PEDAGOGIA CRÍTICA Y EDUCACIÓN EN DERECHOS HUMANOS
Abraham Magendzo Kolestrein.
Julio 2002
La Pedagogía Crítica como parte de la teoría crítica
La Pedagogía Crítica está íntimamente relacionada con la
teoría crítica que refiere al trabajo de un grupo de analistas socio-políticos
asociados con la Escuela de Frankfurt, a la que han pertenecido prominentes
miembros como Adorno, Horkheimer, Walter Benjamin, Marcuse y Habermas entre
otros. Todos ellos estaban interesados en crear una sociedad más justa y en
empoderar a las personas para que estén en una posición de mayor control sobre
sus vidas económicas, políticas, sociales y culturales. Argumentan que estos
objetivos pueden alcanzarse solo mediante la emancipación, proceso a través del
cual las personas oprimidas y explotadas se constituyen en sujetos empoderados
capaces de transformar, por sus propios medios, sus circunstancias. Recibe el
nombre de 'teoría crítica' dado que ven la salida hacia la emancipación a
través de la toma de conciencia crítica que problematiza las relaciones
sociales, en especial aquellas que se sitúan en las prácticas del ejercicio del
poder y de la racionalidad instrumental.
El marco referencial de la teoría crítica ha sido
incorporado a la educación de maneras muy diversas, pero de forma notable por
Paulo Freire en su trabajo con grupos oprimidos que dio lugar al término
Pedagogía Crítica, vale decir ubicando el proceso de la enseñanza y el
aprendizaje al interior de los principios de la teoría critica. Henry Giroux y
Michael Apple en el mundo sajón y los muchos pedagogos de la educación popular
en América Latina han proporcionado excelentes e interesantes aportes, a partir
de la teoría crítica, en el campo del control y el poder político,
institucional y burocrático que se ejerce sobre el conocimiento, los
estudiantes y los docentes.
La Pedagogía Crítica está profundamente relacionada con el
trabajo de Paulo Freire por sus esfuerzos pioneros en vincular la
alfabetización de los "adultos oprimidos" con el nacimiento de una
conciencia política crítica. El objetivo es desarrollar una conciencia crítica
en el estudiante y promover la acción social para superar estructuras sociales
opresivas. Por ejemplo, un programa para enseñar a leer a adultos analfabetos
sería parte de un esfuerzo mayor para superar la posición marginal de la
mayoría de estas personas en materia de empleo y derechos civiles. El enfoque
de Freire inspiró a muchos teóricos y activistas educacionales.
Cabe señalar que la Educación en Derechos Humanos,
particularmente en América Latina, comenzó con y desde los movimientos sociales
o movimiento de "educación popular": movimientos por la paz,
movimientos feministas, movimientos de trabajadores, movimiento ambientalista,
movimientos de derechos de las minorías, etc, trabajando con el enfoque de
Freire, en el cual a través del diálogo las personas aprenden y toman
conciencia de que son sujetos de derecho y aprenden cómo trabajar por su propia
"liberación". Desde esta perspectiva, la Educación en Derechos
Humanos se vuelve una educación política. El enfoque de Freire apunta no
solamente a proporcionar conocimiento a los oprimidos, sino también a ligar el
proceso de aprendizaje con el uso social real del conocimiento como herramienta
(empoderamiento).
Ahora bien, la pedagogía crítica interroga a la educación
formal, apuntando de manera preferente al carácter reproductor de las
injusticias sociales .Henry Giroux es uno de los principales teóricos de la
Pedagogía Crítica y su trabajo es quizá la introducción más comprehensiva,
accesible y sucinta disponible actualmente. Giroux sostiene que "la
pregunta crítica es qué futuro, historia e intereses representa la escuela. La
Pedagogía Crítica sostiene que las prácticas escolares deben ser imbuidas de
una filosofía pública que apunte a construir condiciones ideológicas e
institucionales en las cuales el rasgo definitorio de la escuela sea la
experiencia de empoderamiento vivida por la gran mayoría de los
estudiantes". Desde esta perspectiva, la pedagogía crítica pretende:
*
Crear nuevas formas de conocimiento a través de
su énfasis en romper con las disciplinas y en crear conocimiento
interdisciplinario.
*
Plantear preguntas sobre las relaciones entre la
periferia y los centros de poder en las escuelas. Se preocupa sobre cómo
proporcionar un modo de leer la historia como parte de un proyecto más amplio
para recuperar poder e identidad, en particular considerando que éstos toman
forma alrededor de las categorías de raza, género, clase y etnia.
*. Rechazar la distinción entre cultura superior y cultura
popular, de manera que el conocimiento curricular responda al conocimiento
cotidiano que constituye las historias de vida de las personas de manera
diferente.
*. Destacar la primacía de lo ético al definir el lenguaje
que los maestros y otras personas usan para producir prácticas culturales
particulares.
El sentido último de la pedagogía crítica es la "emancipación"
Mezirow (1981) expresa que "nos emancipamos de las fuerzas libidinales,
institucionales o ambientales que restringen nuestra opciones y el control
racional sobre nuestra existencia, pero que están más allá del control humano.
El discernimiento que alcanzamos a través de la conciencia crítica nos emancipa
en el sentido de que me hace posible por lo menos reconocer cuáles son los
motivos reales que están en la raíz de nuestros problemas".
Por su parte Habermas dirigió su atención a las
"Ciencias Sociales Críticas" para descubrir cómo plantear preguntas
sobre la base del interés cognoscitivo del emancipador. "Las Ciencias
Sociales Críticas cumplen el rol de críticos que tratan de establecer si los
enunciados teóricos captan aspectos específicos regulares e invariables de la
acción social, o si expresan relaciones ideológicas, petrificadas, de
dependencia que en principio podrían ser transformadas. " Debemos ser
críticamente conscientes de cómo cualquier ideología refleja y distorsiona la
realidad moral, social y política y de cuáles son esos factores materiales y
psicológicos que afectan y sostienen la falsa conciencia que ellos representan.
"Es sorprendente ver cómo se logran cambios personales y sociales cuando
somos conscientes de que las ideologías- sean de naturaleza sexual, racial,
religiosa, educativa, laboral, política, económica o tecnológica- crean o
contribuyen a que dependamos de poderes objetivos. Habermas consideraría el
intento de educar para la liberación. como si proporcionáramos al estudiante
una comprensión precisa y profunda de su bagaje histórico". Una pedagogía
que obstaculiza la plena expansión de la libertad y autonomía de una persona se
vuelve un sistema represivo. La emancipación surge de la autoconciencia de la
coerción escondida y de las acciones liberadoras incorpora das en la pedagogía
crítica.
La relación entre Educación en Derechos Humanos y Pedagogía crítica
La relación entre Educación en Derechos Humanos y pedagogía
crítica es muy fuerte. Podemos afirmar sin ninguna duda que la Educación en
Derechos Humanos es una de las expresiones más concretas y tangibles de la
pedagogía crítica. Además, la Educación en Derechos Humanos-a fin de cumplir su
propósito principal: empoderar a las personas para que sean sujetos de
derecho-requiere una atmósfera educativa apropiada. Un sistema educativo basado
en los principios de la pedagogía crítica crea ese ambiente apropiado.
Ambas, la Pedagogía Crítica y la Educación en Derechos
Humanos, están muy interesadas en observar las estructuras de poder dentro y
fuera del sistema educativo. La Pedagogía Crítica está sobre todo interesada en
examinar cómo la estructura educativa y el currículo interactúan y dan forma al
conocimiento. La Educación en Derechos Humanos se preocupa esencialmente por
cómo la estructura educativa y el currículo tienen efecto en moldear al
"sujeto de derechos". La jerarquía educativa, la ideología educativa,
los modelos de disciplina, las normas legales del Estado y las regulaciones
escolares, entre otras, son expresiones de poder. El currículo, como un sistema
de poder en sí mismo, reproduce, sostiene y acomoda estos otros sistemas de
poderes. El recurso clave que usa el currículum para promover sus intereses es
el poder de crear y legitimar conocimiento. Este conocimiento, en su forma y
contenido, está enlazado tanto con los intereses de los diseñadores
curriculares como con los de los grupos poderosos de la sociedad. Los
educadores en derechos humanos que asumen una perspectiva de pedagogía crítica
deben entender, analizar y ser concientes de cómo el componente de poder de la
educación y el currículo funcionan e interactúan, determinando cómo las
personas se forman y se empoderan para ser sujetos de derechos. Al hacer este
análisis, la Educación en Derechos Humanos se vuelve crítica y deja atrás
posiciones inocentes e ingenuas.
Una pedagogía crítica considera la libertad de elegir, de
expresarse, de tomar decisiones -dentro de los condicionantes generales del
currículum, la materia por cubrir, los textos que se usan, las preguntas de
examen y los temas de redacción- como un importante componente de poder. Cuando
existe esta clase de libertad, existe un margen considerable para cambiar los
contenidos, mostrar un espectro de puntos de vista, interactuar abiertamente,
etc. Una pedagogía crítica exige introducir métodos de enseñanza que le den al
estudiante más control sobre su aprendizaje. Cuando los estudiantes eligen qué
y cómo aprender, tienen más posibilidades de desarrollar perspectivas críticas.
La Educación en Derechos Humanos no puede funcionar en una atmósfera educativa
de restricciones, imposiciones verticales, relaciones rígidas y autoritarias o
en un ambiente sin diálogo y comunicación. La Educación en Derechos Humanos
como pedagogía crítica estimula al estudiante a transformarse en un aprendiz
independiente, que no depende ciegamente de las intenciones del currículo y del
control de los docentes.
La Educación en Derechos Humanos, por definición, debe
proporcionar a los estudiantes poder y control sobre su propio aprendizaje.
Desde esta perspectiva, la Educación en Derechos Humanos adopta distintas
iniciativas pedagógicas que han sido usadas en la enseñanza, como por ejemplo :
el aprendizaje auto-regulado; la elección de temas por parte del estudiante; el
diseño de aprendizaje por parte del estudiante; el aprendizaje orientado por
los propios estudiantes, en el cual los estudiantes se ayudan unos a otros a
aprender; el trabajo en pequeños grupos para promover el aprendizaje
igualitario y auto-suficiente (grupos de estudio, grupos de discusión, grupos
de concientización y grupos de investigación comunitaria).
Tanto la Pedagogía Crítica como la Educación en Derechos
Humanos se orientan a empoderar a las personas para que sean sujetos de
derechos. Un sujeto de derechos es alguien con el conocimiento básico de los
derechos humanos fundamentales y que los aplica en la promoción y defensa de
sus derechos y de los derechos de los demás. Es alguien que está familiarizado
con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con algunas de las
resoluciones, pactos, convenciones y declaraciones, nacionales e internacionales,
relacionadas con los derechos humanos. El conocimiento de estas normas legales
se transforma en un instrumento de demanda y de vigilancia para hacer efectivo
el cumplimiento de los derechos humanos. Este sujeto de derechos también tiene
conocimiento básico de las instituciones que protegen derechos, especialmente
las de su propia comunidad, a las cuales puede recurrir cuando se violan sus
derechos.
Tener conocimiento de las normas e instituciones de derechos
humanos no es un aprendizaje académico, es conocimiento que ofrece mayores
posibilidades para la acción y, por lo tanto, más poder para involucrarse en la
promoción y defensa de los propios derechos y de los derechos de los demás.
Además, debido a la estrecha relación entre sujeto de
derechos y poder, creemos firmemente que una persona-sujeto de
derechos-necesariamente debe desarrollar habilidades que le permitan decir
"NO" con autonomía, libertad y responsabilidad cuando se enfrenta con
situaciones que amenazan su dignidad; poder de rechazar pedidos arbitrarios,
injustos y abusivos que lesionen sus derechos; tener el derecho a decir
"esto es inaceptable para mí y, por lo tanto, lo rechazo"; ser capaz
de hacer y cumplir promesas y reclamar que otros cumplan las que han hecho; ser
capaz de defender y demandar el cumplimiento de sus derechos y de los derechos
de los demás con argumentos sólidos y bien fundamentados, con expresiones
asertivas, bien estructuradas y racionales. Esta persona usa el poder de la
palabra, no la fuerza, porque quiere convencer por medio de la razón, no
sojuzgar por la fuerza.
La Pedagogía Crítica y la Educación en Derechos Humanos
implican una acción pedagógica estratégica de parte de los maestros y maestras
de aula dirigida a emancipar de toda forma de dominación, abierta o encubierta.
No se trata simplemente de cuestionar las prácticas existentes del sistema,
sino de buscar comprender por qué el sistema es como es y cuestionarlo, al
mismo tiempo que se es conciente de que el propio sentido de justicia y de
igualdad están también sujetos a cuestionamiento. La problematización de la
conciencia y de los valores afirmados en ella es, pues, la característica clave
de la Pedagogía Crítica y la Educación en Derechos Humanos.
La Pedagogía Crítica es una pedagogía diseñada con el
propósito de capacitar a quien aprende para que se vuelva consciente de los
condicionamientos en su vida y en la sociedad y disponga de las habilidades,
conocimiento y recursos para poder planificar y crear cambios. Es
concientizadora. La Pedagogía Crítica, al igual que la Teoría Crítica, se
esfuerza por ayudar a que uno vea la verdadera situación, que con frecuencia es
una forma de opresión que produce restricciones a la libertad, y a ayudarlo a
entender que esta situación se puede cambiar; en otras palabras, revela
posibilidades: quien aprende es capaz de descubrir las posibilidades y entonces
actuar a partir de ellas.
En la misma línea de pensamiento y propósito, la Educación
en Derechos Humanos tiene un rol fundamental en cuanto a hacer una contribución
crítica a la prevención de violaciones de derechos humanos estimulando a las
personas a participar de manera efectiva en la sociedad como miembros activos,
informados, críticos y responsables.
Desde esta perspectiva, la Educación en Derechos Humanos
debe ser considerada como una educación ética y política. La Educación en
Derechos Humanos considera que el aprendizaje es una parte de la vida, antes
que algo separado de otras partes de la vida e irrelevante para ellas. La
Educación en Derechos Humanos está vinculada con los grandes problemas que
sufre la sociedad, por ejemplo: pobreza crónica y desmoralizante; democracias
frágiles e inestables; injusticia social: violencia; racismo; discriminación e
intolerancia contra las mujeres, los homosexuales y las lesbianas; impunidad y
corrupción. La Educación en Derechos Humanos debe fortalecer las habilidades de
los estudiantes para que puedan identificar, analizar y ofrecer soluciones a
estas cuestiones, que sean acordes con la ética de los derechos humanos, y para
que tengan las habilidades para demandar, negociar y actuar.
Teniendo esto en mente, se asume que la Educación en
Derechos Humanos debe ser parte integral de la democratización de las
sociedades y que el respeto y ejercicio efectivo de los derechos humanos no
pertenece solamente a la dimensión política de la democracia sino también a las
dimensiones económica, social y cultural.
La Pedagogía Crítica, antes que considerar al conocimiento
como una acumulación de hechos neutrales objetivamente verificados, lo concibe
como construido socialmente y, por lo tanto, algo que diferentes grupos
sostienen de manera diferente. Apunta a comprender los valores de las personas
y los usos de sus significados en vez de 'descubrir la verdad". Desde esta
perspectiva, tanto la Pedagogía Crítica como la Educación en Derechos Humanos
implican una metodología experiencial y activa, donde la gente confronta ideas,
problematiza su realidad y enfrenta situaciones y problemas de la vida personal
o colectiva. Enfrentar los problemas significa admitir los conflictos, analizar
contradicciones, manejar tensiones y dilemas que están implícitos en el
conocimiento y en la experiencia diaria. Debemos recordar que, históricamente
hablando, tanto la Pedagogía Crítica como la Educación en Derechos Humanos se
relacionan con la injusticia social, la opresión y la violencia y que son el
resultado de luchas intensas e incesantes de la gente para hacer realidad sus
derechos. Esta lucha está llena de contradicciones y conflictos.
Considerando todas las dificultades que existen para
incorporar una visión de pedagogía crítica y una práctica de Educación en
Derechos Humanos en el sistema educativo, se produce la tentación de empezar no
de las instituciones existentes sino construyendo una alternativa educativa
nueva, desde el puro principio. Esta posición se basa en considerar que la
Pedagogía Crítica y la Educación en Derechos Humanos cuestionan tan
profundamente las estructuras sociales opresivas de la educación que es
preferible construir una estrategia renovadora. En otras palabras, la Pedagogía
Crítica y la Educación en Derechos Humanos, para ser relevantes y tener éxito,
deben volverse radicales y asumir una posición muy crítica hacia la estructura
educativa tradicional, su concepción, la forma en que ocurre el aprendizaje y
la distribución del poder.
En mi opinión personal, la Pedagogía Crítica y la Educación
en Derechos Humanos pueden producir un cambio importante en la educación
manteniendo una posición crítica, no una posición tan radical. Siendo mucho más
realista y tomando en consideración que la educación es resistente a los
cambios, pienso que la Pedagogía Crítica y la Educación en Derechos Humanos
deben y pueden contribuir al cambio integrando, penetrando y permeando la
educación y el currículum con la justicia social, el empoderamiento y con temas
sociales, culturales y políticos como la pobreza, la discriminación, la paz, el
género, el racismo, etc.
Dicho de otra manera la Educación en Derechos Humanos
constituye aquel espacio al que Giroux 1992 apunta, abierto al diálogo y a la
reflexión crítica donde la persona puede expresar su voz y profundizar
colectivamente en los valores democráticos y los procesos de igualdad: En este
marco se puede desarrollar un discurso contrahegemónico.
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