EL SUJETO Y LA SUBJETIVIDAD: ALGUNOS DE LOS DILEMAS ACTUALES DE SU ESTUDIO
Fernando Luis González Rey, Universidad de la Habana, Cuba y Universidade de Brasília, Brasil.
El sujeto y la subjetividad en la historia del pensamiento psicológico
La cuestiones del sujeto y la subjetividad no aparecieron en la psicología como resultado de la modernidad , al contrario , la modernidad caracterizó a la psicología por una metodolatría ( Danziger 1990 ) que sustituyó al sujeto por conjuntos de variables y comportamientos a ser observados y/o medidos . Las construcción de la cuestión de la subjetividad , o de conceptos que nos remiten a otra representación de lo psíquico susceptible a ser identificada como subjetiva, se expresan por primera vez en la psicología com la aparición del pensamiento dialéctico, especificamente de aquel procedente del marxismo. Fué en la obra de los autores soviéticos de la decada del 30, fundadores del enfoque histórico-cultural, que se va a delinear una forma de comprender la psique que la ubica en outra dimensión ontológica , diferente a como venía siendo comprendida por las diferentes tendencias de la psicología hasta aquel momento.
En la concepción presentada por los autores soviéticos se integran elementos que habían sido tratados de forma dicotómica en la hstoria de la psicología , como afecto – cognición y lo social y lo individual , aspectos que se integran a un representación del individuo como sujeto de sus procesos psicológicos, apareciendo por primera vez com nitidez la idea de un sujeto subjetivamente constituido. Esta idea queda clara tanto en Vyotsky como en Rubinstein, así , Vygotsky escribe ( 1968 ):
“ Consideramos la relación entre la inteligencia y el afecto , cuya separación como objeto de estudio es el punto más débil de la psicología tradicional, puesto que hacen aparecer el objeto de pensamiento , como una corriente autónoma de pensamientos que se piensan a “ sí mismos,” segregada de la plenitud vital de los intereses y necesidades personales , de las intenciones e impulsos del sujeto que piensa.“ (pag. 44)
A pesar de que la dialéctica , tanto marxista , como hegeliana, mantiene la influencia del racionalismo, permite una comprensión diferente de sujeto que aquella que nos legó aquel periodo , versión de sujeto que há estado presente en las elaboraciones posteriores de la teoría de la complejidad . El sujeto al que se refiere Vygotsky, a pesar de aparecer solo como conjunto de referencias aisladas en su obra, es precisamente el sujeto personal subjetivado de la acción social , construcción que Vygotsky no consigue alcanzar en su obra.
Otra de las grandes tendencias del pensamiento moderno en la psicología fué el psicoanálisis, en el cual la modernidad se expresa en la tendencia a la busqueda de la objetividad que caracteriza el pesamiento freudiano hasta el 1915. Como señala E.Roudinesco ( 2000):
“ Muy apegado a la ciencia mas evolucionada de su époa, Freud quería hacer de la psicología una ciencia natural “ ..... “ La ambición de Freud , en esa época , era reducir a esse modelo neurofisiológico la totalidad del funcionamiento psíquico noral o patológico : el deseo, los estados alucinatorios, las funciones del yo, el mecanismo del sueño , etc “( pag 63)
La objetividad , como definición esencial asociada al concepto de ciencia dominante en la modernidad, fue la tendencia que dominó el desarrollo del psicoanálisis hasta 1915, sin embargo, el pensamiento de Freud cambia a partir de 1915 , época en que introduce el concepto de pulsión de muerte y en que comienzan los trabajos que dan un mayor valor a las cuestiones sociales. De todas formas, en el próprio psicoanálisis freudiano es difícil reconocer la figura el sujeto en tanto protagonista activo, con capacidad generadora propia en los espacios de la vida social. Es cierto que Freud nos presenta un sujeto dotado de razón , pero no en el sentido del sujeto hegemónico de la modernidad, por el contrario, en el sentido de que en sus actos y en su lenguaje, puede aparecer su transformación, solo que esta transformación Freud la concibe dentro del espacio de análisis, donde la expresión del sujeto y de sus actos adquieren sentido solo en el proceso terapeútico.
El sujeto delineado en Freud está mucho más subordinado a las fuerzas indescifrables de un inconsciente atado a la sexualidad reprimida, que presente en sus posibilidades generadoras de sentido y ruptura. Para Freud el sujeto está constituido por lo psíquico, aunque la representación de lo psíquico que nos trasmite en su ontología está muy asociada al lenguaje biologicista que caracterizó de una forma u otra toda su obra. Queremos subrayar la idea de que el sujeto freudiano es un sujeto constituido por su psique, y que no está totalmente “ sujetado”, aunque si esencialmente sujetado a su inconsciente. Algo que caracteriza la obra de Freud es su determinismo y, en este sentido, el sujeto que nos presenta es un sujeto determinado esencialmente por su mundo interno.
A pesar de que para Freud el deseo esta indisolublemente ligado a la sexualidad , el sujeto freudiano esta constituido por el deseo, el deseo es fundante de la ontología psicoanalítica, expresándose a través de un inconsciente dinámico , afectivo y contradictorio. Lo simbólico aparece como expresión de lo reprimido , no como sustitución del deseo. Freud, en mi opinión, nunca llega a cambiar su representación de la psique , en el sentido de planteársela como subjetividad , si entendemos por ello una ontología no naturalista de la psique, comprometida con la condición cultural de la vida del hombre.
Como Pichon Riviere acertadamente expresa ( 1991) :
“ El análisis de estos párrafos nos muestra que Freud alcanzó por momentos, una visión integral del roblema de la interrelación hombre-sociedad, sin poder desprenderse, a pesar de ellos, de una concepción antropocéntrica, que le impidío desarrollar un enfoque dialéctico.
A pesar de percibir la falasia de la opocisión dilemática entre psicología individual y psicología colectiva, su apego a la “ mitología “ del psicoanálisis, de la teoría instintiva, y su desconocimiento de la dimensión ecológica, le impidieron la formulación de lo vislumbrado, esto es, de que toda la psicología, en un senttido estricto, es social” ( pag 28).
La psique no pierde su momento físico y fisiológico, solo que este momento se constituye dentro de un sistema que no es de naturaleza biológica, lo que no niega la capacidad generadoa de subjetivación del cuerpo y de sus sistemas somáticos, los cuales son centros esenciales de prioducción emocional, solo que esta producción , de forma general , entra en sistemas de subjetivación de origen cultural dentro de los cuales se configura. Freud no consiguió contruir este proceso, el cual era, en realidad , muy difícil de representarse dentro de su época, por esta razón universalizó un conjunto de invariantes universales asociados a los procesos y momentos comprometidos con el desarrollo de la sexualidad, los que terminaron teniendo un valor universal en la constitución psíquica del hombre.
Diferentes autores, entre ellos la propia Roudinesco han intentado salvar a Freud de la crítica del pansexualismo de su teoría, sin embargo , es muy difícil no reconocer la condición fundadora universal de la sexualidad en la obra freudiana, cunado la propia libido como energía de la vida psíquica, es por definición energía sexual. La sexualidad no se comprende por Freud como un sentido subjetivo que se configura en la condición histórica y cultural en que se desarrolla el sujeto. Es precisamente esta la gran diferencia entre la sexualidad animal y la humana, diferenca que caracteriza la constitución de la motivación humana en su conjunto.
En este marco complejo de producción de la psicología en el siglo XX, el humanismo, conservando al individuo en el centro de su construcción, se aproxima a representarse la psique a través de atributos que la acercan más a su condición subjetiva , destacando más el carácter procesual de la psique, a través de lo cual establece una relación más compleja e histórica entre la psique y las condiciones históricas en las que viven los hombres. Entre los autores humanistas se destaca en este sentido la obra de R.May , quien escribió ( 1967):
“La dicotomía de espíritu y cuerpo del siglo XII asumía ahora la forma de una separación radical entre la razón y la emoción, con el esfuerzo voluntarista (voluntad) entronizado como agente de decisión – y esto resultaba, generalmente, en la negación de las emociones. La creencia del siglo XVII del control racional de las emociones, se convertia ahora en el habito de represión de las emociones.
Esa falta de unidad cultural y psicológica iría a producir la falta de unidad interior y el trauma y, por tanto, la ansiedad en un número inmenso de personas en el siglo XX” ( pag 73).
La cita anterior nos presenta una interesante articulación entre la organización de un periodo histórico , y la forma en que esa organización encuentra su expresión en la psique, con lo que se elabora una concepción histórico - cultural de la ansiedad , y no una explicación universal cuyo centro es la sexualidad , como hizo Freud. La división que señala R.May entre la razón y las emociones , no solo afecto al hombre, sino que sirvió de base para una representación del mundo que influyó con fuerza el própio concepto dominante de ciencia.
En la misma época en que el humanismo se desarrollaba en los Estados Unidos, Lacan ocupaba el espacio institucionalizado de la tercera geneación de psicoanalistas franceses y hace una lectura el pensamiento freudiano a través del linguística, principalmente influido por la figura de Fde Seassure. Unido a esto, Lacan fue también fuertemente influido por el pensamiento estructuralista , principalmente por Lewy Sttrauss, que dominaba la producción del pensamiento social frances en aquel momento. A partir de estas influencias , Lacan rompe con el discurso biologista freudiano , pero en mi opinión, así como en la opinión de otros autores (Castoriadis, 1990, Elliott , 1992), rompe también con la ontología freudiana en su sentido más general, al concebir el lenguaje como constitutivo del inconsciente y no el inconsciente como constitutivo del lenguaje, lo cual invierte completamente la forma en que Freud comprendío esta relación en sus momentos iniciales. En relación a esto Lacan escribe (1966):
“El sintoma analizado ...es apoyado por una estructura que es identica a la estructura del lenguaje. Y por eso yo no identifico una estructura a ser situada en algún tipo de las así llamadas semiologías generalizadas.... sino la estructura del lenguaje como ella se manifiesta a sí misma en los lenguajes que yo puedo llamar de positivo , aquellos que son actualmente hablados por la masa de seres humanos “ ( pag 444).
Lacan elimina la constitución ontológica del sintoma, y coloca este en la estructura del lenguaje, con lo cual los aspectos inconscientes de la organización de la enfermedad se subordinan a la organización del inconsciente como lenguaje. La sustitución de un imaginario empobrecido y distorsionador, ( como es vista esta instancia por Lacan) por la organización simbólica del insonsciente como lenguaje, marca un momento importante del pensamiento francés que, en mi opinión es fundante del llamado pensamiento postmoderno frances. Lacan ejerció una notable influencia en el pensamiento de Foucault, y representó un momento crucial en la sustitución del fenómeno subjetivo, que reconoce la emoción y el sujeto individual como constitutivos de la subjetividad, por lo simbólico y el discurso.
Tendencias actuales en la construcción teórica del sujeto y la subjetividad.
En el momento actual la cuestión del sujeto encuentra una fuerte expresión dentro de la tendencia iniciada por Lacan ,de definirlo en el espacio de lo simbólico. Esta tendencia se há expresado de formas diversas en varias tendencias del pensamiento social actual , entre las que se destacan el análisis del discurso, que há emergido en condición de teoría y principio metodológico, influyendo diferentes dominios de la construcción del pensamiento social , mientras que en la psicología los ecos del pensamiento lacaniano han pasado a ser “voces” no conscientes del construccionismo social, y de algunos de los autores del enfoque socio – cultural. El construccionismo social enfatiza el orden simbólico de los repertorios discursivos y de lenguaje sobre los que se organizan todos los procesos sociales y personales , eliminando al sujeto individual en su dimensión subjetiva , mientras que algunos autores en el enfoque socio- cultural parecen reconocer solo la instancia simbólica de los procesos estudiados, no apareciendo la cuestión de la emoción y, cuando aparece, ella es considerada solo como un proceso de significación..
Como señala Baerveldt.C ( 1997) :
“Por otorgar un status paradigmático al lenguaje o discurso, la psicología discursiva se focaliza en el significado en la medida en que el puede ser articulado o explicado. Las investigaciones mencionadas anteriormente de las emociones, son la mayoría exclusivamente restrictas a el estudio de las palabras que destacan emoción, de los guiones y escenarios de las emociones, de las teorías indigenas de las emociones, etc... Aparentemente, nuestras emociones adquieren sus sus significados sociales solo después que ellas han sido interpretadas por medio de vocabularios compartidos y modos compartidos de conversación. ( pag.12).
En este sentido es negado el carácter constitutivo de las necesidades y las emociones en la subjetividad, apareciendo estas como un epifenómeno de procesos de significación, con lo cual se elimina toda intencionalidad teórica dirigida a los procesos emocionales, lo que impide y bloquea el desarrollo de las categorías necesarias para dar cuenta de ellos a nivel teórico, y conduce, al nivel de la práctica, a ignorar lo emocional dentro del sistema de prácticas sociales e institucionales. Aparece como una realidad natural algo construido socialmente ; la existencia de un hombre sin emociones. Como señala E.Roudinesco ( 2000) :
“ Como comprender , por outro lado, las declaraciones del filósofo Marcel Gauchet, cuando pretende usar el inconsciente cerebral y el modelo de computador para sustituir el inconsciente freudiano, que ya no ´tendría mas “ ibope “ en un mundo en que el afecto estaría en vias de desaparecer ? “ ( pag 61).
Sin dudas, que la desaparición del afecto forma parte de la tesis, tan enraizada en algunos autores post modernos, sobre la desaparición del sujeto.
Lo afectivo es constitutivo del sujeto humano, tiene un estatus ontológico en la definición del sujeto que, a pesar de que es vivenciado por todos nosotros, en ocasiones, hasta de forma dramática, no se expresa dentro del cuerpo de categorías institucionalizadas de muchas de las tendencias en moda en la psicología actual, las cuales, paradojicamente, critican la institucionalización de la ciencia y, al mismo tiempo, institucionalizan y universalizan su visión sobre el conocimiento psicológico. El término ontología no lo usamos para definir una versión esencialista constitutiva del ser, sino para definir la propia existencia humana. El afecto es una dimensión constitutiva del hombre , que encuentra formas específicas de organización en diferentes niveles de la existencia humana , todos los cuales se relacionan entre si y se configuran en diversas formas en los procesos de subjetivación.
La idea del sujeto aparece con fuerza en las ciencias sociales en sentido general. En los últimos años se está pasando de la muerte del sujeto , a un rescate del sujeto , solo que este rescate se persigue desde posiciones diferentes , muchas veces en franca oposición entre si. El sociólogo frances A .Touraine há escrito ( 1999) :
“ La idea de sujeto estuvo durante mucho tiempo estrechamente ligada a la de un principio superior de inteligibilidad y de orden, y es reportándose a esas concepciones religiosas, filosóficas y políticas del sujeto , que muchos pensadores , del siglo pasado hasta hoy proclaman la muerte del sujeto. Mi punto de vista es el mismo , solo que de la desaparición de las filosofías del sujeto veo surgir la idea del sujeto personal “... “Es la modernidad realizada , o sea, la ruina de todos los sistemas ordenadores, que permite al sujeto encontrar dentro de si mismo su legitimidad y que le impide colocarse al servicio de una ley que estaría por encima de él. “ ( pag. 94)
A.Touraine nos presenta la idea de un sujeto subjetivado, de un sujeto que no esta “sujetado” de forma absoluta, sino que tiene una capacidad generadora de subjetividad que le permite asumir posiciones emancipatorias frente a los órdenes exteriores de cualquier tipo, que pretenden negarlo y manipularlo. El prejuicio que durante mucho tiempo tuvimos frente a una psicología individualista, centrada en descripciones y construcciones apoyadas de forma universal en los individuos, y para la cual lo social era un paño de fondo, nos limitó la capacidad de integrar al individuo en una condición cualitativa diferente dentro del pensamiento psicológico: la de sujeto. La llamada psicología individualista , como señale más adelante, nunca consiguió representarse al hombre como sujeto, predominando en su representación una imagen de hombre fragmentado en variables o funciones, o bien subordinado a fuerzas externas a él , que le impedían el desarrollo de su capacidad generadora dentro de los procesos de subjetivación.
Dentro del desarrollo del tema del análisis de discurso, definido por Pecheaux como un dominio interdisciplinar que integra la linguística, el marxismo y el psicoanálisis (esencialmente las aportaciones lacanianas ), se crea un campo de trabajo orientado a la producción de información sobre el discurso, que se diferencia del análisis de contenido y de la hermeneútica , en el sentido que no se concentra en el texto, ni en su comprensión ,ni en su desconstrucción, sino en elementos que están ocultos , distorsionados , y que están más allá de la capacidad consciente del sujeto. El Análisis del Discurso no considera solo lo dicho, sino la posición desde la cual el sujeto dice, el contexto es parte inseparable e invisible de lo dicho. Como señala E.Orlandi ( 2000) :
“El Análisis del Discurso pretende escuchar lo no dicho de aquello que es dicho, como una presencia de una ausencia necesaria “ ( pag 34)
Lo primero que llama la atención en el Análisis del Discurso , es la creación de un campo interdisciplinar para definir un proceso de producción de información que es referido al discurso como finalidad en sí mismo. La dimensión discursiva de lo real , sin dudas es un aspecto constitutivo de aquel, sin embargo, no agota lo real , ni la constitución del sujeto, quien aparece como sujeto del discurso. En este sentido la propia E.Orlandi expresa (2000):
“ No podemos reducir la cuestión de la subjetividad a lo linguístico ; tenemos en cuenta también su dimensión histórica y psicoanalítica. A pesar de que la subjetividad repose en la posibilidad de los mecanismos linguísticos específicos, no se puede explicar estrictamente por ellos.” ( pag 50)
La autora tiene conciencia de que la subjetividad no puede reducirse a mecanismos linguísticos, y destaca su dimensión histórica y psicoanalítica, con lo cual confunde la dimensión subjetiva, con una de las posiciones para interpretarla; el psicoanálisis. La cuestión no es señalar la historia, sino comprender en que dimensión ella actúa desde la perspectiva de su constitución subjetiva.
Orlandi considera la cuestión del sentido como la inscripción del lenguaje en la historia, y por tanto en la ideología, y este proceso se produce por la inscripción del lenguaje en formaciones discursivas, pero la formación discursiva se define al nivel social, por lo cual el sentido en esta interpretación es más una categoría social que individual, lo que nos conduce a un círculo vicioso al definir al sujeto en el ambito del sentido de su expresión. La versión de sujeto que el Análisis del Discurso nos presenta, esta profundamente comprometida con el sujeto “sujetado” al lenguaje de Lacan , pues para producir sentido , el sujeto se tiene que subordinar a la lengua y a la historia ...
” El es así determinado, pues si no sufre los efectos de lo simbólico, o sea, si él no se somete a la lengua y a la historia él no se constituye, él no habla, él no produce sentidos “ (Orlandi. Idem , pag 49)
En la cita anterior queda clara la idea lacaniana del sujeto sometido a la lengua , condición necesaria para la producción de sentidos que se sitúa en la relación de la lengua , la historia y la ideología, la cual tiene como escenario un sujeto que está “sujetado” a esa relación. La formación discursiva actúa como la instancia en la que el sentido se produce, y el sujeto pasa de una formación de sentido a otra, sin conciencia de su acción , ni de su condición. Esto se hace claramente explícito cuando la autora expresa ( 2000) :
“ En esse sentido es que los sujetos son intercambiables. Cuando hablo a partir de la posición de “ madre” , por ejemplo, lo que digo deriva deriva su sentido, en relación a la formación discursiva en que estoy inscribiendo mis palabras, de modo equivalente a otras formas de hablar que también lo hacen de esa misma posición. Cuando al abrir la puerta para un hijo a altas horas de las madrugada, la madre dice ; “ esas son horas? Ella esta en la posición de madre, hablando como las madres hablan. Exactamente. Podemos decir que no es la madre hablando, es su posición. Ella ahí está siendo dicha. Y eso la significa. Eso le da identidad. Identidad relativa a otras : por ejemplo en la posición de profesora, de actriz, etc.”
En la cita anterior se revela con claridad que el sentido se produce de forma supraindividual, desde la posición que asume el sujeto al hablar, la cual siempre se sitúa dentro de una formación discursiva concreta , que es la responsable por el sentido de lo dicho. La categoría de sentido, la cual es, desde nuestro punto de vista, esencial para la comprensión del sujeto y de la subjetividad , es una de las más polisémicas y contadictorias dentro de la literatura actual en las ciencias sociales.
Esta categoría , desde nuestro punto de vista , es esencial para comprender la subjetividad y el sujeto en toda su complejidad. En nuestra definición, el sentido subjetivo lo comprendemos como el conjunto de emociones que se integran en los diferentes procesos y momentos de la existencia del sujeto, apareciendo constituidos en una cualidad que es parte de la emocionalidad que caracteriza al sujeto en esa zona de la experiencia.
Toda producción humana esta articulada en un sistema de sentidos que expresa la forma en que las necesidades del sujeto se organizan en el curso de su relación con el otro y con el mundo. La organización de estas necesidades tiene un momento histórico y un momento actual, los que son inseparables en la organización del sentido subjetivo de toda experiencia.
La definición de necesidad que asumimos , ya la expresamos en artículo anterior[i] , trasciende la visión de la necesidad como estado intrapsíquico esable, y la define como la integración de un conjunto de emociones de procedencia diversa, dentro de un estado cualitativo diferente, asociado con la acción actual del sujeto. En este sentido , el sujeto aparece como sujeto de necesidad , su vínculo con el mundo está subjetivado por las necesidades que se configuran dentro de este proceso de relación , las que son inseparables de las necesidades definidas por sus configuraciones motivacionales, procesos esenciales de la subjetivación.
Castoriadis escribe ( 1991):
“ ...a saber, que el mundo total dado a esta sociedad es captado de una manera determinada, practicamente, afectivamente y mentalmente, que un sentido articulado le es impuesto “ ....
Esta estructuración encuentra ciertamente sus puntos de apoyo en la corporalidad, en la medida en que el mundo dado a la sensorialidad ya es un mundo articulado, en la medida también en que la corporalidad ya es necesidad, por tanto que objeto material y objeto humano, alimento, como acoplamiento sexual, ya están inscritos en el interior de esa necesidad, y que una relación con el objeto es una relación com el otro humano, por tanto una primera “definición” del sujeto como necesidad y relación con lo que se puede satisfacer esa necesidad, ya esta cargada por su existencia biológica. Pero esse presupuesto universal en toda parte y siempre el mismo es absolutamente incapaz de explicar tanto las variaciones, como la evolución de las formas de vida social.“ (pag 176)
La cita anterior de Castoriadis entra de forma compleja en el meollo de la cuestión: la formación del sujeto está ontologicamnete definida por estados de necesidad, donde lo biológico y lo cultural son parte de un proceso de subjetivación especificamente humano; la constitución de la necesidad, dentro de la cual han pasado a configurarse en una ontología diferente perdiendo su carácter dicotómico biológico-social o objetivo – subjetivo, para pasar a ser constitutivos de una realidad diferente. Esto nos impone la necesidad de desarrollar una representación diferente, en nuestras representaciones, para poder organizar esta realidad a nivel teórico, a nivel del conocimiento humano. De la misma forma, Castoriadis nos expresa que ese proceso que caracteriza al sujeto individual, no es suficiente para explicar los procesos sociales, en los cuales aparecen otras dimensiones que no están presentes en la subjetividad individual, lo cual compartimos, y es por ello que decidimos establecer la categoría de subbjetividad social.
Sin embargo, la busqueda de construcciones teóricas capaces de dar cuenta de la complejidad de los sujetos sociales, eliminó al sujeto individual, así como a los procesos de constitución de la subjetividad individual, los que pasaron a ser definidos de forma directa desde lo social, como ocurre en el Análisis del Discurso y en la representación del sujeto personal como conjunto de voces que confluyen en un determinado momento. La naturaleza del fenómeno subjetivo no es externa, ni interna, se da simultaneamente en ambos niveles, aunque atravesada por la historia diferente de cada uno de ellos, así, la subjetividad individual y las posiciones de cada sujeto, están siempre conectadas de forma directa con su historia, la que aparece constituida en configuraciones diferentes de sentido y significación.
Cuando analizamos al sujeto concreto del aprendizaje en la escuela , no estamos solo frente a las operaciones intelectuales implicadas en este proceso, ni a las relaciones de comunicación que caracterizan el momento actual del sujeto en la sala de aula, estamos frente a un sujeto que, por diferentes vias, está enfrentando los sentidos subjetivos que catracterizan su experienca individual, dentro de los cuales las dimensiones de sentido socialmente producidas, se especifican en las formas únicas en que esos sentidos se han constituido en la historia individual, así como en otros sentidos que, aunque diferentes, generados en otras esferas de la vida, son esenciales en la emocionalidad que este sujeto va a generar.
El concepto de emocionalidad, el cual hemos integrado a nuestro repertorio para resgnificar el tipo de relación directa y puntual con la que tradicionalmente se significa la relación de una emoción con un evento externo, lo usamos para significar que el sujeto se caracteriza por un estado permanente de producción emocional, que es parte esencial de sus procesos de subjetivación, y que este sistema está de forma con la acción y la producción subjetiva del sujeto, por tanto, es un principio constitutivo esencial del sujeto. Desde esta perspectiva, como señalaba Castoriadis, lo emocional no esta más asociado a una dimensión biológica, está integrado a las dimensiones diferentes que caracterizan los sistemas de relaciones humanas, así como a los procesos de significación, en la misma medida en que está ligado a los procesos corporales que caracterizan la expresión organísmica compleja del hombre en su cotidiano.
El sujeto en sus diferentes momentos está comprometido con la producción de una emocionalidad en que se integra su corporeidad como momento de la dimensión de sentido.
Los sentidos son precisamente las formas particulares de esa emocionalidad en los diferentes procesos de relación y zonas de experiencia del sujeto. Así, el padre no es solo un significado con el que él sujeto opera, ni una representación, el padre es un conjunto extremadamente diverso de significados que, atravesados por las emociones historiamente constituidas en esa historia de relación, definen el sentido subjetivo del padre, el cual es imposible de ser aprehendido por la conciencia, pues la dimensión de sentido es esencialmente constitutiva, a pesar de que sea, con frecuencia, congruente con el orden representacional del sujeto, lo cual es fuente de una emocionalidad saludable.
El término congruencia no se refiere ni a concientización del sentido, ni a identidad entre construcción del sujeto y sentido, sino a la no existencia de una ruptura generadora de ansiedad entre ambos momentos. Esa ruptura, relacionada con el proceso de configuración patológica del sentido, es uno de los aspectos más interesantes en la construcción teórica del tema de la subjetividad. Esta claro que nos estamos refieriendo a una dimensión no consciente de la subjetividad, pero a una configuración no consciente que no se expresa en los te´rminos en los que el psicoanálisis lo há comprendido . Esta diferencia se dá sobre la base de la comprensión del sentido subjetivo, y de su relación con la procesualidad del sujeto.
La dimensión de sentido no está presente en la teoría psicoanálitica de Freud, y entra en Lacan a través de la linguística , a pesar de la diferencia con la cual el término es usado por Lacan, en quien, sin embargo, la categoría es parte del dominio de lo simbólico. E.Orlandi expresa ( 2000) :
“ El análisis del Discurso no busca el sentido “verdadero” , sino lo real del sentido en su materialidad linguística e histórica. La ideología no se aprende , el inconsciente no se controla con el saber. La propia lengua funciona ideológicamnte, teniendo su materialidad en ese juego.” ( pag 59)
En relación a la cita anterior, quisiera puntualizar algunas contradicciones que encuentro entre los fundamentos sobre los que se coloca la definición del sujeto en una aproximación histórico-cultural, y las que sirven de apoyo a esta construcción dentro de la perspectiva de análisis del discurso. El sujeto del análisis del discurso es un sujeto ”preso” a los procesos implicados en el discurso, se constituye dentro de una ideología que no conoce, ni domina, y dentro de un inconsciente que no se afecta por el carácter genrador de sus procesos de subjetivación. La historia singular del sujeto no lo constituye, él/ella solo se constituye en la intersección de la historia y la ideología, en la medida que el lenguaje se organiza a través de formaciones discursivas de carácter ideológico, que definen el sentido del discurso a través del cual de expresa.
El sujeto que asumimos, es un sujeto constituido social e históricamente, pero no solo en la historia de las formaciones discursivas , que también son constitutivas de su condición, sino en su historia personal, donde la constitución de sentidos está estrechamente comprometida con la condición singular desde la cual este sujeto há recorrido la historia de su existencia individual. Así, el sentido de sus procesos de subjetivación está comprometido de forma simultánea con los discursos que atraviesan los distintos espacios sociales en que vive ; que son parte de su lenguaje , y se subjetivizan de diferentes formas en los diferentes contextos de su acción, como con sus configuraciones subjetivas personales, que sintetizan en cada uno de los momentos actuales de su expresión, la historia irrepetible de su vida organzizada en un dimensión subjetiva.
Los discursos no son soberanos sobre el sujeto , el sujeto tiene una capcidad generadora que marca sus procesos de subjetivación, y que le permite crear momentos de ruptura sobre los mismos discursos que lo constituyen, en un proceso igulmente inconsciente, pero que es afectado en sus dimensiones de sentido y significación, y en la diversidad de sus formas de organización por la actividad intencional, creativa y crítica del sujeto. La dimensión discursiva no anula al sujeto incorporándolo a un “flujo” despersonalizado y simbólico que lo “encierra” en ideologias, historias y formaciones discursivas que están “ fuera” de él / ella. El sujeto tiene una capacidad generativa asociada a los procesos de subjetivación, que representa un momento constitutivo de sus procesos de sentido y significación. El sujeto no es solo “usuario” inconsciente de un discurso que no le pertenece, sino un momento activo dentro del rejuego de significaciones y sentidos que atraviesan la subjetividad social y que le llevan a prioducir un “discurso” personal que, aunque atarvesado por los discursos sociales dominantes, representa un momento de ruptura sobre aquellos.
Como señala A .Touraine ( 1999):
“ El sujeto solo se construye en la relación inmediata de si consigo mismo, en la más individual de todas las experiencias , en el placer personal o en el éxito social. No existe a no ser en el combate com las fuerzas del mercado o con las de la comunidad. Jamás edifica una ciudad ideal o un tipo superior de individuo. Labra un terreno y protege un espacio constantemente invadido” .... “ Es verdad que el sujeto no puede ser apenas defensa y lucha ; es también afirmación , felicidad y éxito. Pero no es el arquitecto de un orden ideal : es , eso si una fuerza de liberación.“ ( pag 103)
Touraine exalta precisamente dimensiones que fueron presentadas de forma muy interesante por autores humanistas ( R.May, V.Frankl, C.Rogers y otros) , y que fueron rabiosamente rechazadas por presentar un sujeto dueño de si mismo, que nuevamente lo colocaba en una posición soberana , desde la que realmente se expresaba un individualismo que separaba al sujeto de tramas sociales de las que era parte más allá de su dimensión consciente e intencional. Sin embargo, el reconocimiento de los límites de aquella concepción de sujeto, trajo la muerte del sujeto y su total supeditación a un orden social , del cual, por detrás de todas las frases complejas en que se expresa el orden del discurso, el sujeto se desdibuja de su condición y aparece como “subdito” de un orden supraindividual que lo gobierna en todas sus manifestaciones. Este otro extremo que encierra un profunda visión nihilista del hombre, es tan peligroso como el anterior.
El sujeto es congruente no porque es capaz de significar todas sus experiencias como señalaban los autores humanistas, sino que es congruente porque es capaz de generar una emocionalidad que le permite externderse a si mismo, que acompaña su producción, y sobre la cual se expresa y genera nuevas actividades. Es congruente pues se expresa a traves de su intencionalidad y lucha por los proyectos que se propone, sintiéndose feliz en este proceso. En fin, el sujeto es congruente porque se encuentra consigo mismo y es capaz de luchar y sentir por lo que cree, dimensión sin la cual lo nuevo, el cambio, serían imposibles. Esta acción del sujeto sin dudas está atravesada por procesos de subjetivación que ignora, él sujeto no domina el escenario en que actúa desde una lógica racional, pero interviene en ese escenario creando nuevas dimensiones de sentido y significación a través de su intención.
El sujeto es pensamiento además de lenguaje, posición muy bien desarrollada por Vygotsky, el sujeto se reafirma a través del ejercicio de su pensamiento, que es el instrumento creativo a través del cual penetra en el lenguaje, lo crea, lo usa y, simultaneamente, se expresa a través de él más allá de su conciencia. La cuestión es comprender esos dos momentos de la relación sujeto-lenguaje, el sujeto como productor, creador y crítico del lenguaje, y el sujeto subordinado a estructruras discursivas, las cuales puede quebrar a través de las posiciones que asuma, aunque el proceso de ruptura no sea lineal a su intencionalidad consciente. Ninguna ruptura del sujeto es lineal e inmediata, ella se instituye como proceso dentro del cual el próprio sujeto va cambiando a través del momento de ruptura que inauguró, avanzando por un camino que no tiene final, donde aumenta su participación consciente en el proceso y, simultáneamente el próprio proceso, va generando cambios que escapan a su control y su direccionalidad consciente.
Significación del sujeto para la construcción del conocimiento psicológico
La ausencia de la categoría sujeto en la psicología, o su presencia sin conciencia teórica de los autores, fue una consecuencia, entre otras cosas, de una psicología de fuerte orientación empírica, preocupada más com la estandarización y la cuantificación de lo estudiado que con la complejidad de los procesos psíquicos. Por otra parte, aparecieron intentos de presentación teórica de un sujeto universal, sujetado a principios fundadores con los que resultaba imposible cualquier diálogo, ruptura o cuestionamiento desde el momento empírico, lo cual condujo a una serie de construcciones universales sobre la constitución del hombre, y a un hermetismo epistemológico que se presentó más como un sistema cerrado de creencias, que como un cuerpo teórico en movimiento, capaz de mantenerse en un dialogo productivo con los diferentes espacios de la actividad humana .
La representación del sujeto como persona intencional, consciente, emocional, interactiva y presente, lo coloca en una procesualidad que nunca agota su capacidad de ruptura y opción frente a las instancias subjetivas que lo constituyen en el complejo interjuego de la subjetividad social e individual. El sujeto no esta determinado por procesos externos a él /ella . El sujeto representa un momento del própio curso de su desarrollo, y su expresión está en tensión permanente con los procesos sociales que lo niegan o ignoran, frente a los cuales se sitúa crítica y productivamente.
Recuperar la noción del sujeto implica apartarnos de todas las clasificacioens despersonalizadoras que dominan el lenguaje de la psicología y el sentido común, lo cual há sido agudamente criticado por K.Gergen, y rescatar en nuestras prácticas la singularidad que quedó perdida por detrás de las múltiples etiquetas de nuestro repertorio “científico”. El niño que aprende, en su condición de sujeto, resiste a todo intento reduccionista de superdotado, tarado, agresivo, neurótico o niño con trastornos de conducta. Lo mismo podemos decir para el sujeto que enferma o infringe la ley, creo que a nivel profesional y de investigación tenemos que trascender las etiquetas que niegan la condición de sujeto, la alienan y después la miden.
Recuperar al sujeto en nuestras prácticas y en nuestra investigación, presupone instaurar el diálogo con él / ella, como condición real de los procesos de subjetivación. El hecho de convertirse en sujeto implica ocupar el lugar de la expresión y la construcción, recuperar la emocionalidad sana asociada a nuestra producción y a nuestra singularidad, eliminando los efectos de una emocionalidad patológica que se traduce en miedo, pánico, ansiedad, inseguridad, etc. Tenemos que recuperar al sujeto en los que él / ella nos tiene que decir, facilitar su busqueda y sus construcciones y, sobre todo, que consia sentirse bien desde el lugar en que está, para lo cual ese lugar tiene que virar como un referente importante para su vida y acción sociales.
Recuperar al sujeto perdido de la institucíon escolar , sea maestro o alumno, significa recuperar la palabra , el derecho a pensar y a tener un espacio própio que no se agota en los deberes impuestos. Recuperar al sujeto significa comprender a la persona como generadora de subjetivación, como momento de ruptura que participa en las diferentes opciones que se derivan de esa ruptura. Por tanto, la comprensión del tema de la subjetividad desde una perspectiva histórico-cultural está indisolublemente asociada a la idea del sujeto .
El sujeto es un sujeto portador de una subjetividad que expresa su historia personal en una sintesis de sentidos y significados que tiene como forma de organización la personalidad. Sin embargo, esa personalidad deja de ser un instancia interna determinista, asociada a invariantes situados en momentos pasados de la historia individual, para convertirse en un sistema configurado que existe en una dimensión procesual en tensión permanente con las producciones actuales del sujeto. La personalidad, al igual que el sujeto, representa una instancia generadora de sentidos , los cuales son inevitables dentro del contexto de acción del sujeto, sin embargo estos sentidos no se imponen a la acción de aquel, sino que son parte del proceso generador que acompaña la acción.
Los sentidos generados a nivel de la personalidad se imponen solo en el nivel patológico, dentro del cual la emocionalidad patológica bloquea la producción de cualquier nueva emoción. El proceso dialógico es un proceso renovador y generador de sentidos subjetivos. El diálogo es la organización dentro de un nuevo espacio de sentidos y significados de varios sujetos constituidos en historias diferentes , que son capaces de generar un espacio en común que tolera la expresión de las diferencias y, a su vez, es un momento en la transformación de aquellas.
El espacio de diálogo no es solo un espacio en el que se generan nuevas significaciones, sino un espacio donde se produce otra emocionalidad, y que se convierte en espacio de crecimiento social y personal. Social, pues la reunión de varias personas forma un equipo, una unidad social que pasa a generar un nuevo contexto para las propias personas que la forman, y personal, porque en la constitución de la dialogicidad crecen todas las personas implicadas. El diálogo es el máximo reconocimiento al sujeto de la diferencia productivo y creativo , y es una categoría profundamnte subversiva hasta hoy, en que los discursos de la diferenca se reafirman en la unanimidad y la homogeneidad.
El sujeto constituido y fundante de la procesulaidad dialógica, presupone un rescate de lo singular en todos los dominios de la psicología, una singularidad imposible de ser diluida en cualquier tipo de práctica científica o profesional.
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[i] La afectividad desde una perspectiva de la subjetividad. En Psicologia : Teoria e Pesquisa.Vol 15, No 2.1999
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