Concepción filosófica, objetividad y ciencias sociales
Castañeda Rodríguez Cabo Aída María
CIECAS-IPN
Resumen
El texto analiza catorce tesis presentadas por el Dr. Adolfo Sánchez Vázquez relativas a la objetividad e ideología y su relación con el conocimiento. De esta concepción filosófica se derivan múltiples planteamientos y aspectos lógico-metodológicos, que en el momento actual es pertinente analizar y tener presente.
Introducción
Este ensayo realiza un análisis de los conceptos: objetividad, ideología y su relación y estructura con los elementos teórico metodológicos, utilizados en ciencias sociales. Establecer lo anterior no implica simplemente la revisión bibliográfica realizada en la lectura de la ponencia presentada por el Dr. Adolfo Sánchez Vázquez, en el Primer Congreso Internacional de Filosofía y publicada recientemente sino a partir, de la concepción filosófica dialéctica de la realidad, y la exposición - explicación de 14 tesis contenidas en el texto original, nos conducirá a entender de manera clara y sencilla las relaciones entre objetividad e ideología, entendida ésta como concepción filosófica, puesto que la concepción de pensamiento positivista se manifiesta en la forma que la clase en el poder concibe al mundo; esta concepción filosófica conduce a múltiples planteamientos y aspectos lógico-metodológicos que en la mayoría de los casos nos llevan a investigaciones, análisis e interpretaciones de la realidad social con un grave sesgo ideológico.
Entre los temas a tratar tenemos: las exigencias de la cientificidad en las ciencias sociales, el papel y las características valorativas de la objetividad y el por qué éstas no pueden renunciar a ella. Se define el concepto de “ideología” como sinónimo de concepción filosófica, punto de partida y sello en el contenido de las ciencias sociales, al mismo tiempo que determinante en la adquisición, transmisión y utilización de las teorías en las ciencias sociales. Se continúa con el examen de la relación entre teoría social e ideología y con el grado de autonomía relativa que la ciencia social tiene frente a la ideología. Por último se analiza la doctrina llamada “fin de las ideologías” surgida a fines de la década de los años sesenta en Estados Unidos y que se encuentra en boga actualmente. En el quehacer del filósofo se expresa, tácita o explícitamente, la forma más organizada y coherente posible y a un alto nivel de abstracción, la imagen de la forma en que el mundo (natural o social) está organizado, la imagen que de la realidad se tiene en un momento histórico y en una sociedad dados.
Tesis 1. No existe ninguna barrera insalvable entre las ciencias naturales y sociales; la especificidad de las ciencias no puede eludir las exigencias de la cientificidad.
La intención de toda ciencia es conocer y a ella subordina cualquier otra consideración. Como cualquier otra actividad humana, se inserta dentro de un contexto histórico-social, aún siendo un verdadero fin en sí, tiene un objetivo externo que le impone dicho contexto. En el caso de las ciencias naturales el objetivo se encuentra determinado por su contribución al desarrollo de las fuerzas productivas; y en el caso de las ciencias sociales su colaboración está orientado a la reproducción de las relaciones sociales vigentes. De esta manera tiene un fin propio (intención) y un objetivo externo; ambos se relacionan y condicionan mutuamente. La intención se persigue por el objetivo exterior y éste se asegura cumpliendo la intención. Aunque hoy en día, nadie podrá negar el hecho de que las ciencias sociales se encuentran, con relación con las ciencias naturales, en un estadio inferior en cuanto a esta intención. En otras palabras, su grado de cientificidad es menor, sin embargo en cuanto aspiran a ser reconocidas como ciencias no deben continuar en este estadio inferior y, menos aún, evadir los requisitos indispensables que requiere esta cientificidad. Deben continuar apoyadas en el método científico y en nombre de su objeto de estudio ―la realidad histórico social―, fortalecerse y no permitir que intereses de ideologías contrarias entren en conflicto abiertamente, en virtud de la diferencia de su objeto exterior a que está sujeta su propia intención, “las fuerzas opuestas a una transformación radical de la sociedad, son las mismas que se oponen a que el conocimiento contribuya a esa transformación”.
Tesis 2. Las ciencias sociales –como toda ciencia– se caracterizan por su objetividad
La objetividad del método es requisito indispensable en toda actividad científica. No hay ciencia sin método objetivo y, por tanto, queda sin acreditación la que prescinda de él; ya sea en el proceso de investigación como en la exposición o verificación. El método objetivo es propio de toda ciencia y ha sido probado durante todo el transcurso del desarrollo del conocimiento científico-natural. Lo anterior no significa que las ciencias sociales deban copiar la objetividad del método a las ciencias naturales. Las ciencias sociales tienen la especificidad de estudiar elementos dentro de un sistema del que somos parte, no estamos ante cosas, sino ante relaciones humanas. Por tal motivo, la objetividad en ciencias sociales toma una característica propia.
Entendemos el conocimiento científico en unidad dialéctica: método y sistema; es decir, el camino idóneo para la obtención de verdades e integración de éstas como resultados en un cuerpo unitario o sistemático. Así, la objetividad de estos resultados integrados en verdades, leyes, teorías caracterizan a las ciencias sociales propiamente como ciencias. La objetividad reside, primero, en el hecho de que los resultados teóricos no son una simple proyección o expresión del sujeto cognoscente, éstos no son subjetivos; esta independencia respecto del sujeto, es condición necesaria de la objetividad, no es la objetividad misma. La objetividad se produce en una relación peculiar del objeto teórico ―verdad, teoría, ley― con el objeto real. Una verdad, una teoría, una ley es objetiva si representa, reproduce o reconstruye algo real por la vía del pensamiento conceptual. Esto no quiere decir que se trata de una representación directa, reconstrucción literal o reproducción pictórica, lo que sería imposible en virtud de la distinción entre uno y otro objeto y en virtud, asimismo, de que el objeto teórico es un producto o resultado de la actividad teórica. Para que pueda hablarse de representación o reproducción en el pensamiento no es necesario hacer del conocimiento objetivo una simple calca o fotografía del objeto y menos aún establecer una identidad de propiedades entre el objeto teórico y el objeto real (ciertamente, el enunciado sobre la sal no es salado). Lo objetivo está en el objeto teórico en cuanto que reproduce como objeto pensado (o en el pensamiento) lo real. Pero si la verdad de un enunciado se da en cuanto que representa o reproduce adecuadamente en el pensamiento lo real, decir objetivo es decir verdadero y en la expresión “verdad objetiva” el calificativo sale sobrando pues no puede haber otra verdad (como la pretendida “verdad subjetiva”).
Por otra parte, encontrar la objetividad en cierta relación del objeto teórico con el objeto real y por tanto considerar una teoría como independiente del sujeto por lo que toca, como hemos visto, a su valor de verdad, esto no significa que el sujeto ―entendido como ser social― se encuentre libre por completo de esa relación, particularmente en el conocimiento social, motivo de nuestro interés. Este sujeto tiene un mundo de valores, aspiraciones, ideales, intereses, etc., y sobre todo se encuentra en un contexto social y por lo tanto supera el marco estrictamente empírico, psíquico, individual.
Tesis 3. La ideología (concepción filosófica) es:
a) Un conjunto de ideas acerca del mundo y la sociedad que:
b) Responde a intereses, aspiraciones o ideales de una clase social en un contexto social dado y que:
c) Guía así como justifica un comportamiento práctico de los hombres acorde con esos intereses, aspiraciones o ideales
La definición anterior considera tres rasgos fundamentales:
a) su contenido teórico (aspecto teórico o gnoseológico)
b) raíz social o génesis (genético o social) y
c) función práctica o utilidad (funcional o práctico)
En su contenido la ideología está formada por aquellos enunciados que expresan la realidad y sus problemas reales y no está ajena en ningún momento ya sea ―implícitamente o explícitamente― a una “valoración” de ese referente real. Esta definición coloca este contenido teórico con los intereses, aspiraciones e ideales de una clase social condicionada históricamente por el lugar que esa clase ocupa con respecto al poder y al sistema de relaciones de producción.
En tercer y último lugar, hace hincapié en la utilidad (función práctica), como práctica de acción de los sujetos sociales en una sociedad determinada. En otras palabras, la ideología tiene la finalidad de guiar su comportamiento así como, más que explicarlo ―que es la intención propia de la ciencia― intenta justificarlo. En otras palabras, la ideología tiene como proyecto propio ejercer esta función práctica de guía y justificación de la acción. La ciencia, como sabemos, aspira a la verdad (representación o reproducción adecuada de lo real) y de este modo aporta elementos para la acción, mientras que la ideología cumple una función práctica ante todo, adecuando para ello (si es necesario, esa reproducción de lo real) su contenido a: intereses, aspiraciones o ideales; aunque sabemos que esto se traduce en la mayor parte de los casos a que las ideologías de clase entren en un conflicto ideología y verdad, e ideología y ciencia.
Tesis 4. Las ciencias sociales como ciencias no pueden renunciar a la objetividad.
De manera clara y sencilla, si las ciencias sociales renuncian a la objetividad se renuncia a la ciencia y ésta queda a nivel de ideología simple. Hemos visto que el conocimiento no está libre de valores, incluso debe expresarlos y esto no necesariamente se encuentra en relación con la verdad expresada. Es decir aunque sea verdadera se le reconoce su status ideológico.
Tesis 5. La objetividad de las ciencias sociales es valorativa; en ellas no se escinden objetividad y valor.
Max Weber negaría esta tesis: él considera que la objetividad de las ciencias sociales debe estar “libre de valores”, pues estos se producen de modo irracional sobre la base de la fe y las emociones, es decir; objetividad y valor se excluyen mutuamente. Para él, el científico en su actividad y en sus teorías debe ser axiológicamente neutral. Esta línea de pensamiento que divide objetividad y valor nos lleva a la negación de la especificidad de la objetividad en las ciencias sociales. En otras palabras, los objetos sociales no son simples cosas a la manera de Durkheim, sino relaciones sociales entre los hombres aunque se presenten como cosas. Los hechos sociales no acontecen con la rígida determinación como los estudian las ciencias naturales; sino que son hechos en cuya producción intervienen decisivamente los hombres en la medida que tienen conciencia de ellos, se organizan, actúan para producirlos y por lo tanto tienen un valor. Por esta unión, de hecho y valor, peculiaridad de la conducta humana, no se permite tratar científicamente los hechos como cosas a la manera del método positivista clásico.
Tesis 6. Los valores que tenemos presentes al rechazar la doctrina de la “neutralidad valorativa” son los que forman parte de la concepción filosófica, ideologías reales de clase.
Desde la construcción de una teoría determinada se ha necesitado como ingrediente una serie de valores. Mario Bunge les llama “requisitos de la teoría científica o síntomas de verdad”; pero no son otra cosa que valores científicos intrínsecos. Toda ciencia, en efecto, cuando alcanza la sistematicidad, simplicidad semántica, consistencia externa, capacidad explicativa, etc., se instala en el reino del valor científico. Cabe aclarar en este punto que Max Weber no se refiere a estos valores científicos intrínsecos cuando habla de una ciencia libre de valores, sino a los valores sociales (morales, políticos, jurídicos, etc.), que como hemos visto son un elemento esencial de acuerdo a la definición ofrecida más arriba. (Tesis 3).
Tesis 7. La ideología es punto de partida, en el sentido de que toda ciencia social se hace siempre desde y con cierta ideología.
El surgimiento de las ciencias sociales opera dentro de un contexto social determinado con un tipo de relaciones de producción determinantes, al igual que un contexto ideológico determinado. Esto es posible constatarlo en los supuestos filosóficos de una teoría social que habla acerca del hombre, del mundo, de las relaciones del hombre con la naturaleza, de la necesidad de la libertad, del individuo y de la sociedad en general. Recuérdense lemas de Augusto Comte ”Ni restauración ni revolución”.
En segundo lugar, por las propias actividades inherentes a la ciencia social no pueden ser separadas de su punto de vista ideológico. En otras palabras, se encuentra en el sujeto del científico social optar por explicar el mundo como está, o bien optar por su transformación y de esta manera encontrar otro tipo de explicaciones. En el primer caso se fijará una imposible tarea neutral; y en el segundo, deberá vincular la ciencia a la práctica social. Por último, en tercer lugar, la concepción del mundo ―la ideología― se plasma desde los problemas que genera como en la importancia que toman en la teoría. Por último, el investigador al adoptar un método contiene necesariamente supuestos ideológicos. Tal es el caso de los métodos positivistas al explicar la relación del hombre ante los objetos sociales, de manera pasiva, o bien, en oposición a ello, una concepción dialéctica en donde la selección de categorías y el análisis conduzcan a otro tipo de interpretaciones muy distintas que conduzcan a tomar actitudes criticas y posteriormente a la acción concreta.
Tesis 8. La ideología impone también su marca en el contenido mismo de las ciencias sociales.
Las categorías y conceptos que se utilizan para construir y explicar una realidad histórico social, no tiene nada más un significado, puede tener varios. Estos se encuentran en relación a la concepción filosófica en que se encuentran insertos. De igual forma no únicamente cambia el contenido de una categoría o de un concepto sino el lugar que éste ocupa en el sistema en que se integra. Se da el caso que una teoría ocupe un lugar secundario o no exista y sin embargo en otra desempeñe un lugar destacado. Esto vale para categorías como “relaciones de producción”, “trabajo”, “mercado mundial”, etc. De igual forma, el no introducir algunos conceptos, es revelador de concepciones filosóficas o posiciones ideológicas determinadas. Sería por demás sintomático no darse cuenta de la ausencia de conceptos-clave.
Estas ausencias y relevancia de ciertas categorías, tiene explícita o implícitamente juicios de valor acerca del contexto social que se desea explicar. Por último y de igual forma, el eje entorno al que gira la teoría queda marcado por la ideología (Talcott Parsons, sociólogo estadounidense, nos habla de la sociología del orden, del equilibrio y la estabilidad, nunca utilizó el concepto imperialismo). Es decir a manera de resumen, el contenido de la teoría en las ciencias sociales queda afectado ideológicamente no únicamente en su significado sino en su estructura misma.
Tesis 9. La ideología determina el modo de adquirirse, transmitirse y utilizarse las teorías en las ciencias sociales.
A través de los diferentes proyectos de investigación, tesis de grado o análisis concretos que se realicen dentro de una organización oficial y en la medida en que éstos formen parte de los aparatos ideológicos del Estado responderán a las necesidades y tareas de esta clase social; en otras palabras, la investigación social se encuentra determinada por el tipo de concepción filosófica que domine en ese organismo.
Tesis 10. Ninguna teoría social es absolutamente autónoma respecto a la ideología y por ello no hay ni puede haber ciencia social ideológicamente neutral.
A manera de recapitulación diremos que no es una regla (de lo que deben ser las ciencias sociales, sino de lo que en realidad son). Como hemos visto, la concepción filosófica determina desde la elección de sus problemas más relevantes, en la adquisición de las categorías y conceptos centrales, en la manera de concebir su propio objeto, y de igual, forma en el contenido interno de sus teorías ―del que no están exentos los juicios de valor― las ciencias sociales manifiestan una ideología de manera inherente. Esta característica no les permite tener una autonomía absoluta, pero el peso de ella ―de la ideología― cambiará de acuerdo con alguno de los tres rasgos arriba señalados: génesis, contenido o función. Mayor en su génesis y formación que en su contenido donde las exigencias de la cientificidad imponen limitaciones que la ideología no puede saltar; más aún en su uso o función, en el que se pone de manifiesto claramente su subordinación como forma de actividad humana, a necesidades sociales.
Tesis 11. Si bien no existe al margen de la ideología que la determina, subyace o se manifieste en ella, la ciencia social es autónoma en cierto grado e irreductible a esa ideología.
Como mencionamos líneas más arriba (tesis 8) y a manera de recapitulación diremos que el papel de la ideología en cuanto al contenido interno de la teoría (en su estructuración, significación y preeminencia, irrelevancia o ausencia de ciertos conceptos), así como con los requisitos de sistematización y ordenación lógica impuestos por la cientificidad, establecen un marco estructural que no puede supeditarse a exigencias ideológicas.
En otras palabras, estos requisitos imponen a la ciencia social cierta autonomía y le impiden disolverse en ideología a menos que se niegue a sí misma como ciencia. Por otra parte, como toda ciencia, es un cuerpo de verdades y en cuanto tal, es decir como conocimiento verdadero y objetivo, es autónoma respecto a la ideología. Por lo tanto, el valor de verdad de una teoría no depende de la ideología que ha permitido descubrirla, que se hace presente o se transforma en su contenido interno o que imponga cierto uso o función práctica de ella. El valor de verdad de la teoría depende de su objetividad; esto es, de su capacidad de reproducir adecuadamente una realidad social. La ideología por sí sola, ―sin la actividad y los requisitos propios de la ciencia― no es la verdad ni tampoco la garantía de que pueda ser alcanzada, o sea existe “una cierta autonomía relativa de la ciencia social respecto de la ideología o irreductibilidad de lo científico a lo ideológico, que lejos de excluir presupone la relación antes señalada entre ciencia e ideología.
Tesis 12. La doctrina de la “neutralidad ideológica” o “valorativa” en las ciencias sociales, cualesquiera que sean las intenciones de quienes la defiendan, es una forma de la ideología burguesa y, como tal, tiende a justificar la irresponsabilidad moral, política y social del científico.
Las implicaciones sociales y políticas que tiene la doctrina de la “neutralidad ideológica o valorativa al no aportar un conocimiento acerca de la génesis, estructura y función es ideología en el sentido de “conciencia falsa” acerca de los fenómenos sociales, y con su pretensión de separar la ciencia social ―como valor en sí― del resto de los valores (morales, políticos, éticos principalmente) y de separarla de la práctica de la política efectiva, cumple la función social de acotar en las instituciones de enseñanza y de investigación un terreno que no permite o que difícilmente permitiría la crítica a las instituciones y a los diferentes fenómenos que aquejan a la sociedad.
Además, al separar ―objetividad y valor― el “científico” al realizar su “ciencia libre de valores” se encuentra libre de la responsabilidad de las consecuencias morales, políticas, éticas de su enseñanza o su investigación, como científico y como ciudadano, “científicos que actualmente trabajan e investigan en las armas bacteriológicas actuales”.
Primero como ser social, responsable de sus actos ante la sociedad, se encuentra comprometido con ella. Por lo tanto, no hay ninguna razón para que el “científico social” se presente al amparo de una “neutralidad ideológica” o “valorativa”, como el ser humano excepcional y privilegiado que, al ejercer su actividad propia, no tenga por qué responder de sus consecuencias.
Tesis 13. La doctrina del “fin de las ideologías” es igualmente una forma de la ideología burguesa en las condiciones del actual capitalismo o de la llamada “sociedad globalizada”.
El “fin de las ideologías” corriente que nace en los años sesenta en Estados Unidos y presentada por sus principales exponentes (Lipset, Bell, entre otros) como una exigencia de la “sociedad industrial” del momento que requiere de una nueva organización y dirección racional, contiene un enfoque científico-técnico de los problemas y de manera consecuente se encuentra libre de toda ideología. Así, la ciencia social liberada ahora, se ha transformado en “ingeniería social” o “tecnología social” con la capacidad de solucionar los grandes y pequeños problemas sociales de la sociedad sin que la sombra de la ideología la pueda perturbar.
Lo anterior, que nos hace recordar al sociólogo Max Weber cuando habla de la “ciencia libre de valores”, se convierte hoy en día en una ciencia “libre de ideologías”.
Tesis 14. La doctrina de la “neutralidad ideológica” ya sea en la forma clásica de la ciencia de la “ciencia libre de valores” o de las más reciente de “ciencia libre de ideologías” es una manifestación de la ideología burguesa ante la cual el científico social no puede ser indiferente actualmente.
De esta manera podemos decir a manera de conclusión en esta tesis que, la neutralidad ideológica no es posible, ya que como quedó reiterado líneas más arriba, la concepción del mundo y con ello la ideología se hace presente en un sentido o en otro, en el surgimiento de la teoría, en la búsqueda de la verdad, en el contenido interno de la teoría misma y en el uso o función práctica de la ciencia social optar por una “neutralidad ideológica” o la “liberación” de la ideología; es optar por cierta relación (conservadora) con el mundo real, que las cosas sigan como hasta ahora. Lo anterior implica una opción no puramente científica, sino ideológica.
Sugerencias
Por último y a manera de sugerencia, me permito concluir que ojalá estas catorce tesis constituyan una reflexión llevada a la práctica en trabajos de investigación con fuerte impacto social, en esta época de enormes contradicciones sociales. Muchas Gracias.
Bibliografía
Mardones, J. M. y N. Ursua, “Filosofía de las ciencias humanas y sociales”, Materiales para una fundamentación científica, Editorial Fontamara, México, 1996
Popper, Karl R., Adorno Theodor W., et. al. “La lógica de las ciencias sociales”, Coleccion Textos Vivos, Num. 6, Editorial Grijalbo, Mexico, 1978
Roqueplo, Philippe, “Ocho tesis sobre la significación de la ciencia”, Cuadernos Beta, Barcelona, España, 1972.
Sánchez Vázquez, Adolfo. “A tiempo y destiempo”, Fondo de Cultura Económica, México, páginas 485 – 509, 2003
Castañeda Rodríguez Cabo Aída María
CIECAS-IPN
Resumen
El texto analiza catorce tesis presentadas por el Dr. Adolfo Sánchez Vázquez relativas a la objetividad e ideología y su relación con el conocimiento. De esta concepción filosófica se derivan múltiples planteamientos y aspectos lógico-metodológicos, que en el momento actual es pertinente analizar y tener presente.
Introducción
Este ensayo realiza un análisis de los conceptos: objetividad, ideología y su relación y estructura con los elementos teórico metodológicos, utilizados en ciencias sociales. Establecer lo anterior no implica simplemente la revisión bibliográfica realizada en la lectura de la ponencia presentada por el Dr. Adolfo Sánchez Vázquez, en el Primer Congreso Internacional de Filosofía y publicada recientemente sino a partir, de la concepción filosófica dialéctica de la realidad, y la exposición - explicación de 14 tesis contenidas en el texto original, nos conducirá a entender de manera clara y sencilla las relaciones entre objetividad e ideología, entendida ésta como concepción filosófica, puesto que la concepción de pensamiento positivista se manifiesta en la forma que la clase en el poder concibe al mundo; esta concepción filosófica conduce a múltiples planteamientos y aspectos lógico-metodológicos que en la mayoría de los casos nos llevan a investigaciones, análisis e interpretaciones de la realidad social con un grave sesgo ideológico.
Entre los temas a tratar tenemos: las exigencias de la cientificidad en las ciencias sociales, el papel y las características valorativas de la objetividad y el por qué éstas no pueden renunciar a ella. Se define el concepto de “ideología” como sinónimo de concepción filosófica, punto de partida y sello en el contenido de las ciencias sociales, al mismo tiempo que determinante en la adquisición, transmisión y utilización de las teorías en las ciencias sociales. Se continúa con el examen de la relación entre teoría social e ideología y con el grado de autonomía relativa que la ciencia social tiene frente a la ideología. Por último se analiza la doctrina llamada “fin de las ideologías” surgida a fines de la década de los años sesenta en Estados Unidos y que se encuentra en boga actualmente. En el quehacer del filósofo se expresa, tácita o explícitamente, la forma más organizada y coherente posible y a un alto nivel de abstracción, la imagen de la forma en que el mundo (natural o social) está organizado, la imagen que de la realidad se tiene en un momento histórico y en una sociedad dados.
Tesis 1. No existe ninguna barrera insalvable entre las ciencias naturales y sociales; la especificidad de las ciencias no puede eludir las exigencias de la cientificidad.
La intención de toda ciencia es conocer y a ella subordina cualquier otra consideración. Como cualquier otra actividad humana, se inserta dentro de un contexto histórico-social, aún siendo un verdadero fin en sí, tiene un objetivo externo que le impone dicho contexto. En el caso de las ciencias naturales el objetivo se encuentra determinado por su contribución al desarrollo de las fuerzas productivas; y en el caso de las ciencias sociales su colaboración está orientado a la reproducción de las relaciones sociales vigentes. De esta manera tiene un fin propio (intención) y un objetivo externo; ambos se relacionan y condicionan mutuamente. La intención se persigue por el objetivo exterior y éste se asegura cumpliendo la intención. Aunque hoy en día, nadie podrá negar el hecho de que las ciencias sociales se encuentran, con relación con las ciencias naturales, en un estadio inferior en cuanto a esta intención. En otras palabras, su grado de cientificidad es menor, sin embargo en cuanto aspiran a ser reconocidas como ciencias no deben continuar en este estadio inferior y, menos aún, evadir los requisitos indispensables que requiere esta cientificidad. Deben continuar apoyadas en el método científico y en nombre de su objeto de estudio ―la realidad histórico social―, fortalecerse y no permitir que intereses de ideologías contrarias entren en conflicto abiertamente, en virtud de la diferencia de su objeto exterior a que está sujeta su propia intención, “las fuerzas opuestas a una transformación radical de la sociedad, son las mismas que se oponen a que el conocimiento contribuya a esa transformación”.
Tesis 2. Las ciencias sociales –como toda ciencia– se caracterizan por su objetividad
La objetividad del método es requisito indispensable en toda actividad científica. No hay ciencia sin método objetivo y, por tanto, queda sin acreditación la que prescinda de él; ya sea en el proceso de investigación como en la exposición o verificación. El método objetivo es propio de toda ciencia y ha sido probado durante todo el transcurso del desarrollo del conocimiento científico-natural. Lo anterior no significa que las ciencias sociales deban copiar la objetividad del método a las ciencias naturales. Las ciencias sociales tienen la especificidad de estudiar elementos dentro de un sistema del que somos parte, no estamos ante cosas, sino ante relaciones humanas. Por tal motivo, la objetividad en ciencias sociales toma una característica propia.
Entendemos el conocimiento científico en unidad dialéctica: método y sistema; es decir, el camino idóneo para la obtención de verdades e integración de éstas como resultados en un cuerpo unitario o sistemático. Así, la objetividad de estos resultados integrados en verdades, leyes, teorías caracterizan a las ciencias sociales propiamente como ciencias. La objetividad reside, primero, en el hecho de que los resultados teóricos no son una simple proyección o expresión del sujeto cognoscente, éstos no son subjetivos; esta independencia respecto del sujeto, es condición necesaria de la objetividad, no es la objetividad misma. La objetividad se produce en una relación peculiar del objeto teórico ―verdad, teoría, ley― con el objeto real. Una verdad, una teoría, una ley es objetiva si representa, reproduce o reconstruye algo real por la vía del pensamiento conceptual. Esto no quiere decir que se trata de una representación directa, reconstrucción literal o reproducción pictórica, lo que sería imposible en virtud de la distinción entre uno y otro objeto y en virtud, asimismo, de que el objeto teórico es un producto o resultado de la actividad teórica. Para que pueda hablarse de representación o reproducción en el pensamiento no es necesario hacer del conocimiento objetivo una simple calca o fotografía del objeto y menos aún establecer una identidad de propiedades entre el objeto teórico y el objeto real (ciertamente, el enunciado sobre la sal no es salado). Lo objetivo está en el objeto teórico en cuanto que reproduce como objeto pensado (o en el pensamiento) lo real. Pero si la verdad de un enunciado se da en cuanto que representa o reproduce adecuadamente en el pensamiento lo real, decir objetivo es decir verdadero y en la expresión “verdad objetiva” el calificativo sale sobrando pues no puede haber otra verdad (como la pretendida “verdad subjetiva”).
Por otra parte, encontrar la objetividad en cierta relación del objeto teórico con el objeto real y por tanto considerar una teoría como independiente del sujeto por lo que toca, como hemos visto, a su valor de verdad, esto no significa que el sujeto ―entendido como ser social― se encuentre libre por completo de esa relación, particularmente en el conocimiento social, motivo de nuestro interés. Este sujeto tiene un mundo de valores, aspiraciones, ideales, intereses, etc., y sobre todo se encuentra en un contexto social y por lo tanto supera el marco estrictamente empírico, psíquico, individual.
Tesis 3. La ideología (concepción filosófica) es:
a) Un conjunto de ideas acerca del mundo y la sociedad que:
b) Responde a intereses, aspiraciones o ideales de una clase social en un contexto social dado y que:
c) Guía así como justifica un comportamiento práctico de los hombres acorde con esos intereses, aspiraciones o ideales
La definición anterior considera tres rasgos fundamentales:
a) su contenido teórico (aspecto teórico o gnoseológico)
b) raíz social o génesis (genético o social) y
c) función práctica o utilidad (funcional o práctico)
En su contenido la ideología está formada por aquellos enunciados que expresan la realidad y sus problemas reales y no está ajena en ningún momento ya sea ―implícitamente o explícitamente― a una “valoración” de ese referente real. Esta definición coloca este contenido teórico con los intereses, aspiraciones e ideales de una clase social condicionada históricamente por el lugar que esa clase ocupa con respecto al poder y al sistema de relaciones de producción.
En tercer y último lugar, hace hincapié en la utilidad (función práctica), como práctica de acción de los sujetos sociales en una sociedad determinada. En otras palabras, la ideología tiene la finalidad de guiar su comportamiento así como, más que explicarlo ―que es la intención propia de la ciencia― intenta justificarlo. En otras palabras, la ideología tiene como proyecto propio ejercer esta función práctica de guía y justificación de la acción. La ciencia, como sabemos, aspira a la verdad (representación o reproducción adecuada de lo real) y de este modo aporta elementos para la acción, mientras que la ideología cumple una función práctica ante todo, adecuando para ello (si es necesario, esa reproducción de lo real) su contenido a: intereses, aspiraciones o ideales; aunque sabemos que esto se traduce en la mayor parte de los casos a que las ideologías de clase entren en un conflicto ideología y verdad, e ideología y ciencia.
Tesis 4. Las ciencias sociales como ciencias no pueden renunciar a la objetividad.
De manera clara y sencilla, si las ciencias sociales renuncian a la objetividad se renuncia a la ciencia y ésta queda a nivel de ideología simple. Hemos visto que el conocimiento no está libre de valores, incluso debe expresarlos y esto no necesariamente se encuentra en relación con la verdad expresada. Es decir aunque sea verdadera se le reconoce su status ideológico.
Tesis 5. La objetividad de las ciencias sociales es valorativa; en ellas no se escinden objetividad y valor.
Max Weber negaría esta tesis: él considera que la objetividad de las ciencias sociales debe estar “libre de valores”, pues estos se producen de modo irracional sobre la base de la fe y las emociones, es decir; objetividad y valor se excluyen mutuamente. Para él, el científico en su actividad y en sus teorías debe ser axiológicamente neutral. Esta línea de pensamiento que divide objetividad y valor nos lleva a la negación de la especificidad de la objetividad en las ciencias sociales. En otras palabras, los objetos sociales no son simples cosas a la manera de Durkheim, sino relaciones sociales entre los hombres aunque se presenten como cosas. Los hechos sociales no acontecen con la rígida determinación como los estudian las ciencias naturales; sino que son hechos en cuya producción intervienen decisivamente los hombres en la medida que tienen conciencia de ellos, se organizan, actúan para producirlos y por lo tanto tienen un valor. Por esta unión, de hecho y valor, peculiaridad de la conducta humana, no se permite tratar científicamente los hechos como cosas a la manera del método positivista clásico.
Tesis 6. Los valores que tenemos presentes al rechazar la doctrina de la “neutralidad valorativa” son los que forman parte de la concepción filosófica, ideologías reales de clase.
Desde la construcción de una teoría determinada se ha necesitado como ingrediente una serie de valores. Mario Bunge les llama “requisitos de la teoría científica o síntomas de verdad”; pero no son otra cosa que valores científicos intrínsecos. Toda ciencia, en efecto, cuando alcanza la sistematicidad, simplicidad semántica, consistencia externa, capacidad explicativa, etc., se instala en el reino del valor científico. Cabe aclarar en este punto que Max Weber no se refiere a estos valores científicos intrínsecos cuando habla de una ciencia libre de valores, sino a los valores sociales (morales, políticos, jurídicos, etc.), que como hemos visto son un elemento esencial de acuerdo a la definición ofrecida más arriba. (Tesis 3).
Tesis 7. La ideología es punto de partida, en el sentido de que toda ciencia social se hace siempre desde y con cierta ideología.
El surgimiento de las ciencias sociales opera dentro de un contexto social determinado con un tipo de relaciones de producción determinantes, al igual que un contexto ideológico determinado. Esto es posible constatarlo en los supuestos filosóficos de una teoría social que habla acerca del hombre, del mundo, de las relaciones del hombre con la naturaleza, de la necesidad de la libertad, del individuo y de la sociedad en general. Recuérdense lemas de Augusto Comte ”Ni restauración ni revolución”.
En segundo lugar, por las propias actividades inherentes a la ciencia social no pueden ser separadas de su punto de vista ideológico. En otras palabras, se encuentra en el sujeto del científico social optar por explicar el mundo como está, o bien optar por su transformación y de esta manera encontrar otro tipo de explicaciones. En el primer caso se fijará una imposible tarea neutral; y en el segundo, deberá vincular la ciencia a la práctica social. Por último, en tercer lugar, la concepción del mundo ―la ideología― se plasma desde los problemas que genera como en la importancia que toman en la teoría. Por último, el investigador al adoptar un método contiene necesariamente supuestos ideológicos. Tal es el caso de los métodos positivistas al explicar la relación del hombre ante los objetos sociales, de manera pasiva, o bien, en oposición a ello, una concepción dialéctica en donde la selección de categorías y el análisis conduzcan a otro tipo de interpretaciones muy distintas que conduzcan a tomar actitudes criticas y posteriormente a la acción concreta.
Tesis 8. La ideología impone también su marca en el contenido mismo de las ciencias sociales.
Las categorías y conceptos que se utilizan para construir y explicar una realidad histórico social, no tiene nada más un significado, puede tener varios. Estos se encuentran en relación a la concepción filosófica en que se encuentran insertos. De igual forma no únicamente cambia el contenido de una categoría o de un concepto sino el lugar que éste ocupa en el sistema en que se integra. Se da el caso que una teoría ocupe un lugar secundario o no exista y sin embargo en otra desempeñe un lugar destacado. Esto vale para categorías como “relaciones de producción”, “trabajo”, “mercado mundial”, etc. De igual forma, el no introducir algunos conceptos, es revelador de concepciones filosóficas o posiciones ideológicas determinadas. Sería por demás sintomático no darse cuenta de la ausencia de conceptos-clave.
Estas ausencias y relevancia de ciertas categorías, tiene explícita o implícitamente juicios de valor acerca del contexto social que se desea explicar. Por último y de igual forma, el eje entorno al que gira la teoría queda marcado por la ideología (Talcott Parsons, sociólogo estadounidense, nos habla de la sociología del orden, del equilibrio y la estabilidad, nunca utilizó el concepto imperialismo). Es decir a manera de resumen, el contenido de la teoría en las ciencias sociales queda afectado ideológicamente no únicamente en su significado sino en su estructura misma.
Tesis 9. La ideología determina el modo de adquirirse, transmitirse y utilizarse las teorías en las ciencias sociales.
A través de los diferentes proyectos de investigación, tesis de grado o análisis concretos que se realicen dentro de una organización oficial y en la medida en que éstos formen parte de los aparatos ideológicos del Estado responderán a las necesidades y tareas de esta clase social; en otras palabras, la investigación social se encuentra determinada por el tipo de concepción filosófica que domine en ese organismo.
Tesis 10. Ninguna teoría social es absolutamente autónoma respecto a la ideología y por ello no hay ni puede haber ciencia social ideológicamente neutral.
A manera de recapitulación diremos que no es una regla (de lo que deben ser las ciencias sociales, sino de lo que en realidad son). Como hemos visto, la concepción filosófica determina desde la elección de sus problemas más relevantes, en la adquisición de las categorías y conceptos centrales, en la manera de concebir su propio objeto, y de igual, forma en el contenido interno de sus teorías ―del que no están exentos los juicios de valor― las ciencias sociales manifiestan una ideología de manera inherente. Esta característica no les permite tener una autonomía absoluta, pero el peso de ella ―de la ideología― cambiará de acuerdo con alguno de los tres rasgos arriba señalados: génesis, contenido o función. Mayor en su génesis y formación que en su contenido donde las exigencias de la cientificidad imponen limitaciones que la ideología no puede saltar; más aún en su uso o función, en el que se pone de manifiesto claramente su subordinación como forma de actividad humana, a necesidades sociales.
Tesis 11. Si bien no existe al margen de la ideología que la determina, subyace o se manifieste en ella, la ciencia social es autónoma en cierto grado e irreductible a esa ideología.
Como mencionamos líneas más arriba (tesis 8) y a manera de recapitulación diremos que el papel de la ideología en cuanto al contenido interno de la teoría (en su estructuración, significación y preeminencia, irrelevancia o ausencia de ciertos conceptos), así como con los requisitos de sistematización y ordenación lógica impuestos por la cientificidad, establecen un marco estructural que no puede supeditarse a exigencias ideológicas.
En otras palabras, estos requisitos imponen a la ciencia social cierta autonomía y le impiden disolverse en ideología a menos que se niegue a sí misma como ciencia. Por otra parte, como toda ciencia, es un cuerpo de verdades y en cuanto tal, es decir como conocimiento verdadero y objetivo, es autónoma respecto a la ideología. Por lo tanto, el valor de verdad de una teoría no depende de la ideología que ha permitido descubrirla, que se hace presente o se transforma en su contenido interno o que imponga cierto uso o función práctica de ella. El valor de verdad de la teoría depende de su objetividad; esto es, de su capacidad de reproducir adecuadamente una realidad social. La ideología por sí sola, ―sin la actividad y los requisitos propios de la ciencia― no es la verdad ni tampoco la garantía de que pueda ser alcanzada, o sea existe “una cierta autonomía relativa de la ciencia social respecto de la ideología o irreductibilidad de lo científico a lo ideológico, que lejos de excluir presupone la relación antes señalada entre ciencia e ideología.
Tesis 12. La doctrina de la “neutralidad ideológica” o “valorativa” en las ciencias sociales, cualesquiera que sean las intenciones de quienes la defiendan, es una forma de la ideología burguesa y, como tal, tiende a justificar la irresponsabilidad moral, política y social del científico.
Las implicaciones sociales y políticas que tiene la doctrina de la “neutralidad ideológica o valorativa al no aportar un conocimiento acerca de la génesis, estructura y función es ideología en el sentido de “conciencia falsa” acerca de los fenómenos sociales, y con su pretensión de separar la ciencia social ―como valor en sí― del resto de los valores (morales, políticos, éticos principalmente) y de separarla de la práctica de la política efectiva, cumple la función social de acotar en las instituciones de enseñanza y de investigación un terreno que no permite o que difícilmente permitiría la crítica a las instituciones y a los diferentes fenómenos que aquejan a la sociedad.
Además, al separar ―objetividad y valor― el “científico” al realizar su “ciencia libre de valores” se encuentra libre de la responsabilidad de las consecuencias morales, políticas, éticas de su enseñanza o su investigación, como científico y como ciudadano, “científicos que actualmente trabajan e investigan en las armas bacteriológicas actuales”.
Primero como ser social, responsable de sus actos ante la sociedad, se encuentra comprometido con ella. Por lo tanto, no hay ninguna razón para que el “científico social” se presente al amparo de una “neutralidad ideológica” o “valorativa”, como el ser humano excepcional y privilegiado que, al ejercer su actividad propia, no tenga por qué responder de sus consecuencias.
Tesis 13. La doctrina del “fin de las ideologías” es igualmente una forma de la ideología burguesa en las condiciones del actual capitalismo o de la llamada “sociedad globalizada”.
El “fin de las ideologías” corriente que nace en los años sesenta en Estados Unidos y presentada por sus principales exponentes (Lipset, Bell, entre otros) como una exigencia de la “sociedad industrial” del momento que requiere de una nueva organización y dirección racional, contiene un enfoque científico-técnico de los problemas y de manera consecuente se encuentra libre de toda ideología. Así, la ciencia social liberada ahora, se ha transformado en “ingeniería social” o “tecnología social” con la capacidad de solucionar los grandes y pequeños problemas sociales de la sociedad sin que la sombra de la ideología la pueda perturbar.
Lo anterior, que nos hace recordar al sociólogo Max Weber cuando habla de la “ciencia libre de valores”, se convierte hoy en día en una ciencia “libre de ideologías”.
Tesis 14. La doctrina de la “neutralidad ideológica” ya sea en la forma clásica de la ciencia de la “ciencia libre de valores” o de las más reciente de “ciencia libre de ideologías” es una manifestación de la ideología burguesa ante la cual el científico social no puede ser indiferente actualmente.
De esta manera podemos decir a manera de conclusión en esta tesis que, la neutralidad ideológica no es posible, ya que como quedó reiterado líneas más arriba, la concepción del mundo y con ello la ideología se hace presente en un sentido o en otro, en el surgimiento de la teoría, en la búsqueda de la verdad, en el contenido interno de la teoría misma y en el uso o función práctica de la ciencia social optar por una “neutralidad ideológica” o la “liberación” de la ideología; es optar por cierta relación (conservadora) con el mundo real, que las cosas sigan como hasta ahora. Lo anterior implica una opción no puramente científica, sino ideológica.
Sugerencias
Por último y a manera de sugerencia, me permito concluir que ojalá estas catorce tesis constituyan una reflexión llevada a la práctica en trabajos de investigación con fuerte impacto social, en esta época de enormes contradicciones sociales. Muchas Gracias.
Bibliografía
Mardones, J. M. y N. Ursua, “Filosofía de las ciencias humanas y sociales”, Materiales para una fundamentación científica, Editorial Fontamara, México, 1996
Popper, Karl R., Adorno Theodor W., et. al. “La lógica de las ciencias sociales”, Coleccion Textos Vivos, Num. 6, Editorial Grijalbo, Mexico, 1978
Roqueplo, Philippe, “Ocho tesis sobre la significación de la ciencia”, Cuadernos Beta, Barcelona, España, 1972.
Sánchez Vázquez, Adolfo. “A tiempo y destiempo”, Fondo de Cultura Económica, México, páginas 485 – 509, 2003
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