceptos fundamentales para que el adulto se constituya en sujeto.
Su metodología, si pudiésemos llamarla así, porque él nunca lo hizo, puntualiza en la concepción colectiva del conocimiento. Así, antes de iniciar la reunión de un grupo que quería alfabetizarse, investigaba dónde vivían, cómo vivían y el lenguaje que utilizaban, el léxico, en las faenas y los trabajo con que se ganaban la vida esas personas. De ahí es que surgen sus "palabras generadoras", con sus "contenidos existenciales" para los participantes en los círculos de cultura. Se preparaban carteles con imágenes en escenas relacionadas a las palabras generadoras y vinculadas a sus contextos sociales, laborales, etc. Los participantes de los "círculos de cultura" dialogaban con el "coordinador de los debates" sobre los contenidos de los diferentes carteles. De esta forma comenzaban no solo a leer y a escribir, si no a construir un conocimiento de sí mismos y del mundo que les rodeaba. Al otorgarle significado a lo escrito, reflexionaban y leían al mundo. Además de este acercamiento, el educador señala en Política y Educación que todo trabajo en pos de la educación permanente debe basarse en la ética, el respeto y la tolerancia (Freire 1996).
Adam
Félix Adam entendió desde sus inicios, como propulsor de la educación andragógica, la importancia que tenían las universidades en el desarrollo de los países. Venezuela era un país con un alto desarrollo económico y en donde se contaba con un sistema educativo bastante organizado y masificado. En esta etapa es que concibe una revisión conceptual de la educación universitaria con el propósito de articular una alternativa justa ante la masificación de la educación y la democratización. Además esa revisión obligaba a que se adoptaran nuevas funciones para estos educadores que harían posible el ajuste a “los cambios culturales, de la ciencia, tecnología…que exige políticas masivas de culturización y profesionalización de la población en general y, en particular, de los sectores marginales de ciudades y campos,” como indica Adam en la introducción del documento de Revisión. En otro momento abundará sobre “la necesidad de eliminar la brecha acentuada entre la humanidad que disfruta plenamente de la civilización y otra que permanece marginada y que sin ser esclava ni sierva en el sentido estricto de la palabra, vive en condiciones infrahumanas, sin disfrutar del adelanto y progreso que la ciencia y la técnica general cada día y que, creemos debería estar siempre al servicio de la humanidad.” (Villarini, s.f.)
Así bien, la revisión conllevaba incorporar los principios teóricos andragógicos a las concepciones – visión y misión- universitarias. Se plantea la creación de un currículo para la preparación de docentes de adultos en los niveles universitarios ante el desconocimiento que tienen de cómo enseñar. Estos “docentes universitarios carecen de los fundamentos de la tecnología educativa que determina el proceso de aprendizaje de un adulto.” (Adam,s.f) El desconocimiento que tienen hace imposible que enseñen adecuadamente porque tienen una concepción del “conocimiento… que se transmite intuitivamente sin una metodología de trabajo.”
Lo anterior es la base para una “enseñanza autoritaria y paternalista”, en la que el alumno es un ente pasivo que no es considerado para nada; carece de conocimiento y como no tiene nada que aportar, se promueve su dependencia. No se le considera un adulto. Además, anula cualquier posibilidad de autoformación y autonomía del estudiante, su papel como constructor de un conocimiento y no le otorga importancia a su realidad ni a sus intereses.
Ante ese cuadro, Adam plantea una de sus preocupaciones. Sostiene que si no se incorpora la andragogía a la enseñanza universitaria surgirá la protesta estudiantil. La misma será la respuesta a los reclamos de participación en el desarrollo del currículo, la falta de flexibilidad curricular, de renovación universitaria, pero “teñida de la acción política partidista”. De acuerdo a lo anterior, el efecto será negativo porque habrá de confundir a los estudiantes ya que creerán que las demandas de renovación académica son los mismos que las consignas políticas.
Su otra preocupación es entorno al docente, ubicado en su posición desde arriba y que asume que está cumpliendo con sus funciones con los estudiantes y creando a la vez actitudes de resistencia al cambio.
La alternativa administrativa sería – como política universitaria- incorporar la andragogía como requisito obligatorio mediante una maestría en esa disciplina para los profesionales universitarios, además de la preparación académica que ostenta en su disciplina. Al mismo tiempo propone cursos, tanto para maestrías como para doctorado, que profundicen en la investigación andragógica, entre otros señalamientos.
Expone la metodología andragógica, centrada en el estudiante que se responsabiliza por su aprendizaje y que ha desarrollado en la Universidad Experimental Simón Rodríguez (1975-1882). Este estudiante toma conciencia de que sólo él es capaz de construir su vida para lograr sus objetivos.
La andragogía hoy junto a la pedagogía crítica
Definimos la andragogía como la rama de la pedagogía que atiende la educación de jóvenes adultos y otros adultos, como proceso continuo del desarrollo humano y dentro de la teoría de la educación permanente. Esta disciplina educativa está enfocada en atender el aprendizaje en esas etapas de desarrollo, atendiendo sus particularidades y necesidades, pero “sin permitir que el conocimiento individual sea en la estrechez de la singularidad, que es apenas uno de los ángulos” que nos explican como humanos”. (Pratt, 1993) Se inserta en el proceso educativo, tanto institucionalmente (sistema educativo formal) , como en proyectos comunitarios.
Esta población, en la mayoría de los casos, está vinculada al mundo del trabajo en el que presenta diversas situaciones del mundo ocupacional; desvinculada de procesos formales de educación desde hace muchos años o nunca se vinculó a los mismos. Además tiene muchísimas responsabilidades económicas y culturales en su hogar. Precisamente, por estas condiciones, es que sus metas educativas están bastante definidas. Cuán presto está el adulto para aprender, en estas condiciones, depende de la necesidad que tiene de mayor conocimiento y de que la nueva información se presente en contextos reales, vinculados a sus experiencias” (Pratt, 1993).
De la misma forma, su visión de mundo está bastante enraízada por lo cual tiene que descubrir, por sí mismo, si esa visión debe ser modificada o cambiada. “Hay una tendencia natural a resistir los cambios que retan los esquemas mentales que tienen los adultos y que se han formado al calor de las experiencias, en el transcurso de los años.” (Knowles, 2005). Esta renuencia al cambio la explica Freire, como la ideología de resistencia ante la cultura hegemónica, la cual resulta amenazante.
La pedagogía crítica
La pedagogía crítica se fundamenta en la sociología para puntualizar en su propósito: el desarrollo de la actitud crítica del educando, mientras otras teorías pedagógicas se sustentan epistemológicamente en la psicología. Esta teoría reconoce el conocimiento que tiene el estudiante, un conocimiento cultural, histórico y lingüístico, valioso que debe ser incorporado a la experiencia de aprendizaje. Es contraria a que el educando aprenda para adecuarse a su entorno, asuma pasivamente los acontecimientos de su vida y de su realidad. La pedagogía crítica acrecenta el pensamiento, la creatividad y la acción transformadora de ésta en una praxis (Freire, 1996).
En tiempos de la posmodernidad, esta pedagogía se enriquece con una praxis socio crítica que plantea el “posmodernismo de oposición” de Peter McLaren. Aunque McLaren no se refirió a la educación de adultos, su aporte a la pedagogía crítica ha sido significativa. La acción educadora es crítica intervensionista y transformadora situándose en los conflictos sociales para también analizar críticamente sus diversos significados. (McLaren, 1995) Por consiguiente, la escuela es terreno de conflictos y lucha, tanto en el salón de clases como en el aparato burocrático que la sustenta ideológicamente.
El facilitador y las estrategias de resistencia en la enseñanza: Uso de nuevas tecnologías
Es significativo que los grandes innovadores de la educación andragógica hayan desarrollado sus proyectos paralelos a los sistemas escolares o en el nivel universitario. Para los que estamos inmersos en las estructuras educativas tradicionales, es imperativo el desarrollo de un currículo de resistencia. He aquí algunas de las posibilidades.
El maestro facilitador (andragogo) reconoce el interés que tiene el adulto en su progreso laboral. Partiendo de ese interés inmediato, propone posibles contenidos, basado en las necesidades y experiencia del adulto, dentro de su disciplina. En este hacer sienta las bases para un currículo de resistencia, mencionado anteriormente.
Articula el desarrollo de las competencias[6] de los estudiantes en la disciplina que enseñanza. Este docente-facilitador sugiere un plan de estudio inacabado pues es solo una propuesta inconclusa de su disciplina para que los estudiantes la cuestionen y la estructuren entre ambos.
El facilitador presenta los temas o conceptos a tratarse y los contextualiza. Facilita el cuestionamiento de los mismos y el por qué son parte de una disciplina en particular, desde el punto de vista histórico, social, económico, étnico. Al mismo tiempo, hace posible que sus estudiantes participen en esa búsqueda de los porqués. Contextualiza la temática a las experiencias de vida, en sus entornos culturales, políticos, étnicas y raciales. Es decir, miradas desde distintas perspectivas dialógicas para problematizar el conocimiento de la disciplina. El facilitador puede utilizar desde debates, mapas conceptuales, trabajo cooperativo, reflexiones grupales e individuales y portafolios hasta exámenes y proyectos de investigación, ente otros.
No obstante, Pavón y Castellanos (2000)[7] indican que a pesar de que todos y todas estamos obligados a enseñar en la Sociedad de la Información, muchas universidades aún no han incorporado las nuevas tecnologías en la enseñanza. “Aunque las nuevas tecnologías ya tienen un papel preponderante, no sólo como contenido de la misma, sino como medio para hacer llegar dicha instrucción a sus destinatarios”.
Pero, ¿qué son nuevas tecnologías? Para estos autores “cualquier tecnología que tengamos a nuestro alcance, presenta un discurso técnico que hace referencia a sus características materiales y a la lógica física, eléctrica o electrónica que rige su funcionamiento…(también presenta) el discurso didáctico; es decir aquel que hace referencia a las posibilidades de incorporación de cada tecnología a la estructura sistémica del proceso de enseñanza-aprendizaje: lo que aporta a la consecución de los objetivos pretendidos, la forma en que recoge y transmite la información, el tipo de tareas que se pueden realizar con él…(y) el discurso educativo que se refiere a los efectos (no necesariamente instructivos) que el uso del medio (tecnología) tiene para los sujetos que lo utilizan, es decir, el tipo de valores que desarrolla en ellos como posibilidades de comunicación, (y) mejor acceso a las fuentes de información…” (Pavón y Castellanos, 2000).
Sin dudas, no importa el discurso (técnico, didáctico o educativo); las nuevas tecnologías han sido, son y serán parte del proceso educativo del adulto del Siglo XXI. Esto se ve reflejado, en parte, por datos obtenidos en el 2008 del Educational Testing Services (ETS)[8]; donde indica que más del 40 % de los programas de educación para adultos incorporaban el uso de diversas tecnologías en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Algunos ejemplos son el uso de programas computarizados para la enseñanza del inglés y las matemáticas; la herramientas en línea (o Web-Based) para hacer los trabajos académicos (como la plataforma llamada Blackboard); y el uso del Internet o satélite para ofrecer sus cursos a distancia. Los adultos que comienzan la experiencia educativa (no importa su edad) interesan que el aprendizaje sea práctico y debe enfatizarse en la vida real. Por tanto, como indican Pavón y Castellanos, 2000): “la informática es una herramientas que les puede servir para resolver problemas y mejorar su forma de leer, entretenerse, comunicarse, informarse y ver la vida”.
Conclusión: Propuesta para una andragogía - crítica
La andragogía muchas veces se entiende como sinónimos de la educación de adultos. La educación de adultos se ha entendido en muchas universidades como las ofertas académicas que se ofrecen para los adultos en un horario – generalmente nocturno, viernes y sábado o de fin de semana - que hace posible la incorporación al mundo académico con miras a lograr unas metas profesionales. El contenido curricular es el mismo que se ofrece a la población estudiantil que ha estado recibiendo continuamente educación formal. Sin embargo, y contrario a la educación escolar, se han incorporado modalidades de enseñanza que propician el facilitar el acceso a la vida académica o profesional. En esos casos se presentan propuestas como programas a distancia[9] y programas híbridos que combinan la asistencia y la enseñanza virtual.
Además, coexisten proyectos y campañas más allá del currículo académico universitario, promovidos o no por las mismas instituciones. También han proliferado las iniciativas comunales que impulsan los programas de alfabetización para la población adulta, como programas de intervención, fuera de las estructuras educativas formales.
En cierta forma los programas institucionales comparten ciertas características de la andragogía, pero carecen de otras que la articulan epistemológicamente. Un programa andragógico-crítico hace posible que el estudiante cuestione lo histórico, lo cultural porque desde estos ámbitos “se piensa el mundo, se asumen valores, se recrean normas… desde los cuales se lee la realidad y a la cual llamamos en términos genéricos, cultura” (Cetrulo, 2001) Incorpora las experiencias y necesidades a las disciplinas que se enseñan en el programa. Incorpora, a las actividades en clase, la reflexión crítica sobre la realidad individual (psicosocial), su vínculo con la experiencia comunitaria, social. Es decir, de lo micro se pasa a lo macro, siempre contextualizando la experiencia individual para superar la visión de lo particular desvinculado de procesos sociales.
De esta forma el adulto cuestiona su realidad, desarrolla su capacidad analítica, crítica. Identifica y vincula las relaciones de poder, como de dominación psicológica, social, económica y étnica. Propone alternativas a las situaciones de desigualdad, discrimen y opresión que luego se traducen en acciones, la praxis. Así el adulto se convence de su capacidad para desarrollarse y para transformar también su entorno. Se convierte en agente de cambio. Logra tanto sus metas individuales de crecimiento como las profesionales y continua trabajando en sus metas de índole social ahora y a largo plazo.
Es ya un individuo comprometido.
Si analizamos lo anterior, se estimula y puntualiza en la autonomía y solidaridad como categorías epistemológica formativas del adulto, utilizando la reflexión. Sin embargo, uno de los procesos más intensos será la desprogramación del docente de su bagaje bancario y autoritario de enseñanza y de controlar arbitrariamente el contenido de los cursos o talleres, máxime cuando muchas veces vienen determinados por las instituciones. Además, de la misma forma que el educando se activa en este proceso de cuestionar todo su mundo inmediato, así también lo hace el docente-facilitador, ante su disciplina. De igual forma, el docente debe cuidarse de distorsionar el currículo al desarrollar “formas de educación pragmáticas que se centran sobre cuestiones cotidianas, sin vincular lo particular con condiciones históricas y estructurales, construyendo un currículo de “guetto” (Brusilovsky, 2006).
Esta educación pragmática se puede lograr, en parte, mediante la incorporación de las tecnologías en el proceso de enseñanza-aprendizaje del adulto.
Mientras tanto, las universidades, por razones de la oferta del mercado, están abriendo su acceso – la admisión - a un número mayor de estudiantes desaventajados económicamente. Se da a entender que se cumple con un principio democrático de la universidad para el pueblo o para todos. No obstante, si no se ofrece de forma planificada y sistemática experiencias que “contribuyan a controlar los efectos de la diferenciación social” (Brusilovsky, 2006) se estaría invitándolos para luego separarlos de la universidad por no cumplir con las expectativas académicas.
La realidad es que la mayoría de los ofrecimientos para los adultos a nivel universitario sólo plantean el crecimiento individual profesional desvinculándolo de una propuesta articulada que vincule tanto lo particular con lo social. Desde este punto de vista siguen la visión psicologista e individualista de Malcolm Knowles. Por el contrario, entendemos que la andragogía sin la pedagogía crítica solo es una propuesta concreta para realizarse individualmente y muy prescriptivamente. Ante los estragos de la globalización con sus políticas neoliberales que han profundizado los desajustes económicos, la desigualdad y la desesperanza, la educación vuelve a ocupar un sitial no desde la perspectiva idealista, si no desde la realidad y para cambiarla desde el ahora. La educación para todos adquiere un porqué que haga más justa y transforme las relaciones de poder existente. Se pretende alfabetizar o darle acceso a la universidad al “pueblo” - si sobrevive - para que encuentre la misma réplica de dominación dentro de la academia y para que luego encuentre empleo en la misma configuración de mundo, que lo mantiene atado al conformismo, al consumismo y la enajenación. Es decir, se completa el ciclo de domesticación necesaria para funcionar dentro del mundo del mercado. Por eso, la andragogía crítica, replica lo horizontal del proceso enseñanza-aprendizaje en la relación social, que elimina la verticalidad del poder y reinstala la esperanza, más allá del ámbito religioso. Los mundos posibles no han desaparecido en el horizonte de la educación. Los mismos vuelven a reinstalarse en la construcción de un mundo más justo para de todos.
Referencias
Adam, Felix. ( ). Revisión conceptual de la educación universitaria- La formación universitaria del
educador de adultos o andragogo. En: www.crefal.edu.mx/bibliotecadigital/CEDEAL
( ). Universidad y educación de adultos. En: http://www.crefal.edu.mx/bibliotecadigital/CEDEAL
Alcalá, Adolfo. (1999). Andragogía: Libro guía de estudio.
Antón Valero, José. (2003). “La pedagogía crítica desde la perspectiva de los movimientos sociales”. Tabanque
No. 17.
Brusilovsky, Silvia.(2006). Educación escolar de adultos. Buenos Aires: Noveduc.
Freire, Paulo. (1996). Política y educación. México: Siglo XXI.
(1998). Pedagogía de la autonomía: Saberes necesarios para la práctica educativa. España: Siglo
XXI.
“Fundamentos de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez”. (Documento) abril 2005.
Gurdián, Nydia V. (2007). “Alfabetización, educación permanente y atención a la diversidad”, II
Reunión Comisión de Expertos Iberoamericanos, Cartagena de Indias y Bogotá, Colombia, 19 al 21 de septiembre de 2007.
Knowles, Malcolm S. (1980). The Modern Practice of Adult Education: From Pedagogy to Andragogy.
Cambridge: Englewood Cliffs.
Knowles, M., Elwood F. y Holton III, et.al. ( 2005). The Adult Learner (6th Edition). Burlington:
Elsevier.
Pavón, F. y Castellanos, A. (2000): "El Aprendizaje de los Mayores y las Nuevas Tecnologías". En
Valenzuela, E. y Alcalá, E. (Eds.): El Aprendizaje de las Personas Mayores ante los retos del
nuevo milenio. Madrid: Dykinson.
Pratt, Dan. (1993). Andragogy after Twenty-Five Years”. New Directions for Adult and Continuing
Education. S.B. Merriam (ed.) San Francisco: Jossey-Bass.
Ramos Rodríguez, Isabel y Elisamuel Martínez Antonetty. (1992). La educación de adultos:
métodos, estrategias y técnicas”, Cuadernos de investigación en la educación, Núm. 4, mayo
1992.
Revista Interamericana de Educación de Adultos (RIEDA). Año 30, No. 1, enero-junio, 2008.
Villarini Jusino, Ángel. Desarrollo humano, pedagogía y andragogía: una lectura y diálogo con Félix
Villarini Jusino, A. (2009). “La evaluación del desarrollo de competencias en la educación general”.
Conferencia Sala del Decanato Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, 11 de marzo de 2009.
[1] En 1980, Knowles revisa su libro y cambia su título a La práctica moderna de la educación de adultos;
de la pedagogía a la andragogía.
[2] Hoja informativa de la Universidad Experimental Félix Adam
[3] Información biográfica en: www.venezuelatuya.com/biografias
[5] Robert Carlson. Vital Scholasticae. “Malcolm Knowles: Apostle of Andragogy”, 8:1 (Spring, 1989).
[6] El estudiante es competente en el manejo de información, conceptos, destrezas y actitudes. Conferencia ¨La evaluación del desarrollo de competencias en la educación general” por Ángel Villarini Jusino, Sala del Decanato de la Facultad de Estudios Generales, Universidad de Puerto Rico, 11 de marzo de 2009.
[9] Adolfo Alcalá enseña en un programa de Maestría en Educación Abierta y a Distancia. Este programa tiene una unidad curricular sobre Andragogía.
Es este mes, un grupo de docentes de la Universidad Nacional Experimental "Simón Rodríguez" Núcleo San Carlos, dan inicio a la construcción colectiva de la Línea de investigación denominada "REPRESENTACIONES SOCIOCULTURALES Y pOLÍTICAS DE LA dIGNIDAD HUMANA"; cuya dinámica es reflexionar sobre la visión y pertinencia de nuestro quehacer educativo.
ResponderEliminarEste es un documento excelente lleno de una riqueza inigualable de nuevos paradigmas en la forma de enseñar es decir nos enseña que la educación no debe ser solo vertical sino horizontal ya que la educacion es relativa
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