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martes, 24 de enero de 2012

PEDAGOGÍA CRÍTICA EN LA ÉPOCA DE LA RESIGNACIÓN


PEDAGOGÍA CRÍTICA EN LA ÉPOCA DE LA RESIGNACIÓN

Peter McLaren
Escuela de Postgrado en Educación y Estudios de la Informacn Universidad de California, Los Ángeles
Traducción: Aldemar Giraldo Hoyos



Peter   McLaren   propone   en   este   artículo   una   revisión   minuciosa   del neoliberalismo y la globalización como otro nombre para el imperialismo, examina el papel de la educación crítica y a la vez ahonda en los desafíos que ésta presenta como “pedagogía critica revolucionaria.


En estos días no es de moda ser un educador radical. El gambito1 político de los educadores progresistas en estos días parece silenciarse frente al caos, con la esperanza de que lo peor pasará pronto. Identificar tu política como Marxista entre las odas rimbombantes  de la máquina militar y el interés unilateral de los Estados Unidos de crear un Nuevo Orden Mundial, es invitar al escarnio y al ridículo desde muchos sectores, incluyendo algunos de la izquierda. Es someter el trabajo de uno a todo tipo de crítica, desde la cruda agresividad hasta la Filípica sofisticada. Los cargos fluctúan desde ser un izquierdista ingenuo a estar atado a un alabeo temporal, a estar enganchado a un patriarca antediluviano, a caer descontroladamente en un sentimentalismo barato o utopismo  romántico.  A los marxistas  se les acusa  de asumir  una posición política insostenible, la cual les posibilita a usar el manto del revolucionario, como académicos de silla giratoria”, que no tienen que ensuciarse las manos en las luchas diarias de clase, y profesores del montón que ocupan las líneas del frente en las escuelas de nuestros mayores centros urbanos. El análisis Marxista es también frecuentemente ridiculizado como elitista en su supuesto esoterismo impenetrable, y si sucede que tienes que ensar en una universidad, tu trabajo puede ser fácilmente menospreciado como un activismo de torre de marfil aun por  otros  compañeros  que  también  trabajan  en universidades.  Los  cticos  a menudo suponen que eres responsable de ser apartado definitivamente de las vidas de profesores y estudiantes hasta que se pruebe otra cosa. Parte de la crítica es productiva y garantizada, pero, la mayoría es un intento desesperado para disminuir los serios desafíos al capitalismo desplazar el trabajo que intenta delinear el aura de inevitabilidad que rodea al capitalismo global. Mientras parte de la misma es sustantiva incluyendo la crítica bien recibida del lenguaje cifrado de algunos acamicos  y un desafío a los educadores  radicales para que se comprometan  en posibilidades  pedagógicas  concretas la mayoría es de poco valor e insignificante, como la de un revisor de libros que critica a una autora para ayudarle a escoger la cubierta de su libro o lo que está usando en su foto de autora.
Parte  del  problema  enfrentado  por  la  izquierda  educativa  de  hoy  es  que, incluso, entre los educadores progresistas (o de avanzada) existe una siniestra resignación producida por la aparente inevitabilidad del capital, aun como instituciones  financieras  que  amplían  la  capacidad  en  proporción  inversa  al

BARBECHO, Revista de Reflexión Socioeducativa Nº2, pp. 8-12. Diciembre-Abril 2003


descenso en los niveles de vida y la seguridad del trabajo. El canto del cisne para el análisis  marxista  ocurrió  aparentemente  cuando  el muro  de Berlín  se vino abajo. La creencia de que no hay alternativa al capitalismo ha pululado a lo largo del panorama político global antes de la cda de la Unión Soviética y el bloque oriental, adhiriéndose ella misma como un hongo, tanto a los sueños regionales como nacionales. Los vientos de la Guerra Fría habían diseminado sus esporas a los sitios  más lejanos  del globo.  Después  de dejarlas  letárgicas  durante  una cada,  estas  esporas  han  sido  reactivadas  y  han  destruido  aparentemente nuestra capacidad de soñar de otra manera. Hoy, la mayoría de las naciones le rinden homenaje al capital, como la clave para la supervivencia de la democracia. Mojados por las lágrimas de los pobres y cultivados por la clase trabajadora, los sueños que brotan del suelo no perturbado por el capital son aquéllos diseñados por la clase dominante.  Arados y desgarrados  por carteles internacionales  de corporaciones transnacionales,  libremercaderes  y aventureros políticos globales se alistaron  para  aprovecharse  de las  naciones  del Tercer  Mundo  en serias deudas financieras con el Oeste, las semillas del capitalismo han producido una cosecha en tiempo cord. Las fábricas del sueño capitalista son no sólo salas de juntas corporativas y estudios de producción de redes de medios que trabajan juntos para mantener el sueño capitalista vivo, sino un espíritu de resignación de la masa que impide a la mayor parte de la población caer en la cuenta de que el capitalismo y la explotación son equivalentes funcionales, que la globalización del capital es justo otro nombre para el imperialismo.  No es propiamente  que los capitalistas, quienes se aprovechan del trabajo vivo de los obreros, crean que ellos   les   proporcionan   el   trabajo,   sino   que   los   obreros   mismos   esn condicionados a creer que sin sus explotadores, ellos no existirían. Las entrañas del pobre eviscerado sirven ahora como mecanismos de beatificación para los adivinos de las corporaciones de inversión.
La economía política internacional  de hoy es el pan de la clase dominante global, y la burguesía la ve como su mayor oportunidad en cadas para unir sus filas. Los libremercaderes  han estado dándole el visto bueno del Nuevo Orden Mundial para saquear y explotar los recursos del planeta y para invertir en los mercados globales sin restricción y con impunidad. La amenaza concomitante del monstruo destructivo del capital es la obliteración de cualquier esperanza para la civilización, dejar en paz la democracia. La clase trabajadora está acostumbrada a sentirse agradecida por las maquiladoras que están brotando en pses diseñados  para  proporcionar  trabajo  barato  y  vertederos  de  basura  para  la polución de las democracias occidentales. Se les enseña que el socialismo y el comunismo son originariamente perniciosos y pueden llevar sólo a una dictadura totalitaria.  En  resumen,  el  capitalismo  y  la  legitimidad  del  monopolio  de  la propiedad privada han sido presentados como de sentido común.
La "revolución  del mercado  libre", impulsada  por la acumulación  capitalista continua de un ganador que se lo lleva todo, ha dejado la infraestructura social de los Estados Unidos en harapos (para no mencionar otras partes del globo). A través  de  políticas  de  incremento  de  sus  intereses  financieros-industriales- militares, contia apretando sus temblorosos labios burgueses, mostrando sus colmillos imperialistas y chupando la sangre vital de las venas abiertas de Sur América y otras regiones del globo. El repentino colapso de la Unión Soviética en los noventa y la transición al capitalismo de la Europa Oriental han traído como consecuencia la llegada de casi cinco billones de personas al mercado mundial. La globalización del capitalismo y su amante político, el neoliberalismo, trabajan juntos  para  democratizar  el  sufrimiento,  obliterar  la  esperanza  y  asesinar  la


justicia. La lógica de la privatización y el libre mercado –donde el trabajo social es el medio y la medida de valor y el trabajo social sobrante yace en el corazón del beneficio ahora, odiosamente, estructura arquetipos de ciudadanía, administra nuestras percepciones de lo que debería constituir la "buena sociedad", y crea formaciones  ideológicas que producen funciones necesarias  para el capital en relación con el trabajo. A medida que aumenta la financiación de las escuelas por parte de corporaciones que funcionan como industrias de servicios para el capitalismo transnacional, y como un comité burgués de especulación y profesionalismo educativo que continúa guiando la política y la pctica educativa, la población de los Estados Unidos afronta una realidad educativa desafiante. Los liberales  exigen la necesidad  de controles  del capital, controles  en el cambio extranjero, la estimulación del crecimiento y los salarios, regulación de derechos laborales para las naciones que solicitan préstamos a los Estados Unidos, y la supresión de la ayuda financiera de la banca y el capital hasta que ellos se rindan a la centralidad del problema del salario e insistan en los derechos laborales. Sin embargo, muy pocos exigen la abolición del capital mismo.
La comercialización de la educación superior, el cultivo burocrático del capital intelectual y su sometimiento a la maquinaria del capital, la aparición de socios comerciales industriales, el movimiento de investigación hacia la arena comercial del  beneficio   y  al  servicio   de  organizaciones   de  comercio   y  consorcios académicos corporativos, han cosechado en las instituciones de aprendizaje superior  una profunda  sospecha  de aquéllos  que  ven la educación  como  un veculo  para  la  democracia.  En  manos  de  los  fanáticos  teccratas,  los maestros  están siendo reproletariarizados  y el trabajo está siendo controlado, desplazado y destruido. La autonomía y la independencia del profesor y el control sobre el trabajo han sido reducidos severamente, mientras el conocimiento y el control del sitio de trabajo están más y más en manos de la Administración.
La  izquierda  educativa  se  encuentra  sin  una  agenda  revolucionaria  para desafiar los efectos y las consecuencias del nuevo capitalismo en las aulas de clase  de  la  nación.  Consecuentemente,   somos  testigos  de  la  orientación progresiva y desenfrenada de la pedagogía hacia los procesos productivos dentro del capitalismo avanzado. La educación ha sido reducida a un subsector de la economía, disado para crear ciberciudadanos dentro de una teledemocracia de imágenes en rápido movimiento, representaciones y opciones de estilos de vida originados por la aparente inocuidad del capital financiero. El capitalismo ha sido nacionalizado como una realidad de sentido común aun como una parte de la naturaleza misma mientras el término "clase social" ha sido reemplazado por el término menos antagónico, "estatus socioeconómico". Es imposible examinar la reforma  educativa  en  los  Estados  Unidos  sin  tener  en  cuenta  las  fuerzas continuas  de la globalización  y el progresivo  desvío del capital hacia canales especulativos y financieros lo que algunos han llamado "capitalismo de casino a escala mundial".
El proyecto sico de la pedagoa crítica durante las últimas décadas ha sido para esbozar  los problemas  y oportunidades  de la lucha política a través del medio educativo.  Es incoherente  conceptualizar  la pedagoa  ctica,  como lo hacen muchos de sus exponentes corrientes, sin un vínculo con la lucha política y anticapitalista. Una vez considerada por los cobardes guardianes del sueño americano, como un término de oprobio, la pedagoa crítica se ha vuelto tan completamente psicologizada, tan liberalmente humanizada, tan tecnologizada, y tan conceptualmente  posmodernizada,  que su corriente  relación  con mayores luchas de liberación parece severamente atenuada, si no fatalmente terminada.


Mientras su urgencia fue una vez motivo de intes, y su mensaje endurecido tenía la presión de absoluta orden detrás del mismo, la pedagogía ctica, aparentemente,  se ha colapsado en una licenciosa ética y en un complaciente relativismo, lo cual ha desplazado la lucha contra la explotación capitalista con su énfasis en la multiplicidad de formas de opresión interpersonal. La red conceptual, conocida como pedagogía crítica, ha sido disada tan ampliamente y a veces tan arrogantemente  que ha llegado  a asociarse  con algo criado fuera  de las difíciles e infestadas aguas de la práctica educativa, desde el mobiliario del aula de clase organizado en un círculo de "amistoso diálogo" hasta currículos "hechos a la medida"2, diseñados para aumentar la autoimagen de los estudiantes. Es equivalente a la educación multicultural que puede vincularse a una política de diversidad que incluye "respeto a la diferencia" a través de la celebración de días de fiesta tnicos" y temas como "el mes de la historia negra" y "Cinco de Mayo". Yo soy el primero en observar que la pedagogía crítica ha sido, desafortunadamente, subvalorada por los seguidores, quienes han asumido mal su proyecto fundamental. De hecho, si el término "pedagogía ctica" es llevado a los debates educativos  corrientes,  tenemos  que juzgarla como si hubiera sido domesticada ampliamente en la forma como muchos de sus primeros exponentes lo hicieron; tal es el caso del temido autor brasileño, Paulo Freire.
En los Estados Unidos la pedagogía crítica, lamentablemente, ha fracasado en los intentos de crear "comunidades  de aprendices"  en las aulas de clase, por parte  de  educadores  progresistas,  para  tender  un  puente  entre  la  cultura estudiantil y la cultura de la escuela, para comprometerse  en el entendimiento transcultural, para integrar el contenido y la enseñanza multicultural a través del curriculum, para desarrollar técnicas que reduzcan el prejuicio racial y estrategias de   solución   de   conflictos,   para   desafiar   la   ensanza   y  el   aprendizaje eurocéntrico,  como también  las "formaciones  ideológicas"  de la historia  de la inmigración europea, por medio de la cual muchos profesores blancos juzgan a los estudiantes afroamericanos, latinos y asticos, para desafiar el fundamento meritocrático de la política pública que intencionalmente es políticamente neutral y ciega al color de la raza, para crear narrativas generadas en el profesor como una forma de analizar la enseñanza a partir de una perspectiva "transformadora", para mejorar el logro académico en escuelas culturalmente diversas, para afirmar y utilizar múltiples  perspectivas  y formas de enseñanza  y aprendizaje,  y para decosificar el curriculum y exponer "metanarrativas de exclusión". Estos intentos son bienvenidos, hasta donde puedan llegar, pero no son suficientes.
De  cara  a  una  intensificación   contemporánea   de  relaciones   capitalistas globales y la crisis estructural permanente (antes que un cambio en la naturaleza del capital mismo), necesitamos desarrollar una pedagogía crítica capaz de comprometer  la vida diaria  como  vivida  en su medio.  Necesitamos,  en otras palabras, atacar al capital. Esto significa desconocer que la estructura del capital global determinó la incapacidad para compartir el poder con el oprimido, su implicación en el racismo, en el sexismo, y en las relaciones homofóbicas,  su relación funcional con el nacionalismo xenófobo, y su tendencia hacia el imperio. Esto significa desconocer la dependencia  de la izquierda educativa del mismo objeto de su negación:  el capital. Significa luchar por desarrollar  un concepto lateral, policéntrico de alianzas anticapitalistas  en la diversidad para retardar el movimiento  metabólico  del capitalismo  con el objetivo eventual  de eliminarlo completamente. Significa buscar una filosofía educativa que esté disada para resistir la "capitalización" de la subjetividad, una pedagogía que hemos llamado


(después  de la educadora  marxista  brinica,  Paula Allman)  pedagogía  crítica revolucionaria.
La clave para la resistencia, según nuestro punto de vista, es desarrollar una pedagoa crítica que capacite a la clase trabajadora para descubrir cómo el valor de su fuerza de trabajo está siendo explotado por el capital, pero, también, cómo la  iniciativa  y la fuerza  de la clase  trabajadora  pueden  destruir  este  tipo  de determinación   y   forzar   una   recomposición   de   las   relaciones   de   clase, confrontando  directamente  el capital y todas sus dimensiones  multicéfalas.  Se pueden realizar esfuerzos para romper el control del capital de la creación de nueva fuerza de trabajo y para resistir la interminable subordinación de la vida al trabajo en la fábrica social de la vida diaria (Cleaver, 2000; véase también Rickowski, 2001). Los estudiantes y los trabajadores de la educación se pueden preguntar ellos mismos: ¿cuál es el daño máximo que ellos pueden infringirle al mandato  del capital,  al dominio  de la forma  de valor  del capital?  Al final,  la pregunta que tenemos que formular es: ¿Nosotros, como educadores radicales, ayudamos  al  capital  a  encontrar  su  salida  de  la  crisis  o  ayudamos  a  los estudiantes  a encontrar su salida del capital? El éxito del primer desafío sólo determinará  el tiempo futuro para que los capitalistas  se adapten tanto a sus víctimas como a sus críticos, y el éxito del último desafío determinará el futuro de la civilización, o si lo tendremos o no.
La lucha entre lo que Marx lla nuestras "fuerzas vitales", nuestras disposiciones, nuestras identidades interiores y nuestro exterior objetivo, nuestras capacidades y competencias humanas y las formaciones sociales dentro de las cuales son producidas, asegura la producción de una forma de agencia humana que refleje las contradicciones dentro de la vida social capitalista. Con todo, estas contradicciones  también proporcionan  transparencia  con relación al ser social. Muestran la posibilidad de resolver colectivamente las contradicciones de "la vida diaria" a través de la praxis revolucionaria  / transformadora  (Rikowski,  2001a; Allman,  1999).  La  subjetividad  crítica  opera  fuera  del  compromiso  práctico, sensual dentro de las formaciones sociales que capacitan en vez de constreñir las capacidades humanas. Aquí la pedagogía crítica refleja la multiplicidad y la creatividad del compromiso humano mismo: la identificación de experiencias compartidas  e  intereses  comunes;  el  desenmarañamiento  de  los  hilos  que conectan los procesos sociales a la experiencia individual; aclarando la obviedad oculta de la vida diaria; el reconocimiento  de una posición  social compartida; descolgando la puerta que separa el compromiso práctico de la reflexión teórica; el cambio del mundo por el cambio de la naturaleza de uno.
Los  principios  que  ayudan  a  modelar  y  a  guiar  el  desarrollo  de  nuestras fuerzas vitales en la lucha por la justicia social a través de la praxis crítica/revolucionaria,  han sido discutidos profundamente por Allman (2001a, pp.
177-186). Estos incluyen: principios de respeto mutuo, humildad, apertura, confianza y cooperación; un compromiso para aprender a "leer el mundo" críticamente  y dedicar  el esfuerzo  necesario  para conseguir  la transformación social;  vigilancia  con respecto  al proceso  de transformación  de uno mismo  y adhesión a los principios y objetivos del grupo; adopción de una "ética de autenticidad"  como un principio guía; internalización  de la justicia social como pasión; adquisición de un pensamiento ctico, creativo y esperanzador; transformación  de uno mismo a través de la transformación  de las relaciones sociales del aprendizaje y la enseñanza; establecimiento de la democracia como una   forma   fundamental   de   vida;   desarrollo   de   una   curiosidad   ctica;   y


profundización de la solidaridad y el compromiso de uno hacia uno mismo y la transformación social del proyecto de humanización.
Finalmente, la pregunta que tenemos que formular es: ¿Nosotros, como educadores radicales, ayudamos al capital a encontrar una salida de la crisis o ayudamos a los estudiantes a encontrar su salida del capital? El éxito del primer desafío sólo hará posible que los Bush y los Blair continúen su guerra contra la clase trabajadora del mundo; el éxito del último determinará el futuro de nuestro planeta, o si lo tendremos o no.

NOTAS

1 N.T.: En ajedrez, jugada consistente en sacrificar al principio de la partida algún peón o pieza para lograr una posición favorable.
2 N.T.: "feel-good" en el original.

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9th September.

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