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jueves, 2 de enero de 2014

Comunicación , personalidad y sujeto: hacia un replanteamiento del desarrollo y el aprendizaje




Cultura – A dimensão psicológica e a mudança histórica e cultural

Culture – Psychological dimension in historical and cultural change


Comunicación , personalidad y sujeto: hacia un replanteamiento del desarrollo y el aprendizaje

Fernando L. González Rey, Universidad de la Habana, Cuba & Universidade de Brasilia, Brasil


Introducción


La visión positivista de la ciencia , dominante en la psicología y en  la educación por un largo tiempo, ha sido uno de los aspectos que más ha influido en el lugar secundario que ha tenido la comunicación en la investigación y en las prácticas dominantes en el área de la educación.

El énfasis dado a los procesos cognitivos en las representaciones dominantes sobre el aprendizaje y el desarrollo , con frecuencia ha conducido a considerar estos procesos como una realidad en si mismos, fuera del  individuo en su condición de sujeto de estos procesos, y  de los complejos procesos de relación y subjetivación que caracterizan el aprendizaje como proceso del desarrollo humano.

La tendencia a la fragmentación, al énfasis en los microprocesos en el estudio del hombre, ha conducido a la separación del estudio del desarrollo humano de la multiplicidad de procesos que lo constituyen. En este sentido, el aprendizaje ha sido estudiado por mucho tiempo como un proceso específico, y se ha analizado fuera de la personalidad, del sujeto y de los sistemas de relación dentro de los cuales este proceso se produce. Esto condujo a una separación entre los procesos de enseñanza-aprendizaje y de educación, separación que todavía caracteriza muchos de los currículums escolares en vigencia, así como también a una separación entre desarrollo y aprendizaje.

El aprendizaje de asociaba con la enseñanza , y en esta relación el proceso se dividía en una persona que enseña y otra que aprende, proceso en que, con frecuencia, ninguno de los participantes actúa en calidad de sujeto, y donde la comunicación tiene un carácter unidireccional e informativo. Esta visión ignora el carácter dialógico del aprendizaje, y con ello su dimensión subjetiva, que aparece como resultado de la expresión diferenciada del sujeto en este proceso. Esto implicó la separación de los aspectos emocionales y cognitivos en el aprendizaje, pues lo emocional se define en su sentido subjetivo en los procesos de comunicación del sujeto.

En este artículo presentaremos un conjunto de reflexiones sobre la subjetividad social de la escuela y su significación para el desarrollo de los alumnos, enfatizando los procesos de desarrollo del alumno como sujeto portador de personalidad. Desde esta perspectiva será analizada la estrecha relación entre la socialización y el aprendizaje como procesos constitutivos del desarrollo humano. El eje que permite integrar estos procesos dentro del escenario de la escuela, es el desarrollo de un sistema de comunicación facilitador de la integración social del alumno, quien debe participar en este proceso como sujeto del mismo, lo que será una condición paa el desarrollo de su persnalaidad, condición que, de forma simultánea es un elemento de sentido esencial de los procesos de aprendizaje y socialización que deben caracterizar la vida escolar.  
   

Los procesos de comunicación en la institución escolar

Una de las tareas más difíciles dentro de la institución escolar es la organización de la sala de aulas como grupo, o sea, no como acumulación de individuos que de forma pasiva se integran en la actividad de aprendizaje, sino como sujetos en relación que se caracterizan por el diálogo y la participación dentro de la actividad que realizan. El grupo debemos verlo como una realidad procesual, que se organiza en la historia de sus relaciones, pero donde , simultáneamente cada uno de los momentos actuales de su expresión actúa como constituyente de la dinámica grupal.

Hasta el presente, el estudio de los diferentes grupos dentro de la institución escolar, y en particular el estudio del aula como grupo, han sido temas poco desarrollados,  tanto dentro de la literatura psicológica, como pedagógica. El grupo aparece en la escuela  más como agrupación de alumnos, que como organización dinámica con funciones y procesos propios.

El aula se considera más como instancia pasiva que debe estar bajo control, que como grupo productivo y generador de pensamiento. Este ha sido uno de los aspectos distintivos del carácter individualista de la educación.

La educación comprendida como proceso regular, ordenado y orientado por objetivos invariables, definidos por la cantidad de contenidos a ser aprendidos, es incompatible con la aceptación del carácter irregular, activo y procesual que define el funcionamiento del grupo como escenario de aprendizaje y desarollo personal. La escuela  se siente con frecuencia amenazada por la presencia de un grupo vivo, capaz de desplegar una actividad crítica y creativa dentro de la sala de aula. Esta dimensión social del desarrollo ha sido ignorada y silenciada por un largo tiempo en la escuela tradicional, así como en una buena parte de la literatura relacionada con la educación.
   
Este grupo crítico y activo al que nos referimos, es el escenario dialógico de la constitución del alumno como sujeto de su actividad escolar, condición estrechamente relacionada con su capacidad generativa para crear nuevos espacios de sentido y significación en sus relaciones con los otros, espacios que deben caracterizar todas las actividades escolares, incluyendo el aprendizaje.

La escuela ha expresado una clara preferencia por fragmentar el grupo en individuos, y convertir a estos en la unidad esencial de la enseñanza, lo cual ha contribuido también a la fragmentación entre lo procesos de desarrollo, socialización y aprendizaje, pues el individuo en que se apoya esta fragmentación es un individuo pasivo-reproductivo, colocado en una situación estandarizada de reproducción. En nuestra opinión, la constitución de la subjetividad grupal en la sala de aulas, es una de las tareas esenciales de la institución escolar, pues el grupo representa el mejor escenario para el desarrollo de los alumnos y, consecuentemente, para el desarrollo del aprendizaje y de la socialización de aquellos, momentos esenciales del desarrollo general de la personalidad.

Una vez constituido, el grupo representa un espacio de sentido subjetivo para el propio aprendizaje de los alumnos , el que tiene lugar forma más participativa y activa en un contexto grupal . Los sistemas de relaciones que se constituyen en el grupo son facilitadores del sentido subjetivo de todas las actividades desarrolladas por aquel. Dentro de la dinámica grupal los sujetos se van encontrado de forma espontánea entre si, lo que contribuye a la eliminación de las barreras sociales que limitan la participación en sala de aula.

El profesor historicamente ha sido considerado más como expositor, que como organizador y diseñador de los procesos grupales a nivel de la sala de aula. Sin embargo, a pesar de no haber sido preparados para ello, y de no ser estimulados por el desarrollo de esa función, muchos profesores se preocupan por los aspectos de comunicación en sala de aula y expresan una total conciencia sobre la necesidad de desarrollar este aspecto en la educación.

El profesor tiene un lugar esencial en la activación de las redes de comunicación que integrarán la trama de la subjetividad social en sala de aula.

La constitución del proceso grupal dentro de una disciplina, presupone el desarrollo de un diálogo que no se restringe a los contenidos de la disciplina, y que permite la expresión de necesidades del grupo y de sus miembros en el espacio del aula. El desarrollo de la subjetividad social de la sala se acompaña del desarrollo de los alumnos como sujetos implicados en este proceso. El desarrollo social e individual se implican de forma permanente, si uno termina anulando al otro, a la larga se anula a si mismo.

La educación  tradicional  ha tenido una fuerte orientación pasivo - reproductiva, dirigida basicamente a la reproducción lineal de lo expresado por el profesor, lo cual responde, en buena parte, al carácter cientificista e instrumentalista que la ha inspirado. Esta orientación se observa frecuentemente en los diferentes tipos de producción del alumno, la que representa más un fragmento de lo expresado por el profesor que una producción con ideas propias. La incapacidad para expresarse como sujeto de pensamiento dentro de la sala de aula es uno de los factores que más obstaculizan la comprensión y la creatividad de los alumnos y en esta misma medida limita el desarrollo del alumno en el escenario de la escuela.   

Las tendencias a la memorización y a la rutina en el aprendizaje son expresión, entre otras cosas, de la despersonalización del proceso de aprender. El alumno mantiene su condición escolar asociada a determinaciones externas a él, lo cual , lejos de ser resuelto por la escuela, se agudiza por el tipo de relaciones dominantes en ella. En estas condiciones la escuela y sus diferentes actividades no se configuran como un motivo del alumno, quien mantiene una relación de externalidad con las actividades de su vida escolar. El profesor, así como las diferentes asignaturas, resultan ajenos a los intereses de los alumno, para quienes la única opción ante esta situación es la reproducción memorística de lo aprendido.Unido a esto, el tipo de discurso social dominante que se focaliza en la institución escolar, atribuye los problemas del aprendizaje a los alumnos, colocándolos dentro de “etiquetas” que pasan a ser constitutivas del proceso que describen, com los cual se atribuye un sentido natural y objetivo a un proceso que es, en gran medida, una construcción social. Este proceso de clasifiación que atraviesa toda la producción discursiva de la escuela , así como los sistemas de relación generados en ella,  desconoce la condición del alumno como sujeto capaz de mejorar y luchar por sus objetivos dentro de la escuela.     

El desarrollo de los procesos de comunicación en sala de aulas es una condición que favorece el desarrollo de la motivación en los escolares. La comunicación dialógica en relación a los temas que se desarrollan por el profesor, facilita la participación reflexiva de los alumnos, las cuales implican su emocionalidad en la actividad del aula; condición esencial para la aparición de los intereses hacia la actividad escolar. El pensamiento solo aparece como resultado de la personalización de las actividades: la persona solo piensa cuando siente como propio lo que hace. El pensamiento humano es siempre un proceso motivado, no solo por los contenidos significativos que están en su base, sino por las emociones que se generan en su propio curso.

Toda actividad o forma de comunicación humana genera múltiples emociones, que son contradictorias en sus inicios, las cuales se van convirtiendo en sentimientos y motivos bien definidos en el curso de las mismas. Esto también sucede en las actividades escolares: el niño al entrar en la escuela puede experimentar miedo e inseguridad, los que aparecerán como resultado de la incertidumbre ante lo nuevo, ante aquello de lo cual no tienen control y que representa un desafio para ellos. A las características de las nuevas taréas que el escolar deberá enfrentar, se suman las configuraciones que este ya trae a la escuela como resultado de los otros espacios de la vida social. Emociones asociadas con el miedo y la inseguridad son totalmente normales en el enfrentamiento con lo nuevo, con situaciones que el individuo siente como decisivas en la constitución de su propia autoestima, pero su fijación o su integación en configuraciones que las perpetúan, pueden convertirse en un proceso patológico.  

En nuestro marco conceptual los estados emocionales del sujeto son muy variables y dependen tanto de la situación, como de su estado en el momento de entrar en contacto con la nueva experiencia. El sujeto no es una unidad monolítica y mecánica de acción, que siempre es seguro, decidido, responsable, etc, como era representado en las teorías de la personalidad organizadas sobre los rasgos, sino que representa un sistema complejo, afectado de forma simultánea por imnumerables procesos donde lo personal y lo social se integran de forma permanente, generando sentidos subjetivos diferentes que definen el valor de esta experiencia para el sujeto que la vive. De esta diversidad dependerá la integración  del sentido subjetivo de cada una de sus nuevas experiencias.

En nuestra opinión, el contacto con el profesor debe representar para el niño un momento cálido, agradable, que le facilite su expresión y le ayude a organizar sus expectativas en relación con la escuela. Las vivencias iniciales de miedo e inseguridad, explicables por la nueva situación que el escolar enfrenta, se eliminan con cierta facilidad ante las emociones generadas por la aceptación, el interés y el bienestar que los alumnos son capaces de sentir dentro de los nuevos sistemas de relaciones en que se integran.

Pensamos que el profesor se debe presentar a sus nuevos alumnos y hacer una presentación de la disciplina que ira a impartir,  aprovechando esa ocasión para establecer un contacto emocional con ellos y generar un clima emocional adecuado en la sala de aula. En ese momento de presentación, el profesor puede facilitar diálogos que contribuyan a la participación de los alumnos y la expresión de su curiosidad sobre lo expuesto, y sobre el curso de forma general, lo cual es un momento esencial para el desarrollo de los intereses. El objetivo de la presentación de la disciplina es explicar de forma coloquial y amena su contenido, y vincularlo con las representaciones que el alumno tiene en el momento de comenzar el curso.

Además, la presentación de la disciplina en un espacio dialógico, informal y decontraido, es un momento esencial para el desarrollo de una emocionalidad sana en sala de aula. La emocionalidad es inherente a la existencia del sujeto y de los grupos humanos, representa una condición para el desarrollo de los procesos de subjetivación asociados al desempeño de cualquier actividad. Sin emocionalidad  el individuo no se constituye en sujeto de la actividad, con todas las implicaciones que eso tiene para su desarrollo.  

El contacto personal satisfactorio es una condición en el desarrollo de emociones que estimulen el acercamiento entre las personas. La simpatía en relación al profesor es un elemento que facilita la comunicación profesor-alumno, la cual, con frecuencia, se convierte en un antecedente de la curiosidad hacia los contenidos presentados por el profesor en la sala de aula. Son estas emociones diferenciadas de simpatía, curiosidad, aceptación, y otras, las que en su interrelación definen el proceso de empatía, que representa el sentido subjetivo que esa comunicación tiene para el escolar.

La empatía es un concepto que indica la cualidad emocional que caracteriza la comunicación humna, y se convierte en un elemento definitorio para el logro de cualquier objetivo mediatizado por el proceso de comunicación, lo que caracteriza directa o indirectamente a todas las actividades humanas. En la escuela la empatía con el profesor contribuye decisivamente en la definición de los sentimientos de escolar en sala de aula, favoreciendo la seguridad emocional y la autoestima.

La empatía también va a influir de forma decisiva en el desarrollo de los diálogos en la sala de aula. El diálogo es un elemento integrador de la dinámica participativa que estimula la participación personalizada de los alumnos, condición esencial para la implicación reflexiva en el tema a discusión. El diálogo ha sido hasta el presente poco usado como recurso pedagógico, pues la educación ha estado dominada por una ideología de “estímulo-respuesta”, la cual coloca al alumno como agente de respuesta y no como sujeto de la construcción del conocimiento.

La construcción del conocimiento no es una actividad individual y espontánea del alumno, que aparece como resultado de una madurez individual, sino el producto de una actividad de relación que se mueve de forma permanente dentro de lo que Vygotsky denominó “zona de desarrollo próximo”, categoría que él utilizó más en su significación instrumental, que en sus dimensiones comunicativa y emocional, aunque por definición, representó una forma de contacto con el escolar en desarrollo que, en si misma, es una forma de comunicación. Sin embargo, Vygotsky no desarrolló de forma explícita el valor de la comunicación en la definición del concepto de “zona de desarrollo próximo”, lo cual consideramos esencial para la definción de estas zonas como espacios del desarrollo humano.

El desarrollo del diálogo en la sala de aulas facilita la constitución de la subjetividad grupal, la cual se refuerza en las diferentes actividades informales de los alumnos. Este proceso de integración de la subjetividad grupal se debe aprovechar para la organización del aula en función de los objetivos educacionales, entre los cuales están los objetivos de aprendizaje. El aprendizaje no se puede reducir a procesos de fijación y reproducción de la información, sino que es un proceso mucho más complejo que, en mi opinión, debe comprometer la creatividad y la producción del escolar, atributos definitorios de su carácter personalizado.

En trabajos anteriores he desarrollado la diferencia entre aprendizaje personalizado y formal, entendiendo por el primero , el aprendizaje orientado a estimular la implicación creativa y reflexiva del sujeto que aprende, aquel proceso en que el alumno se compromete a través de su pensamiento y que, por lo tanto, lo implica emocionalmente.. El aprendizaje formal, por el contrario, sería aquel donde el sujeto se implica solo de forma descriptiva y reproductiva, desarrollando una relación pasiva y de externalidad en relación com lo que aprende. Un ejemplo de este tipo de aprendizaje es el que se observa cuando presentamos a un escolar un tipo de problema que combina de forma novedosa lo que  él / ella conoce, presentándolo en forma de problema , ante lo cual , con gran frecuencia el alumno nos expresa  “eso yo no lo he dado”, desarrollando una posición agresiva ante nosotros, más que la curiosidad ante el problema planteado.


El alumno como sujeto del aprendizaje y el  uso de pequeños grupos dentro de la sala de aulas

La sala de aula no representa un espacio homogéneo, sino que puede ser organizada de formas muy diversas ante las exigecias del proceso educativo. El desarrollo de grupos pequeños para el aprendizaje es una importante opción para el desarrollo de la subjetividad grupal en el aula, y para el desarrollo del sujeto individual, pues como señala A. Sidorkin ( 1999) : “Si yo lo deseo tener reconocer a usted como miembro de un grupo, eso tien un precio adjunto: yo le tengo que permitir a usted ser parte de la definición de lo que e grupo es.”
(pag 40) Es precisamente en este espacio de diferenciación,  contradicción y reflexión conjunta, que el sujeto se desarrolla y, a su vez, se convierte en participante activo del desarrollo del grupo.

El sujeto individual en su acción representa un momento de ruptura que es parte del desarrollo de las fuerzas motrices del grupo. El desarrollo personal y grupal son dos momentos de un mismo proceso. Sin embargo, el trabajo en grupos  como generador de los procesos de subjetivación en el aula , implica un proceso que rompe con las representaciones dominantes en las instituciones educativas.

La constitución de grupos pequeños como alternativa para el desarrollo y el funcionamiento del aula , implica el desarrollo de una trama subjetiva que pasa por la expresión de las necesidades de los escolares en esos espacios grupales, lo cual no representa un objetivo de aprendizaje  propiamente dicho. Sin embargo, la grupalidad no puede establecerse por decreto administrativo, y necesita del desarrollo de habilidades y procesos de relación que nunca han recibido una atención diferenciada en la institución escolar.

El grupo pequeño tiene la ventaja de que el aprendizaje aparece en una dimensión interactiva e informal, que permite a los alumnos profundizar y desarrollar sus conocimientos de una forma atractiva y participativa, de la cual no están excluidos elementos lúdicos.  El alumno se implica en la dinámica grupal de forma natural y espontánea, lo que facilita el desarrollo de sus intereses hacia el grupo y, junto con ello, de sus intereses hacia las actividades desarrolladas en aquel.

El diseño de las tareas que el profesor define para la actividad del grupo es uno de los aspectos que puede favorecer la ejecución grupal. En este sentido puede utilizar en los primeros grados tareas que faciliten el aprendizaje a través de actividades de contenido lúdico, mientras que en niveles superiores puede desarrollar situaciones que impliqen a los alumnos de forma reflexiva y creativa, seminarios, filmes, etc

La actividad grupal, en cualquier nivel de enseñanza, debe ser seguida y supervisada de cerca por el profesor, quien participa de los diferentes grupos, observa sus dinámicas, entra como emergente en el grupo que necesita de él en un momento concreto, etc. La actividad grupal favorece que el alumno vivencie positivamente lo que está haciendo, y en este sentido favorece tanto el desarrollo de las tareas de ejecución, como el desarrollo de la personalidad y la socialización de los participantes.    El grupo, además, representa una importante via para la evaluación sistemática del alumno.

Entre las opciones que han dado buenos resultados en el trabajo con grupos en la sala de aulas, está la aceptación de actividades que representan los intereses de los participantes, las cuales podrían desarrollarse tanto dentro como fuera de la sala de aula, y las mismas no se restringirían al contenido de la disciplina. En este sentido fue muy interesante el trabajo de A.Morey, profesor de física, quien trabajó bajo nuestra supervisión la motivación de los estudiantes hacia la física a través de diferentes formas de actividad en sala de aulas, entre las cuales se destacaron discusiones con los alumnos sobre temas de su interés, como por ejemplo, las relaciones amorosas, la sexualidad y la amistad, entre otros.

El sistema de trabajo de este profesor con sus alumnos facilitó un nivel muy profundo de relaciones personales que, en algunos casos , estimuló el interés por la física y, en otros, aunque este interés no se logró, los alumnos expresaron el deseo de continuar estudiando física con tal de continuar el vínculo con su profesor. Algo que resultó muy interesante en esta experiencia fue que los alumnos, a pesar de haber perdido clases de física para la realización de algunas actividades grupales, lograron niveles de aprendizaje mejores que los alumnos de otros grupos que mantuvieron sin alteración sus horarios frente al profesor.

La personalización de los procesos de relación que el grupo permite es, de hecho, una via para investir de emoción la actividad desarrollada, lo que permite que la emocionalidad de los alumnos  se integre a la actividad académica, lo que representa uno de los mayores desafios que se confrontan hoy en la sala de aula.

Sujeto y personalidad: hacia una nueva representación del desarrollo humano

El desarrollo es un proceso de subjetivación que define la aparición de nuevos recursos subjetivos en el sujeto y que estimula nuevas zonas de sentido para la acción de este en las  diferentes esferas de la vida. Las concepciones del desarrollo tienen siempre por detrás concepciones generales de la psique y del hombre, de ahí que este tema haya aparecido en la psicología más como un tema asociado con las cuestiones cognitivas e intelectuales , que afectivas, pues el desarrollo de la concepciones sobre la motivación y la personalidad  se han mantenido a la zaga en relación a los temas de la cognición y el intelecto. Además de eso, porque los temas de la motivación y la personalidad se han asociado mucho más al campo de la clínica que al de la psicología educativa.

Sin embargo , uno de los legados  fuertes de Vigotsky, quien desarrollara sus trabajos en el campo de la psicología educativa , fue el rescate de la categoría personalidad para entender el desarrollo humano , por detrás de los cual esta una visión compleja e integral de este proceso , muy asociada a su concepción más general sobre la psique. En relación a su idea general del desarrollo, Vigotsky expresa (1987): “Las edades representan aquella función dinámica integral, aquella estructura que determina el rol y el peso específico de cada línea particular del desarrollo. En cada etapa etaria el desarrollo se produce no por la via de los cambios de partes aisladas  de la personalidad del niño, como resultado de lo cual se produce la reestructuración de la personalidad en su conjunto, por el contrario, en el desarrollo se produce una dependencia inversa: la personalidad del niño se modifica integralmente en su estructura interna y por las leyes de la modificación de esta unidad se determina el movimiento de cada una  de sus partes”. (pag 254)         

En este momento, Vigotsky, aunque se sitúa de forma muy novedosa en relación a la forma en que ocurre el proceso de desarrollo, todavía asume la edad como escenario articulador de los cambios del desarrollo , pero por este camino va hacia un callejón sin salida, del que sale en el propio epígrafe tres de la obra citada, cuando afirma que el nivel real de desarrollo no puede identificarse con la edad física de la persona. Plantearse el desarrollo como un proceso que se produce en la organización de la personalidad como un todo , y que desde este nivel es que se producen las modificaciones parciales de este proceso, es comprenderlo desde una perspectiva complejo sistémica, sobre la cual descansa la comprensión de la subjetividad en una perspectiva histórico-cultural.

La visión general presentada por Vigotsky sobre el desarrollo humano, es compatible com los principios de organización de los sistemas complejos que se  presenta hoy en diferentes campos de las ciencias . En este sentido, la definición de Vigotsky, que en realidad inaugura una nueva representación del desarrollo , no encontró un seguimiento consecuente ni en la psicología soviética posterior, ni en las interpretaciones socio- culturales actuales, dentro de las cuales el concepto de personalidad há estado practicamente ausente. De otra parte, el concepto que Vigotsky nos presenta tiene una naturaleza teórica compleja y resulta imposible de ser investigado solo a nivel de diseños empíricos parciales a través de relaciones puntuales entre lo definido empiricamente y lo que teoricamente se produce, tendencia que de forma más o menos explícita  atravesó tanto a la psicología soviética, como al enfoque socio-cultural americano.

Pienso que el desarrollo de la visión general que Vigotsky nos presenta y que está muy comprometida con su concepto de “situación social del desarrollo“ al cual nos hemos referido en un conjunto de trabajos anteriores (1995, 1999) nos conduce necesariamente al macroconcepto de subjetividad, comprendido como sistema de significados y sentidos subjetivos, que se expresa simultáneamente como proceso, que implica la historia del sujeto en relación inseparable con sus formas actuales de acción, y como forma de organización .

Momentos que, en su articulación histórica y sistémica, nos conducen a una nueva definición de la personalidad, que implica de forma orgánica la definción del sujeto como momento esencial del curso de su desarrollo, y de su condición procesual.

La categoría sujeto nos permite ver el desarrollo de la personalidad comprometido de forma permanente con los sistemas dialógicos que caracterizan su existencia social . Los sistemas de comunicación sobre los que se articula la expresión del sujeto en su vida social, son esenciales en la organización del sentido subjetivo de las diferentes actividades en que este participa. El sujeto aparece en sus diferentes actividades a través de su cosntitución subjetiva, de su personalidad , conservando la historicidad de su acción a través de las dimensiones de sentido y significación que, articuladas y organizadas de determinada forma en la realización de una actividad , asimilan dentro de su organización las rupturas provenientes de los procesos de subjetivación producidos por las acciones del sujeto. En este sentido, los diferentes campos de acción del sujeto aparecen de forma simultánea como constitutivos de la personalidad y constituidos por ella.

Con lo anterior se desplaza el foco de estudio de los procesos del desarrollo desde momentos y actividades parciales de la persona , hacia la comprensión de los procesos que tienen lugar en los diferentes escenarios de la vida social en que aquella actúa y que, simultaneamente, se acompañan por una producción de significados y sentidos subjetivos, que no representan una reproducción de las condiciones de su actuación, sino la relación e integración compleja de estas, y de la personalidad, en los diferentes momentos de la acción del sujeto, que es precisamente a lo que apunta  el concepto de “situación social del desarrollo“ que quedo trunco y aislado en la obra de Vigotsky.

Wallon también se orientó de una  forma muy similar a la compresnión del desarrollo, y en este sentido expresó ( 1971) : “...Entre el organismo y el medio existe una continuidad o más exactamente una unidad. No son dos entidades que deban ser estudiadas separadas y posteriormente ensambladas. No hay ninguna dependencia mecánica de una respecto a la outra. Se manifiestan simultáneamente, en todos los niveles de la evolución, por acciones recíprocas del sujeto y del medio. El entorno más importante para a formación de la personaliad no es el entorno físico, sino el social. De manera alternativa, la personalidad se confunde con él  y se disocia. Su evolución no es uniforme, sino hecha de identificaciones, es dialéctica “ ( pag 294).

El sujeto es activo, generador de procesos de subjetivación que son constitutivos de sentidos y significados en el escenario en que actúa, dentro del cual está comprometido com una actividad pensante que también es generadora  significados y de sentidos, los que representan parte de procesos de subjetivación de la personalidad, que están más allá de las posibilidades de significación del sujeto en el espacio de su acción. La presencia de la personalidad en su dimensión procesual, como constitutiva de la acción del sujeto, escapa en su complejidad de los procesos conscientes de significación de aquel.

Esta implicación de la personalidad, el sujeto y los sistemas de relación en que este se desarrolla, demanda la definción de nuevos concepto que permitan el “diálogo” de una construcción teórica más compleja, con el momento empírico de estudio del suijeto personal en desarrollo. En trabajo anterior hemos definido tres fuerzas motrices del desarrollo de la personalidad ( 1995) : la comunicación, las contradicciones y las unidades subjetivas del desarrollo. Las tres se integran en el momento procesual de la acción del sujeto, quie debe permanente generar nuevos espacios de sentido y de extensión de su acción dentro de la acción simultánea y compleja de esas fuerzas. Esas fuerzas se atraviesan en sus dimensiones de sentido y significación unas a otras, y se organizan de diferente forma como confuiguraciones de la personalidad.

Usamos el término configuración de la personalidad como la unidad de su organización dentro del contexto teórico en que asumimos su uso. El término configuración  representa la unidad irregular de procesos de significación y sentido que, producidos en la historia de experiencias del sujeto en sus diferentes tipos de actividades y/o relaciones, definen el sentido subjetivo de esta historia en cada uno de los momentos y espacios de su acción personal. En este sentido, las configuraciones de la personalidad no representan la integración fija y estática de diferentes elementos, sino un sistema organizado que , en su dimensión procesual, está estrechamente relacionado com los momentos de subjetivación que caracterizan la acción del sujeto en los diferentes campos de su actividad. Por eso, la acción del sujeto en cada espacio de su actividad personal, es una acción subjetivada , en la que aparecen en su dimensión de sentido diferentes momentos de su vida actual y de su historia, que aparentemente no tienen nada que ver entre sí por sus orígenes, pero que se integran en la dimensión de sentido de un momento concreto de su acción.

Es por lo anterior, que desde esta perspectiva teórica, el escolar que está aprendiendo en sala de aulas debe ser estudiado a través de los sentidos subjetivos que se constituyen dentro de esta actividad, en los que pueden aparecer emociones y sentidos subjetivos de procedencias muy diferentes, que se integran en un nuevo momento cualitativo dentro del espacio actual de acción del sujeto. La configuración subjetiva que se organiza en este espacio tendrá que ser construida como momento del conocimiento a través de un cuidadoso examen de múltiples eviencias directas e indirectas de los sujetos estudiados. Con frecuencia, nos resulta posible llegar a algunos de los indicadores que el sujeto expresa, solo a través de la relación indirecta de estos con construcciones teóricas  desarrolladas en el curso de la investigación, que están más allá de cualquier evidencia directa.

Toda acción parcial del sujeto aparece en su dimensión de sentido asociada a una o más configuraciones de la personalidad, por tanto, el aprendizaje como función que es objeto  hasta hoy de un campo específico de la psicología, realmente es una función inseparable del sujeto que aprende y de su personalidad, en cuanto al sentido que caracteriza la emocionalidad del proceso de aprender. Sin embargo, el sentido del aprendizaje ha sido historicamente separado de las investigaciones en este campo, las que se han centrado en los aspectos cognitivos y funcionales del proceso, más allá del estudio de la condición subjetiva y diferencada del sujeto que aprende, quien no há sido objeto de ineterés científico.   

En el aprendizaje el alumno se está desarrollando o no , como parte de un proceso que abarca todas las esferas    de la vida, y que tiene como momento de integración la dimensión de sentido, en la cual circulan emociones y procesos de significación procedentes de los más diversos campos de acción del sujeto, los que se integran dentro de una cualidad única en las configuraciones subjetivas de la personalidad. Estas configuraciones acompañan cada uno de los  momentos de acción del sujeto, los que entran dentro de los procesos de subjetivación de algún sistema de configuraciones. En nuestra tesis de doctorado ( 1979) estudiamos la forma en que los elementos de sentido constitutivos de los idelales morales, entraban en la configuración de las intenciones profesionales de adolescentes y jóvenes.

La comprensión de las acciones del sujeto dentro de los complejos sistemas de sentido y significación organizados en la personalidad, es un aspecto que há estado ausente de las teorías del desarrollo humano. Su rescate es la expresión de la delimitación cada vez mayor del tema de la subjetividad, como escenario teórico general de la producción psicológica, y de los cambios epistemológicos y metodológicos que se derivan  de ello.

El desarrollo psicológico es un proceso singular, irreductible a cualquier fórmula estandarizada, cuyo escenario, como afirmó Wallon, es el sujeto psicológico concreto. En este contexto, el sentido generado por las actividades del sujeto está profundamnete comprometido con el  contexto en que sus estas tienen lugar, así como con la organización de su personalidad. Es precisamnete para destacar los aspectos de la organización de la personalidad comprometidos en este proceso, que hemos definido el concepto de “unidad subjetiva del desarrollo”, por el cual entendemos aquellas configuraciones de la personalidad que son responsables por el sentido del desarrollo del sujeto en los diferentes momentos de su historia personal. Estas unidades subjetivas no representan elementos fijos, ni universales, asociados a conceptos externos al desarrollo subjetivo, como pueden ser edad, tipo de relación temprana con los padres u otros. Las posibilidades de subjetivación de cada situación social concreta enfrentada por el sujeto en las diferentes edades son infinitas, y aunque la personalidad es histórica, y cada momento anterior de su organización es   constitutivo del momento actual de la acción del sujeto , este carácter constitutivo se expresa en una dimensión procesual junto con otros elementos de significación y sentido generados en el propio curso de la acción. En este sentido , la personalidad no es comprendidad como determinante, sino como momento cualitativo de un proceso que tiene elementos constitutivos muy diversos, algunos definidos por el propio curso de la acción.

Las unidades subjetivas del desarrollo son, de hecho, diferentes para cada sujeto concreto. En este sentido representan un concepto que permite dar cuenta a nivel teórico del carácter singular de este proceso. Así, por ejemplo, el deporte puede ser una unidad subjetiva del desarrollo para un adolescente, un joven e inclusive un adulto, pues se convierte en la base generadora de sentido de las acciones de la persona relacionadas con diferentes áreas de la vida y consigo msmo. A través del deporte la persona genera cosmovisiones que  pueden convertirse en elementos  de muchas otras configuraciones de la personalidad, así como una capacidad de autoregulación del comportamiento que interviene en diferentes esferas de la vida. El deporte también puede ser generador de formas de emocionalidad que definen emociones asociadas a la seguridad, al riesgo, la tolerancia del dolor etc, las que pueden pasar a ser elementos de sentido de otras configuraciones de la personalidad.

La unidad subjetiva del desarrollo es aquella que, por diferentes razones, se convierte en la configuración de la personalidad alrededor de la cual se organizan con más intensidad y amplitud las nuevas definiciones de sentido del sujeto en diferentes áreas y aspectos de la vida , estimulando las operaciones y capacidades que acompañan  estas. Estas unidades subjetivas del desarrollo cambián a lo largo de la vida del sujeto, a pesar de que también pueden tener una gran estabilidad. Una  personalidad puede tener en cada uno de los diferentes momentos de su desarrollo histórico, varias unidades subjetivas del desarrollo, las que se interpenetran reciprocamente definiendo un espectro amplio de procesos de subjetivación.

Al igual que el deporte, una de las unidades subjetivas del desarrollo que há sido objeto de nuestras investigaciones, es la lectura en los primeros años de vida del escolar.La lectura no es simplemente una hbilidad asociada al desarrollo cognitivo. La lectua es un espacio geenrador de sentidos muy importante en el desarrollo de la personalidad del niño. En la actividad de lectura el niño compromete su emocionalidad dentro de una relación social que es responsable del sentido subjetvo de las emociones que aparecerán en ese proceso, las cuales pueden aparecer en vivencias de inseguridad, miedo o desinterés , o en forma de seguridad, interés y realización. El sentido definido por la integración de las diferentes emociones que caracterizan el proceso de subjetivación de la lectura estará directamente implicado no solo con los resultados intelectuales de esta, sino también con  el desarrollo de la personalidad en su conjunto dentro de esta etapa.

El desarrollo teórico del tema de la subjetividad encuentra como un momento necesario la construcción teórica del tema del desarrollo, dentro del cual las cuestiones del sujeto y la personalidad han aparecido solo de fora tangencial y secundaria.



 Referências Bibliográficas


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