Educa a tu Hijo: experiencias tras
veinte años de aplicación.
Ana M. Siverio
País: Cuba.
Lugar: Todo el país.
Institución: Ministerio de
Educación.
Duración: Desde 1992.
Grupo de edad de los participantes:
De 0 a 6 años.
INTRODUCCIÓN
Es una mañana soleada, de fresca
brisa, cuando comienzan a llegar al Parque Trillo, ubicado en el Consejo
Popular Cayo Hueso del Municipio Centro Habana, en la capital cubana, familias
con sus niños de las primeras edades. Como si fuera habitual el encuentro, como
si todos se conocieran, las personas mayores se saludan y los pequeños,
rápidamente, se apartan y comienzan a jugar con sus amiguitos. Se trata de diez
familias de la comunidad (siete madres, dos abuelas y un padre) con sus
pequeños (siete niñas y cinco niños, en las edades de 2 a 3 años) que dos veces
por semana se reúnen en el parque, bajo un frondoso árbol, a recibir
orientaciones del programa Educa a tu Hijo por parte de una agradable y
preparada joven acerca de qué
actividades realizar y cómo hacerlas para estimular en el hogar el desarrollo
integral de sus pequeños.
Juanita, como la llaman todos
cariñosamente, invita a los niños a que sigan jugando, cuidados por una
«abuelita», mientras ella comparte con las familias las experiencias de estas
al realizar los «juegos» sobre los que se les había orientado la semana
anterior y los resultados que habían obtenido. Culmina este momento con el
análisis de las nuevas actividades que desarrollarán a continuación, sus
propósitos y las formas en que deben ser presentadas a sus niños, así como los
procedimientos que utilizarán para que les sean atractivas y las disfruten como
juegos.
Las familias, con el apoyo de
Juanita, convierten el parque en un gran «bosque» e invitan a los niños a
escuchar el sonido del agua del río al correr, el del viento, el ruido de las
piedras cuando caen, a buscar y colocar juntas las flores, las hojas, los
troncos, las piedras (que han sido preparadas previamente), decir las que son
iguales o parecidas y agruparlas por su color, por sus formas, por su tamaño.
Les proponen también desplazarse como los diferentes animales que allí viven y
les muestran cómo hacerlo, cómo caminar entre obstáculos, correr y saltar en dos
pies para atravesar un pequeño río, lanzar a este piedrecitas (pelotas)… Se
logra de esta forma estimular el desarrollo de su percepción, de sus
movimientos, de la comunicación y del lenguaje, así como también que mantengan
buenas relaciones con sus amigos, con los que comparten los aros, las pelotas,
los lápices de colores, etc.
Cuando terminan, los padres comentan
todo lo ocurrido, lo que hicieron y disfrutaron sus niños y ellos mismos; si
comprendieron las orientaciones de las actividades y juegos que deben continuar
realizando en el hogar, qué consideran que les quedó bien, en cuáles tuvieron
dificultad, con qué materiales cuentan y cuáles tendrían que buscar o hacer
para lograr que sus niños se interesen y realicen lo que se les propone. Fue
también en este momento en el que Juanita aprovechó para recordar y destacar
los derechos que tienen los niños a que cuiden de su salud y de su
alimentación, a ser educados, a disfrutar, a tener una identidad y un nombre, a
que los protejan contra todo tipo de peligro y maltrato.
Al finalizar también analizó con las
familias la forma de valorar lo que los niños «aprendieron», lo que aún están
en proceso de dominar y lo que todavía no logran. Para ello se guían por los
indicadores del desarrollo que aparecen en los folletos de Educa a tu Hijo y
les refuerza la idea de que todo lo que hagan en su hogar, en su núcleo
familiar, en su comunidad, promoverá su desarrollo, propiciará que avancen; que
todo momento puede ser, y de hecho lo es, un momento educativo. Se despide y
les recuerda que los espera la semana próxima, pero que antes los visitará en
sus casas.
POLÍTICAS DE ATENCIÓN EDUCATIVA A LA
PRIMERA INFANCIA CUBANA
A manera de introducción se ha
querido mostrar, tomando como ejemplo el programa Educa a tu Hijo, cómo
transcurre en la República de Cuba —país en el que hoy viven, crecen y se desarrollan
721184 niños en las edades de 0 a 6 años— la atención a la primera infancia,
que ha sido durante más de cincuenta años voluntad política del Estado cubano,
legislada en la Constitución y refrendada en el Código de la Familia y de la
Juventud, entre otros documentos jurídicos. Es el Ministerio de Educación el encargado de concretar esa voluntad, la
que parte de reconocer la gran significación que tiene el desarrollo que se
logra en los primeros seis años de vida de cara a la posterior formación del
ser humano, y el papel decisivo que tiene la educación en su consecución.
El máximo desarrollo integral
posible en cada niño es, por tanto, el fin planteado por el Ministerio de
Educación para la faja etárea de 0 a 6 años, y para ello cuenta con un subsistema
de educación inicial y preescolar que constituye el primer eslabón del Sistema
Nacional de Educación. La atención a este período del desarrollo humano se
implementa mediante dos modalidades: institucional y no institucional, lo que
permite, hasta el momento actual, una cobertura del 99,5 % de la población
infantil cubana de estas edades. De esta manera se garantiza el cumplimiento de
los derechos fundamentales del ser humano y de los acuerdos asumidos por el
Estado en la Cumbre Mundial en Favor de la Infancia.
Ambas modalidades se fundamentan en
las mismas concepciones, enfoques y principios y responden a los mismos
objetivos, aunque con formas organizativas diferentes. La modalidad
institucional se realiza en los círculos infantiles, instituciones educativas
que atienden integralmente a los hijos de madres trabajadoras en el período de
1 a 5 años de edad, así como también en las aulas de preescolar de las escuelas
primarias, a los niños de 5 y 6 años. La modalidad no institucional, con el
nombre de Programa Social de Atención Educativa Educa a tu Hijo, se implementa
para atender en el ámbito familiar, desde antes de su nacimiento y en el
período etario de 0 a 6 años, a la infancia que no asiste a instituciones
educativas hasta que tiene lugar su ingreso a la escuela primaria.
Los antecedentes de este programa lo
constituyen los positivos resultados de una investigación realizada durante más
de diez años que brindó los fundamentos teóricos y metodológicos y, como parte
de estos, los elementos básicos que lo conforman como modelo educativo, así
como los procesos de su implementación en la práctica social. Este modelo
comenzó a aplicarse en el país en el año 1992 y en menos de dos años se
generalizó de forma masiva, fundamentalmente, a solicitud y demanda de la
familia cubana.
PRINCIPALES CONCEPCIONES DE PARTIDA
DEL PROGRAMA EDUCA A TU HIJO
La familia, la comunidad y el
enfoque intersectorial son los tres elementos que conforman los sustentos
teóricos y metodológicos esenciales del modelo educativo no institucional que
constituye en la práctica el Programa Social de Atención Educativa Educa a tu
Hijo en los primeros seis años. Dichos elementos, independientemente de sus
particularidades, de sus características y sus aportes particulares, en el caso
de este modelo y en correspondencia con sus fines, propósitos y formas de
implementación, interactúan de una manera singular y establecen relaciones de
interdependencia que los hace comportarse como una unidad. De este modo, cuando
uno de ellos se deja de considerar o no se tiene en cuenta suficientemente, la
implementación del modelo no alcanza los niveles de calidad necesarios.
Considerar a la familia como uno de
los elementos básicos de un modelo educativo es asumir su carácter protagónico
como principal portador de la cultura para cada uno de sus miembros,
especialmente para cada niño, desde antes de su nacimiento. Por tanto, es
reconocer por todos, y especialmente por la propia familia, que a partir de sus
propios saberes, experiencias, patrones de crianza y mediante un proceso de
capacitación está en condiciones de comprender, de manera científica, cómo
tiene lugar el desarrollo infantil y qué papel tiene la educación en él; cómo
realizar las acciones educativas con sus pequeños para que sean verdaderamente
desarrolladoras; de tomar conciencia de que ella sí puede hacerlo, y tener la
voluntad de lograrlo sistemáticamente en la vida cotidiana, principalmente
mediante el juego, el afecto y la comunicación.
No es difícil comprender entonces
que se valore a la comunidad como otro de los elementos del modelo, ya que a
las familias, aun aquellas que viven aisladas o distantes, siempre las une un
espacio, un entorno geográfico. Pueden tener características físicas y
demográficas específicas, pero en muchos aspectos tienen elementos comunes,
pueden poseer una historia o una cultura común, o pueden tener también
condiciones económicas y sociales similares. Además, en el contexto
comunitario, viven o laboran personas que, con diferentes potencialidades,
preparación y disposición, pueden convertirse y, de hecho, lo hacen en agentes
o actores educativos.
Es posible que el enfoque
intersectorial no sea considerado desde algunos ámbitos como necesariamente
consustancial a un programa de tipo educativo, pero el solo hecho de plantearse
como fin el bienestar y el desarrollo integral de la primera infancia y que su
consecución tenga lugar, principalmente, en las condiciones de la vida familiar
y comunitaria hace de este enfoque una necesidad. Este planteamiento se hace
tangible en la medida en que los representantes de organismos (salud,
educación, cultura, deportes, justicia y protección u otros), de
organizaciones, instituciones y asociaciones cuyos propósitos o fines propios
tienen que ver con la primera infancia, con sus familias o con ambos, aceptan y
asumen la responsabilidad de participar en el programa, no solo como vía para
aportar al fin común, sino también para fortalecer el logro de sus objetivos
particulares.
El carácter intersectorial del
programa también se revela en la necesidad de que los aportes que identifican a
los diferentes sectores y disciplinas deben constituir contenido esencial del
programa educativo que se aplica para cumplir los parámetros de integralidad
que en el desarrollo humano debe alcanzarse, expresados en el fin que tiene
establecido. Igualmente, se manifiesta en la imprescindible coordinación que
entre los organismos, organizaciones e instituciones debe lograrse para la
proyección de estrategias conjuntas que propicien la implementación de una verdadera
atención integral a la infancia, desde antes del nacimiento y en las primeras
edades.
Antecedente de las posibilidades
actuales de coordinación y de integración entre los diversos sectores es la
existencia de diferentes políticas sociales que se han ido promulgando a través
de los años en el país y que se concretan en las oportunidades de educación,
salud, empleo, cultura y recreación y en sus correspondientes servicios para
beneficio de la familia cubana. Uno de ellos se refiere a lo legislado para la
protección de las familias y sus hijos, que se presenta a continuación de forma
sintética:
—
En 1974 se promulgó la Ley de Maternidad, que contenía incuestionables
avances, como las licencias retribuidas para la atención médica y
estomatológica de las gestantes, el receso laboral obligatorio de la madre
trabajadora a las 34 semanas de gestación, la licencia retribuida de 18
semanas, 12 de las cuales son posteriores al parto, y licencias retribuidas y
no retribuidas para la atención de sus hijos desde el nacimiento hasta los 16
años.
—
Posteriormente, en el año 2003, se firma el Decreto-Ley 234, en el cual
se expresa que a partir del vencimiento de la licencia posnatal la madre
trabajadora puede optar por incorporarse al trabajo o por cuidar a su hijo hasta
que cumpla un año de edad, de manera retribuida.
—
Una vez concluida la licencia posnatal, así como la etapa de lactancia
materna —que debe garantizarse para propiciar el mejor desarrollo de los
niños—, la madre y el padre pueden decidir cuál de ellos los cuidará, la forma
en que se distribuirán dicha responsabilidad hasta que cumplan un año y quién
devengará la prestación social que se establece por el referido decreto ley.
METODOLOGÍA DE SU IMPLEMENTACIÓN
La estrategia de implementación del
modelo cubano Educa a tu Hijo, independientemente de la amplitud de su
concreción, ya sea en todo el país, en una provincia, en un municipio o en un
consejo popular, tiene lugar mediante las siguientes acciones y procesos:
—
Creación del grupo coordinador.
—
Diseño de un plan de acción, que incluye diferentes procesos, su
aplicación y la valoración sistemática de su efectividad: sensibilización,
capacitación, organización de las diferentes modalidades de atención,
divulgación, reconocimiento social, seguimiento y evaluación.
El grupo coordinador, en los
diferentes niveles estructurales, se conforma con representantes de diferentes
organismos estatales sectoriales, tales como Salud, Cultura, Deportes,
Justicia, Instituto Cubano de Radio y Televisión, así como organizaciones y
asociaciones sociales, como la Federación de Mujeres Cubanas, la Central de
Trabajadores de Cuba y sus respectivos sindicatos, los Comités de Defensa de la
Revolución, la Asociación de Agricultores Pequeños, la Asociación de Pedagogos,
entre otros. La intervención de todos estos actores, atendiendo a las
características de un programa social eminentemente educativo, está coordinada
por el sector de la educación.
Este grupo, como primera tarea,
concibe y diseña un plan de acción en el que queda plasmada la coordinación
intersectorial necesaria para crear las condiciones que garanticen el éxito
inicial de la aplicación del programa y de su continuidad. Ello requiere que de
forma inicial y de manera permanente tengan que realizarse procesos de sensibilización
a toda la población, especialmente a la que está involucrada de manera directa,
como es el caso de la familia, y a otros miembros de la comunidad que pueden
acompañar su puesta en práctica. Incluye también una caracterización inicial de
la familia y los diversos agentes comunitarios decididos a participar, así como
el diagnóstico del desarrollo en toda la población infantil censada y
confirmada.
La capacitación sistemática y
diferenciada es otro proceso indispensable que acompaña todo el tiempo la
implementación del programa en un territorio, desde antes de sus inicios.
Supone la preparación inicial y permanente tanto de los grupos coordinadores
como del otro personal involucrado, especialmente de los ejecutores, que son
los que directamente orientan a las familias, los contenidos y los
procedimientos para realizar las acciones educativas con sus niños en el hogar,
así como las formas de valorar los logros que con ellos van alcanzando, y de
los promotores, que son los responsables de preparar a los ejecutores para el
desempeño de las funciones mencionadas.
La organización de las modalidades
de atención a las familias y a sus niños es el proceso que se realiza una vez
que se conoce la población infantil existente, sus edades, su lugar de residencia
y los espacios en que tendrán lugar las actividades de orientación del
programa, entre otros aspectos. Estas modalidades adoptan características
diferentes en correspondencia con la diversidad de contextos en los que se aplica,
por lo cual su organización tiene un carácter eminentemente flexible.
En general, se instrumentan tres
modalidades de atención, a las cuales se incorporan las gestantes, así como los
diferentes miembros de las familias, además de las madres y los padres, con sus
niños: atención a las gestantes, atención individual y atención grupal.
La atención a las gestantes se
realiza una vez por mes, ya sea de forma individual o colectiva, y en ella
desempeñan un papel fundamental el médico y el enfermero de familia, además de
otro personal voluntario preparado de la comunidad. En estas sesiones se
abordan cuestiones que preparan a las futuras mamás, a los papás y a toda la
familia para el logro de un buen proceso de gestación, para el momento del
parto, las posiciones que deben adoptar, la forma de respirar, el estado de
ánimo que deben mostrar. El programa incluye atención a las gestantes. En ellas
también se orienta el programa Educa a tu Hijo para la realización de acciones
de estimulación en el útero materno y desde el mismo momento del nacimiento, a
fin de lograr en los bebés un desarrollo lo más integral posible.
Mediante la modalidad de atención
individual se atiende, fundamentalmente, a las familias con sus niños desde que
nacen hasta que cumplen un año. Se concibió así teniendo en cuenta las
particularidades de estas edades, que las hacen más vulnerables a los factores
de riesgo y ambientales. En el hogar o en los consultorios, esta atención es
brindada por médicos, enfermeros, técnicos de motricidad y brigadistas
sanitarios que, actuando como
ejecutores, se reúnen con las familias y sus niños una vez por semana para
orientar las actividades estimulatorias del desarrollo integral que aparecen en
los folletos de Educa a tu Hijo y comprobar si las familias las han comprendido
para su aplicación en las condiciones del hogar. Se aprovechan también estos
espacios para evaluar junto con los padres los logros de desarrollo que sus
hijos van alcanzando.
En las sesiones grupales los padres
reciben orientaciones sobre cómo estimular el desarrollo de sus hijos.
Para las edades de 1 y 2 años y de 2
a 5 años se adopta la variante de
atención grupal, en la que una o dos veces por semana, durante una hora y media
aproximadamente, se reúnen el ejecutor con un grupo de familias y sus niños,
incluidos los que presentan necesidades educativas especiales , con el objetivo
de orientar y realizar diferentes actividades estimulatorias del desarrollo y
promover que las familias, al participar directamente en su ejecución, se
preparen para continuarlas en el hogar. Esta variante también se utiliza para
los niños de 5 a 6 años que, por vivir en zonas de montaña o de difícil acceso,
no pueden asistir a un aula del grado preescolar.
Las modalidades de atención
individual y grupal a las familias con sus pequeños se instrumentan mediante
las denominadas actividades conjuntas, cuya estructura pedagógica viene
determinada por tres momentos:
—
El primero, de orientación, en el que las familias comentan acerca de
los resultados de la estimulación del desarrollo de sus niños, ya aplicada
durante la semana en el hogar, y en el que además reciben nuevas propuestas de
contenidos y de sus procedimientos para ser realizadas, en forma de juego, a
continuación.
—
El segundo, de ejecución de las orientaciones recibidas, que son puestas
en práctica por la familia con sus niños con el apoyo de los ejecutores, que
comprueban si se han comprendido, así como las posibilidades de realizarlas posteriormente
en el hogar.
—
El tercero y final, de control y valoración por parte del ejecutor y las
propias familias acerca de lo que comprendieron, de lo que no les quedó
totalmente claro, de cómo y con qué se continuarán realizando en sus hogares
para que cumplan su propósito, así como la forma de comprobar si a los niños
les gusta lo que se les plantea y si comprenden y asimilan los contenidos de la
estimulación. Es el momento también de recordar, por parte del ejecutor, que
todas las actividades que se realicen con los pequeños tendrán que ser de su
agrado, asumidas por ellos en forma de juego, para que cumplan verdaderamente
su cometido.
Si bien son importantes los procesos
de sensibilización, capacitación y organización de las modalidades de atención
en un territorio, estos no bastan para movilizar esfuerzos ni recursos. Es
necesario que sean acompañados por un proceso sólido y permanente de
divulgación para propiciar una actitud, primero, de expectativa; a continuación
y poco a poco, de participación; y, finalmente, de compromiso por parte de
aquellos a quienes va dirigida. Tal labor divulgativa ha de ajustarse a la
cultura de la población, ser sencilla y atrayente y echar mano de los recursos
de que se dispone, desde pregones o citatorios hasta carteles, prensa y
mensajes de radio y televisivos, entre otros.
El reconocimiento y estimulación a
los participantes en el programa es otro proceso que está presente en todas las
etapas de su implementación. Resulta imprescindible destacar, en el contexto
comunitario, las disímiles labores que realizan distintas personas: las que
divulgan y convencen a otros de la importancia del programa, las que ayudan en
la búsqueda de espacios para su aplicación, las que se disponen u ofrecen para
desempeñarse como promotores o ejecutores. También hay que reconocer muy
especialmente a las propias familias que realizan sistemáticamente las
actividades en sus hogares, asisten regularmente a las sesiones de orientación
y, una vez preparadas, se disponen a desempeñarse como ejecutores o como
promotores. Reconocer y estimular oportuna y sinceramente el esfuerzo de todas
estas personas las incentiva para continuar en esta hermosa y necesaria labor.
Los procesos de seguimiento,
monitoreo y evaluación son vitales porque permiten valorar la calidad de las
acciones que en el programa se realizan. La efectividad de un programa de
atención educativa por vía no institucional, con base en la familia y la
comunidad, como es el caso de Educa a tu Hijo, se garantiza en la medida en que
se logre conocer los resultados que se alcanzan con su aplicación y si estos se
corresponden o no con los fines y propósitos previstos.
La estrategia general de las
acciones de seguimiento y evaluación abarca a todos sus elementos esenciales: a
los niños, cuyo desarrollo es el fin más importante que se persigue; a las
familias, que reciben los beneficios del programa en términos,
fundamentalmente, de su preparación; a los agentes claves de las comunidades,
por el nivel de participación y apoyo que brindan; a los diferentes recursos
humanos que capacitan a los que realizan labor de orientación y preparación a
las familias (promotores) y a los que la ejecutan directamente (ejecutores); a
los representantes de los diferentes organismos e instituciones, por sus aportes
específicos y por sus niveles de coordinación en la proyección, ejecución y
valoración de las acciones previstas (grupos coordinadores en los diferentes
niveles en que se desempeñan).
EDUCA A TU HIJO Y SU EFECTIVIDAD EN
LA PRÁCTICA SOCIAL CUBANA
Los resultados del programa Educa a
tu Hijo han sido comprobados por diferentes vías, entre las que se destacan los
tres monitoreos realizados cada cinco años aproximadamente (19947, 1999, 2006),
en los que fueron evaluados el desarrollo integral de niños y la preparación
alcanzada por las familias y por otros actores de la comunidad, así como el
desempeño de los representantes de los grupos coordinadores y de los promotores
y ejecutores. El análisis general de los resultados alcanzados por los niños
demostró que el 53,2% de los evaluados en el primer monitoreo (aplicado a los
dos años de iniciar la generalización del programa en el país), el 87,8% en el
segundo monitoreo y el 97,5% en el tercero cumplieron todos los indicadores del
desarrollo que aparecen en los folletos para la orientación a las familias del
programa8. El resto de la población evaluada, aunque no los alcanza todos,
logra no menos del 50%.
Se apreciaron también, en los tres
monitoreos, resultados satisfactorios en las esferas socioafectiva (86%, 98% y
98%, respectivamente); motriz (90%, 96% y 95%, respectivamente) y de
comunicación y lenguaje (86%, 90% y 92%, respectivamente), con una tendencia
ascendente en correspondencia con el aumento de edad. En la esfera intelectual,
aunque los indicadores mostraron niveles aceptables, se documentaron los
registros más bajos: 76%, 83% y 91%, respectivamente.
El desarrollo integral mostrado por
los niños es también evidencia de la mejor preparación alcanzada por la familia
en la realización de las acciones educativas en el hogar. Así, en los tres
monitoreos y también con un carácter ascendente, se identificó que las familias
asisten a las actividades conjuntas (62%, 70%, 82%, respectivamente) y que
continúan realizando de forma sistemática las actividades en el hogar (80%, 82%
y 85%, respectivamente). Se apreció también en sus respuestas a preguntas o en
sus comentarios espontáneos que hubo un cambio de actitud hacia sus hijos,
puesto de manifiesto en que:
— se preocupan más por su
alimentación y descanso (70%, 84%, 88%);
— conversan más con ellos y los
escuchan (66%, 72%, 82%);
— también juegan con ellos y le dan
un gran valor al juego (64%, 70%, 85%);
— se preocupan por llevarlos de
paseo (42%, 61%, 75%);
—
interactúan más con otras familias acerca de cómo educar y lograr el
desarrollo de sus hijos (52%, 75%, 82%).
Por su parte, los vecinos de la
comunidad opinaron que colaboraban en algunas labores del programa,
especialmente en cuidar y jugar con los niños mientras tiene lugar el momento
de orientación a las familias durante la actividad conjunta, y participar en el
censo de la población infantil y en la realización y actualización de la
caracterización de la familia y la comunidad.
En relación con los grupos
coordinadores en los niveles de provincia, municipios y consejos populares, se
aprecia de manera ascendente, en el segundo y en el tercer monitoreos, una
mayor diversidad en la representación de organismos, organizaciones,
instituciones y asociaciones que los integran (como promedio, en un 86%), una
tendencia a la estabilidad de sus representantes (un 20% permanece de tres a
cinco años, y un 15%, más de cinco años), así como una mejor coordinación y un
funcionamiento más cohesionado de sus miembros, tanto en la proyección del plan
de acción como en su diseño, ejecución y seguimiento.
La información obtenida permitió
apreciar un mejor desempeño en el cumplimiento de las funciones de los recursos
humanos que sistemáticamente intervienen en el programa: los promotores y los
ejecutores. Ambos perfiles tienen en común que proceden de diferentes
organismos y organizaciones, lo que también refleja el carácter intersectorial
del programa. En relación con los primeros, el 94,6% considera que está
preparado para orientar y capacitar a los ejecutores, y el 92% refiere que para
ello reciben preparación por parte de los profesores de las universidades de
ciencias pedagógicas y de otras instituciones, así como asesoría y control
sistemático por los representantes de los grupos coordinadores municipales y
provincial. A su vez, los ejecutores expresan que reciben capacitación
quincenal o mensualmente por parte de los promotores (en un 88%) y por
diferentes miembros del grupo coordinador del consejo popular (40%) y del
municipio (69%), y que también reciben ayuda metodológica mediante las visitas
de los promotores y de los miembros de los grupos coordinadores, en las que
observan cómo conducen las actividades conjuntas. En general, tanto unos como
otros refieren que se sienten satisfechos por la labor que realizan como
mediadores en la preparación de las familias y que han ganado aceptación,
apoyo, respeto y cariño en las comunidades donde desarrollan sus funciones y,
muy especialmente, en las propias familias que atienden y en sus niños.
INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS ENTRE
LOS CÍRCULOS INFANTILES Y EL PROGRAMA
EDUCA A TU HIJO
La utilización de los círculos
infantiles como centros de capacitación para los agentes educativos que
participan en el programa Educa a tu Hijo es una experiencia que merece
comentarse, no solo por los positivos resultados por ella alcanzados, sino
porque evidencia la unidad, continuidad y articulación que existe entre las dos
modalidades de atención educativa, la institucional y la no institucional.
Cumple el propósito de fortalecer el papel de los promotores y ejecutores de
ese programa para que logren una mejor preparación de las familias en la
realización de una efectiva estimulación del desarrollo de sus hijos. De esta
manera, se contribuye al alcance del fin común que ambas modalidades de
atención se plantean: el desarrollo integral de los niños de 0 a 6 años.
La capacitación se realiza de manera
quincenal o mensual y parte de la identificación de las necesidades que
presentan los promotores y los ejecutores en función de su procedencia. También
toma en consideración la preparación del personal de las instituciones que la
ofrecen (fundamentalmente, de los directores o subdirectores) y, en especial,
de su experiencia en el trabajo comunitario, especialmente con familias.
Por su parte, el programa Educa a tu
Hijo también ha brindado aportes importantes al trabajo de los círculos
infantiles. Uno de ellos, que ha devenido modalidad novedosa, es la aplicación,
en las condiciones de estas instituciones, de la llamada actividad conjunta,
con la que se introduce la orientación a las familias en conjunto con sus
niños. Su utilización, una o dos veces por mes, ha resultado muy agradablemente
aceptada por los padres que tienen sus hijos en estas instituciones. De hecho,
estos consideran que su frecuencia debería aumentarse, ya que la práctica les
ha resultado muy provechosa para aprender cómo estimular de manera efectiva en
sus hogares el desarrollo de sus hijos y, además, se sienten afectivamente
mucho más cercanos a ellos.
COBERTURA DE ATENCIÓN PARA EL
DESARROLLO INTEGRAL DE LA PRIMERA INFANCIA CUBANA
La población total de niños cubanos
de 0 a 6 años, como se señaló anteriormente, es de 721184; de ellos, 587333
tienen menos de 5 años, y el resto, 133851 niños, lo conforma la población de 5
y 6 años. La matrícula total de la infancia de 0 a 6 años es de 717862, lo que
significa que el 99,5% de la población cubana de estas edades recibe atención
educativa por alguna de las modalidades establecidas en la política
educacional: los círculos infantiles, en los que se educa a 129811 niños (el
18% del total) menores de 5 años; las aulas de preescolar de las escuelas
primarias, con 108079 (15%) niños de 5 y 6 años; y el programa Educa a tu Hijo,
en el que se atiende a 479972 niños (66,8%) en las edades de 0 a 6 años.
Cobertura de 0 a 6 años
Círculos infantiles Educa a tu Hijo
Lo expresado revela el aporte
esencial que brinda la aplicación del modelo de atención educativa no
institucional (programa Educa a tu Hijo) al cumplimiento del principio de
educación para todos desde las edades tempranas.
PRINCIPALES RETOS
—
Continuar promoviendo, de forma sistemática, que los elementos básicos
que conforman el programa (familia, comunidad y enfoque intersectorial)
interactúen de forma integrada y permanentemente, como factor primordial para
lograr su sostenibilidad. La ausencia o insuficiente presencia de alguno de
ellos repercute desfavorablemente en la consecución del propósito fundamental:
el desarrollo integral de la población infantil de 0 a 6 años.
—
Propiciar el fortalecimiento de los procesos de capacitación sistemática
y diferenciada a todos los involucrados en el programa, especialmente a
aquellos que tienen la responsabilidad de orientar directamente a las familias,
e incorporar a ello, de forma cada vez más responsable, a los diferentes
representantes de organismos e instituciones, atendiendo a sus disciplinas y al
carácter integral que deben poseer las acciones formativas.
—
Fortalecer el apoyo de los medios masivos de comunicación, tanto para la
sensibilización y movilización social de la población, en función de la
importancia de la primera infancia y de su atención integral, como para la
promoción, mediante mensajes educativos y otras vías, de la preparación de la
familia.
—
Diversificar y fortalecer, de manera contextualizada, las formas de
participación de los padres y del resto de la familia con vistas a brindar una
atención de calidad mediante el programa Educa a tu Hijo a los niños con más
riesgo de quedar excluidos: los que presentan necesidades educativas
especiales, los que son hijos de reclusos, los que vi- ven en zonas rurales y
de montaña de difícil acceso, y los que pasan largos períodos en hospitales.
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