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martes, 15 de abril de 2014

Educa a tu Hijo: experiencias tras veinte años de aplicación.



Educa a tu Hijo: experiencias tras veinte años de aplicación.

Ana M. Siverio

País: Cuba.
Lugar: Todo el país.
Institución: Ministerio de Educación.
Duración: Desde 1992.
Grupo de edad de los participantes: De 0 a 6 años.

INTRODUCCIÓN

Es una mañana soleada, de fresca brisa, cuando comienzan a llegar al Parque Trillo, ubicado en el Consejo Popular Cayo Hueso del Municipio Centro Habana, en la capital cubana, familias con sus niños de las primeras edades. Como si fuera habitual el encuentro, como si todos se conocieran, las personas mayores se saludan y los pequeños, rápidamente, se apartan y comienzan a jugar con sus amiguitos. Se trata de diez familias de la comunidad (siete madres, dos abuelas y un padre) con sus pequeños (siete niñas y cinco niños, en las edades de 2 a 3 años) que dos veces por semana se reúnen en el parque, bajo un frondoso árbol, a recibir orientaciones del programa Educa a tu Hijo por parte de una agradable y preparada joven  acerca de qué actividades realizar y cómo hacerlas para estimular en el hogar el desarrollo integral de sus pequeños.

Juanita, como la llaman todos cariñosamente, invita a los niños a que sigan jugando, cuidados por una «abuelita», mientras ella comparte con las familias las experiencias de estas al realizar los «juegos» sobre los que se les había orientado la semana anterior y los resultados que habían obtenido. Culmina este momento con el análisis de las nuevas actividades que desarrollarán a continuación, sus propósitos y las formas en que deben ser presentadas a sus niños, así como los procedimientos que utilizarán para que les sean atractivas y las disfruten como juegos.

Las familias, con el apoyo de Juanita, convierten el parque en un gran «bosque» e invitan a los niños a escuchar el sonido del agua del río al correr, el del viento, el ruido de las piedras cuando caen, a buscar y colocar juntas las flores, las hojas, los troncos, las piedras (que han sido preparadas previamente), decir las que son iguales o parecidas y agruparlas por su color, por sus formas, por su tamaño. Les proponen también desplazarse como los diferentes animales que allí viven y les muestran cómo hacerlo, cómo caminar entre obstáculos, correr y saltar en dos pies para atravesar un pequeño río, lanzar a este piedrecitas (pelotas)… Se logra de esta forma estimular el desarrollo de su percepción, de sus movimientos, de la comunicación y del lenguaje, así como también que mantengan buenas relaciones con sus amigos, con los que comparten los aros, las pelotas, los lápices de colores, etc.

Cuando terminan, los padres comentan todo lo ocurrido, lo que hicieron y disfrutaron sus niños y ellos mismos; si comprendieron las orientaciones de las actividades y juegos que deben continuar realizando en el hogar, qué consideran que les quedó bien, en cuáles tuvieron dificultad, con qué materiales cuentan y cuáles tendrían que buscar o hacer para lograr que sus niños se interesen y realicen lo que se les propone. Fue también en este momento en el que Juanita aprovechó para recordar y destacar los derechos que tienen los niños a que cuiden de su salud y de su alimentación, a ser educados, a disfrutar, a tener una identidad y un nombre, a que los protejan contra todo tipo de peligro y maltrato.

Al finalizar también analizó con las familias la forma de valorar lo que los niños «aprendieron», lo que aún están en proceso de dominar y lo que todavía no logran. Para ello se guían por los indicadores del desarrollo que aparecen en los folletos de Educa a tu Hijo y les refuerza la idea de que todo lo que hagan en su hogar, en su núcleo familiar, en su comunidad, promoverá su desarrollo, propiciará que avancen; que todo momento puede ser, y de hecho lo es, un momento educativo. Se despide y les recuerda que los espera la semana próxima, pero que antes los visitará en sus casas.

POLÍTICAS DE ATENCIÓN EDUCATIVA A LA PRIMERA INFANCIA CUBANA

A manera de introducción se ha querido mostrar, tomando como ejemplo el programa Educa a tu Hijo, cómo transcurre en la República de Cuba —país en el que hoy viven, crecen y se desarrollan 721184 niños en las edades de 0 a 6 años— la atención a la primera infancia, que ha sido durante más de cincuenta años voluntad política del Estado cubano, legislada en la Constitución y refrendada en el Código de la Familia y de la Juventud, entre otros documentos jurídicos. Es el Ministerio de Educación  el encargado de concretar esa voluntad, la que parte de reconocer la gran significación que tiene el desarrollo que se logra en los primeros seis años de vida de cara a la posterior formación del ser humano, y el papel decisivo que tiene la educación en su consecución.

El máximo desarrollo integral posible en cada niño es, por tanto, el fin planteado por el Ministerio de Educación para la faja etárea de 0 a 6 años, y para ello cuenta con un subsistema de educación inicial y preescolar que constituye el primer eslabón del Sistema Nacional de Educación. La atención a este período del desarrollo humano se implementa mediante dos modalidades: institucional y no institucional, lo que permite, hasta el momento actual, una cobertura del 99,5 % de la población infantil cubana de estas edades. De esta manera se garantiza el cumplimiento de los derechos fundamentales del ser humano y de los acuerdos asumidos por el Estado en la Cumbre Mundial en Favor de la Infancia.

Ambas modalidades se fundamentan en las mismas concepciones, enfoques y principios y responden a los mismos objetivos, aunque con formas organizativas diferentes. La modalidad institucional se realiza en los círculos infantiles, instituciones educativas que atienden integralmente a los hijos de madres trabajadoras en el período de 1 a 5 años de edad, así como también en las aulas de preescolar de las escuelas primarias, a los niños de 5 y 6 años. La modalidad no institucional, con el nombre de Programa Social de Atención Educativa Educa a tu Hijo, se implementa para atender en el ámbito familiar, desde antes de su nacimiento y en el período etario de 0 a 6 años, a la infancia que no asiste a instituciones educativas hasta que tiene lugar su ingreso a la escuela primaria.

Los antecedentes de este programa lo constituyen los positivos resultados de una investigación realizada durante más de diez años que brindó los fundamentos teóricos y metodológicos y, como parte de estos, los elementos básicos que lo conforman como modelo educativo, así como los procesos de su implementación en la práctica social. Este modelo comenzó a aplicarse en el país en el año 1992 y en menos de dos años se generalizó de forma masiva, fundamentalmente, a solicitud y demanda de la familia cubana.

PRINCIPALES CONCEPCIONES DE PARTIDA DEL PROGRAMA EDUCA A TU HIJO

La familia, la comunidad y el enfoque intersectorial son los tres elementos que conforman los sustentos teóricos y metodológicos esenciales del modelo educativo no institucional que constituye en la práctica el Programa Social de Atención Educativa Educa a tu Hijo en los primeros seis años. Dichos elementos, independientemente de sus particularidades, de sus características y sus aportes particulares, en el caso de este modelo y en correspondencia con sus fines, propósitos y formas de implementación, interactúan de una manera singular y establecen relaciones de interdependencia que los hace comportarse como una unidad. De este modo, cuando uno de ellos se deja de considerar o no se tiene en cuenta suficientemente, la implementación del modelo no alcanza los niveles de calidad necesarios.

Considerar a la familia como uno de los elementos básicos de un modelo educativo es asumir su carácter protagónico como principal portador de la cultura para cada uno de sus miembros, especialmente para cada niño, desde antes de su nacimiento. Por tanto, es reconocer por todos, y especialmente por la propia familia, que a partir de sus propios saberes, experiencias, patrones de crianza y mediante un proceso de capacitación está en condiciones de comprender, de manera científica, cómo tiene lugar el desarrollo infantil y qué papel tiene la educación en él; cómo realizar las acciones educativas con sus pequeños para que sean verdaderamente desarrolladoras; de tomar conciencia de que ella sí puede hacerlo, y tener la voluntad de lograrlo sistemáticamente en la vida cotidiana, principalmente mediante el juego, el afecto y la comunicación.

No es difícil comprender entonces que se valore a la comunidad como otro de los elementos del modelo, ya que a las familias, aun aquellas que viven aisladas o distantes, siempre las une un espacio, un entorno geográfico. Pueden tener características físicas y demográficas específicas, pero en muchos aspectos tienen elementos comunes, pueden poseer una historia o una cultura común, o pueden tener también condiciones económicas y sociales similares. Además, en el contexto comunitario, viven o laboran personas que, con diferentes potencialidades, preparación y disposición, pueden convertirse y, de hecho, lo hacen en agentes o actores educativos.

Es posible que el enfoque intersectorial no sea considerado desde algunos ámbitos como necesariamente consustancial a un programa de tipo educativo, pero el solo hecho de plantearse como fin el bienestar y el desarrollo integral de la primera infancia y que su consecución tenga lugar, principalmente, en las condiciones de la vida familiar y comunitaria hace de este enfoque una necesidad. Este planteamiento se hace tangible en la medida en que los representantes de organismos (salud, educación, cultura, deportes, justicia y protección u otros), de organizaciones, instituciones y asociaciones cuyos propósitos o fines propios tienen que ver con la primera infancia, con sus familias o con ambos, aceptan y asumen la responsabilidad de participar en el programa, no solo como vía para aportar al fin común, sino también para fortalecer el logro de sus objetivos particulares.
El carácter intersectorial del programa también se revela en la necesidad de que los aportes que identifican a los diferentes sectores y disciplinas deben constituir contenido esencial del programa educativo que se aplica para cumplir los parámetros de integralidad que en el desarrollo humano debe alcanzarse, expresados en el fin que tiene establecido. Igualmente, se manifiesta en la imprescindible coordinación que entre los organismos, organizaciones e instituciones debe lograrse para la proyección de estrategias conjuntas que propicien la implementación de una verdadera atención integral a la infancia, desde antes del nacimiento y en las primeras edades.

Antecedente de las posibilidades actuales de coordinación y de integración entre los diversos sectores es la existencia de diferentes políticas sociales que se han ido promulgando a través de los años en el país y que se concretan en las oportunidades de educación, salud, empleo, cultura y recreación y en sus correspondientes servicios para beneficio de la familia cubana. Uno de ellos se refiere a lo legislado para la protección de las familias y sus hijos, que se presenta a continuación de forma sintética:

  En 1974 se promulgó la Ley de Maternidad, que contenía incuestionables avances, como las licencias retribuidas para la atención médica y estomatológica de las gestantes, el receso laboral obligatorio de la madre trabajadora a las 34 semanas de gestación, la licencia retribuida de 18 semanas, 12 de las cuales son posteriores al parto, y licencias retribuidas y no retribuidas para la atención de sus hijos desde el nacimiento hasta los 16 años.

  Posteriormente, en el año 2003, se firma el Decreto-Ley 234, en el cual se expresa que a partir del vencimiento de la licencia posnatal la madre trabajadora puede optar por incorporarse al trabajo o por cuidar a su hijo hasta que cumpla un año de edad, de manera retribuida.

  Una vez concluida la licencia posnatal, así como la etapa de lactancia materna —que debe garantizarse para propiciar el mejor desarrollo de los niños—, la madre y el padre pueden decidir cuál de ellos los cuidará, la forma en que se distribuirán dicha responsabilidad hasta que cumplan un año y quién devengará la prestación social que se establece por el referido decreto ley.

METODOLOGÍA DE SU IMPLEMENTACIÓN

La estrategia de implementación del modelo cubano Educa a tu Hijo, independientemente de la amplitud de su concreción, ya sea en todo el país, en una provincia, en un municipio o en un consejo popular, tiene lugar mediante las siguientes acciones y procesos:

  Creación del grupo coordinador.

  Diseño de un plan de acción, que incluye diferentes procesos, su aplicación y la valoración sistemática de su efectividad: sensibilización, capacitación, organización de las diferentes modalidades de atención, divulgación, reconocimiento social, seguimiento y evaluación.

El grupo coordinador, en los diferentes niveles estructurales, se conforma con representantes de diferentes organismos estatales sectoriales, tales como Salud, Cultura, Deportes, Justicia, Instituto Cubano de Radio y Televisión, así como organizaciones y asociaciones sociales, como la Federación de Mujeres Cubanas, la Central de Trabajadores de Cuba y sus respectivos sindicatos, los Comités de Defensa de la Revolución, la Asociación de Agricultores Pequeños, la Asociación de Pedagogos, entre otros. La intervención de todos estos actores, atendiendo a las características de un programa social eminentemente educativo, está coordinada por el sector de la educación.

Este grupo, como primera tarea, concibe y diseña un plan de acción en el que queda plasmada la coordinación intersectorial necesaria para crear las condiciones que garanticen el éxito inicial de la aplicación del programa y de su continuidad. Ello requiere que de forma inicial y de manera permanente tengan que realizarse procesos de sensibilización a toda la población, especialmente a la que está involucrada de manera directa, como es el caso de la familia, y a otros miembros de la comunidad que pueden acompañar su puesta en práctica. Incluye también una caracterización inicial de la familia y los diversos agentes comunitarios decididos a participar, así como el diagnóstico del desarrollo en toda la población infantil censada y confirmada.

La capacitación sistemática y diferenciada es otro proceso indispensable que acompaña todo el tiempo la implementación del programa en un territorio, desde antes de sus inicios. Supone la preparación inicial y permanente tanto de los grupos coordinadores como del otro personal involucrado, especialmente de los ejecutores, que son los que directamente orientan a las familias, los contenidos y los procedimientos para realizar las acciones educativas con sus niños en el hogar, así como las formas de valorar los logros que con ellos van alcanzando, y de los promotores, que son los responsables de preparar a los ejecutores para el desempeño de las funciones mencionadas.

La organización de las modalidades de atención a las familias y a sus niños es el proceso que se realiza una vez que se conoce la población infantil existente, sus edades, su lugar de residencia y los espacios en que tendrán lugar las actividades de orientación del programa, entre otros aspectos. Estas modalidades adoptan características diferentes en correspondencia con la diversidad de contextos en los que se aplica, por lo cual su organización tiene un carácter eminentemente flexible.

En general, se instrumentan tres modalidades de atención, a las cuales se incorporan las gestantes, así como los diferentes miembros de las familias, además de las madres y los padres, con sus niños: atención a las gestantes, atención individual y atención grupal.

La atención a las gestantes se realiza una vez por mes, ya sea de forma individual o colectiva, y en ella desempeñan un papel fundamental el médico y el enfermero de familia, además de otro personal voluntario preparado de la comunidad. En estas sesiones se abordan cuestiones que preparan a las futuras mamás, a los papás y a toda la familia para el logro de un buen proceso de gestación, para el momento del parto, las posiciones que deben adoptar, la forma de respirar, el estado de ánimo que deben mostrar. El programa incluye atención a las gestantes. En ellas también se orienta el programa Educa a tu Hijo para la realización de acciones de estimulación en el útero materno y desde el mismo momento del nacimiento, a fin de lograr en los bebés un desarrollo lo más integral posible.

Mediante la modalidad de atención individual se atiende, fundamentalmente, a las familias con sus niños desde que nacen hasta que cumplen un año. Se concibió así teniendo en cuenta las particularidades de estas edades, que las hacen más vulnerables a los factores de riesgo y ambientales. En el hogar o en los consultorios, esta atención es brindada por médicos, enfermeros, técnicos de motricidad y brigadistas sanitarios  que, actuando como ejecutores, se reúnen con las familias y sus niños una vez por semana para orientar las actividades estimulatorias del desarrollo integral que aparecen en los folletos de Educa a tu Hijo y comprobar si las familias las han comprendido para su aplicación en las condiciones del hogar. Se aprovechan también estos espacios para evaluar junto con los padres los logros de desarrollo que sus hijos van alcanzando.

En las sesiones grupales los padres reciben orientaciones sobre cómo estimular el desarrollo de sus hijos.

Para las edades de 1 y 2 años y de 2 a 5 años  se adopta la variante de atención grupal, en la que una o dos veces por semana, durante una hora y media aproximadamente, se reúnen el ejecutor con un grupo de familias y sus niños, incluidos los que presentan necesidades educativas especiales , con el objetivo de orientar y realizar diferentes actividades estimulatorias del desarrollo y promover que las familias, al participar directamente en su ejecución, se preparen para continuarlas en el hogar. Esta variante también se utiliza para los niños de 5 a 6 años que, por vivir en zonas de montaña o de difícil acceso, no pueden asistir a un aula del grado preescolar.

Las modalidades de atención individual y grupal a las familias con sus pequeños se instrumentan mediante las denominadas actividades conjuntas, cuya estructura pedagógica viene determinada por tres momentos:

  El primero, de orientación, en el que las familias comentan acerca de los resultados de la estimulación del desarrollo de sus niños, ya aplicada durante la semana en el hogar, y en el que además reciben nuevas propuestas de contenidos y de sus procedimientos para ser realizadas, en forma de juego, a continuación.

  El segundo, de ejecución de las orientaciones recibidas, que son puestas en práctica por la familia con sus niños con el apoyo de los ejecutores, que comprueban si se han comprendido, así como las posibilidades de realizarlas posteriormente en el hogar.

  El tercero y final, de control y valoración por parte del ejecutor y las propias familias acerca de lo que comprendieron, de lo que no les quedó totalmente claro, de cómo y con qué se continuarán realizando en sus hogares para que cumplan su propósito, así como la forma de comprobar si a los niños les gusta lo que se les plantea y si comprenden y asimilan los contenidos de la estimulación. Es el momento también de recordar, por parte del ejecutor, que todas las actividades que se realicen con los pequeños tendrán que ser de su agrado, asumidas por ellos en forma de juego, para que cumplan verdaderamente su cometido.
Si bien son importantes los procesos de sensibilización, capacitación y organización de las modalidades de atención en un territorio, estos no bastan para movilizar esfuerzos ni recursos. Es necesario que sean acompañados por un proceso sólido y permanente de divulgación para propiciar una actitud, primero, de expectativa; a continuación y poco a poco, de participación; y, finalmente, de compromiso por parte de aquellos a quienes va dirigida. Tal labor divulgativa ha de ajustarse a la cultura de la población, ser sencilla y atrayente y echar mano de los recursos de que se dispone, desde pregones o citatorios hasta carteles, prensa y mensajes de radio y televisivos, entre otros.

El reconocimiento y estimulación a los participantes en el programa es otro proceso que está presente en todas las etapas de su implementación. Resulta imprescindible destacar, en el contexto comunitario, las disímiles labores que realizan distintas personas: las que divulgan y convencen a otros de la importancia del programa, las que ayudan en la búsqueda de espacios para su aplicación, las que se disponen u ofrecen para desempeñarse como promotores o ejecutores. También hay que reconocer muy especialmente a las propias familias que realizan sistemáticamente las actividades en sus hogares, asisten regularmente a las sesiones de orientación y, una vez preparadas, se disponen a desempeñarse como ejecutores o como promotores. Reconocer y estimular oportuna y sinceramente el esfuerzo de todas estas personas las incentiva para continuar en esta hermosa y necesaria labor.

Los procesos de seguimiento, monitoreo y evaluación son vitales porque permiten valorar la calidad de las acciones que en el programa se realizan. La efectividad de un programa de atención educativa por vía no institucional, con base en la familia y la comunidad, como es el caso de Educa a tu Hijo, se garantiza en la medida en que se logre conocer los resultados que se alcanzan con su aplicación y si estos se corresponden o no con los fines y propósitos previstos.

La estrategia general de las acciones de seguimiento y evaluación abarca a todos sus elementos esenciales: a los niños, cuyo desarrollo es el fin más importante que se persigue; a las familias, que reciben los beneficios del programa en términos, fundamentalmente, de su preparación; a los agentes claves de las comunidades, por el nivel de participación y apoyo que brindan; a los diferentes recursos humanos que capacitan a los que realizan labor de orientación y preparación a las familias (promotores) y a los que la ejecutan directamente (ejecutores); a los representantes de los diferentes organismos e instituciones, por sus aportes específicos y por sus niveles de coordinación en la proyección, ejecución y valoración de las acciones previstas (grupos coordinadores en los diferentes niveles en que se desempeñan).

EDUCA A TU HIJO Y SU EFECTIVIDAD EN LA PRÁCTICA SOCIAL CUBANA

Los resultados del programa Educa a tu Hijo han sido comprobados por diferentes vías, entre las que se destacan los tres monitoreos realizados cada cinco años aproximadamente (19947, 1999, 2006), en los que fueron evaluados el desarrollo integral de niños y la preparación alcanzada por las familias y por otros actores de la comunidad, así como el desempeño de los representantes de los grupos coordinadores y de los promotores y ejecutores. El análisis general de los resultados alcanzados por los niños demostró que el 53,2% de los evaluados en el primer monitoreo (aplicado a los dos años de iniciar la generalización del programa en el país), el 87,8% en el segundo monitoreo y el 97,5% en el tercero cumplieron todos los indicadores del desarrollo que aparecen en los folletos para la orientación a las familias del programa8. El resto de la población evaluada, aunque no los alcanza todos, logra no menos del 50%.

Se apreciaron también, en los tres monitoreos, resultados satisfactorios en las esferas socioafectiva (86%, 98% y 98%, respectivamente); motriz (90%, 96% y 95%, respectivamente) y de comunicación y lenguaje (86%, 90% y 92%, respectivamente), con una tendencia ascendente en correspondencia con el aumento de edad. En la esfera intelectual, aunque los indicadores mostraron niveles aceptables, se documentaron los registros más bajos: 76%, 83% y 91%, respectivamente.

El desarrollo integral mostrado por los niños es también evidencia de la mejor preparación alcanzada por la familia en la realización de las acciones educativas en el hogar. Así, en los tres monitoreos y también con un carácter ascendente, se identificó que las familias asisten a las actividades conjuntas (62%, 70%, 82%, respectivamente) y que continúan realizando de forma sistemática las actividades en el hogar (80%, 82% y 85%, respectivamente). Se apreció también en sus respuestas a preguntas o en sus comentarios espontáneos que hubo un cambio de actitud hacia sus hijos, puesto de manifiesto en que:

— se preocupan más por su alimentación y descanso (70%, 84%, 88%);
— conversan más con ellos y los escuchan (66%, 72%, 82%);
— también juegan con ellos y le dan un gran valor al juego (64%, 70%, 85%);
— se preocupan por llevarlos de paseo (42%, 61%, 75%);
  interactúan más con otras familias acerca de cómo educar y lograr el desarrollo de sus hijos (52%, 75%, 82%).

Por su parte, los vecinos de la comunidad opinaron que colaboraban en algunas labores del programa, especialmente en cuidar y jugar con los niños mientras tiene lugar el momento de orientación a las familias durante la actividad conjunta, y participar en el censo de la población infantil y en la realización y actualización de la caracterización de la familia y la comunidad.

En relación con los grupos coordinadores en los niveles de provincia, municipios y consejos populares, se aprecia de manera ascendente, en el segundo y en el tercer monitoreos, una mayor diversidad en la representación de organismos, organizaciones, instituciones y asociaciones que los integran (como promedio, en un 86%), una tendencia a la estabilidad de sus representantes (un 20% permanece de tres a cinco años, y un 15%, más de cinco años), así como una mejor coordinación y un funcionamiento más cohesionado de sus miembros, tanto en la proyección del plan de acción como en su diseño, ejecución y seguimiento.

La información obtenida permitió apreciar un mejor desempeño en el cumplimiento de las funciones de los recursos humanos que sistemáticamente intervienen en el programa: los promotores y los ejecutores. Ambos perfiles tienen en común que proceden de diferentes organismos y organizaciones, lo que también refleja el carácter intersectorial del programa. En relación con los primeros, el 94,6% considera que está preparado para orientar y capacitar a los ejecutores, y el 92% refiere que para ello reciben preparación por parte de los profesores de las universidades de ciencias pedagógicas y de otras instituciones, así como asesoría y control sistemático por los representantes de los grupos coordinadores municipales y provincial. A su vez, los ejecutores expresan que reciben capacitación quincenal o mensualmente por parte de los promotores (en un 88%) y por diferentes miembros del grupo coordinador del consejo popular (40%) y del municipio (69%), y que también reciben ayuda metodológica mediante las visitas de los promotores y de los miembros de los grupos coordinadores, en las que observan cómo conducen las actividades conjuntas. En general, tanto unos como otros refieren que se sienten satisfechos por la labor que realizan como mediadores en la preparación de las familias y que han ganado aceptación, apoyo, respeto y cariño en las comunidades donde desarrollan sus funciones y, muy especialmente, en las propias familias que atienden y en sus niños.

INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS ENTRE LOS CÍRCULOS INFANTILES  Y EL PROGRAMA EDUCA A TU HIJO

La utilización de los círculos infantiles como centros de capacitación para los agentes educativos que participan en el programa Educa a tu Hijo es una experiencia que merece comentarse, no solo por los positivos resultados por ella alcanzados, sino porque evidencia la unidad, continuidad y articulación que existe entre las dos modalidades de atención educativa, la institucional y la no institucional. Cumple el propósito de fortalecer el papel de los promotores y ejecutores de ese programa para que logren una mejor preparación de las familias en la realización de una efectiva estimulación del desarrollo de sus hijos. De esta manera, se contribuye al alcance del fin común que ambas modalidades de atención se plantean: el desarrollo integral de los niños de 0 a 6 años.

La capacitación se realiza de manera quincenal o mensual y parte de la identificación de las necesidades que presentan los promotores y los ejecutores en función de su procedencia. También toma en consideración la preparación del personal de las instituciones que la ofrecen (fundamentalmente, de los directores o subdirectores) y, en especial, de su experiencia en el trabajo comunitario, especialmente con familias.

Por su parte, el programa Educa a tu Hijo también ha brindado aportes importantes al trabajo de los círculos infantiles. Uno de ellos, que ha devenido modalidad novedosa, es la aplicación, en las condiciones de estas instituciones, de la llamada actividad conjunta, con la que se introduce la orientación a las familias en conjunto con sus niños. Su utilización, una o dos veces por mes, ha resultado muy agradablemente aceptada por los padres que tienen sus hijos en estas instituciones. De hecho, estos consideran que su frecuencia debería aumentarse, ya que la práctica les ha resultado muy provechosa para aprender cómo estimular de manera efectiva en sus hogares el desarrollo de sus hijos y, además, se sienten afectivamente mucho más cercanos a ellos.

COBERTURA DE ATENCIÓN PARA EL DESARROLLO INTEGRAL DE LA PRIMERA INFANCIA CUBANA

La población total de niños cubanos de 0 a 6 años, como se señaló anteriormente, es de 721184; de ellos, 587333 tienen menos de 5 años, y el resto, 133851 niños, lo conforma la población de 5 y 6 años. La matrícula total de la infancia de 0 a 6 años es de 717862, lo que significa que el 99,5% de la población cubana de estas edades recibe atención educativa por alguna de las modalidades establecidas en la política educacional: los círculos infantiles, en los que se educa a 129811 niños (el 18% del total) menores de 5 años; las aulas de preescolar de las escuelas primarias, con 108079 (15%) niños de 5 y 6 años; y el programa Educa a tu Hijo, en el que se atiende a 479972 niños (66,8%) en las edades de 0 a 6 años.

Cobertura de 0 a 6 años
Círculos infantiles   Educa a tu Hijo

Lo expresado revela el aporte esencial que brinda la aplicación del modelo de atención educativa no institucional (programa Educa a tu Hijo) al cumplimiento del principio de educación para todos desde las edades tempranas.

PRINCIPALES RETOS

  Continuar promoviendo, de forma sistemática, que los elementos básicos que conforman el programa (familia, comunidad y enfoque intersectorial) interactúen de forma integrada y permanentemente, como factor primordial para lograr su sostenibilidad. La ausencia o insuficiente presencia de alguno de ellos repercute desfavorablemente en la consecución del propósito fundamental: el desarrollo integral de la población infantil de 0 a 6 años.

  Propiciar el fortalecimiento de los procesos de capacitación sistemática y diferenciada a todos los involucrados en el programa, especialmente a aquellos que tienen la responsabilidad de orientar directamente a las familias, e incorporar a ello, de forma cada vez más responsable, a los diferentes representantes de organismos e instituciones, atendiendo a sus disciplinas y al carácter integral que deben poseer las acciones formativas.

  Fortalecer el apoyo de los medios masivos de comunicación, tanto para la sensibilización y movilización social de la población, en función de la importancia de la primera infancia y de su atención integral, como para la promoción, mediante mensajes educativos y otras vías, de la preparación de la familia.

  Diversificar y fortalecer, de manera contextualizada, las formas de participación de los padres y del resto de la familia con vistas a brindar una atención de calidad mediante el programa Educa a tu Hijo a los niños con más riesgo de quedar excluidos: los que presentan necesidades educativas especiales, los que son hijos de reclusos, los que vi- ven en zonas rurales y de montaña de difícil acceso, y los que pasan largos períodos en hospitales.


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