PIAGET Y L. S. VIGOTSKY EN EL ANÁLISIS DE LA RELACIÓN
ENTRE EDUCACIÓN Y DESARROLLO
MARÍA NELA BARBA TÉLLEZ MARITZA CUENCA
DÍAZ AIDA ROSA GÓMEZ
Centro de Estudios de Didáctica Universitaria de Las Tunas, Cuba
Introducción
El impetuoso desarrollo de la ciencia
y la tecnología exige cada
día, a quienes tienen que ver con la formación del hombre nuevo, la búsqueda consecuente del modo más
eficaz de dirigir el desarrollo, esta compleja tarea
solo podrá
ser resuelta si la comprensión de la relación de
lo biológico y
lo social en la conformación de lo psíquico se fundamenta en la dialéctica materialista.
La explicación del proceso de formación de la personalidad y de las relaciones y significación de lo
biológico y lo social constituye uno de los grandes dilemas de la Psicología y la Pedagogía. Al respecto
existen posiciones extremas,
que han
reflejado los problemas fundamentales del pensamiento filosófico,
conocidas como biologizadoras y sociologizadoras y
otras que han
considerado a ambos factores como significativos (interaccionistas) pero que
no han podido
dar
una
explicación satisfactoria de las complejas interacciones
que se dan
en
la ontogenia donde se hace
preciso
considerar,
además, lo propiamente psicológico que comienza a desarrollarse y
le confiere a la personalidad la posibilidad de asumir un papel
activo que garantiza la posibilidad de autodeterminación de lo psíquico
Una de
las
posiciones
de
mayor
implicación
en
la
arena internacional es la de J. Piaget, representante de
la escuela
sociogenética
y considerado por algunos autores como
interaccionista.
L. S. Vigotsky, al analizar la obra de este destacado psicólogo suizo, señaló
que: "La Psicología le debe
aportes muy importantes
a J. Piaget y no creemos
que sea una exageración que su obra revolucionó el estudio del pensamiento y el lenguaje infantil" (Vigotsky, L. S., 1982, p. 17).
Desarrollo
En toda su extensa obra
J. Piaget ha tratado de explicar la naturaleza del conocimiento y cómo este se construye, lo cual evidencia
su
preocupación por dar respuesta
a la demanda social de desarrollar hombres inteligentes, y es por
ello que su teoría
resulta de especial interés en la comprensión de las interrelaciones entre
lo biológico y lo social
y en consecuencia en las relaciones que se dan entre educación y desarrollo.
Este
autor explica el desarrollo, y en especial, el de la inteligencia, como un proceso
progresivo de equilibrio con el medio, a través de los mecanismos de asimilación y acomodación, los cuales garantizan la transformación de las estructuras operatorias; es por ello
que para sus seguidores la
creación de un desequilibrio
(contradicción) constituye un momento importante en la práctica pedagógica, siendo en este caso la motivación no sólo una consecuencia sino un impulso hacia
un conocimiento que
se torna como necesario (Piaget, J., 1990).
Su idea
relacionada con el papel
de
los motivos intrínsecos es
plenamente compartida con
la posición histórico-cultural y, precisamente,
un
aspecto importante para
el diagnóstico del desarrollo
intelectual lo constituyen los intereses cognitivos.
En varias obras J. Piaget destaca el papel
activo del niño en el
proceso de construcción
del conocimiento, aspecto
este muy importante en el que también converge plenamente la
posición vigotskiana. Sin embargo, Piaget al explicar el proceso de construcción de conocimientos
hace especial
énfasis en los siguientes componentes:
• Estructuras lógicas que permiten la construcción
del Sujeto: capaz
de
distinguir, relacionar, ordenar,
etc.
• Materiales: información, objetos, imágenes e ideas.
• Herramientas,
conocimientos.
Como se evidencia, para Piaget, el adulto no tiene
aquí un papel
importante en el proceso de desarrollo intelectual, sólo constituye un facilitador capaz de actuar en el ambiente,
condiciones
externas que rodean al pequeño con el objetivo de crear el desequilibrio.
Este
hecho es consecuencia de que en los trabajos de este autor el desarrollo
se explica
como un proceso que va
de lo individual a
lo social,
y no como
propugna la teoría
vigotskiana. L. S. Vigotsky, refiriéndose a J. Piaget señalaba, que: “sus trabajos
lo conducen a creer que el niño es impermeable a la experiencia y a considerar
la socialización
del
pensamiento
como
una abolición mecánica de las características de la inteligencia propia del niño” (Vigotsky, L. S., 1982, p. 26).
Estas ideas
se expresan con claridad
en la concepción de J.
Piaget en lo referente al egocentrismo en el pensamiento
y
el
lenguaje infantil, pues el egocentrismo
característico de estas
etapas va desapareciendo en
el proceso de socialización en la misma medida en que el pequeño necesita
compartir su actividad con los demás niños, hecho este
que ocurre generalmente, según
él, en la edad escolar. Así pues, para
este autor el egocentrismo es entonces
un estadio intermedio en el desarrollo del intelecto entre el pensamiento autista y el dirigido. El carácter egocéntrico del pensamiento se expresa en el lenguaje; y, por tanto, el habla egocéntrica
es un mero
acompañamiento de la actividad infantil que llega
a desaparecer para dar pie al habla interiorizada
(Vigotsky, L. S., 1982).
De acuerdo a lo anterior la génesis
del desarrollo, para
J. Piaget, se explica de lo individual a lo
social, hecho que se refleja también en el desarrollo de la función simbólica, algo que aparece con claridad
en sus obras, al explicar el desarrollo del lenguaje y la formación de conceptos.
Para este autor, el lenguaje, al constituir un sistema de simbolización es a su vez heredero de otros; por ejemplo, concretamente del juego, actividad que en sus inicios crea un espacio para la expansión
y expresión individual en la cual el niño es considerado
como un productor de símbolos.
En el juego, con el tiempo, se van integrando
cada vez más
elementos de copia de lo real, sobre todo en su
manifestación como
juego colectivo, que permite
el paso
del símbolo al signo
caracterizado sobre
todo
por la progresiva
socialización del significado.
De este modo
para J. Piaget
en
el desarrollo
simbólico hay un camino que va desde la arbitrariedad inicial del símbolo multifuncional y personal
a la adaptación impuesta por la necesidad de comunicación. En esta
tesis también el autor revela
su posición naturalista,
ya que el desarrollo del niño es examinado como la evolución del ser biológico en condiciones sociales, pero sin concebir que el
eslabón mediatizador, para la estructuración de todas las manifestaciones psicológicas del niño
desde su nacimiento, lo constituyen las personas y
todo lo humanizado por su actividad
eminentemente social (Piaget, J., 1983).
Un momento importante en la obra de J. Piaget es
su
comprensión
acerca del proceso
de interiorización, estrechamente relacionado con
el tránsito sucesivo desde la inteligencia senso-motora a su forma preoperatoria y de esta
a las denominadas
operaciones concretas y
formales. Por tanto, el pensamiento en
su manifestación inicial tiene un
carácter externo, sin embargo,
el paso a las subsiguientes
etapas de interiorización constituye un proceso espontáneo ligado a la maduración de las redes neuronales
que se encuentran en la base de las estructuras
intelectuales,
esta
explicación evidencia
sin duda alguna una explicación biologizadora
del proceso
de desarrollo. En consecuencia, para J. Piaget la educación y la enseñanza deberán adaptarse al
desarrollo psíquico del niño, es por ello que al estudiar las
operaciones intelectuales el experimentador trata de obtener las tendencias del
pensamiento del niño en su forma pura totalmente independiente del aprendizaje, lo cual queda claramente expresado en la concepción del diagnóstico asumida por el autor.
El proceso de interiorización de esas
estructuras,
Piaget lo explica a través de la elaboración de una teoría del desarrollo
intelectual en la que
aparecen tres
grandes períodos: inteligencia sensorio-motriz, período de
preparación y
organización de las
operaciones concretas
y período
del pensamiento lógico-
formal.
La inteligencia sensorio-motriz que comienza con el
nacimiento a
partir de los
reflejos
incondicionados, es inmediata, pues trata directamente con los objetos y su tendencia es el éxito de la acción.
Este período culmina alrededor de los dos años, y da paso
a la preparación y surgimiento posterior de las operaciones concretas, que implica un nivel
cualitativamente superior en el desarrollo de las estructuras intelectuales.
El segundo período del desarrollo intelectual Piaget lo subdivide en dos
grandes momentos:
el subperíodo de preparación de
las operaciones concretas (pensamiento preoperatorio), y el subperíodo de las operaciones concretas
(pensamiento operatorio concreto).
El pensamiento preoperatorio abarca desde los dos hasta los siete años aproximadamente, y
se caracteriza por ser un pensamiento preconceptual, intuitivo, egocéntrico, muy influido por la percepción
y
donde el niño se encuentra todavía centrado en su punto de vista.
El pensamiento operatorio
concreto comprende desde los siete u ocho años
hasta
los once o doce años, y conlleva un importante
avance en el desarrollo del pensamiento infantil. Aparecen por primera
vez operaciones mentales,
aunque referidas o ligadas a
objetos concretos.
Entre las principales
operaciones comprendidas en este estadio, Piaget señala la clasificación, la seriación, la conservación,
y otras.
Estas estructuras
lógicas se van haciendo cada vez más
complejas hasta culminar a los quince o dieciséis años, con
el desarrollo
de estructuras lógicas
formales o pensamiento lógico-formal, el cual se caracteriza
por ser un pensamiento hipotético-deductivo que
le permite al sujeto llegar a deducciones a
partir de hipótesis enunciadas verbalmente, y que son, según
Piaget, las más adecuadas para interactuar e interpretar la realidad objetiva.
Estas estructuras lógico-formales resumen las operaciones que le permiten al hombre construir, de manera efectiva, su realidad.
Todo conocimiento es por tanto, una construcción activa por el sujeto de estructuras operacionales internas.
La formación de estas estructuras
durante la ontogenia
son un efecto de la maduración natural y espontánea, con poco o ningún efecto de los factores sociales,
incluida la enseñanza y
la educación.
La obra de J. Piaget sirve de base al constructivismo contemporáneo, corriente de gran aplicación en la práctica cotidiana actual en diferentes países, la cual tiene como premisa
la construcción de su propio desarrollo
en
el aprendizaje. Esta corriente tiene
entre
sus
representantes fundamentales a J. Novak y D. Ausubel, quienes
propugnaban en 1968 su teoría del aprendizaje en la Universidad de
Cornell en los Estados Unidos. La idea principal, que toman como pilar de su edificio teórico,
es que el conocimiento previo constituye el elemento más importante en el aprendizaje,
por cuanto es la base del aprendizaje significativo. Este
proceso se produce
sólo como resultado
de la interacción entre la nueva información y la ya existente en
las estructuras
cognitivas del aprendizaje, pues se torna especialmente
significativa para
ello,
al relacionarse con la información ya existente en el propio proceso de aprendizaje. Por
tal razón, los conocimientos previos son denominados,
por
estos autores,
ideas de
anclaje,
de
afianzamiento o subsumidores (Moreira, M. A., 1994).
La Pedagogía Operatoria parte de la concepción
de que el conocimiento es una
construcción que realiza el individuo a través de su actividad con el medio. Sin embargo, el
conocimiento de la realidad
será más o menos comprensible para el sujeto en dependencia de los instrumentos intelectuales que posea, es decir, de las estructuras
operatorias de su pensamiento, por lo que
el objeto de la Pedagogía Operatoria es favorecer
el desarrollo de estas estructuras, ayudar al niño para que
construya sus propios sistemas de pensamiento. Para esto, se debe
propiciar
el desarrollo de la lógica de los actos del niño, de forma tal que sea el propio
sujeto el que infiera el conocimiento de los objetos y fenómenos de la realidad,
sin ofrecerlo como algo acabado, terminado.
En este proceso de construcción del
conocimiento,
la Pedagogía Operatoria
le asigna un papel esencial al error que el niño comete
en su interpretación de la realidad. No son considerados como falta, sino pasos necesarios en el proceso constructivo, por lo que
se contribuirá a desarrollar
el conocimiento en la medida en que se tenga
conciencia de
que los errores
del niño forman parte de
su interpretación del mundo.
En esta
tendencia, el alumno desempeña un
papel activo en el proceso
de aprendizaje, ya
que se entiende
este como un proceso
de reconstrucción en el cual, el sujeto organiza lo que se le proporciona
de acuerdo con los instrumentos intelectuales que posee y de sus conocimientos
anteriores.
Es necesario tener en cuenta que,
según esta tendencia, los conocimientos
se apoyan
en determinadas operaciones
intelectuales que son construidas por el individuo siguiendo procesos evolutivos, por
lo que la enseñanza debe tenerlos en cuenta para
poder asegurar
que los conocimientos
que
se ofrezcan al alumno puedan ser integrados
a su sistema de pensamiento; si esto no ocurre, los mismos se
convertirán en inoperantes. El niño podrá
llegar a realizar correctamente tareas
o ejercicios
escolares, pero de
manera mecánica, ya que todavía
no
ha
desarrollado las bases intelectuales que le
permitan la comprensión lógica de los mismos.
La enseñanza debe tener
en
cuenta el ritmo evolutivo del niño y organizar situaciones que favorezcan el desarrollo intelectual, afectivo y social del niño. Por lo tanto el profesor asume las funciones de facilitador del aprendizaje, ya que a partir del conocimiento de las características psicológicas del individuo en
cada período del desarrollo, debe
crear las condiciones óptimas
para que se produzca
una interacción constructiva
entre el alumno y el objeto de conocimiento.
El profesor debe evitar, siempre que sea posible,
ofrecer la solución a un problema o transmitir directamente un
conocimiento, ya que esto impediría que el estudiante
lo descubriese por sí mismo, además
debe contribuir a que el alumno
comprenda que no sólo puede llegar a conocer a través de otros (maestros, libros), sino también por sí mismo, observando, experimentando.
Luego de analizar la posición de J. Piaget en el análisis de la relación entre educación
y desarrollo y
su vigencia en la actualidad,
es necesario
detenerse en
la teoría histórico-cultural fundada por L. S.
Vigotsky , quien revolucionó toda la teoría psicológica desde las posiciones de la dialéctica materialista, hecho que le
permitió aseverar que el desarrollo ocurre como resultado de la asimilación de la experiencia histórico-social y se produce
gracias a la actividad y comunicación del niño con el medio social, adquiriendo
características distintivas en las diferentes etapas de su desarrollo. De este modo, en la ontogenia, se produce
un desarro- llo biológico socialmente
condicionado.
La dialéctica
en la comprensión de lo biológico y lo social en la obra
de L. S. Vigotsky se aprecia
desde
sus postulados iniciales:
• La psiquis es
una
propiedad del hombre como ser
material que goza de una determinada organización física.
• La psiquis del hombre es social.
El primer postulado
nos
hace rechazar cualquier explicación
de la psiquis como algo
especial
independiente de la organización
material del sujeto, mientras que el segundo exige superar
todo punto de vista biologizador sobre el desarrollo
humano,
y por ende
comprenderlo
como resultado
del desarrollo
histórico-cultural. Así la clave para
la explicación del determinismo
social está en la aplicación del método genético en el estudio de los fenómenos psíquicos
lo cual implica estudiarlos
en su desarrollo histórico, ontogenético y funcional, pues es imposible enfocar el estudio de la psicología humana como si se tratara de algo ya hecho, estático.
Al estudiar el proceso de surgimiento y desarrollo de los organismos vivos, (filogenia) se aprecia que inicialmente existe un imperio o predominio de leyes biológicas,
que garantizan las adaptaciones
al medio, sin embargo, al
complejizarse los organismos como resultado de la también
creciente complejización del
medio aparece la
necesidad de otro tipo de
adaptación, que
se produce, no con la transformación
de las estructuras
anatomofisiológicas, sino
con la ayuda
de
instrumentos que funcionan
como “órganos artificiales” o “amplificadores
sensoriales” y que
cambian el modo de interacción
con
el medio,
el cual adquiere un carácter mediatizado, de
esta manera la transformación de la adaptación en actividad laboral,
instrumental, mediatizada hace
que
los procesos psíquicos adquieran el mismo
carácter
mediatizado, debido a fenómenos peculiares que aparecen sobre la base del trabajo. Al respecto, Vigotsky enfatizó en el papel de los signos, entre
los cuales privilegió al
lenguaje, mediante el cual se acumula y transmite la cultura humana, se garantiza la interacción social, y reproduce
la planificación de las acciones, lo cual conduce
a la aparición de la conducta volitiva, indicador peculiar del psiquismo humano.
El lenguaje hace
que procesos
cognitivos como la memoria,
la percepción y otros, se conviertan en procesos
voluntarios, conscientes y por tanto adquieran la
categoría de funciones psíquicas
superiores, que surgen entonces como
resultado de la aparición
de la función simbólica de
la conciencia, proceso condicionado a la interacción social. Estas ideas quedan explicadas con
magistral
claridad
en sus investigaciones sobre la memoria,
al respecto
señalaba que: "La propia
esencia de
la memoria humana
consiste en que el hombre
recuerda activamente
con la ayuda de signos" (Vigotsky, L. S., 1984, p. 98). Su reflexión evidencia que concibe al signo como un medio de acción psicológica sobre
el comportamiento, o
sea, dirigido hacia dentro,
dicho de otro modo, la utilización de los mismos permite la regulación consciente
del comportamiento.
Precisamente al comparar la psiquis humana con la animal L. S. Vigotsky se dio cuenta de que el
hombre es
capaz de crear el estímulo que
determina su modo de actuar,
y de esta
forma, lo utiliza en calidad de medio
que le permite dominar los procesos de su propia conducta y de la ajena.
A este proceso L. S.
Vigotsky lo denominó signación (Vigotsky, L.S., 1984) y se produce
como resultado de la asimilación y del uso consciente, por
el niño, de los signos de índole variada. En sus obras estableció las fases
por las que atraviesa el uso de los
signos:
1) NATURAL O PRIMITIVA: en la cual los signos no son usados del todo.
2) USO MÁGICO DEL SIGNO: cuando estos se usan siguiendo el principio puramente exterior, pero no participan realmente en la solución de tareas.
3) USO DE LOS SIGNOS EXTERNOS: cuando son utilizados de manera mediatizada para
la solución de diversas tareas.
4) USO DE LOS SIGNOS INTERNOS: sobreviene como resultado del
proceso de interiorización de los signos externos, proceso que se explica como el resultado
del tránsito de la actividad colectiva,
social a la individual o
de transformación de lo ínterpsíquico en intrapsíquico.
De esta manera en los trabajos de L. S. Vigotsky se plantea que en la filogenia del psiquismo
los planos
del desarrollo
transcurren separados, primero
un predominio
de
las leyes biológicas y luego las sociales,
mientras
que en la ontogenia ambos planos
del desarrollo (el
natural y el cultural) coinciden, se revierten el uno en el otro, ya que cuando
el niño nace lo hace
en un medio cultural, donde
existe toda una experiencia
que
tendrá que asimilar, de
este
modo el proceso
de
formación de
la personalidad es
un proceso
de maduración biológica del organismo, históricamente
condicionado,
de allí que
los fenómenos psíquicos son sociales desde su mismo origen,
y no son dados de una vez y para siempre al momento del nacimiento, sino que ellos se desarrollarán en dependencia
de las condiciones de vida y educación
a la que el sujeto se exponga.
Para
este
autor, lo erróneo
en las diferentes
posiciones
teóricas que
trataron esta problemática radica en que explicaron el desarrollo en la ontogenia
de la misma forma en que transcurre en la filogenia,
lo que los llevó, incluso, a plantearse una
interrogante relacionada con el papel determinante de uno de los dos factores, lo biológico o lo social en lugar de preguntarse cómo es que se da
la interrelación de estos factores en el proceso de conformación de lo psíquico en la personalidad.
Así, según la posición de
la teoría histórico cultural, el desarrollo
en la ontogenia es un proceso complejo que ocurre
conforme a las leyes
de
la dialéctica,
de este
modo debe explicarse integralmente,
pues todos los procesos se interrelacionan y uno influye sobre otro para conformar un cuadro general de la estructura de la psiquis que se torna peculiar en cada
etapa del desarrollo,
precisamente a esto L. S. Vigotsky
lo denominó como Sistemas Psicológicos, que guardan estrecha relación con las condiciones sociales
que los generaron.
Por ejemplo, en una etapa inicial del desarrollo la memoria tiene
gran significación y constituye un proceso directo generalmente muy ligado
a la percepción
de
los objetos
y a
las acciones prácticas que realiza, la fuerza de los estímulos externos determina
lo que el niño fija y recuerda, y
el lenguaje no tiene gran participación
en las funciones
de la memoria y no es capaz
de regular la conducta,
lo que se refleja en la imposibilidad de planificar conscientemente
las acciones. Posteriormente
el lenguaje alcanza
un mayor desarrollo, de igual modo el pensamiento y
comienza entonces a realizar acciones que antes se centraban en la percepción,
aparece la posibilidad de regular su propia
conducta
lo cual se refleja en el desarrollo volitivo que se manifiesta, por ejemplo, en las formas de recordación que ya no depende tan directamente de los objetos sino que se mediatiza por los propósitos y objetivos de las tareas, pero
la propia percepción
cambia, se constituye en un proceso cualitativamente superior, de manera que lo que se percibe está más influido por los propósitos
y especificidades de la tarea que por las peculiaridades de los objetos.
Así,
el desarrollo psíquico
que
se opera en determinado periodo no está
condicionado a la maduración biológica, lo cual constituye una
condición necesaria para el desarrollo, pero solamente eso,
una condición , sin embargo el medio social en el que el pequeño nace y se desenvuelve no es simplemente una
condición sino que constituye
la verdadera fuente del desarrollo
en el que están
contenidos
todos los valores materiales y espirituales
que
el niño
debe de hacer suyos
en el proceso
de formación
de su personalidad.
De manera que
el
proceso de apropiación
de la cultura
constituye
un factor
esencial
en el desarrollo, en dicho proceso
es necesario considerar
al niño no como un receptor pasivo sino como sujeto activo que interacciona no solo con objetos
materiales,
sino con adultos
y coetáneos que constituyen mediatizadores fundamentales ya que sin su ayuda
no podríamos pensar
en la apropiación
de la cultura
por el niño de manera independiente.
L. S. Vigotsky demostró el papel
del “otro “como potenciador
del desarrollo, capaz
de organizar y estructurar
conscientemente el proceso de apropiación del conocimiento. De estas ideas se desprende
la ley genética del desarrollo, definida por L. S.
Vigotski de la siguiente manera:
Cualquier función en el desarrollo cultural del niño aparece dos veces, o en dos planos diferentes. En primer lugar aparece en el plano social
y después en el plano psicológico. En principio aparece entre las personas como una categoría interpsicológica.
Esto es
igualmente
cierto con respecto
a
la
atención
voluntaria,
la memoria lógica, la formación de conceptos y el desarrollo de la voluntad (Vigotsky, 1995, p. 150).
Con esta
ley el autor establece que sólo
a partir de
la interrelación del sujeto con las
demás personas, “el otro”, el niño interioriza las funciones psicológicas
y mediatiza sus relaciones con el resto de los miembros de la sociedad. Además, reafirma una vez más la importancia de ver el desarrollo psíquico
como un proceso que va de lo social a lo individual.
De ahí que todo hecho psicológico transcurre primero en un plano externo, como una función social, y
posteriormente pasa al plano interno, intrapsicológico.
El maestro
al diagnosticar cada
sujeto debe evaluar
aquello que se encuentra en ambos planos y la posibilidad de poder hacer solo aquello que antes hacia
en el proceso de interacción social.
Esta
ley básica se sintetiza en el concepto que constituye la esencia de toda la teoría vigotskiana: la zona de desarrollo próximo, este aporte resultó de gran valor para
el diagnóstico y pronóstico del desarrollo psíquico, tanto del niño normal como con necesidades educativas
especiales, y se define como: “La distancia entre el nivel de desarrollo real determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema,
y el nivel de desarrollo potencial,
determinado a través de la resolución de un problema
bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz” (Vigotsky, 1995a, p. 15).
La zona de desarrollo
próximo permite considerar
que lo que el niño hoy puede hacer
con ayuda debe llevarlo, a
que
cuando se
apropie
de ese
conocimiento, pueda operar
con
el mismo
de
forma independiente, sea capaz de transferir su experiencia a nuevas situaciones.
Si siempre
que el alumno se enfrente a un nuevo
problema va a necesitar
de la ayuda de
un compañero mejor preparado o
de un adulto, entonces
la enseñanza no ha
sido verdaderamente desarrolladora
como para
que
pueda asumir
nuevas tareas y solucionarlas a partir de la experiencia anterior.
De todo lo anterior se infiere que el proceso de desarrollo está, sin dudas, mediado por la acción de los otros, por lo tanto el proceso pedagógico es un proceso eminentemente
interactivo en el que la categoría comunicación tiene una gran significación. Sin embargo, fue poco tratada aún por sus seguidores, quienes destacaron en la zona de desarrollo próximo principalmente la relación entre el sujeto y la tarea cognoscitiva
dejando al margen las múltiples relaciones interpersonales que
mediatizan dicho proceso, además, tal situación condujo a que, erróneamente, se centrara la atención en el producto o resultado de dicha tarea y no
en el proceso y en su principal
resultado “el desarrollo psíquico generado como fruto de la interacción”, lo
cual escapa de la conciencia de muchos maestros que se centran en el aspecto
externo de la tarea cognitiva
y como consecuencia tampoco se hace conciente por los alumnos, lo que propicia que
estos
asuman un papel pasivo y que las actividades que realicen
no sean significativas para ellos.
Así, es necesario reflexionar acerca
de cómo lograr que estas interacciones sean más efectivas, por otro lado, el maestro debe concientizar
que él es el encargado de organizar
estas
interacciones sin eliminar el papel activo de los educandos, en
este sentido
en las investigaciones pedagógicas queda mucho por tratar.
Si se habla de interacción en la zona, quiere
decir que
los sujetos
de
la interacción deben ser conscientes
de los objetivos y
compartir motivaciones. Al respecto L. Morenza habló de la necesidad de la negociación
de
intenciones en el proceso
pedagógico, sin embargo esto no siempre ocurre, es frecuente
observar que en
el proceso
docente
muchas veces los objetivos y motivos de
los alumnos y maestros difieren, por eso no se logra una verdadera interacción, lo cual no garantiza una verdadera potenciación del desarrollo.
Esto no quiere decir que el maestro debe conocer las motivaciones e intereses de los alumnos para adaptarse a ellas, sino que sobre la base de este conocimiento debe propiciar la aparición de intereses y necesidades que
se correspondan con los objetivos curriculares,
o sea la actividad docente debe ser significativa para
el estudiante,
quien
tendrá también entre
sus
objetivos alcanzar
mayores niveles de realización,
únicamente de este modo lograremos que asuma un papel activo.
Al abordar la zona de desarrollo
próximo es preciso también considerar
lo relacionado
con las ayudas,
las cuales
deben
corresponder con las reales
necesidades del sujeto, una ayuda prematura no genera desarrollo, provoca pasividad intelectual, convierte al sujeto en un ser pasivo que se acostumbrará esperar que la ayuda
provenga siempre desde afuera. La ayuda siempre debe
considerar las
potencia-
lidades del sujeto, apoyarse en sus reservas, incluso algunos autores consideran la posibilidad de generar la auto ayuda.
El proceso de ayuda, sobre
la base del “otro” se
percibe
como un proceso en
el que el “otro” promueve,
facilita que el sujeto alcance
un nivel de
realización, una apropiación
y un aprendizaje que
permita un nivel de
desarrollo de las estructuras
que están comprendidas o cristalizadas
en el conocimiento aprendido.
A partir de la teoría de L. S. Vigotsky
se recomiendan los siguientes niveles de ayuda:
• PRIMER NIVEL:
El “otro” sólo brinda o recuerda una
orientación general
de la tarea,
procurando que el sujeto haga uso, de la forma más independiente posible, de lo que ya tiene formado o en vías de formación y llegue por sí solo a una solución.
• SEGUNDO NIVEL: Recordatorio
de situaciones semejantes a
la tarea
que
se
le ha
indicado, procurando que
el alumno realice,
por sí mismo, una transferencia
de
lo que
posee en
el desarrollo actual o real, a la nueva tarea que se le propone.
• TERCER NIVEL: Colaboración o trabajo conjunto entre el “otro” y el sujeto, en cuyo proceso se deja, en un momento determinado de la colaboración, que el sujeto termine la tarea por sí solo.
• CUARTO NIVEL:
Demostración
de cómo se realiza la tarea. Ésta sólo se debe
utilizar cuando el sujeto demuestra que no tiene reservas
y recursos
internos formados
o en formación que
le permitan actuar y resolver las tareas de forma más o menos independiente.
El empleo de niveles
de
ayuda es muy importante en el proceso de enseñanza desarrolladora, pues impone que la enseñanza no sea explicativa, verbalista, demostrativa, sino que tenga un carácter científico e investigativo,
lo que obliga al estudiante a tener una participación activa e independiente en este proceso.
La utilización de las ayudas sólo tiene un objetivo transitorio, o sea el de promover el desarrollo y dar los recursos para que el sujeto llegue a realizar
de manera más independiente las tareas cognitivas.
Con esta teoría L. S. Vigotsky demostró
que la educación y la enseñanza guían y conducen el desarrollo, por lo tanto el aprendizaje y
el desarrollo
psíquico están
interrelacionados desde los primeros
días de
vida del niño y señaló que
en
los niños de idéntico nivel de desarrollo mental
variaba
en gran
medida la capacidad para
aprender con ayuda
del adulto o un compañero más capaz, y por tanto su aprendizaje sería distinto (Vigotsky, 1995a, pp. 11-15).
Al respecto L. S. Vigotsky afirmó que
el aprendizaje solo puede
ser efectivo en la medida en que tome en cuenta la lógica interna del proceso de desarrollo de lo psíquico en el niño, las leyes que lo rigen, de esta manera consideró la significación de
tener
en
cuenta los
períodos sensitivos, categoría
inicialmente dada por M. Montessori, que se relaciona
con aquel momento
del desarrollo psíquico en que están creadas todas las condiciones
para el desarrollo de determinada formación psicológica. Por
otro lado el aprendizaje debe
apoyarse
en lo ya adquirido, solo así será capaz
de estimular un verdadero desarrollo.
La zona de desarrollo próximo indica entonces
que el desarrollo psíquico puede ser dirigido desde afuera, Siguiendo estas
ideas, P. Ya. Galperin, uno de sus más fieles
seguidores, destacó
que el papel del adulto radica
en enseñar al niño a orientarse
en la solución de la tarea, pues
solo de
este modo
tomará conciencia de
la estrategia más efectiva a utilizar para
su solución y podrá
trasladar
lo aprendido a una situación similar
en la que actuará de
manera independiente; a
este tipo de orientación la denominó
Base Orientadora de Tipo III, que aparece magistralmente descrita
en sus trabajos y que sugerimos
profundizar.
Este tipo de base orientadora está relacionado con
la
necesidad
de
estimular
la actividad metacognitiva
como garantía de un aprendizaje verdaderamente desarrollador.
Siguiendo las ideas antes expresadas se
puede comprender que el desarrollo se explica gracias
a la compleja
interrelación
que se produce entre lo interno (lo psíquico) y lo externo (influencias
del medio),
que se produce gracias a la actividad
y la comunicación.
Es necesario destacar que, a pesar
de que se reconoce
la determinación de lo psicológico por las condiciones
de vida y de educación, lo interno propiamente psicológico tiene
relativa
independencia, automovimiento como
expresara Rubinstein, lo cual
garantiza que seamos sujetos activos, capaces incluso de transformar
la realidad que nos rodea,
por eso un indicador
del desarrollo
importante lo constituye la posibilidad de autorregular la conducta
y en sí todas las formaciones que tienen que ver con la autoconciencia, entiéndase autovaloración, autoestima, metacognición, entre otras.
De acuerdo
a lo anteriomente planteado se infiere de la comprensión vigotskiana sobre la relación entre educación
y desarrollo, las siguientes tesis:
1) El desarrollo es
producto de la asimilación de la experiencia histórico-social que se
produce como resultado de la actividad y la comunicación.
2) El principio de formación
de lo psíquico es
el resultado de la interiorización de
las acciones
externas que realizan la función de orientación, por tanto, este proceso puede
ser dirigido por el adulto.
3)
La enseñanza guía y conduce el desarrollo y este no deberá orientarse hacia el ayer, sino hacia el futuro próximo.
4)
El papel
de
las otras
personas (adultos y compañeritos)
es
significativo
para el desarrollo
intelectual de los niños.
5) Es necesario tener en cuenta el nivel de ayuda que pueda precisar el niño en el aprendizaje.
Conclusiones
La explicación del proceso de formación de la personalidad y de las relaciones y significación de lo
biológico y lo social constituye uno de los grandes dilemas de la Psicología y la Pedagogía. Por eso, para todos aquellos que tienen que ver con la formación del hombre nuevo, la búsqueda consecuente del modo más eficaz de dirigir el
desarrollo es una compleja tarea que presupone el
estudio profundo de las diferentes
corrientes psicológicas
del aprendizaje.
De lo anterior se desprende la necesidad de que todo maestro o profesor conozca y estudie los conocimientos
psicológicos
que explican cómo
ocurre
el
proceso de desarrollo
de la personalidad
y
las características que
debe tener
el proceso de enseñanza aprendizaje para lograr
este desarrollo, es por ello que es importante profundizar en este sentido en la obra de Piaget y Vigotsky.
Bibliografía
ÁRIAS BEATÓN, G. (1999): “El papel de los ‘otros’ y
sus características en el proceso de potenciación del desarrollo humano”, pp. 194-199, en Revista Cubana
de Psicología, n.º 3. La Habana.
— (1999): “Lo biológico
y lo social en la conformación de lo psíquico
en
el ser humano”.
Encuentro Internacional de
Educación Inicial Y Preescolar. Curso pre evento.
BRUNER, J. (1988): Desarrollo cognitivo y educación. Ed. Morata, Madrid.
— (1972): Hacia una teoría de la instrucción. Ed. Revolucionaria, La Habana.
CASTELLANOS SIMONS, D., y otros (2002): Aprender y enseñar en la escuela.
La Habana, Editorial
Pueblo y Educación. CUENCA DÍAZ, M.
(2003): “La modelación espacial: un procedimiento para estimular
el desarrollo
del monólogo narrativo
en el sexto año de vida”. Tesis presentada en opción al titulo de Doctora
en Ciencias Pedagógicas. Camagüey, ISP “José Martí”.
DAVIDOV, V. (1988): La enseñanza escolar y el
desarrollo psíquico. Ed. Progreso, Moscú.
LÖPEZ HURTADO,
J. (2001): Un nuevo concepto
de educación infantil. Editorial Pueblo y Educación, La Habana.
PERALTA, M. V. (1995): “El saber pedagógico de
la educación parvularia en sus paradigmas fundantes”. Ponencia en el II Encuentro Nacional de Especialistas en Currículo, Santiago de Chile (material mimeografiado).
PIAGET, J. (1961): La formación del símbolo en el niño. Editorial Fondo
de Cultura Económica, México.
— (1965): El lenguaje y el pensamiento del niño pequeño. Editorial Paidós,
Madrid.
— (1995): “Interpretación de conjunto”,
en Selección de lecturas de psicología infantil y del adolescente. Editorial Pueblo y
Educación, La Habana, T. 3.
— (1990): La equilibración de las estructuras cognitivas. Problema central del desarrollo. Siglo XXI Editores S.A., México.
— (1981): Psicología
y Pedagogía. Editorial Ariel, Barcelona.
RIVERO RIVERO, M. (1999): “Papel de
los modelos
gráficos en el desarrollo intelectual de escolares retrasados mentales leves”.
Tesis presentada en
opción al título de
Máster en Investigación Educativa. Camagüey.
—
(2001): “Influencia de la modelación en
el desarrollo intelectual de
escolares retrasados mentales leves”. Tesis presentada en opción al título de Doctora en Ciencias Pedagógicas. La Habana.
SIVERIO GÓMEZ, A. M. (1991): “Formación y desarrollo de capacidades intelectuales”, en Revista Simientes. (La Habana) 3, p. 28.
SIVERIO GÓMEZ, A. M.; LÓPEZ HURTADO, J., et al. (1995): Estudio de las particularidades del desarrollo del preescolar cubano. Editorial Pueblo y Educación, La Habana.
VENGUER,
L. A. (1990): “Desarrollo de las capacidades cognoscitivas del preescolar como
procedimiento para
dominar las formas mediatas del conocimiento”, en VENGUER, L. A., y
LÓPEZ HURTADO, J.: Particularidades del desarrollo de las capacidades cognoscitivas en
la edad preescolar, pp. 5-14. URSS-Cuba, Ed. Vneshtorgizdat, Moscú.
— (1986): “El desarrollo
de las capacidades cognoscitivas en el preescolar como apropiación de las formas mediatizadas
de la cognición”, en VENGUER, L. A., y LÓPEZ HURTADO,
J.: Particularidades del desarrollo de las capacidades cognoscitivas en la edad preescolar. URSS-Cuba. Ed. Vneshtorgizdat, Moscú.
— (1987ª): “La asimilación
de
la
solución
mediatizada de tareas cognoscitivas y el desarrollo de las capacidades cognoscitivas en el niño”, en La psicología evolutiva y pedagógica en la URSS, pp. 156-192. Ed. Progreso,
Moscú.
— (1978): Temas de Psicología Prescolar. Ed. Pueblo y Educación, La Habana.
VIGOTSKY, L. S. (1982): Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores. Ed. Pueblo y Educación, La Habana.
— (1989): Fundamentos
de defectología: obras completas. Tomo 5. Ed. Pueblo y Educación, La Habana.
— ( 1995): Obras escogidas. Tomos I, III. Ed. Visor, Madrid.
— (1982): Pensamiento y lenguaje. Ed. Pueblo y Educación, La Habana.
— (1991): “Sobre
los sistemas psicológicos”, en Obras escogidas. Tomo I. Edición Visor, España.
— (1930): Transcripción estenográfica leída el 9 de octubre de 1930 en la Clínica de Enfermedades mentales de la
Primera Universidad Estatal de Moscú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ÁNIMO: TODAS Y TODOS TIENEN LA PALABRA...COMENTEN...