Teoría y
Crítica Feminista
Prof.ª
Ángeles Jiménez Perona
TEMA I. Teoría Tradicional
y Teoría Crítica
La definición de Feminismo en el
diccionario de la RAE es la siguiente: i) doctrina social favorable a la mujer
y ii) movimiento que exige la igualdad de derecho entre hombres y mujeres.
Nosotros nos centraremos en el feminismo
como teoría social. Son teorías sociales, pero no sólo sociales, también son
teorías políticas, ontológicas, éticas… El feminismo es abarcable desde
múltiples perspectivas, aunque tiene su raíz como teoría social porque implica
siempre de una manera indirecta la posición social de la mujer.
Todas las teorías feministas son Teorías
Críticas en tanto que siempre tienen consecuencias de orden social, en el
sentido de que buscan la reforma parcial o total de la sociedad.
Pero, ¿qué es una teoría crítica de la
sociedad? Algunas teorías críticas: teorías abolicionistas de la esclavitud,
los marxismos (que fue desde donde se fijó la noción de teoría crítica). El
marxismo nos interesa no en tanto que movimiento social, sino que en su
denominación teórica trató de definir sus diferencias. Las teorías críticas
abordan su objeto de estudio de una manera diferente.
Definición de Teoría Crítica de Marx:
aquella que produce la autoclarificación de las luchas y anhelos de su época.
Las teorías críticas se conciben como productos históricos, no se presenta como
aquellas que van a producir verdades a-históricas. Una teoría en general son
las formulaciones humanas que tratan de explicar la realidad, y toda teoría
quiere ser verdadera, describir lo que acontece.
Max Horkheimer ataca la idea de la teoría
tradicional, en un artículo ya clásico Teoría
Tradicional y Teoría Crítica, como la que es posible que produzca verdades
a-históricas. Toda verdad surge de las condiciones históricas en las que se
presenta, todo conocimiento humano está determinado por sus condiciones
materiales. Quien explica y clarifica un problema forma parte del problema, no
es ajeno a él. No hay nadie objetivo en sentido absoluto. Lo que es verdadero
se establece de otra manera, peor no toda teoría es igualmente válida.
El modo tradicional de concebir la teoría
es la positivista.
Teoría Tradicional:
1. Nos permite conocer el mundo en función
de categorías, de un sistema de ordenación del mundo. Describir el campo de
objetos.
2. Explicar mediante relaciones de
causalidad los objetos descritos.
3. Predecir.
La verdad aparece en función siempre de
su corroboración en la realidad (en la teoría tradicional). La única manera de
obtener tales verdades absolutas es que los científicos se despojen de sus
valores, normas, intereses… Toda necesidad o presión contextual es ajeno a la
teoría misma.
En la filosofía de cuño aristotélico se
concebía la ciencia como aquella que era capaz de describir la esencia de las
cosas, pasando de una descripción física a metafísica (a la esencia de las
cosas). También en la modernidad se concibió el conocimiento científico como el
estudio de las relaciones de causalidad eficiente (sólo de la causa eficiente).
A partir de la modernidad se valorará la ciencia como aquel conocimiento que
nos permita predecir. Los fines de la investigación en principio quedan fuera
de la misma.
“Explicación”: acto de subsunción en la
que se trata de demostrar casos particulares a partir de leyes generales.
La modernidad da cuenta de los hechos a
partir de la explicación (en oposición a, por ejemplo, la comprensión). La
noción clásica de explicación es definida por Hempel y Popper en sentido
técnico. Hempel la denominó “teoría de la cobertura legal” y Popper como
“teoría de la explicación por subsunción”. Explicar es remitir a
acontecimientos particulares subsumiéndolas a leyes generales. Para explicar
algo siempre hay que explicar las circunstancias en las que se da el hecho, las
condiciones iniciales.
El modelo de conocimiento establecido por
Newton y la modernidad se ha extendido a todos los órdenes del conocimiento, al
haber sido un modelo riguroso de conocimiento el originado en las ciencias
físico-naturales. Horkheimer critica que ese intento de rigurosidad extendido,
por ejemplo, a las ciencias sociales, haya dado autoridad a expertos en un
campo determinado a extender su autoridad a todos lo campos científicos.
Hay facetas de la realidad que son opacas
a ese modelo de conocimiento. No es que sea un modelo erróneo, sino que es
incompleto. Los positivistas han cometido el error de presentar este modelo
como el único posible. Se presenta como un modelo esencialista, absoluto,
a-histórico, externo e inmutable, como “el modelo” (la única manera de acceder
a la realidad).
Ninguna teoría está, sin embargo,
sustraída de la praxis, por mucho que se presente como neutral, desvinculada de
valores.
Frente a esta concepción positivista,
Horkheimer sostiene que todas las teorías, por muy bien construidas que estén,
están sujetas a la realidad, están determinada por su contexto social. Y a su
vez cuando produce conocimiento afecta a la sociedad. La ciencia moderna nació
en el seno del capitalismo y su desarrollo ha ayudado al crecimiento de éste.
La teoría determina el contexto social y el contexto social determina la
teoría. No hay escisión entre hechos y valores. No hay neutralidad, ni
objetividad, ni verdad entendida al modo tradicional. Por ejemplo: no se
aplicaría de la misma manera un problema laboral explicado por la patronal de
trabajadores que por la escuela sociológica de Frankfurt. Pensemos en ello
también por su alcance en los estudios sobre mujeres. Hay siempre redes
valorativas en cualquier investigación.
Para la concepción filosófica de la
teoría crítica hay unidad y conexión entre hecho y valor, teoría y praxis. Esto
no significa que no se pueda conocer el mundo, sino que el conocimiento está
mediado. Hay un contexto de descubrimiento y un contexto de justificación de
las teorías.
Contexto
de justificación:
referencia a la propia investigación (errores de tipo lógico, matemático, etc.)
Contexto
de descubrimiento:
referencia a los elementos ajenos a la investigación que la condicionan. La
teoría tradicional lo considera irrelevante, pero es reivindicada por las
teorías críticas (perfil ideológico, psicológico, metas seleccionadas, el
género de los investigadores, etc.)
En la definición de Horkheimer la teoría
crítica tiene su origen en Kant, cuando señaló de qué manera el sujeto de
conocimiento constituía el objeto de conocimiento, aunque sólo Marx convirtió
la crítica en crítica materialista. Kant es considerado como iniciador del
pensamiento crítico, aunque en gran parte por ser el sistematizador de todo lo
que la modernidad fue arrastrando. Con el inicio de la modernidad el hombre se
situó en el centro de toda la reflexión, en el punto de partida del
conocimiento. La idea revolucionaria de Kant es que cualquier contenido básico
de nuestro conocimiento está mermado por la racionalidad del hombre como sujeto
del conocimiento. Eso no excluye que pudiera haber otra forma de racionalidad
que no fuera la humana. Por eso las teorías feministas arguyen que dependiendo
del género se percibe y se conoce la realidad de una manera distinta. Las
teorías críticas bajan del “mundo ideal” kantiano para añadir pluralidad dentro
de la racionalidad humana (la clase social en el caso de Horkheimer, el género
en el feminismo). Recordemos que no hay escisión entre teoría y praxis, para
quien elabora teorías y también establece el objeto de conocimiento. ¿Quién es
entonces el sujeto del conocimiento? No hay individuos aislados, sometidos a
las condiciones externas de su vida, su historia. Y desde ahí conoce, determina
qué es la evidencia y qué es problemático. Según en qué red social estén los
individuos se producirá un determinado tipo de conocimiento. La sociedad va a
genera el tipo de individuos que genera (aunque no por ello tenemos que caer en
un determinismo histórico), y que necesita para sobrevivir. Este es un frente
por donde entroncará el feminismo.
Horkheimer acusa de ideológico al conocimiento tradicional. Para Marx lo ideológico es
cuando algo se presenta como universal sin serlo. Marx pone el ejemplo de la
ideología burguesa, porque presentan los problemas que les interesan como
universales, siendo sólo de su interés, no siendo ideológica una teoría que
presentara su propia parcialidad. [Tengamos en cuanta que hay otras acepciones
de ideología que no son la de Marx] Habermas dirá que “la ciencia y la técnica
son ideología”. Lo que el
conocimiento ideológico hará será reproducir el contexto social, aumentando su statu quo. La teoría crítica va a ser
teoría crítica de la sociedad, que es la que produce esa manera de
conocimiento, querrá modificar el orden social para producir otro tipo de
conocimiento. Para Horkheimer la modificación tenía que ser revolucionaria, no
reformativa. La gran parte de las teorías feministas buscan un cambio radical,
no a través de la revolución, pues las revoluciones al final acaban siendo
controladas por un interés minoritario. Esta diferencia entre marxismos y
feminismo es fundamental. La revolución se desliga de la violencia física
(además de las teorías feministas, también las teorías antirracistas). Esto no
quiere decir que el género femenino sea esencialmente pacífico, pues en su
mayor parte las teorías feministas son antiesencialistas. Las teorías críticas
tienen una función liberadora y emancipatoria, apuestan por una reforma de la
sociedad.
La teoría crítica no es sólo teoría
crítica hacia fuera, lo es también hacia sí misma, hacia quien elabora la
teoría. Esto impide el dogmatismo y el uso de los textos para regimenes
totalitarios. Es autocrítica. Hay que tener en cuenta que los universales van
en función de la época. Las teorías feministas, en tanto que consideradas como
teorías críticas, consideran que ella misma es consciente de su
condicionamiento histórico en la construcción del entramado conceptual básico.
El concepto que se ha repetido es la idea de que las mujeres han estado siempre
en desventaja a causa de una dominación, por el hecho mismo de ser mujeres, en
todos los contextos. Aunque la idea de feminismo aparece en 1970, esta idea
había sido previa. La denominación de feminismo procede de Keith Millet, quien
acuñó el término “patriarcado”, “estratificación de los sexos” o “sistema
género-sexo”, como el poder que ha dominado. Este sistema de dominación es
esencial, y no contingente, para el establecimiento y mantenimiento del orden
social. El sistema patriarcal general las identidades individuales, los
símbolos, la organización del poder, etc… De este modo se exige la revolución
del sistema completo. El patriarcado es el alma, la estructura misma de la
sociedad. Esa realidad incluye todos los productos culturales, todas las instituciones
sociales.
El patriarcado es acontecimiento
histórico, luego es posible cambiar tal modelo. Si lo calificamos como sistema
“fundamental” o “esencial” es debido a que afecta a los individuos de su
sistema hasta sus últimas consecuencias.
Las teorías feministas son teorías en el
sentido clásico. Theoreia viene de horas, lo que hace ver, explica y predice. Pero como teoría crítica
también, además de hacer ver, racionaliza,
que aquello del acontecimiento podamos manejarlo. A la vez irracionaliza, presenta como deficientes desde el punto de vista
cognitivo otras teorías y sobre sí misma. Luego este proceso de
irracionalización tiene sus repercusiones en la praxis, nos lleva al problema
de lo legítimo, las condiciones de posibilidad de la teoría.
Por ejemplo, las teorías feministas
muestran hechos relevantes que no lo eran para otras teorías, en su caso la
acuñación de nuevos términos que antes no se tenían en cuenta. Además muestran
hechos en otras teorías que son erróneos, como los servos patriarcales. El
conjunto de conocimientos feministas no se limita a describir lo que acontece,
sino también al hacer una genealogía del feminismo, de su historia, de la
historia. Es habitual también el empleo de un horizonte propositivo (o utópico)
como referencia para la enunciación de su crítica, normas y valores
alternativos desde la perspectiva feminista. El modelo propositivo no suele
tomarse como modelo utópico realizable, sino sólo como referencia. Hay también
teorías críticas negativas, en el sentido de que no proponen alternativa. Hasta
la 2ª Guerra Mundial hay una serie de valores repetidos: igualdad, autonomía,
solidaridad ( que no es lo mismo que caridad),
bases racionales comunes, etc… Con la crítica posmoderna se han introducido
conceptos como el de diferencia.
Desde un punto de vista histórico, el
feminismo contemporáneo se inicia en el siglo XVII. Antes hay una larga
tradición reivindicatoria: la literatura femenina de quejas en la Edad Media
(por ejemplo los Memoriales de Agravios,
de Christine de Pisan). Puede que hubiera, pero no se conservan restos, una
teoría feminista durante el periodo de la Ilustración sofística, tal y como se
entiende en el siglo XVII. En el mismo instante en el que se discuten los
modelos del estado moderno aparecen simultáneamente los primeros textos del
feminismo. El nacimiento del feminismo teórico fue posible debido a que estos
textos presentan y son modelos teóricos en los que se piensa en la especie
humana como un todo, y desde aquí se realizan las críticas. La reflexión sobre
la especie se da en un espacio público, en el que el individuo no está solo,
los problemas son problemas públicos; por lo que los textos feministas están
sometidos a debate público. Hay unas condiciones socio-históricas que permiten
la aparición de las teorías feministas: la quiebra de la sociedad medieval, la
fragua del capitalismo, el nacimiento del estado moderno… Desde el punto de
vista teórico es necesaria la introducción de la igualdad, la consideración de la especie como un todo, la igualdad
política. Es interesante estudiar como dentro del paradigma moderno de la
igualdad se dejan fueran a los esclavos negros, a las mujeres y a veces a los
judíos. La teoría feminista de esa época irracionaliza esa teoría, pone de
relieve su contradicción. Los textos feministas de esta época son
igualitaristas.
Hay una amplia discusión acerca de las
relaciones entre la libertad y la igualdad. Las investigaciones
teórico-feministas tienen tres niveles de reflexión conectados unos con otros,
tres marcos de referencia:
1. Antropológico
(u ontológico). En este ámbito las teorías feministas la mayoría parte y
defiende una teoría antiesencialista. La hipótesis es: no hay ni esencia
femenina ni masculina, a lo que correspondan una serie de valores, de
conductas, etc. No hay razón para sostener tales esencias subsistentes, lo que
significa que las identidades individuales de las mujeres pueden ser muchas. La
esencia femenina en los pensamientos patriarcales se define partiendo de la
diferencia de los cuerpos, en la capacidad procreativa, etc. En función de los
genitales se les atribuye una determinada conducta sexual. Las prácticas
sexuales son definidas socialmente, aunque tratan de ser remitidos a una
definición natural, y son susceptibles de ser un sistema de dominación. Su
conducta está condicionada por su capacidad de procrear. A la interpretación
social de ese acontecimiento se le denomina “maternidad” (como debe ser una madre). Desde este concepto se define “la mujer”.
Se ontologiza la esencia femenina, en un continuo salto del ser al deber ser.
Todo pensamiento patriarcal caracteriza
“lo humano” como “lo masculino”. Lo femenino está o por encima o por debajo.
Sean las que sean las características de lo masculino, estas se identifican con
lo humano. Las teorías feministas ilustradas contemplan la idea de una sociedad
perfecta que elimina el mal, las contemporáneas contemplan los males y tratan
de erradicarlos, pero contemplan también que puedan surgir otros males. Este antiesencialismo lleva a que el manido
concepto de identidad, no pasa por las políticas que preservan nadas, dejan que
brote el pluralismo de lo humano.
2. Social.
Tipo de defensa que hay del disfrute de bienes por igual a varones y mujeres,
su acceso a todos los puestos, espacios público, serenidad, propiedades (si las
hay), etc… Este tipo de temas tienen implicaciones en las teorías de los
derechos humanos, ideales de estado, etc.
3. Ético-político.
Este frente reivindica la política desde la ética, argumentando que las mujeres
son sujetos éticos, que son capaces de conocer el Bien y la Justicia. La
mayoría de los feminismos han buscado el Sufragio Universal en todos los
poderes e instituciones. Las teorías de la democracia se ven afectadas por
estas reflexiones.
Las reflexiones sociales y ético-políticas
del feminismo han traído un repensar de lo público y lo privado, y el
cuestionamiento del trazado tradicional de estos límites. El espacio privado se
divide entre el espacio privado y el espacio doméstico. El espacio público es
controlado por el estado. En el espacio doméstico se han establecido unas
relaciones pre-modernas (de no igualdad). Las teorías feministas han acusado
esta división de ideológica, en el sentido marxiano del término.
TEAM II. El concepto de
patriarcado.
Denominado también como “sistema
sexo-género”. El patriarcado es una categoría que señala a un sistema de
dominación de poder en un sentido amplio. Con ella se pretende describir las
causas y la manera en que las mujeres sufren opresión, desventajas, etc… por el
hecho de ser mujeres.
La idea general de texto de K.Millett es
que las sociedades están estratificadas por distintas pautas. En la
estratificación social hay otro criterio para repartir los roles. Este otro
criterio es el sexo y el género. Todas las civilizaciones se dividen
simbólicamente entre dos géneros: lo masculino y lo femenino, a lo que les
corresponden dos hechos: macho y hembra. En K. Millett el «sexo» sería lo
natural, la clarificación natural de un sector. En las sociedades patriarcales
se opera con estar dos distinciones que van en paralelo. Existe una diferencia
corporal y sobre esa diferencia se realiza la distinción cultural de género. Al
tiempo que se hace esa distinción, lo cultural se asigna a los machos de género
masculino (entendiendo lo cultural como lo humano por excelencia, lo que
distingue a los seres humanos de los animales). Lo femenino acaba
caracterizándose por una función que se considera estrictamente natural, que es
parir, reduciéndose a lo animal.
De acuerdo con el sistema sexo-género, lo
que en principio es una diferencia se convierte en desigualdad; salto
categorial que no tiene justificación lógica. La diferencia es una categoría
que afecta a ambas partes, que no acepta una jerarquización, una categoría de
relación horizontal. Sin embargo en las categorías de igualdad-desigualdad sí
que hay. La trampa está en asimilar el paralelismo entre ambos pares de
categorías.
Algunas feministas defenderán que este
sistema de dominación ha sido desde siempre el que ha subsistido con mayor
fuerza, el que hunde más sus raíces en la cultura.
El análisis de Salzman es de tradición
hegeliano-marxista, un análisis dialéctico del patriarcado. Pero su análisis
sobreentiende una teoría de la legitimación de cualquier sistema de poder o
dominación. Se tiene que presentar como justo y verdadero y hay que
justificarlo, es decir: legitimarlo. Tradicionalmente se pensaba que la
legitimación se auto-presentaba, pero a partir e Maquiavelo se esboza lo que se
denominará la “teoría de la legitimación indirecta”.
La explicación de Habermas que tenemos
que tener presente. Habermas y C. Offe tratan de hacer una crítica de la
explicación sistemática de N. Luhmann, tratar de eliminar el determinismo de la
sociedad.
Teoría de la legitimación indirecta
(refiriéndonos al texto de Salzman)
El orden simbólico ha decidido los
mecanismos por definición que han reproducido los sistemas de dominación.
Definición de definiciones sociales
(pag. 431). El orden de lo simbólico es muy importante, y por ser tan intangible
es también difícil de erradicar. Se forman a lo largo del tiempo, son producto
histórico. La posición de Salzman no es idealista, aunque sí que tiene en
cuenta la subjetividad y los diferentes sistemas de concepción del mundo. Los
órdenes con los que nos representamos la realidad son creaciones históricas, y
pueden ir variando.
Una suposición sin justificar es el
elitismo. La permeabilidad de quienes se encuentran esa elite varía de un
sistema a otro. Las élites definen el mundo y están además qué posición de
imponer sus visiones a los demás como las únicas.
Descarta la necesidad e una teoría
conspirativa de la sociedad, el ejercicio de la dominación no siempre es
consciente.
Ideología sexual / normas sexuales /
estereotipos sexuales, funcionan en relación dialéctica.
Al referirnos ahora a ideología nos referimos a un conjunto
de creencias relacionadas unas con otras de manera coherente. Pueden ser
seglares o religiosas según el tipo de justificación. Hablan del “deber ser”.
Han de dar cuenta de su propia legitimidad. En el caso de ideología sexual, lo definimos como sistemas que explican cómo y en
qué se diferencian los hombres de las mujeres. Particularmente la medicina ha
sido el campo para desarrollo de las ideologías sexuales. La ideología sexual
se presenta en los más variados ámbitos culturales.
Con normas
nos referimos a una concreción de las ideologías. Es “lo que esperamos que
suceda” en el ámbito de la acción personal. Estas actitudes se presentan como
normas, como un “deber ser”. Las normas van a evaluar cuando una conducta es
adecuada o inadecuada en función de roles o identidades sociales. Estas normas
pueden o no estar escritas. Las normas
sexuales son normas que regulan la conducta de las personas atendiendo al
sexo, a lo que Millet llama género.
El hecho de nacer mujer, dentro del patriarcado, determina que no podrá acceder
a determinados status sociales.
Pero estas normas son históricas, varían,
y por lo tanto poseen una contingencia. Cambian su contenido porque no tienen
una base teórica inamovible. Si tan determinada viniera la conducta social por
la biología no podrían tener oscilaciones.
Las normas no controlan sólo las
conductas, también controlan las sanciones, en ambos sexos de manera desigual.
Cuando hay un amplio consenso tanto en
varones como en mujeres, ambos velan por el cumplimiento de las normas, pues si
estas se pusieran en cuestión habría crisis de legitimación.
Hay áreas de la sociedad que siempre se
controlan, referentes sobre todo al control de la misma sociedad[1].
Estas constantes son el trabajo, el reparto de poder, y las prácticas sexuales. El control de
las sexualidades se debió a que había un interés por parte de las élites de
varones de pasar su propiedad privada a sus vástagos. Es decir: la familia.
Se interpreta que el control de la
sexualidad femenina ha servido como medio de transmisión de la propiedad. El
control de la sexualidad afecta a hombres y mujeres, pero aunque la sexualidad
masculina está codificada también, suele haber desventajas mayores en su aplicación
sobre las mujeres que sobre los hombres. Estas normas pueden o no estar
codificadas.
Creamos lo que creamos respecto a la
diferencia de los géneros, nos da igual, pues en todas las sociedades hay
diferenciaciones y estereotipos en cuanto al sexo. El tipo de creencias que son
estereotipos son percepciones. Las
percepciones responden a un tipo de información subjetiva. En virtud del sexo
percibimos a cada individuo con una serie de expectativas. Siempre operamos con
estereotipos, y no se pueden eliminar a menos que se tome conciencia de ellos.
Las ideas son un sistema de creencias en donde se influye sobre los
estereotipos, pero también sobre las normas, las concepciones del tiempo y el
movimiento. Los estereotipos no son eficaces salvo que sean compartidos, de
otro modo no pueden reproducir un sistema de dominación. Normas y estereotipos
señalan las mismas cosas. Cuando ambas mandan, la ideología se justifica, se
legitima, y es verdadera. Se convierte en explicación verdadera del mundo.
Cuantas más rupturas de estereotipos se dan, menos se fortalece la ideología.
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Según la dialéctica hegeliana del amo y
del esclavo, el reconocimiento de uno mismo y del otro es fundamental para la
reproducción de los estereotipos. Aquí es cuando se genera una crisis de la
legitimación. Un sistema de dominación puede embarcar que alguien pueda ser
crítico consigo mismo. Es cuando el cómo uno se ve a sí mismo y cómo le ven los
demás están en desacuerdo, esto se convierte en una crisis de identidad. Las
implicaciones del razonamiento hegeliano: “uno es lo que los demás le
reconocen”.
El feminismo puede ser manifestado como
teoría individual o colectiva. Sin embargo siempre hay un elemento subjetivo,
referido al sujeto. Uno de los problemas del feminismo es decidir quién es el
agente del feminismo. Los agentes no son homogéneos, pueden pertenecer a toda
clase de situaciones. Los sujetos políticos son también producciones sociales.
El problema de esta agencia es un problema central, problema que no estaba tan
definido en el feminismo clásico. Los sujetos políticos, como fenómenos
históricos, varían de una época a otra, y están sujetas a necesidades
igualmente históricas.
El sujeto político feminista es un
colectivo, pero también son individualidades. Salzman habla de una “necesidad
de la toma de conciencia” feminista. Un problema que se genera de esto es el
mesianismo que puede derivar, que hay un grupo dominante que “toma conciencia”
y que tiene la autoridad de ilustrar al resto del grupo. Habría una élite con
conocimiento de causa. Pero, ¿qué ocurre en el momento en el que un grupo niega
el poder? Un problema así surgió en el nacimiento del feminismo radical con
Keith Millett y Sh. Firestone (destaca de esta su obra “Dialéctica de la
sexualidad”). Ambas fueron expulsadas por ejercer una autoridad que generaba
una desigualdad. ¿Es posible una autoridad sin opresión?
Hay varias propuestas ante esta cuestión.
Jo Freeman (“La tiranía de la falta de estructuras”) propone un Forum de
política feminista. Luisa Muraro (“El orden simbólico de la madre”) desde el
feminismo de la diferencia aboga que – concibiendo una manera de ser femenina y
una masculina – que es posible encontrar en el orden simbólico (que ya había
propuesta Irigaray en el nacimiento del feminismo de la diferencia) que
pertenecemos al orden simbólico masculino. El concepto de igualdad es
igualmente masculino. El orden simbólico femenino estaría reprimido. ¿Cómo
llegar a este orden? Parte de la figura de la madre, que parece que no comporta
un modelo opresivo. Extender este modelo e autoridad sin opresión es la
realización del orden simbólico femenino.
El concepto de identidad no es
esencialista, sino que se concibe como producción. Al igual que la
reivindicación de los valores del feminismo de la diferencia, esta es concebida
desde el feminismo de la igualdad como valores humanos. Para Judith Butler,
feminista neofoucaultiana, el feminismo es individual. Esto es para reivindicar
el derecho a la interpretación del propio cuerpo. La teoría queer (que significa literalmente
“torcido”) concibe que hay tantos géneros y sexos como producciones de los
individuos. La identidad es acto preformativo (que se realiza en su decir y
hacer). El queer tiene algunas
consecuencias negativas como “puedo hacer lo que quiera con el cuerpo con
silicona”. Estas teorías tienen el problema del reconocimiento. Boys don’t cry es ejemplo que muestra
los límites de la performatividad y de lo límites de la identidad desde el
reconocimiento social.
Hay dos vías de imposición del sistema
del patriarcado: por el consenso o
por la violencia. Salzman lo
denomina como voluntariedad y coerción. Ambas vías de imposición
suelen estar juntas, aunque a veces sólo haga falta recurrir a una.
La violencia
legítima se define como aquella que contribuye al mantenimiento del statu quo. La legitimidad puede o no
estar explicitada. Esta violencia no está igualada en relación a los dos grupos
de sexos.
El consenso
trabaja más en la elaboración de estereotipos. Se presentan desde todas las
figuras públicas, tanto reales como ficticias. En el reparto de los estaciones,
los hábitos familiares… todos los mecanismos de socializaciones pueden ser
controlados. Cuanto más consenso voluntario haya más perfecto es el sistema de
dominación.
Tema 3. Las teorías
feministas desde un punto de vista histórico. El feminismo
ilustrado. El ciudadano como trasunto político del sujeto.
El feminismo moderno comienza con los
textos de Poulain de la Barre y termina con las guerras mundiales. Sin embargo
las obras de Poulain tienen unas condiciones históricas y culturales de
aparición. Estas condiciones comienzan en el renacimiento, donde se inaugura
una nueva ciencia y una nueva filosofía. Figuras como Galileo o Maquiavelo
denominan a estos cambios renovatio.
Surgió el ideal del hombre renacentista, un nuevo modelo de lo humano. Siempre
que se producen este tipo de crisis hay cambios, y se abren nuevos caminos. En
la cuestión de la redefinición del sujeto las mujeres salieron incluso peor
paradas de lo que estaban. El hombre nuevo moderno es sujeto autónomo, un ideal que estaba ya presente en el
renacimiento. El hombre pasa a ser el centro del universo, aunque no es
necesario negar a Dios para ello. El hombre nuevo no es mujer.
Va a cobrar mucha importancia la
educación, pues es necesario establecer una guía para acercarse al
conocimiento.
Es también importante señalar el papel de
la reforma protestante. Max Weber pone en relación la reforma luterana con la
aparición del capitalismo. Ciertamente produjo grandes cambios en la concepción
del mundo. Las reformas fueron las siguientes.
Por un lado la idea de sacerdocio de todos los verdaderos
creyentes. Cualquier verdadero creyente puede conectar con Dio a partir de
la Biblia, quebrando así la autoridad eclesial.
Por otro lado la importancia del concepto
de Beruf (trabajo, profesión por
vocación). Proporciona subsistencia y realización personal. Se persigue el
éxito no por el bien material, sino porque son signos de la gracia divina.
En el momento de la publicación de los
textos de Lutero empezaron a brotar interpretaciones de estos de corte
igualitarista: campesinos, sectas milenaristas (que consideraban que la Segunda
Venida de Cristo iba a salvar a Eva, El
milenio de Eva). Ernst Bloch habla sobre Thomas Müntzer, que afirmaba que
si todos los cristianos son iguales, eso significa que las tierras deben de
estar repartidas igualmente. A estas reacciones Lutero respondió que la
igualdad sólo está en el otro mundo y en las almas, y con ello se quiebran las
interpretaciones igualitaristas.
Hay una serie de ideas no queridas: la
idea de una cierta autonomía de los seres humanos para alcanzar la verdad y la
idea de que os seres humanos eran iguales por naturaleza. Esto supuso una
revolución en la concepción del mundo, instauró el paradigma de la igualdad en
la cultura europea. Según se iba perfilando esta nueva sociedad, la reflexión
de esa autonomía empezó a llenarse de características. Una de esas
características es la Razón. El concepto de Razón no es unívoco.
La respuesta a la posible igualdad de las
mujeres fue un “no”. La mujer nace con una Beruf predeterminada, que es la de
ser esposas idóneas, mientras que los hombres cristianos encuentran su
autorrealización a través del trabajo. Esto en el plano de la cristiandad.
En el plano filosófico, el sujeto moderno
se perfila desde su racionalidad. Su prescindir de la trascendencia no es
necesariamente ateo. En el sujeto autónomo cartesiano tiene cabida Dios, la
Razón tiene un sentido amplio. El sujeto alcanza la verdad por el camino de la reflexión
por las percepciones intelectuales, las percepciones empíricas, etc… (Es
diferente proporción en cada autor).
Refiriéndonos concretamente a Descartes,
pues Poulain es un cartesiano, el sujeto por tener capacidad racional es
autónomo. La racionalidad se centra en la noción de causalidad eficiente. Esta
capacidad racional puede incurrir en el error. Los seres humanos son seres
limitados Para poner coto a ese error es necesaria una educación, no en
conocimientos, sino en un método, un camino en la investigación. Descartes
ofrece unas reglas para este método. Lo elabora tomando en cuenta la matemática
como su modelo seguro de conocimientos. Hay un todo continuo que es la
realidad, todos los conocimientos están conectados. Monismo ontológico, monismo
metodológico, monismo teórico y racionalidad humana única (hay una realidad, un
solo método, una única doctrina verdadera y una racionalidad universal). En su
momento esto fue revolucionario, pues fue una ruptura con la antropología
cristiana y aristotélica. En la modernidad surge una concepción unitaria de la
humanidad, de la Razón. La unificación de la especie opera del siguiente modo:
la duda se convierte en método filosófico, también como una herramienta contra
los escépticos. Es un sujeto que pone en cuestión las verdades heredadas, que
cuestiona las verdades de la autoridad, los prejuicios desde fuera, de lo
común. La crítica al prejuicio es importantísima en el feminismo clásico.
Descartes argumenta la necesidad de un análisis de los prejuicios. Pone en duda
todo lo que tiene que ver con el mundo externo. El sujeto cartesiano no tiene
cuerpo, es una cosa que piensa (res
cogitans), un sujeto pensante. El cuerpo no es relevante desde el punto de
vista metafísico. Para Descartes, la racionalidad del hombre es la misma que la
de Dios – en su caso infinita, en el caso del hombre finita. La fuente de la
diferencia de capacidades es el cuerpo, lo que iguala es la capacidad racional.
El espíritu otorga razón al mundo. El conocimiento es un instrumento de los seres
humanos, les hace alcanzar la verdad, le hace más libre, les permite
enfrentarse al mundo. Surgen las ideas abstractas de libertad e igualdad. En el
siglo XVIII la libertad no es sólo capacidad de nombrar, sino de establecer la
acción, de libertad en el sentido político.
Poulain desarrolla las implicaciones
éticas de los presupuestos cartesianos. Todo el feminismo ilustrado elaboraría
su teoría desde la crítica al prejuicio, el vínculo de la desigualdad con el
prejuicio. Esto va a suponer que quien no es capaz de presentar razones sobre
la desigualdad como prejuicio no lo puede sostener. Quien tiene que demostrar
que no somos iguales es quien aboga por la desigualdad. La carga de la prueba
se desplaza al contrario, aunque no sea este el único argumento.
En su obra “Sobre la desigualdad de los
sexos”, Poulain ataca a los prejuicios y a los argumentos de autoridad en
general. Se apoya en la distinción abismática entre mente y cuerpo para poner
de manifiesto que la desigualdad depende de la diferencia de los cuerpos. La
igualdad aparece en términos universales, pues la Razón es común a toda la
especie humana.
Fenómeno del Movimiento preciosista. Fue un movimiento cultural y literario
femenino. Se realizaban análisis psicológicos del amor, en género epistolar, las
definiciones de los usos de la lengua francesa… Este es el contexto de
aparición de los textos de Poulain. Disputas sobre si las mujeres tenían alma
llegaron a ser tema público. Estos salones eran urbanos, laicos y con un
carácter igualitario elitista. De aquí surgió la idea de una aristocracia del
espíritu, aunque sin criterios de sexualidad o económicos. Se forma en virtud
del mérito propio y el esfuerzo, y no por la pertenencia a un linaje. En
Poulain es una concepción universalista, no hay élites.
La obra de Poulain se inserta en el
ámbito de la filosofía práctica. Pragmatiza el cógito cartesiano. «Existimos porque lo que duda actúa.» Lo que
actúa existe, la duda forma parte del ámbito de la acción. Por lo tanto tiene
que darse reflexión en el ámbito de la acción antes que en el ámbito
epistemológico y metafísico. Las costumbres son el ámbito de reflexión de lo
moral y lo político. Propugnar una reforma de las costumbres es propugnar una
reforma social. La reforma de las costumbres es fuente de virtud cívica. La
educación se convierte en un arma y un tema fundamental. En esta época la
filosofía de la historia hace aparición, y la historia tiene un sentido; y es
que transcurre hacia mejor, hacia un progreso. La historia es el lugar del
perfeccionamiento humano a título colectivo. Eran optimistas en este sentido.
Es una interpretación de la historia muy mediada por el cristianismo.
La desigualdad de las mujeres está
vinculada al nivel de progreso de una civilización. Es el indicador de la
perfección. El feminismo aparece como ideal civilizatorio y universal. En el
feminismo de la igualdad este feminismo prevalece.
Realizará también un análisis crítico de
su sociedad. Sigue para ello las pautas del método cartesiano (p.7): no
reconoce como autoridad más que la razón y el buen sentido, no reconoce la
autoridad de las escrituras. Se encuentra con que tiene que argumentar que el
libre examen pertenece a todos los miembros de la especie. Tiene un argumento iusnaturalista, doctrina
jurídica que aboga por una serie de principios y derechos que todos lo seres
humanos tendrían por naturaleza. La idea es que hay un derecho natural, la igualdad se sustenta en la mera naturaleza.
Trata de pensar un estado social en el que no hubiera desigualdad. Es lo que se
llamará en Europa a partir de ahora como “estado
de naturaleza”, reconocida como hipótesis no necesariamente histórica.
Poulain trata de concebir esa sociedad sin los conflictos que quiere eliminar.
Su modelo es extraordinariamente similar al de Rousseau. En ese estado
hipotético de naturaleza el ser humano es bueno. El origen del mal está
en la forma de organización de la especie. La noción de naturaleza siempre será
utilizada como instancia crítica, independientemente de la caracterización que
se le dé. El estado de Poulain es el del buen
salvaje. Son buenos, lo que significa que el mal es mal social. No hay un
mal metafísico, por lo que el mal se naturaliza. La mayoría constataba el mal
en las relaciones humanas. El mal no está en la naturaleza humana, sino en las
formas de organizar la sociedad. Entre las causas de mal está la desigualdad.
La desigualdad entre hombres y mujeres es
sobre todo desigualdad física, pero esto en el estado de naturaleza es
irrelevante. También lo es el hecho de que la mujer es la que se quede
embarazada. Pero estas diferencias de tipo fisiológicas no son desigualdades en
el sentido propio del término. La desigualdad surge con la extensión de la
familia, del parentesco. Con esto comenzó la división sexual del trabajo. Esta
división provocó guerras, empezando por dentro de la familia, de los grupos
emparentados. Esto es porque los varones pequeños se rebelan contra la
autoridad del hijo primogénito, que hereda los bienes de la familia. En esto
resulta que las mujeres pasan a ser parte de las propiedades que se desean
arrebatar. También es porque en la guerra la fuerza física es la determinante.
La desigualdad de las mujeres tendría que ver con el reparto desigual de los
bienes. Lo que habría que conseguir entonces es resolver la desigualdad de las
mujeres. Su propuesta es modificar las costumbres mediante la educación,
principal arma política.
El Rousseau de “El contrato social”
afirma que la autoridad debe ser de todos, porque es el único modo de obtener
la igualdad/libertad. No están siempre en la misma relación, aunque sí a la
par. El Liberalismo sería una
corriente que diera prioridad a la libertad (Kant, Hobbes, Condorcet), mientras
que el Socialismo sería dar una
prioridad a la igualdad (Rousseau, Wollstonecraft, de Gouges). La Voluntad general no es la Voluntad de
la Mayoría. La libertad se trata en sentido positivo, como autonomía. Uno es
libre si se rige por pautas propias. La autonomía se liga al reparto de
igualitario de la propiedad, pues quien depende de otros en lo material depende
también de las ideas.
“Libertad, igualdad y fraternidad”.
“Fraternidad” equivale más o menos a “Solidaridad”. “Ser hermanos” es ser
iguales. Tradicionalmente el padre considera por igual a todos los hijos. En el
caso de Rousseau los hermanos son iguales, pero no hay Padre, no hay una
voluntad por encima. Pasa por el reconocimiento del otro como hermano.
Poulain reivindica la igualdad en la
educación de hombres y mujeres, porque ambos tienen ‘buen sentido’. La
ignorancia de las mujeres es efecto de una mala educación, no la causa, es un
efecto que hay que subsanar. Lo que hay que hacer es educarlos/las en el método
cartesiano, el que permite el desarrollo de las capacidades racionales. Se
busca una educación para la autonomía racional, y se considera que la racionalidad
está ligada a la virtud ética y política. En el concepto de educación hay un
aspecto informativo (de contenidos) y otro aspecto formativo (formar la mente
en un método). El maestro no determina las verdades, sino cómo tratar los
contenidos.
Todo se traduce en una mejora de las
relaciones en general, entre hombres y mujeres y entre las mismas mujeres. Es
otro concepto de autoridad, del de quien sabe. Es un concepto de igualdad que
no homogeneiza hacia una identidad total.
Posteriormente se considerará necesaria
una revolución, no bastará con una reforma de las costumbres.
El concepto de ciudadanía
Es el concepto clave en el feminismo del
siglo XVIII, y en general en la teoría política de la Ilustración.
Hubo una crisis económica brutal previa a
la Revolución Francesa. Se formó una alianza entre el pueblo y la burguesía
contra la nobleza. Damos algunas precisiones históricas.
Durante el Siglo XVII y gran parte del
XVIII la desigualdad de derechos de las mujeres no se percibía claramente
debido a que algunas mujeres tuvieron un gran protagonismo político, y esas
desigualdades aparecían mezcladas al estamento social.
En 1789 se hace la Declaración de los
Derecho del Hombre y cae la cabeza del Rey. Pero las mujeres quedan excluidas
de estos derechos, y se pone de manifiesto la discriminación sexual. Se percibe
todavía más cuando se revisan los reglamentos entre 1789 y 1792, cuando las
leyes electorales definen los sujetos políticos. Estos sujetos políticos están
ordenados según i) los que están habilitados para votar y ii) los que no lo
están. Dentro de los que pueden votar están quienes pueden ser elegibles para
la Asamblea Nacional, y estos son quienes pueden pagar una determinada cantidad
de impuesto, y lo mismo ocurre para la elección de departamentos. Respecto a
los ciudadanos activos incluyen criterios económicos y de sexo. Los ciudadanos
pasivos (los que no pueden votar) son las mujeres, incluidas las damas con
propiedades.
Cuando se habla de ciudadanía, ésta se
dice en distintos sentidos, afecta a diferentes campos de bienes: para
referirse a la ciudadanía política (el derecho a elegir y ser elegido
como representante), para referirse a la gestión de la educación, para
referirse a la gestión de la propiedad, para referirse a la libertad
de movimiento, para referirse a la libertad de hablar en público o a
la autoridad para justificar en un juicio. Nancy Fraser y Linda Gordon
resumen todos estos sentidos de ciudadanía en 3 nociones fundamentales:
1. Ciudadanía
política. Ejercicio
electoral en los y a los cargos de representación.
2. Ciudadanía
civil. Libertades de los
individuos (derecho a uno mismo, derecho a bienes propios, libertad de
expresión…)
3. Ciudadanía
social. Bienes de tipo
colectivo (derecho a la educación, etc)
Las prioridades de buscar cada uno de los
sentidos de ciudadanía varían según épocas y teorías, aunque la ciudadanía
política ha sido generalmente la primera, junto con el derecho a bienes
individuales.
En todo el contexto de la Revolución
Francesa el poder y los partidos políticos estaban muy fragmentados. La
actividad política social se daba en los clubs
(que podían ser masculinos, femeninos o mixtos), casi todos partidarios del
nuevo régimen (fuera el que fuera a constituirse). Dentro de los partidarios
del nuevo régimen – que se conocían como Ilustrados – había dos posiciones
fundamentales: los que hablaban de desigualdad dentro de la igualdad y los que
no, en lo referente a las mujeres. El apoyo teórico fundamental para el primero
fue la Teoría médica de los
temperamentos, que afirmaba que todos los seres humanos son iguales, pero
se distinguen por los temperamentos, lo que distingue tajantemente a hombres y
mujeres por sus órganos sexuales. Las mujeres tendrían una capacidad distinta
de razonar. Los que abogaban por la igualdad entre hombres y mujeres también
apelaban a la naturaleza, pero positivamente para las mujeres. Está contemplada
a la luz del derecho natural (O. de Gouges, Condorcet), noción jurídica y
política. La Teoría de los temperamentos buscaba justificar la situación de las
mujeres del momento, para gestionar la desigualdad.
Condorcet fue un Ilustrado partidario de la
revolución, un aristócrata revolucionario e igualitarista extremo. Formaba
parte de un grupo filosófico que se denominaron los Fisiócratas, que fueron los receptores franceses del
liberalismo inglés. En éstos, el concepto de igualdad es un derecho natural.
Considera que hay además tres principios, otros tres derechos naturales: libertad,
seguridad y propiedad. Según Condorcet va ajustando el concepto
de igualdad los otros tres van perdiendo protagonismo[2].
Hay una desigualdad natural (que es lo
que nosotros entenderíamos como diferencia)
y una desigualdad institucional, que es la realmente nociva para alcanzar la
sociedad perfecta. Hay desigualdad de riqueza, entres quienes heredan
medio de subsistencia y los que necesitan trabajo, y en la instrucción.
Como no se puede evitar la causa puesto que es natural, sólo podemos disminuir
los efectos. Soluciones: en cuanto a las riquezas se tenderá al equilibrio de
riquezas; sobre el problema de la herencia propone crear seguros sociales,
subsidios y pensiones para quienes no tienen medio de subsistencia; y la
intervención del estado para establecer las instituciones educativas, gratuitas
para todos los miembros de la sociedad. Esta cuestión era clave para la
eliminación del prejuicio entre los individuos, pues las instituciones las
manejan los individuos. Ataca a los Ilustrados desigualitaristas como tiránicos, asimilándolos al Antiguo
Régimen.
En el debate de la Teoría de los
Temperamentos da los siguientes argumentos en contra:
1. Sobre la supuesta superioridad
intelectual de los hombres. Los argumentos están en relación con la
exclusividad de la educación sobre una minoría de varones. El absurdo en este
argumento es que como conclusión también sólo habría una minoría de hombre
gobernantes.
2. Habría que estudiar si la inferioridad
real de las mujeres es un efecto histórico o su causa.
3. Argumentos relacionados con el cuerpo.
Condorcet tiene formación fisiócrata, y el ser humano es cuerpo (a diferencia
de Poulain). Los varones tampoco son res
cogitans pura, ambos sexos son cuerpos con funciones racionales.
4. Sobre el argumento de los cuerpos de las
mujeres como cuerpos con indisposiciones
pasajeras, entonces todos esos cuerpos (como los que padecen de gota)
tendrían que desvincularse de la política.
5. P. 102: Hay quien dice que las mujeres no
se conducen por la razón. Sí, pero resulta que a las mujeres se les inculca
unos intereses distintos a los de los varones. Se les inculca perseguir la idea
de lo honesto, no de lo justo. Todo este argumento señala el ser de las mujeres
de su época como un efecto de las instituciones que generan desigualdad, no una
causa.
Hay otra serie de argumentos contra la
desigualdad, como la falacia naturalista (“ser” es “deber ser”). También otros
de corte político, como el “miedo al poder de las mujeres”, se arguye que quien
no tiene el poder influye sobre otros; y al no ser esto controlable, es más
perjudicial que si no se le da poder político a las mujeres. También sobre la
posibilidad de que el trabajo en los ámbitos domésticos quedase sin tratar, se
argumenta que en realidad habría muy pocas mujeres que trabajasen en el orden
público, como no todos los hombres están insertos tampoco en tal orden.
Algunos han señalado una laguna en
Condorcet. Referente a la definición de “familia”, pare que ésta asume de una
manera completamente acrítica que el espacio propio de las mujeres es el
doméstico. Ha habido varias interpretaciones acerca de esta laguna. La más plausible
es que Condorcet tratase de convencer a los no igualitaristas, aun a costa de
inconsecuencia teórica, que fuera este argumento una estrategia política.
Comentario al epílogo del texto de
Olimpia de Gouges. La institución familiar debe estar bajo el derecho de
igualdad, concepto utilizado al modo rousseauniano. Con Rousseau el modelo de
familia es el pequeño-burgués: marido, mujer e hijos. Es considerado como la
célula generadora de ciudadanos. Lo que O. de Gouges hace es simular un
contrato social en el que la mujer también es ciudadana, no simplemente
generadora de ciudadanos. Hace notar que la familia es también fuente de
desigualdad. Aborda la cuestión de las madres solteras y las solteras.
Reivindica una voz pública para las mujeres a través de su autoridad para
señala quien es el padre del ciudadano. Si esto se lleva a cabo entonces se
llegará a una purificación de las
costumbres.
El movimiento sufragista
Cronología
del Movimiento Sufragista (1848, Seneca Falls – Gran Guerra, 1914)
1ª
Fase. 1848-1871. Sufragismo Norteamericano. Biblia de las mujeres.
2ª
Fase. 1871-1900. Florecimiento en el Reino Unido. Publicaciones de J.S. Mill y
H.T. Mill
3ª
Fase. 1900-1914. Radicalización política.
Hay una conexión y un desarrollo del
discurso ético vinculado al discurso político, frente a las reflexiones de tipo
natural-político del feminismo de época Ilustrada. El giro es hacia la ética.
Hay incluso una elaboración muy desarrollada en los textos de J.S. Mill y H.T.
Mill.
Tras la Revolución Francesa se
erradicaron todos los feminismos, e incluso apareció algún que otro
anti-feminismo muy fuerte. En el código de Napoleón se fijó la necesidad de la
obediencia de las mujeres a los maridos. Culturalmente después vino el
romanticismo, que no era ya un anti-feminismo, sino un movimiento completamente
misógino.
El feminismo resurgió al abrigo de los
socialismos y los anarquismos de la segunda mitad del siglo XIX. Estos
movimientos sociales feministas siguieron la línea de argumentación desde el
concepto de igualdad. Todos tienen que ver con la noción de propiedad, algo que no se había
cuestionado anteriormente. El texto de referencia de la cuestión femenina es el
de Engels. Al mismo tiempo surge el sufragismo, que no es socialista ni
anarquista, sino burgués. Fue fundado por mujeres, de lo que llegaría a ser
EEUU, que pertenecían a la burguesía. No defendían sólo los derechos de las
mujeres, sino también los mismos motivos que el movimiento antiesclavista.
Hasta entonces las burguesas habían
manifestado el éxito laboral del marido. Eran un símbolo de estatus social,
menores de edad permanente a todos lo efectos y dependían económicamente de los
maridos. Aparecen las solteronas,
además de cómo figura histórica como símbolo de completo empobrecimiento. Las
sufragistas norteamericanas surgieron como parte de los grupos antiesclavistas.
Eran grupos protestantes igualitaristas. El fondo teórico es teológico y de
corte protestante, además de antirracista. Son también individualistas y
reformistas, también por ello se les presenta como ejemplo de feminismo
liberal.
La declaración de Séneca Falls se considera el inicio del sufragismo. Es un
manifiesto político más que un texto teórico. Stanton publica por la misma
época una edición de la Biblia comentada por mujeres. Eran sobre todo un grupo
de mujeres activistas tremendamente culto, que recuperaba argumentos
iusnaturalistas y divinas. Lo que igualaba a la especie es la razón (en la
estela del feminismo clásico) a través de la lucha contra el prejuicio y la
reforma de las costumbres. Igualdad como ideal civilizatorio para la mejora
moral y universal.
En el caso del feminismo inglés, éste
tiene como sustrato el utilitarismo, teoría ética. Fue mucho más radical que el
feminismo norteamericano.
John Stuart Mill es considerado fundador
de un liberalismo con cierta conciencia social (algo así como una
social-democracia). Fue importante además como pensador político en su época,
defendió al bando abolicionista norteamericano, la reforma agraria irlandesa,
es fundador del sufragismo femenino en Inglaterra, miembro del radicalismo
filosófico del momento – un grupo de activismo social que abogaba por la
reforma social – etc… En esto J.S. Mill muestra los rasgos de su liberalismo,
que constituye ejemplo de un feminismo liberal. Pero debajo de los argumentos
políticos están los éticos.
El utilitarismo es una doctrina ética que
tiene como fin deseable la felicidad.
Además aboga por un individualismo
en todos los territorios. El sujeto político es el individuo, no una clase
social. El feminismo tiene beneficios no sólo sobre el colectivo, sino también
sobre los individuos. Un problema que hay que explicar es porqué hay que
perseguir un bien social para conseguir felicidad individual. No cabe felicidad
individual sin bien colectivo. Se defiende la propiedad privada. El origen de la desigualdad no está en las leyes
de producción, pues son naturales y no generan desigualdad; están en las leyes
de la distribución de la riqueza social. Una distribución de los bienes justa
resolvería los conflictos y traería la felicidad a todos.
La felicidad es el fin último del
utilitarismo. El utilitarismo tiene la idea de que todos lo seres humanos
tienden a su propio perfeccionamiento por naturaleza. Este perfeccionamiento se
consigue siendo máximamente felices. Lo convierte en una teoría ética eudomonista, además de hedonista, porque busca el placer. Es
también ética material, frente a una
ética formal como la kantiana. La felicidad es siempre un fin individual, nunca
colectivo. Por eso es necesario un sistema social que ofrezca igualdad de oportunidades. La felicidad
es estructuralmente la misma en todos los seres humanos, y tiene por lo tanto
una concepción unitaria de la especie.
El objeto de la felicidad puede ser el mismo o no, pero consiste sobre todo, y es
común a todos, en lo siguiente: el rechazo al dolor y la búsqueda del placer.
Todas las decisiones morales dependen de uno mismo, sin embargo no estamos
confrontados únicamente con nosotros mismos. La búsqueda de la felicidad es
origen de conflicto. La cuestión es cómo armonizar interés individual y
colectivo. La solución es un Principio
Altruista, que afirma que para uno mismo es bueno perseguir la felicidad
ajena. Sólo se obtiene la felicidad propia si se procura la felicidad de
los demás.
La fundamentación de todo esto no es
apriorística, no hay un deber de por medio (al menos en un principio). No hay
nada que deba ser al margen de los hechos dados. Lo único real es el placer y
el dolor. Se hace un análisis exhaustivo del placer y se realizan unas jerarquías.
Los placeres en J.S. Mill se ordenan de acuerdo con términos cualitativos. Los
placeres del espíritu proporcionan más felicidad – en el sentido individual y
colectivo – que los placeres sensibles, aunque no descarta la necesidad de los
placeres sensibles.
El placer brota del deseo humano. Esto
podría indicar un determinismo naturalista, sin embargo Mill argumenta que es
posible educar los deseos. Tiene que ver con la concepción de un sujeto que se
perfecciona, que se autoconstruye desde su nacimiento. El ser humano puede
aprender a desear aquellos placeres que son más elevados, se puede educar en el
logro de los placeres. La educación
va a ser por tanto un arma de perfeccionamiento social. Vemos que se engarzan
muchos de los temas del feminismo clásico (perfeccionamiento humano, ideal de
educación, etc…). Los placeres que son más genuinos nacen del principio
altruista, los que persiguen la felicidad de los semejantes; junto por supuesto
con los placeres intelectuales. A través de esta vía nos convertimos en
mejores, aunque exige esfuerzos y sacrificios, un disciplinamiento de las
facultades racionales. Esta es la manera más eficaz a su juicio para conseguir
la felicidad individual.
Será eficaz esto si se tiene presente que
todos los seres humanos nacen libres. Para conseguir la felicidad se tiene que
dejar paso a la libertad de los demás, supone que los demás puedan ejercer su
libertad evitando el sufrimiento propio y ajeno. Parte de la felicidad es la
libertad. Entonces la libertad ha de realizarse en un contexto igualitarista.
Hasta ahora tenemos lo siguiente. El
fundamento es de tipo ético, de una
naturalización de la igualdad. El bien básico es la felicidad. No hay bien ético sin bien político, no se puede alcanzar la felicidad propia si
no hay felicidad ajena. El modelo político es liberal. Curiosamente es un modelo ético-político que se puede
conectar directamente con cuestiones de los derechos de los animales, pues lo
que caracteriza a los seres humanos es su sensibilidad, sus sentidos, por mucho que luego se
racionalice sobre ellos.
La felicidad pasa por el hecho de que los
individuos puedan desempeñar sus
capacidades y facultades. Para eso lo que habría que hacer (p.175) es permitir
que todos los miembros de la sociedad pudieran participar en el ámbito público
en libre competencia. Por lo tanto hay que conseguir objetivos de tipo
político, como reivindicar el acceso de las mujeres al ámbito de trabajo. Todo
esto ayuda a romper con los prejuicios del destino de nacimiento, como que el
fuerte tiene más derechos que el débil por naturaleza. En una sociedad
evolucionada y en progreso (idea procedente del feminismo Ilustrado), desde un
ideal asintótico (relativo) y mediante el uso autónomo de la Razón, se tenderá
a la igualdad. La desigualdad de las mujeres es algo que impide el progreso de
la historia y se detiene por tanto en el progreso individual. Este tipo de
prejuicios se les denomina «los vestigios del viejo mundo pre-moderno», que se
presentan en la costumbre y hacen que se reproduzcan en la noción de naturaleza
(p.167). La igualdad de las mujeres es de interés universal y no particular. Lo
que se denomina como «natural» en una mujer es (también) artificial. Es
fundamental incidir en el ambiente para
que cada cual pueda llegar al máximo de sus posibilidades. Es necesaria una reforma de las instituciones, porque
están regidas por el prejuicio y son fuente de degradación moral, y afecta
tanto a las mujeres como al resto de la sociedad. La familia – entendida como
primera institución – puede ser fuente de igualdad, pero también de
desigualdad; puede instruir o corromper moralmente. Hay presente algo de la
dialéctica del amo y el esclavo hegeliano, que la degradación moral se ejerce
entre todos. La igualdad no es algo que trascienda, sino que se ejerce. Las
instituciones que hay que reformar son la
familia, la educación, el sufragio y el acceso al trabajo. Las mujeres dejarán de ser objetos de 2º
orden, relegados desde siempre al orden familiar, y sus intereses cambiarán.
Mill es el primero que además introduce distinciones entre la desigualdad de
las mujeres y la de los esclavos, y es que las mujeres consienten su dominación. Autonomiza la lucha de las mujeres como
independiente, porque el tipo de dominación es distinto; se separan el
abolicionismo y el feminismo. Esta es una aportación importante, nunca antes
presentada, así como su intento de explicar la posibilidad del consentimiento y
de cómo romperlo. Para romperlo se apela a los efectos del poder que procuran sufrimiento, y no al poder en sí
mismo como ente abstracto. El sufrimiento es la fuente de deslegitimación, y es
una idea sumamente potente.
Hay que convertir a la familia en una
educadora de los placeres instintivos. Las causas del consentimiento son la atracción natural entre los sexos y la entera dependencia de la mujer de su
marido. ¿Cómo van a acabar las mujeres con su fuente de placeres? Lo que hay
que hacer es una reforma de la institución familiar para que se eliminen los
prejuicios y la corrupción moral.
Guía para el texto
«Contrato versus caridad» de Nancy Fraser y Linda Gordon
El texto de Nancy Fraser, neopragmatista
del siglo XX, se sitúa en el contexto de EEUU durante el gobierno de Ronald
Reagan. Es también aplicable al contexto global occidental en la actualidad.
Hay una distinción entre ciudadanía social y ciudadanía civil.
Con ciudadanía social nos referimos a los
ideales de participación en la vida pública a través de instituciones reguladas
por el estado. El bien común es la
noción prioritaria para alcanzar bienes individuales. Hay que situar la
recuperación de la noción de ciudadanía
social dentro del debate del Comunitarismo político, una doctrina
filosófico-política que hace crítica a la tradición liberal más dura. En
relación con la crítica a la modernidad ilustrada, se ataca la interpretación
liberal, que definió el egoísmo como la característica principal del individuo.
El liberalismo legitimaba y reproducía la desigualdad social. Los
neocomunitaristas como Taylor, o una neocomunitarista feminista como Nussbaum,
son al mismo tiempo neoaristotélicos. Vienen a rescatar la idea de que el ser
humano es ser social. Nadie «es» independientemente de su contexto social.
Necesidad de rescatar el análisis de la sociedad y de la identidad social. Se
rescata la idea de «fraternidad» rousseauniana bajo la noción de «solidaridad».
«Solidaridad» es un concepto político, la idea de que prima el bien común.
¿Qué ocurre con la noción de ciudadanía civil? Ésta es una idea
liberal, individualista, referente a todas las propiedades y derechos individuales.
Si nos fijamos en cómo funcionan los estados en la actualidad, éstos se atienen
más a la ciudadanía civil. Lo que está ocurriendo es que los valores de la
ciudadanía social han dejado de ser entendidos como derechos para asociarse a
la caridad. Es una reivindicación
del cristianismo como fuente de ideología política.
El punto de partida teórico es un texto
de Marshall. Se le critica que no tuvo en cuenta la división por género. Se
puede rastrear una mitología cultural acerca de la ciudadanía civil, y que
afectó a los programas del estado de bienestar. Pero también tal programa
afectó al propio concepto de ciudadanía
civil. El concepto de ciudadanía moderno partió de la distinción entre ciudadano activo y ciudadano pasivo bajo un criterio económico (pp. 71-73). La
propiedad fue fundamental para la fijación de este concepto, al igual que el
concepto asimiló la propiedad como parte de su definición. No sólo la propiedad
de los medios de producción (los co-protegidos). Los ciudadanos son propietarios,
«cabezas de familia». Este tipo de contrato está extraído de un modelo
«mercantilista». Será el modelo de relación igualitaria, como la equivalencia
que se establece entre propiedades. En cuanto a los co-protegidos (mujeres y
esclavos), para el cabeza de familia, tener co-protegidos se introdujo en la
definición de ciudadanía civil. Para ser ciudadanos había que tener
co-protegidos. El ciudadano se define por la dialéctica del amo y el esclavo.
La noción de co-protegido es la que sustenta la desigualdad según criterios de
«naturaleza».
Las reclamaciones feministas desbarataban
por esto el concepto de ciudadanía civil. Al introducir a los co-protegidos en
la ciudadanía no se produce simplemente una ampliación del concepto, sino una
redefinición radical. Estas reclamaciones se hacía de acuerdo con los principio
de la ciudadanía social.
El modelo de contrato en el espacio
privado es otro del público. Los recursos más abundantes en el primero parecían
ser los sentimientos, haciendo de las relaciones privadas un intercambio no
contractual basado en lo natural. El concepto de caridad aparece en un ámbito que no es el de la esfera pública,
pero que no está limitado al la esfera doméstica. La esfera doméstica es todo
lo que queda fuera de la esfera ciudadana. La construcción de estas dos esferas
prestigia el trabajo asalariado y devalúa el trabajo en el ámbito doméstico,
los intercambios que no tienen valor monetario. No sólo no se tiene en cuenta
su valor, sino que además se desprecia.
El reconocimiento formal de los
co-protegidos no ha generado igualdad material. Las políticas que redistribuían
los bienes igualitariamente se apoyaban en la noción de solidaridad y justicia.
Solidaridad como incremento de la justicia. Lo que ha ocurrido en las
sociedades tardo-capitalistas a partir de los años 80 es que desaparecieron los
movimientos de redistribución. Los movimientos sólo se recubrieron
ideológicamente bajo el favorecimiento de las ONG’s y de la voluntariedad,
trasladándose al ámbito del interés individual.
En el espacio público hay una serie de
formas públicas de reciprocidad no contractuales. Pero estas formas se tornaron
irrelevantes desde el punto de vista político, por ejemplo: las relaciones de
parentesco en cuanto a la familia extensa. También las relaciones de «buena
vecindad» y las relaciones comunitarias en general. Estas formas de
reciprocidad desaparecen o se reducen al formato contractual. Estas formas han
encontrado su componente ideológico al considerarse actos unilaterales
completamente voluntarios. La cuestión de la moral se vuelve unilateral. Todo
ha quedado ideológicamente calificado y reducido a la «caridad» (p.76). Pero
estas formas de reciprocidad resultan ser necesarias para el modelo de
ciudadano basado en la igualdad.
Resulta además que quien recibe caridad
queda minusvalorado, menospreciado. El donante adquiere buena reputación moral,
y el receptor estigmatizado (“su desventaja” está producida por “su error”).
Esto dominó en la organización de las políticas de estados del bienestar
(p.77), en la organización de qué era considerado intercambio contractual y qué
era caridad. Para evitar esta división discriminatoria sería necesario
redistribuir económicamente o reconsiderar la división público/privado en el
espacio doméstico. La ideología sigue vigente en la actualidad en varios
niveles.
Una tarea que señalan las autoras es el
cómo combinar los derechos de ciudadanía social y civiles, el ya viejo problema
de cómo combinar igualdad y libertad, y también por lo tanto el problema entre
donación e intercambio. Cómo articular la interdependencia (no la dependencia o
la independencia) de los términos.
Además la cuestión no es sólo pensar qué
es la ciudadanía, sino también quién es el sujeto político, el interlocutor
(sobre todo si prescindimos del título de identidad colectiva); que se plantea
en el texto de Chantal Mouffe, y que es determinante para el feminismo como
teoría crítica de la sociedad.
[1]
Salzman deja abierta la posibilidad de que hubiera un pasado en el que no
hubiera desigualdad, también que estas sociedad igualitarias hubieran realmente
existido históricamente. Deja la posibilidad de sociedad con diferencias
sexuales que no implicaran dominación, una estratificación
sin dominación.
[2] Es una red inserta en el
liberalismo, al contrario que Olimpia de Gouges, que es rousseauniana, y cambia
por lo tanto la red conceptual.
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