EL SUJETO Y LA SUBJETIVIDAD: ALGUNOS DE LOS DILEMAS ACTUALES DE SU ESTUDIO
Fernando Luis González Rey, Universidad de la Habana, Cuba y Universidade de Brasília, Brasil.
El sujeto y la subjetividad en la
historia del pensamiento psicológico
La cuestiones del
sujeto y la subjetividad no aparecieron en la psicología como resultado de la
modernidad , al contrario , la modernidad caracterizó a la psicología por una
metodolatría ( Danziger 1990 ) que sustituyó al sujeto por conjuntos de
variables y comportamientos a ser observados y/o medidos . Las construcción de
la cuestión de la subjetividad , o de conceptos que nos remiten a otra
representación de lo psíquico susceptible a ser identificada como subjetiva, se
expresan por primera vez en la psicología com la aparición del pensamiento
dialéctico, especificamente de aquel procedente del marxismo. Fué en la obra de
los autores soviéticos de la decada del 30, fundadores del enfoque
histórico-cultural, que se va a delinear una forma de comprender la psique que
la ubica en outra dimensión ontológica , diferente a como venía siendo
comprendida por las diferentes tendencias de la psicología hasta aquel momento.
En la
concepción presentada por los autores soviéticos se integran elementos que
habían sido tratados de forma dicotómica en la hstoria de la psicología , como
afecto – cognición y lo social y lo individual , aspectos que se integran a un
representación del individuo como sujeto de sus procesos psicológicos,
apareciendo por primera vez com nitidez la idea de un sujeto subjetivamente constituido. Esta idea queda
clara tanto en Vyotsky como en Rubinstein, así , Vygotsky escribe ( 1968 ):
“ Consideramos la relación entre la inteligencia y el afecto , cuya
separación como objeto de estudio es el punto más débil de la psicología
tradicional, puesto que hacen aparecer el objeto de pensamiento , como una
corriente autónoma de pensamientos que se piensan a “ sí mismos,” segregada de la plenitud vital de los
intereses y necesidades personales , de las intenciones e impulsos del sujeto que piensa.“ (pag. 44)
A pesar de que la dialéctica , tanto marxista , como
hegeliana, mantiene la influencia del racionalismo, permite una comprensión
diferente de sujeto que aquella que nos legó
aquel periodo , versión de sujeto
que há estado presente en las elaboraciones posteriores de la teoría de la
complejidad . El sujeto al que se refiere Vygotsky, a pesar de aparecer solo como conjunto de
referencias aisladas en su obra, es precisamente el sujeto personal subjetivado
de la acción social , construcción que
Vygotsky no consigue alcanzar en su obra.
Otra
de las grandes tendencias del pensamiento moderno en la psicología fué el
psicoanálisis, en el cual la modernidad se expresa en la tendencia a la
busqueda de la objetividad que caracteriza el pesamiento freudiano hasta el
1915. Como señala E.Roudinesco ( 2000):
“ Muy
apegado a la ciencia mas evolucionada de su époa, Freud quería hacer de la
psicología una ciencia natural “ ..... “ La
ambición de Freud , en esa época , era reducir a esse modelo
neurofisiológico la totalidad del funcionamiento psíquico noral o patológico :
el deseo, los estados alucinatorios, las funciones del yo, el mecanismo del
sueño , etc “( pag 63)
La objetividad , como definición esencial asociada al concepto de ciencia
dominante en la modernidad, fue la
tendencia que dominó el desarrollo del psicoanálisis hasta 1915, sin embargo, el pensamiento de Freud
cambia a partir de 1915 , época en que introduce el concepto de pulsión de
muerte y en que comienzan los trabajos que dan un mayor valor a las cuestiones
sociales. De todas formas, en el próprio psicoanálisis freudiano es difícil
reconocer la figura el sujeto en tanto protagonista activo, con capacidad
generadora propia en los espacios de la
vida social. Es cierto que Freud nos presenta un sujeto dotado de razón , pero
no en el sentido del sujeto hegemónico de la modernidad, por el contrario, en
el sentido de que en sus actos y en su lenguaje, puede aparecer su
transformación, solo que esta transformación Freud la concibe dentro del
espacio de análisis, donde la expresión del sujeto y de sus actos adquieren sentido
solo en el proceso terapeútico.
El sujeto delineado en Freud está mucho más subordinado a
las fuerzas indescifrables de un inconsciente atado a la sexualidad reprimida,
que presente en sus posibilidades
generadoras de sentido y ruptura. Para Freud el sujeto está constituido por lo
psíquico, aunque la representación de lo psíquico que nos trasmite en su
ontología está muy asociada al lenguaje biologicista que caracterizó de una
forma u otra toda su obra. Queremos subrayar la idea de que el sujeto freudiano
es un sujeto constituido por su psique, y que no está totalmente “ sujetado”,
aunque si esencialmente sujetado a su inconsciente. Algo que caracteriza la
obra de Freud es su determinismo y, en este sentido, el sujeto que nos presenta
es un sujeto determinado esencialmente por su mundo interno.
A pesar de que para Freud el deseo esta indisolublemente
ligado a la sexualidad , el sujeto freudiano esta constituido por el deseo, el
deseo es fundante de la ontología psicoanalítica, expresándose a través de un
inconsciente dinámico , afectivo y contradictorio. Lo simbólico aparece como
expresión de lo reprimido , no como
sustitución del deseo. Freud, en mi
opinión, nunca llega a cambiar su representación de la psique , en el sentido de planteársela como subjetividad
, si entendemos por ello una ontología
no naturalista de la psique, comprometida con la condición cultural de la vida
del hombre.
Como Pichon Riviere acertadamente expresa ( 1991) :
“ El análisis de estos párrafos nos muestra que Freud alcanzó por momentos,
una visión integral del roblema de la interrelación hombre-sociedad, sin poder
desprenderse, a pesar de ellos, de una concepción antropocéntrica, que le
impidío desarrollar un enfoque dialéctico.
A pesar de percibir la falasia de la opocisión dilemática entre psicología
individual y psicología colectiva, su apego a la “ mitología “ del
psicoanálisis, de la teoría instintiva, y su desconocimiento de la dimensión
ecológica, le impidieron la formulación de lo vislumbrado, esto es, de que toda
la psicología, en un senttido estricto, es social” ( pag 28).
La psique no pierde su momento físico y fisiológico, solo
que este momento se constituye dentro de un sistema que no es de naturaleza
biológica, lo que no niega la capacidad generadoa de subjetivación del cuerpo y
de sus sistemas somáticos, los cuales son centros esenciales de prioducción
emocional, solo que esta producción , de forma general , entra en sistemas de
subjetivación de origen cultural dentro de los cuales se configura. Freud no
consiguió contruir este proceso, el cual era, en realidad , muy difícil de
representarse dentro de su época, por esta razón universalizó un conjunto de
invariantes universales asociados a los procesos y momentos comprometidos con
el desarrollo de la sexualidad, los que terminaron teniendo un valor universal
en la constitución psíquica del hombre.
Diferentes autores, entre ellos la propia Roudinesco han
intentado salvar a Freud de la crítica del pansexualismo de su teoría, sin
embargo , es muy difícil no reconocer la condición fundadora universal de la
sexualidad en la obra freudiana, cunado la propia libido como energía de la
vida psíquica, es por definición energía sexual. La sexualidad no se comprende
por Freud como un sentido subjetivo que se configura en la condición histórica
y cultural en que se desarrolla el sujeto. Es precisamente esta la gran
diferencia entre la sexualidad animal y la humana, diferenca que caracteriza la
constitución de la motivación humana en su conjunto.
En este marco complejo de producción de la psicología en
el siglo XX, el humanismo, conservando
al individuo en el centro de su construcción, se aproxima a representarse la
psique a través de atributos que la acercan más a su condición subjetiva ,
destacando más el carácter procesual de la psique, a través de lo cual
establece una relación más compleja e histórica entre la psique y las
condiciones históricas en las que viven los hombres. Entre los autores
humanistas se destaca en este sentido la obra de R.May , quien escribió (
1967):
“La dicotomía de espíritu y cuerpo del siglo XII asumía ahora la forma de
una separación radical entre la razón y
la emoción, con el esfuerzo voluntarista
(voluntad) entronizado como agente de decisión – y esto resultaba,
generalmente, en la negación de las emociones. La creencia del siglo XVII del
control racional de las emociones, se convertia ahora en el habito de represión
de las emociones.
Esa falta de unidad cultural y psicológica iría a producir la falta de
unidad interior y el trauma y, por tanto, la ansiedad en un número inmenso de
personas en el siglo XX” ( pag 73).
La cita anterior nos presenta una interesante
articulación entre la organización de un periodo histórico , y la forma en que
esa organización encuentra su expresión en la psique, con lo que se elabora una
concepción histórico - cultural de la ansiedad , y no una explicación universal
cuyo centro es la sexualidad , como hizo Freud. La división que señala R.May
entre la razón y las emociones , no solo afecto al hombre, sino que sirvió de
base para una representación del mundo que influyó con fuerza el própio
concepto dominante de ciencia.
En la misma época en que el humanismo se desarrollaba en
los Estados Unidos, Lacan ocupaba el espacio institucionalizado de la tercera
geneación de psicoanalistas franceses y hace una lectura el pensamiento
freudiano a través del linguística, principalmente influido por la figura de
Fde Seassure. Unido a esto, Lacan fue también fuertemente influido por el
pensamiento estructuralista , principalmente por Lewy Sttrauss, que dominaba la
producción del pensamiento social frances en aquel momento. A partir de estas
influencias , Lacan rompe con el
discurso biologista freudiano , pero en mi opinión, así como en la
opinión de otros autores (Castoriadis, 1990, Elliott , 1992), rompe también con la ontología freudiana en
su sentido más general, al concebir el lenguaje como constitutivo del
inconsciente y no el inconsciente como constitutivo del lenguaje, lo cual
invierte completamente la forma en que Freud comprendío esta relación en sus
momentos iniciales. En relación a esto Lacan escribe (1966):
“El sintoma analizado ...es apoyado por una estructura que es identica a la
estructura del lenguaje. Y por eso yo no
identifico una estructura a ser situada en algún tipo de las así llamadas
semiologías generalizadas.... sino la estructura del lenguaje como ella se
manifiesta a sí misma en los lenguajes que yo puedo llamar de positivo ,
aquellos que son actualmente hablados por la masa de seres humanos “ ( pag
444).
Lacan elimina la constitución ontológica del sintoma, y
coloca este en la estructura del lenguaje, con
lo cual los aspectos inconscientes de la organización de la enfermedad
se subordinan a la organización del inconsciente como lenguaje. La sustitución
de un imaginario empobrecido y distorsionador, ( como es vista esta instancia
por Lacan) por la organización simbólica
del insonsciente como lenguaje, marca un momento importante del pensamiento
francés que, en mi opinión es fundante del llamado pensamiento postmoderno
frances. Lacan ejerció una notable influencia en el pensamiento de Foucault, y
representó un momento crucial en la sustitución del fenómeno subjetivo, que
reconoce la emoción y el sujeto individual como constitutivos de la subjetividad, por lo simbólico y el
discurso.
Tendencias
actuales en la construcción teórica del sujeto y la subjetividad.
En el momento actual
la cuestión del sujeto encuentra una fuerte expresión dentro de la
tendencia iniciada por Lacan ,de definirlo en el espacio de lo simbólico. Esta
tendencia se há expresado de formas
diversas en varias tendencias del pensamiento social actual , entre las que se
destacan el análisis del discurso, que há emergido en condición de teoría y
principio metodológico, influyendo
diferentes dominios de la construcción del pensamiento social , mientras
que en la psicología los ecos del pensamiento lacaniano han pasado a ser “voces” no conscientes del construccionismo
social, y de algunos de los autores del enfoque socio – cultural. El
construccionismo social enfatiza el orden simbólico de los repertorios
discursivos y de lenguaje sobre los que se organizan todos los procesos
sociales y personales , eliminando al sujeto individual en su dimensión
subjetiva , mientras que algunos autores en el enfoque socio- cultural parecen
reconocer solo la instancia simbólica de los procesos estudiados, no
apareciendo la cuestión de la emoción y, cuando aparece, ella es considerada
solo como un proceso de significación..
Como señala Baerveldt.C ( 1997) :
“Por otorgar un status paradigmático al lenguaje o discurso, la psicología
discursiva se focaliza en el significado en la medida en que el puede ser
articulado o explicado. Las investigaciones mencionadas anteriormente de las
emociones, son la mayoría exclusivamente restrictas a el estudio de las
palabras que destacan emoción, de los guiones y escenarios de las emociones, de
las teorías indigenas de las emociones, etc... Aparentemente, nuestras
emociones adquieren sus sus significados sociales solo después que ellas han
sido interpretadas por medio de vocabularios compartidos y modos compartidos de
conversación. ( pag.12).
En este sentido es negado el carácter constitutivo de las
necesidades y las emociones en la
subjetividad, apareciendo estas como un epifenómeno de procesos de
significación, con lo cual se elimina toda intencionalidad teórica dirigida a
los procesos emocionales, lo que impide y bloquea el desarrollo de las
categorías necesarias para dar cuenta de ellos a nivel teórico, y conduce, al
nivel de la práctica, a ignorar lo emocional dentro del sistema de prácticas
sociales e institucionales. Aparece como una realidad natural algo construido
socialmente ; la existencia de un hombre sin emociones. Como señala
E.Roudinesco ( 2000) :
“ Como comprender , por outro lado, las declaraciones del filósofo Marcel
Gauchet, cuando pretende usar el inconsciente cerebral y el modelo de
computador para sustituir el inconsciente freudiano, que ya no ´tendría mas “
ibope “ en un mundo en que el afecto estaría en vias de desaparecer ? “ ( pag
61).
Sin dudas, que la desaparición del afecto forma parte de
la tesis, tan enraizada en algunos autores post modernos, sobre la desaparición
del sujeto.
Lo afectivo es constitutivo del sujeto humano, tiene un estatus ontológico en la definición
del sujeto que, a pesar de que es vivenciado por todos nosotros, en ocasiones,
hasta de forma dramática, no se expresa dentro del cuerpo de categorías
institucionalizadas de muchas de las
tendencias en moda en la psicología actual, las cuales, paradojicamente,
critican la institucionalización de la ciencia y, al mismo tiempo, institucionalizan y universalizan su visión
sobre el conocimiento psicológico. El término ontología no lo usamos para
definir una versión esencialista constitutiva del ser, sino para definir la
propia existencia humana. El afecto es una dimensión constitutiva del hombre ,
que encuentra formas específicas de organización en diferentes niveles de la
existencia humana , todos los cuales se
relacionan entre si y se configuran en diversas formas en los procesos de
subjetivación.
La idea del sujeto aparece con fuerza en las ciencias
sociales en sentido general. En los últimos años se está pasando de la muerte
del sujeto , a un rescate del sujeto , solo que este rescate se persigue desde
posiciones diferentes , muchas veces en franca oposición entre si. El sociólogo frances A .Touraine há escrito (
1999) :
“ La idea de sujeto estuvo durante
mucho tiempo estrechamente ligada a la de un principio superior de
inteligibilidad y de orden, y es reportándose a esas concepciones religiosas,
filosóficas y políticas del sujeto , que muchos pensadores , del siglo pasado
hasta hoy proclaman la muerte del sujeto. Mi punto de vista es el mismo , solo
que de la desaparición de las filosofías del sujeto veo surgir la idea del
sujeto personal “... “Es la modernidad realizada , o sea, la ruina de todos los
sistemas ordenadores, que permite al sujeto encontrar dentro de si mismo su
legitimidad y que le impide colocarse al servicio de una ley que estaría por
encima de él. “ ( pag. 94)
A.Touraine nos presenta la idea de un sujeto subjetivado,
de un sujeto que no esta “sujetado” de forma absoluta, sino que tiene una
capacidad generadora de subjetividad que le permite asumir posiciones
emancipatorias frente a los órdenes
exteriores de cualquier tipo, que pretenden negarlo y manipularlo. El prejuicio
que durante mucho tiempo tuvimos frente a una psicología individualista,
centrada en descripciones y construcciones
apoyadas de forma universal en los individuos, y para la cual lo social era un paño de fondo, nos limitó la
capacidad de integrar al individuo en una condición cualitativa diferente
dentro del pensamiento psicológico: la de sujeto. La llamada psicología
individualista , como señale más adelante, nunca consiguió representarse al
hombre como sujeto, predominando en su representación una imagen de hombre fragmentado en variables
o funciones, o bien subordinado a fuerzas externas a él , que le impedían el
desarrollo de su capacidad generadora
dentro de los procesos de subjetivación.
Dentro del desarrollo del tema del análisis de discurso,
definido por Pecheaux como un dominio interdisciplinar que integra la
linguística, el marxismo y el psicoanálisis
(esencialmente las aportaciones lacanianas ), se crea un campo de
trabajo orientado a la producción de información sobre el discurso, que se
diferencia del análisis de contenido y
de la hermeneútica , en el sentido que no se concentra en el texto, ni en su
comprensión ,ni en su desconstrucción, sino en elementos que están ocultos ,
distorsionados , y que están más allá de la capacidad consciente del sujeto. El
Análisis del Discurso no considera solo lo dicho, sino la posición desde la
cual el sujeto dice, el contexto es parte inseparable e invisible de lo dicho.
Como señala E.Orlandi ( 2000) :
“El Análisis del Discurso pretende escuchar lo no dicho de aquello que es
dicho, como una presencia de una ausencia necesaria “ ( pag 34)
Lo primero que llama la atención en el Análisis del
Discurso , es la creación de un campo
interdisciplinar para definir un proceso de producción de información que es
referido al discurso como finalidad en sí mismo. La dimensión discursiva de lo
real , sin dudas es un aspecto constitutivo de aquel, sin embargo, no agota lo
real , ni la constitución del sujeto, quien aparece como sujeto del discurso.
En este sentido la propia E.Orlandi expresa (2000):
“ No podemos reducir la cuestión de la subjetividad a lo linguístico ;
tenemos en cuenta también su dimensión histórica y psicoanalítica. A pesar de
que la subjetividad repose en la posibilidad de los mecanismos linguísticos
específicos, no se puede explicar estrictamente por ellos.” ( pag 50)
La autora tiene
conciencia de que la subjetividad no puede reducirse a mecanismos
linguísticos, y destaca su dimensión histórica y psicoanalítica, con lo cual
confunde la dimensión subjetiva, con una de las posiciones para interpretarla;
el psicoanálisis. La cuestión no es señalar la historia, sino comprender en que
dimensión ella actúa desde la perspectiva de su constitución subjetiva.
Orlandi considera la cuestión del sentido como la
inscripción del lenguaje en la historia, y por tanto en la ideología, y este
proceso se produce por la inscripción del lenguaje en formaciones discursivas,
pero la formación discursiva se define al nivel social, por lo cual el sentido
en esta interpretación es más una categoría social que individual, lo que nos
conduce a un círculo vicioso al definir
al sujeto en el ambito del sentido de su expresión. La versión de sujeto que el
Análisis del Discurso nos presenta, esta profundamente comprometida con el
sujeto “sujetado” al lenguaje de Lacan ,
pues para producir sentido , el sujeto se tiene que subordinar a la lengua y a la historia ...
” El es así determinado, pues si no sufre
los efectos de lo simbólico, o sea, si él no se somete a la lengua y a
la historia él no se constituye, él no
habla, él no produce sentidos “
(Orlandi. Idem , pag 49)
En la cita anterior queda clara la idea lacaniana del
sujeto sometido a la lengua , condición necesaria para la producción de
sentidos que se sitúa en la relación de la lengua , la historia y la ideología,
la cual tiene como escenario un sujeto que está “sujetado” a esa relación. La
formación discursiva actúa como la
instancia en la que el sentido se produce, y el sujeto pasa de una formación de
sentido a otra, sin conciencia de su acción , ni de su condición. Esto se hace claramente explícito cuando la autora expresa
( 2000) :
“ En esse sentido es que los sujetos son intercambiables. Cuando
hablo a partir de la posición de “ madre” , por ejemplo, lo que digo deriva
deriva su sentido, en relación a la formación discursiva en que estoy
inscribiendo mis palabras, de modo equivalente a otras formas de hablar que
también lo hacen de esa misma posición. Cuando al abrir la puerta para un hijo
a altas horas de las madrugada, la madre dice ; “ esas son horas? Ella esta en
la posición de madre, hablando como las madres hablan. Exactamente. Podemos decir
que no es la madre hablando, es su posición. Ella ahí está siendo dicha. Y eso la significa. Eso le da identidad.
Identidad relativa a otras : por ejemplo en la posición de profesora, de
actriz, etc.”
En la cita anterior se revela con claridad que el sentido se produce de forma
supraindividual, desde la posición que asume el sujeto al hablar, la cual
siempre se sitúa dentro de una formación discursiva concreta , que es la
responsable por el sentido de lo dicho. La categoría de sentido, la cual es, desde
nuestro punto de vista, esencial para la comprensión del sujeto y de la
subjetividad , es una de las más polisémicas y contadictorias dentro de la
literatura actual en las ciencias sociales.
Esta categoría , desde nuestro punto de vista , es
esencial para comprender la subjetividad y el sujeto en toda su complejidad. En
nuestra definición, el sentido subjetivo lo comprendemos como el conjunto de
emociones que se integran en los diferentes procesos y momentos de la
existencia del sujeto, apareciendo constituidos en una cualidad que es parte de
la emocionalidad que caracteriza al sujeto en esa zona de la experiencia.
Toda producción humana esta articulada en un sistema de
sentidos que expresa la forma en que las necesidades del sujeto se organizan en
el curso de su relación con el otro y con el mundo. La organización de estas
necesidades tiene un momento histórico y un momento actual, los que son
inseparables en la organización del sentido subjetivo de toda experiencia.
La definición de necesidad que asumimos , ya la
expresamos en artículo anterior[i] , trasciende la
visión de la necesidad como estado intrapsíquico esable, y la define como la
integración de un conjunto de emociones de procedencia diversa, dentro de un
estado cualitativo diferente, asociado con la
acción actual del sujeto. En este sentido , el sujeto aparece como
sujeto de necesidad , su vínculo con el mundo está subjetivado por las
necesidades que se configuran dentro de este proceso de relación , las que son
inseparables de las necesidades definidas por sus configuraciones
motivacionales, procesos esenciales de
la subjetivación.
Castoriadis escribe ( 1991):
“ ...a saber, que el mundo total dado a esta sociedad es captado de una
manera determinada, practicamente, afectivamente y mentalmente, que un sentido
articulado le es impuesto “ ....
Esta estructuración encuentra ciertamente sus puntos de apoyo en la
corporalidad, en la medida en que el mundo dado a la sensorialidad ya es un
mundo articulado, en la medida también en que la corporalidad ya es necesidad,
por tanto que objeto material y objeto humano, alimento, como acoplamiento
sexual, ya están inscritos en el interior de esa necesidad, y que una relación
con el objeto es una relación com el otro humano, por tanto una primera “definición”
del sujeto como necesidad y relación con
lo que se puede satisfacer esa necesidad, ya esta cargada por su existencia
biológica. Pero esse presupuesto universal en toda parte y siempre el mismo es
absolutamente incapaz de explicar tanto las variaciones, como la evolución de
las formas de vida social.“ (pag 176)
La cita anterior de Castoriadis entra de forma compleja
en el meollo de la cuestión: la
formación del sujeto está ontologicamnete definida por estados de necesidad,
donde lo biológico y lo cultural son parte de un proceso de subjetivación
especificamente humano; la constitución de la necesidad, dentro de la cual han
pasado a configurarse en una ontología diferente perdiendo su carácter
dicotómico biológico-social o objetivo – subjetivo, para pasar a ser
constitutivos de una realidad diferente.
Esto nos impone la necesidad de desarrollar una representación diferente, en
nuestras representaciones, para poder organizar esta realidad a nivel teórico,
a nivel del conocimiento humano. De la misma forma, Castoriadis nos expresa que
ese proceso que caracteriza al sujeto individual, no es suficiente para
explicar los procesos sociales, en los cuales aparecen otras dimensiones que no
están presentes en la subjetividad individual, lo cual compartimos, y es por
ello que decidimos establecer la categoría de subbjetividad social.
Sin embargo, la busqueda de construcciones teóricas
capaces de dar cuenta de la complejidad de los sujetos sociales, eliminó al
sujeto individual, así como a los procesos de constitución de la subjetividad
individual, los que pasaron a ser definidos de forma directa desde lo social,
como ocurre en el Análisis del Discurso y en la representación del sujeto
personal como conjunto de voces que confluyen en un determinado momento. La naturaleza
del fenómeno subjetivo no es externa, ni interna, se da simultaneamente en
ambos niveles, aunque atravesada por la historia diferente de cada uno de
ellos, así, la subjetividad individual y las posiciones de cada sujeto, están
siempre conectadas de forma directa con su historia, la que aparece constituida
en configuraciones diferentes de sentido y significación.
Cuando analizamos al sujeto concreto del aprendizaje en
la escuela , no estamos solo frente a
las operaciones intelectuales implicadas en este proceso, ni a las relaciones
de comunicación que caracterizan el momento actual del sujeto en la sala de
aula, estamos frente a un sujeto que, por diferentes vias, está enfrentando los
sentidos subjetivos que catracterizan su experienca individual, dentro de los
cuales las dimensiones de sentido socialmente producidas, se especifican en las
formas únicas en que esos sentidos se han constituido en la historia
individual, así como en otros sentidos que,
aunque diferentes, generados en otras esferas de la vida, son esenciales
en la emocionalidad que este sujeto va a generar.
El concepto de emocionalidad, el cual hemos integrado a
nuestro repertorio para resgnificar el
tipo de relación directa y puntual con la que tradicionalmente se significa la
relación de una emoción con un evento externo,
lo usamos para significar que el sujeto se caracteriza por un estado
permanente de producción emocional, que es parte esencial de sus procesos de
subjetivación, y que este sistema está de forma con la acción y la producción
subjetiva del sujeto, por tanto, es un
principio constitutivo esencial del sujeto. Desde esta perspectiva, como
señalaba Castoriadis, lo emocional no esta más asociado a una dimensión
biológica, está integrado a las dimensiones diferentes que caracterizan los
sistemas de relaciones humanas, así como a los procesos de significación, en la
misma medida en que está ligado a los procesos corporales que caracterizan la
expresión organísmica compleja del hombre en su cotidiano.
El sujeto en sus diferentes momentos está comprometido
con la producción de una emocionalidad en que se integra su corporeidad como
momento de la dimensión de sentido.
Los sentidos son precisamente las formas particulares de
esa emocionalidad en los diferentes procesos de relación y zonas de experiencia
del sujeto. Así, el padre no es solo un significado con el que él sujeto opera,
ni una representación, el padre es un conjunto extremadamente diverso de
significados que, atravesados por las emociones historiamente constituidas en
esa historia de relación, definen el sentido subjetivo del padre, el cual es
imposible de ser aprehendido por la conciencia, pues la dimensión de sentido es
esencialmente constitutiva, a pesar de que sea, con frecuencia, congruente con
el orden representacional del sujeto, lo
cual es fuente de una emocionalidad saludable.
El término congruencia no se refiere ni a concientización
del sentido, ni a identidad entre construcción del sujeto y sentido, sino
a la no existencia de una ruptura
generadora de ansiedad entre ambos momentos. Esa ruptura, relacionada con el
proceso de configuración patológica del sentido, es uno de los aspectos más
interesantes en la construcción teórica del tema de la subjetividad. Esta claro
que nos estamos refieriendo a una dimensión no consciente de la subjetividad,
pero a una configuración no consciente que no se expresa en los te´rminos en
los que el psicoanálisis lo há comprendido . Esta diferencia se dá sobre la
base de la comprensión del sentido subjetivo, y de su relación con la
procesualidad del sujeto.
La dimensión de sentido no está presente en la teoría
psicoanálitica de Freud, y entra en Lacan a través de la linguística , a pesar
de la diferencia con la cual el término es usado por Lacan, en quien, sin
embargo, la categoría es parte del dominio de lo simbólico. E.Orlandi
expresa ( 2000) :
“ El análisis del Discurso no busca el sentido “verdadero” , sino lo real
del sentido en su materialidad linguística e histórica. La ideología no se
aprende , el inconsciente no se controla con el saber. La propia lengua
funciona ideológicamnte, teniendo su materialidad en ese juego.” ( pag 59)
En relación a la cita anterior, quisiera puntualizar
algunas contradicciones que encuentro entre los fundamentos sobre los que se
coloca la definición del sujeto en una aproximación histórico-cultural, y las
que sirven de apoyo a esta construcción
dentro de la perspectiva de análisis del discurso. El sujeto del
análisis del discurso es un sujeto ”preso” a los procesos implicados en el discurso,
se constituye dentro de una ideología que no conoce, ni domina, y dentro de un
inconsciente que no se afecta por el carácter genrador de sus procesos de
subjetivación. La historia singular del sujeto no lo constituye, él/ella
solo se constituye en la intersección de la historia y la ideología, en
la medida que el lenguaje se organiza a través de formaciones discursivas de
carácter ideológico, que definen el sentido del discurso a través del cual de
expresa.
El sujeto que asumimos, es un sujeto constituido social e
históricamente, pero no solo en la historia de las formaciones discursivas ,
que también son constitutivas de su condición, sino en su historia personal,
donde la constitución de sentidos está estrechamente comprometida con la
condición singular desde la cual este sujeto há recorrido la historia de su
existencia individual. Así, el sentido de sus procesos de subjetivación está
comprometido de forma simultánea con los
discursos que atraviesan los distintos espacios sociales en que vive ; que son
parte de su lenguaje , y se subjetivizan de diferentes formas en los diferentes
contextos de su acción, como con sus configuraciones subjetivas personales, que
sintetizan en cada uno de los momentos actuales de su expresión, la historia
irrepetible de su vida organzizada en un
dimensión subjetiva.
Los discursos no son soberanos sobre el sujeto , el
sujeto tiene una capcidad generadora que marca sus procesos de subjetivación, y
que le permite crear momentos de ruptura sobre los mismos discursos que lo
constituyen, en un proceso igulmente inconsciente, pero que es afectado en sus
dimensiones de sentido y significación, y en la diversidad de sus formas de
organización por la actividad intencional, creativa y crítica del sujeto. La
dimensión discursiva no anula al sujeto incorporándolo a un “flujo”
despersonalizado y simbólico que lo “encierra” en ideologias, historias y
formaciones discursivas que están “ fuera” de él / ella. El sujeto tiene una
capacidad generativa asociada a los procesos de subjetivación, que representa
un momento constitutivo de sus procesos de sentido y significación. El sujeto
no es solo “usuario” inconsciente de un discurso que no le pertenece, sino un
momento activo dentro del rejuego de significaciones y sentidos que atraviesan la
subjetividad social y que le llevan a prioducir un “discurso” personal que,
aunque atarvesado por los discursos sociales dominantes, representa un momento
de ruptura sobre aquellos.
Como señala A .Touraine ( 1999):
“ El sujeto solo se construye en la relación inmediata de si consigo mismo,
en la más individual de todas las experiencias , en el placer personal o en el
éxito social. No existe a no ser en el combate com las fuerzas del mercado o
con las de la comunidad. Jamás edifica
una ciudad ideal o un tipo superior de individuo. Labra un terreno y
protege un espacio constantemente invadido” .... “ Es verdad que el sujeto no
puede ser apenas defensa y lucha ; es también afirmación , felicidad y éxito.
Pero no es el arquitecto de un orden ideal : es , eso si una fuerza de
liberación.“ ( pag 103)
Touraine exalta precisamente dimensiones que fueron
presentadas de forma muy interesante por autores humanistas ( R.May, V.Frankl,
C.Rogers y otros) , y que fueron rabiosamente rechazadas por presentar un
sujeto dueño de si mismo, que nuevamente lo colocaba en una posición soberana ,
desde la que realmente se expresaba un individualismo que separaba al sujeto de
tramas sociales de las que era parte más allá de su dimensión consciente e
intencional. Sin embargo, el reconocimiento de los límites de aquella
concepción de sujeto, trajo la muerte del sujeto y su total supeditación a un
orden social , del cual, por detrás de todas las frases complejas en que se
expresa el orden del discurso, el sujeto se desdibuja de su condición y aparece
como “subdito” de un orden supraindividual que lo gobierna en todas sus
manifestaciones. Este otro extremo que encierra un profunda visión nihilista
del hombre, es tan peligroso como el anterior.
El sujeto es congruente no porque es capaz de significar
todas sus experiencias como señalaban los autores humanistas, sino que es
congruente porque es capaz de generar una emocionalidad que le permite
externderse a si mismo, que acompaña su producción, y sobre la cual se expresa
y genera nuevas actividades. Es congruente pues se expresa a traves de su
intencionalidad y lucha por los proyectos que se propone, sintiéndose feliz en
este proceso. En fin, el sujeto es congruente porque se encuentra consigo mismo y es capaz de luchar y sentir
por lo que cree, dimensión sin la cual lo nuevo, el cambio, serían imposibles.
Esta acción del sujeto sin dudas está atravesada por procesos de subjetivación
que ignora, él sujeto no domina el escenario en que actúa desde una lógica
racional, pero interviene en ese escenario creando nuevas dimensiones de
sentido y significación a través de su intención.
El sujeto es pensamiento además de lenguaje, posición muy
bien desarrollada por Vygotsky, el sujeto se reafirma a través del ejercicio de su pensamiento, que
es el instrumento creativo a través del cual penetra en el lenguaje, lo crea,
lo usa y, simultaneamente, se expresa a través de él más allá de su conciencia.
La cuestión es comprender esos dos momentos de la relación sujeto-lenguaje, el
sujeto como productor, creador y crítico del lenguaje, y el sujeto subordinado
a estructruras discursivas, las cuales puede quebrar a través de las posiciones
que asuma, aunque el proceso de ruptura no sea lineal a su intencionalidad
consciente. Ninguna ruptura del sujeto es lineal e inmediata, ella se instituye
como proceso dentro del cual el próprio sujeto va cambiando a través del
momento de ruptura que inauguró, avanzando por un camino que no tiene final,
donde aumenta su participación consciente en el proceso y, simultáneamente el
próprio proceso, va generando cambios que escapan a su control y su
direccionalidad consciente.
Significación del
sujeto para la construcción del conocimiento psicológico
La ausencia de la categoría sujeto en la psicología, o su
presencia sin conciencia teórica de los autores, fue una consecuencia, entre
otras cosas, de una psicología de fuerte orientación empírica, preocupada más
com la estandarización y la cuantificación de lo estudiado que con la
complejidad de los procesos psíquicos. Por otra parte, aparecieron
intentos de presentación teórica de un
sujeto universal, sujetado a principios fundadores con los que resultaba
imposible cualquier diálogo, ruptura o cuestionamiento desde el momento
empírico, lo cual condujo a una serie de construcciones universales sobre la
constitución del hombre, y a un hermetismo epistemológico que se presentó más
como un sistema cerrado de creencias, que como un cuerpo teórico en movimiento,
capaz de mantenerse en un dialogo productivo con los diferentes espacios de la
actividad humana .
La representación del sujeto como persona intencional,
consciente, emocional, interactiva y presente, lo coloca en una
procesualidad que nunca agota su
capacidad de ruptura y opción frente a las instancias subjetivas que lo constituyen
en el complejo interjuego de la subjetividad social e individual. El sujeto no
esta determinado por procesos externos a él /ella . El sujeto representa un
momento del própio curso de su desarrollo, y su expresión está en tensión permanente con los procesos
sociales que lo niegan o ignoran, frente a los cuales se sitúa crítica y
productivamente.
Recuperar la noción del sujeto implica apartarnos de
todas las clasificacioens despersonalizadoras que dominan el lenguaje de la
psicología y el sentido común, lo cual há sido agudamente criticado por
K.Gergen, y rescatar en nuestras prácticas la singularidad que quedó perdida
por detrás de las múltiples etiquetas de nuestro repertorio “científico”. El
niño que aprende, en su condición de sujeto, resiste a todo intento
reduccionista de superdotado, tarado, agresivo, neurótico o niño con trastornos
de conducta. Lo mismo podemos decir para el sujeto que enferma o infringe la
ley, creo que a nivel profesional y de investigación tenemos que trascender las
etiquetas que niegan la condición de sujeto, la alienan y después la miden.
Recuperar al sujeto en nuestras prácticas y en nuestra
investigación, presupone instaurar el diálogo con él / ella, como condición
real de los procesos de subjetivación. El hecho de convertirse en sujeto
implica ocupar el lugar de la expresión y la construcción, recuperar la
emocionalidad sana asociada a nuestra producción y a nuestra singularidad,
eliminando los efectos de una emocionalidad patológica que se traduce en miedo,
pánico, ansiedad, inseguridad, etc. Tenemos que recuperar al sujeto en los que
él / ella nos tiene que decir, facilitar su busqueda y sus construcciones y,
sobre todo, que consia sentirse bien desde el lugar en que está, para lo cual
ese lugar tiene que virar como un referente importante para su vida y acción
sociales.
Recuperar al sujeto perdido de la institucíon escolar ,
sea maestro o alumno, significa recuperar la palabra , el derecho a pensar y a
tener un espacio própio que no se agota
en los deberes impuestos. Recuperar al sujeto significa comprender a la persona
como generadora de subjetivación, como momento de ruptura que participa en las
diferentes opciones que se derivan de esa ruptura. Por tanto, la comprensión
del tema de la subjetividad desde una perspectiva histórico-cultural está
indisolublemente asociada a la idea del sujeto .
El sujeto es un sujeto portador de una subjetividad que
expresa su historia personal en una sintesis de sentidos y significados que
tiene como forma de organización la personalidad. Sin embargo, esa personalidad deja de ser un
instancia interna determinista, asociada a invariantes situados en momentos
pasados de la historia individual, para convertirse en un sistema configurado
que existe en una dimensión procesual en tensión permanente con las
producciones actuales del sujeto. La personalidad, al igual que el sujeto,
representa una instancia generadora de sentidos , los cuales son inevitables
dentro del contexto de acción del sujeto, sin embargo estos sentidos no se
imponen a la acción de aquel, sino que son parte del proceso generador que
acompaña la acción.
Los sentidos generados a nivel de la personalidad se imponen solo en el nivel patológico,
dentro del cual la emocionalidad patológica bloquea la producción de cualquier
nueva emoción. El proceso dialógico es un proceso renovador y generador de
sentidos subjetivos. El diálogo es la organización dentro de un nuevo espacio
de sentidos y significados de varios sujetos constituidos en historias
diferentes , que son capaces de generar un espacio en común que tolera la
expresión de las diferencias y, a su vez,
es un momento en la transformación de aquellas.
El espacio de diálogo no es solo un espacio en el que se generan nuevas significaciones, sino
un espacio donde se produce otra emocionalidad,
y que se convierte en espacio de crecimiento social y personal. Social,
pues la reunión de varias personas forma un equipo, una unidad social que pasa
a generar un nuevo contexto para las propias personas que la forman, y
personal, porque en la constitución de la dialogicidad crecen todas las
personas implicadas. El diálogo es el máximo reconocimiento al sujeto de la
diferencia productivo y creativo , y es una categoría profundamnte subversiva
hasta hoy, en que los discursos de la diferenca se reafirman en la unanimidad y
la homogeneidad.
El sujeto constituido y fundante de la procesulaidad
dialógica, presupone un rescate de lo singular en todos los dominios de la
psicología, una singularidad imposible de ser diluida en cualquier tipo de
práctica científica o profesional.
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[i]
La afectividad desde una perspectiva de la subjetividad. En Psicologia : Teoria e Pesquisa.Vol 15, No 2.1999
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